Prueba KIA Sportage 2019, reeditando un gran éxito
La historia del Kia Sportage es una historia de éxito. Es la historia de un coche que con el paso de las generaciones ha ido puliéndose hasta convertirse en lo que es. Hoy ponemos a prueba la actualización de 2019, ¿habrá dado otro paso?
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Publicado: 18/10/2018 13:00
¿Se imaginarían los creativos de KIA el éxito que acabaría alcanzando el Sportage cuando lo sacaron al mercado en el año 1993? Imagino que esperaban vender muchos, pero ¿tantos? Sea como fuere, la cuestión es que el KIA Sportage ha alcanzado el éxito a lo largo de sus ya 25 años de vida. A cada paso, a cada actualización, ha ido mejorando, puliendo defectos, hasta convertirse en un coche con una relación precio/producto difícilmente igualable. Este año tocaba renovación, ya la ha recibido y yo ya he tenido la ocasión de probarla.
Echando la vista atrás cuesta creer lo mucho que han cambiado las marcas coreanas. El Sportage es buen ejemplo de ello. Décadas atrás fabricaban productos baratos, sólidos, pero sin mucho interés para el gran público. No eran atractivos, y no representaban un peligro para las marcas europeas más asentadas. Pero amigo mío, los coreanos aprenden deprisa, y en poco tiempo han reducido la brecha que les separaba, tanto que a día de hoy llaman a los primeros puestos de las listas de ventas. Un cambio radical que tiene un porqué.
El principal es la mejora de sus coches. KIA y Hyundai, marcas hermanas no hay que olvidarse, han conseguido en apenas una década lo que el resto de fabricantes han tardado casi un siglo. La inversión ha sido brutal, pero con cabeza. Saben que el público europeo es el más exigente del mundo, y si un producto triunfa aquí quiere decir que lo hará bien en el resto de mercados importantes como es el americano y el asiático.
Pero centrándome más detenidamente en el KIA Sportage, ¿en qué ha cambiado? Pues la verdad que en detalles aquí y allá. Los parachoques tienen nuevo diseño, lo mismo que los grupos ópticos donde los delanteros presentan la firma lumínica típica de la casa, y los traseros acaban siendo unidos por una franja reflectante. El acabado GT Line, ahora dividido en dos, incorpora a su vez detalles propios, como es el caso de los elementos cromados. Para rematar se introducen nuevos juegos de llantas de 16, 17 y 19 pulgadas. No, no me he equivocado, no hay de 18.
Tengo la sensación que los diseñadores han querido cambiar lo mínimo posible la apariencia del Sportage por miedo a fastidiarla. La verdad es que los cambios introducidos le han sentado bien y han conseguido que el modelo anterior no quede obsoleto. Al fin y al cabo no hay que olvidar que estamos ante el restyling/facelift de la cuarta generación. Si queremos cambios más profundos habrá que esperar a la quinta edición, la cual todavía tardará varios años en llegar.
Saltando al interior cuesta incluso más trabajo percatarse de las modificaciones. Si tomamos al modelo anterior como ejemplo, la verdad es que no había muchas superficies que necesitaran un cambio ya que los materiales y los ajustes eran más que buenos. Los elementos nuevos se resumen rápidamente: volante, pantalla central, cuadro de instrumentos actualizado y nuevas tapicerías, tanto de tela como de cuero. Y ya está.
Lo que sí se ha querido es ofrecer una mayor conectividad. Una conectividad de última generación que se introduce gracias a un nuevo sistema de infoentretenimiento y a una nueva pantalla de 8 pulgadas que no solo permitirá una conexión más fluida con nuestros teléfonos móviles, sino que permite al conductor ofrecer una amplia e útil información extra, tal como la situación del tráfico en tiempo real, la ubicación de los radares de velocidad fijos, la meteorología, o el precio de los carburantes de las estaciones de servicio que vayamos encontrando a nuestro paso, entre otros.
Todo ello será gestionado a través de una pantalla de siete u ocho pulgadas de tamaño que se encuentra mejor integrada en la consola central. También será posible sumar otros elementos que hasta ahora era imposible introducir, como el cargador por inducción, la apertura sin manos del portón del maletero, el control de crucero adaptativo con función autónoma de parada y arranque, y un conjunto de cámaras perimetrales que ayudan en las maniobras a baja velocidad.
Esto es lo nuevo, pero no debemos olvidarnos de lo que ya traía consigo el anterior Sportage. Estoy refiriéndome a una dotación completa de asistentes a la conducción, como el indicador del ángulo muerto, el asistente de mantenimiento de carril, el radar frontal con lectura de señales de tráfico, la alerta de tráfico cruzado y el asistente a la frenada de emergencia. Gracias a estos elementos nuevos y añadidos el Sportage sigue recibiendo las cinco estrellas en los test de seguridad de Euro NCAP.
Al no haber cambio de plataforma no hay cambio alguno en las medidas. Las cotas exteriores siguen siendo las mismas, 4,48 metros de largo por 1,85 de ancho y 1,63 de alto. Por dentro el espacio ofrecido para los pasajeros sigue siendo el mismo, tanto en las plazas delanteras como en las traseras, que siguen ofreciendo muy buenas medidas tanto para las piernas como para la cabeza. Pena de esa plaza central que sigue sin ser del todo confortable. Por último el maletero tampoco cambia, ofreciendo un volumen de carga mínimo de 491 litros, si es que optamos por incluir una rueda de repuesto, y un máximo de 1.492 litros cuando abatimos la segunda fila de asientos en su proporción 60:40.
KIA ha aprovechado el lanzamiento del restyling del Sportage para introducir mejoras en la gama mecánica. De hecho es bajo el capó donde más cambian las cosas con respecto al modelo pasado. Toda la gama ha sido actualizada y renovada para ofrecer niveles de consumo hasta un 11,5% más bajos, pero son el nuevo 1.6 CRDi, que en su momento ya probé en el KIA Ceed 2019, y sobre todo el nuevo 2.0 CRDi Mild-Hybrid los que se llevan toda la atención.
El primero sustituye al viejo bloque 1.7 CRDi. El nuevo bloque de cuatro cilindros turboalimentado ofrece dos niveles de potencia, 115 y 136 caballos. Es decir, la misma potencia que ya se ofrecía, pero que en este caso se entrega con un motor de menor cilindrada y menor consumo. Asimismo KIA asegura que este motor es capaz de operar a mejores niveles de confort, siendo más refinado que su sucesor, y por supuesto más ahorrador, marcando un consumo medio oficial de 4,9 litros por cada 100 kilómetros recorridos.
La versión semi-híbrida, denominada EcoDynamics +, combina un bloque diésel de cuatro cilindros y dos litros de cilindrada con un sistema eléctrico de 48 voltios y una batería de 0,44 kWh ubicada en el maletero, que suministra una ayuda extra en la aceleración, llegando a suponer 16 caballos extra para el coche que habrá que sumárselos a los 185 caballos que ya trae de serie. Asimismo este equipo Mild-Hybrid permite al coche reducir las emisiones y los consumos. En estos términos KIA anuncia un consumo medio de 5,3 litros por cada 100 kilómetros para la versión manual de seis velocidades y 5,7 litros para la unidad automática de ocho.
Prueba KIA Sportage 2019
¿Cuál es la primera y principal cualidad del Sportage? Pues sin lugar a dudas es ofrecer un coche muy completo por precio razonable. Ya ha quedado demostrado que en lo que a equipamiento y espacio se refiere tenemos mucho más de lo esperado, y en la gama mecánica, la oferta ha crecido. Anteriormente siempre nos habíamos quejado de la poca variedad de motores disponibles, pero la entrada de esas variantes Mild-Hybrid hace que la gama quede más equilibrada, sin estridencias pero completa. Al fin y al cabo es un coche de volumen, y pocos acceden a comprarse SUV de más de 200 CV.
En la presentación nacional he tenido la ocasión de probar todas las variantes, aunque mi objetivo principal ha sido catar las novedades. En lo que a esa versión semi-híbrida se refiere, la verdad es que me he quedado con un buen sabor de boca. Con 186 caballos el Sportage se presenta bastante resolutivo. Las recuperaciones se mueven en el terreno de lo correcto, la batería ayuda ligeramente aunque tendremos que jugar con el cambio manual si lo que buscamos es una patada seria. En líneas generales se puede adelantar en velocidades largas sin problema alguno siempre y cuando circulemos en el tramo de las 2.000 rpm, que es donde el motor ofrece sus 400 Nm de par máximo.
Aunque la versión de cambio automático siempre es atractiva e interesante, el cambio manual será casi seguro la apuesta principal. Decir de él que dispone de un total de seis velocidades. Seis marchas que aprovechan de forma eficiente el motor aunque en algunos casos la relación es algo más larga de lo esperado, pero es una forma de bajar los consumos. El único pero es el tacto que presenta la palanca, no solo la de esta unidad, si no la de todas en realidad. Las transiciones son algo duras, precisas, pero algo toscas. Imagino que con el paso de los kilómetros y los cambios el problema irá haciéndose menos notable, pero en un principio está ahí.
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Sin lugar a dudas sería muy interesante que KIA consiguiera la etiqueta ECO para estos Sportage Mild-Hybrid, ya que de conseguirlo estaríamos hablando de una solución sensacional a un problema que ya está aquí. Todos sabemos las ventajas que supone tener la pegatina ECO en el parabrisas de nuestro coche, pero en este caso en particular no tendríamos que renunciar a nada, porque al fin y al cabo seguiríamos teniendo un coche diésel. De hecho existen en el mercado otras alternativas similares que sí son capaces de conseguir el distintivo ecológico de la DGT, como es el caso del Audi Q8 que también emplea un sistema eléctrico suplementario de 48 voltios. Veremos a ver.
Hasta hace no muchos meses el diésel era la opción preferida por los compradores de un Sportage. El 1.7 CRDi rendía bien, pero el nuevo ciclo de homologación WLTP ha hecho que desaparezca del mapa. Su lugar lo ocupa un bloque ligeramente más pequeño y ligero que ofrece las mismas potencias. Con esto ya podrás imaginar que en lo que a comportamiento se refiere, es prácticamente igual. Solo se percibe una ligera pereza en las fuertes aceleraciones, pero en realidad no es problema del motor, sino del ordenador que controla la gestión del motor, que para reducir las emisiones reduce la patada del coche. No es un problema intrínseco del Sportage, les pasa a todos los nuevos modelos con la homologación EURO 6d-TEMP.
La ventaja de comprar un diésel a día de hoy reside únicamente en el menor consumo. El bloque 1.6 es más ahorrador que el 1.7, y según KIA es capaz de conformarse con una media de 4,9 litros por cada 100 kilómetros, eso en el mejor de los casos. Eso quiere decir que si vamos a hacer muchos kilómetros al año nos sigue interesando la opción del gasóleo, aunque para ello deberemos hacer cuentas, porque tal y como está el panorama actual la diferencia cada vez es más reducida.
Lo es porque los motores de gasolina han evolucionado mucho. En el caso del Sportage 2019 de gasolina la oferta es exactamente igual a la que ya había, aunque al igual que los otros motores de los que ya he hablado, estos han sido actualizados a las nuevas normativas. La oferta está compuesta por dobles, ambos con el mismo número de cilindros y el mismo cubicaje, 1.6 litros. La diferencia es que uno está turboalimentado y otro no. El 1.6 GDi es la variante de acceso con sus 132 caballos, una potencia que se entrega de una forma progresiva y lineal ofreciendo la fuerza máxima a las 4.250 rpm.
El más potente de los gasolina es el 1.6 T-GDi. Esta T ya nos indica que aquí tenemos más chicha gracias al turbo. A pesar de disponer de solo 45 caballos más que la otra unidad de gasolina, parece todo un mundo. La fuerza la entrega de una forma más contundente, sube de vueltas con mayor alegría, y sin lugar a dudas de escoger un gasolina ésta sería mi opción, aunque eso supone más precio y más gasto medio de carburante ya que en este caso el consumo medio oficial sube hasta los 7-5 7-8 litros. De todos modos yo no soy nada partidario de comprar un SUV de este tamaño con una motorización de gasolina, ya que el consumo se dispara de forma clara.
Pero en líneas generales se puede concluir que cualquiera de las opciones mecánicas que escojamos tendremos un SUV muy equilibrado. Si buscamos más rendimiento, o si vamos a andar por vías secundarias con muchos adelantamientos, recomendaría las opciones más potentes, pero en todos los casos el Sportage presenta un buen comportamiento, con un chasis ágil y una dirección algo ligera pero precisa. Eso sí, hay que tener en cuenta que los motores de gasolina son menos ruidosos que los diésel, porque en realidad estos últimos se hacen notar de forma clara. No estaría de más haber tratado de bajar la rumorosidad.
En lo que a tracciones se refiere, la oferta no cambia. Se siguen ofreciendo alternativas 4x2 y otras 4x4 con bloqueo de diferencial central. Mi recomendación es apostar por la tracción unitaria al eje delantero siempre y cuando no vayamos a entrar por el campo de forma asidua. Al fin y al cabo el Sportage dispone de una altura libre bastante generosa. La tracción total siempre es buena apuesta, pero solo se dejará notar cuando la conjuguemos con un neumático adecuado y cuando las condiciones se ponen algo complicadas. Dinámicamente hablando no hay diferencia.
Como ya he dicho en más de una ocasión, KIA busca ofrecer mucho a un precio contenido. En lo que a costes se refiere, el KIA Sportage 2019 parte de los 25.000 euros, sin ofertas ni promociones, para el 1.6 GDi de 132 CV. Si nos centramos en las nuevas mecánicas, encontramos que el Sportage 1.6 CRDi más económico está en los 27.000 euros, mientras que la versión Mild-Hybrid arranca en los 40.250 euros. Hay que tener en cuenta que esta última unidad solo dispone de un nivel de equipamiento, uno propio, que corresponde al nivel GT Line.
Conclusiones
KIA lo tenía difícil para mejorar lo pasado sin estropearlo. Por ese motivo ha aplicado la filosofía de menos es más. Los cambios son contados y justos, los encontramos diseminados por el exterior y por el interior, donde tenemos un mejor aspecto y más equipamiento. Se ha conseguido además sin alterar ninguna de las cualidades que ya se le conocían. Por lo tanto las novedades no hacen más que sumar puntos a este SUV que ya destacaba en el mercado por ser uno de los que más ofrece por menos precio.
En lo que a las nuevas mecánicas se refiere, el 1.6 CRDi confirma lo adelantado por KIA, y hace al Sportage un coche más ahorrador. Por otro lado el 2.0 CRDi Mild-Hybrid se postula como la alternativa "diferente". De conseguir esa pegatina ECO sería todo un puntazo. Por su partes las unidades de gasolina, pese a no haber cambiado ofrecen mayor refinamiento aunque consumos más elevados. No cabe duda que con todos estos cambios el Sportage seguirá sumando adeptos, que pocos no son.