Prueba Land Rover Defender 90 D250, rey de reyes

El Land Rover Defender es uno de los mejores todoterrenos del mercado, de eso no hay duda. Nosotros hemos puesto a prueba el modelo de carrocería corta (90) junto a su mecánica diésel de 250 CV. ¿Es tan bueno como dicen? Lo averiguamos sobre todos los entornos posibles.

Prueba Land Rover Defender 90 D250, rey de reyes
¿Es el Defender el mejor todoterreno del mundo?

21 min. lectura

Publicado: 22/01/2023 20:00

Por un momento, cierra los ojos y piensa en un todoterreno mítico. Seguramente te hayan venido modelos como el Toyota Land Cruiser, el Jeep Wranger o el Mercedes Clase G; aunque, fijo, que el Land Rover Defender también andaba en tus pensamientos. Uno de los coches con un recorrido vital más longevo y del que sobran las palabras de presentación. Las capacidades del Defender son tan míticas como el propio modelo. Nosotros hemos podido corroborarlas pasando unos días con su variante de carrocería más corta, el Defender 90.

Es uno de los mejores todoterrenos de la historia del automóvil. Eso es una concesión que nadie puede negar. De hecho, muchos lo posicionan como el rey de la conducción off-road. Y no es para menos. Su historia habla por sí misma. El modelo nació en el año 1947 tras la devastadora situación vivida durante los primeros años de la década de los 40. El Land Rover Serie I fue todo un éxito. Su sencilla mecánica y sus elevadas capacidades de todo tipo, pusieron al todoterreno en el máximo escalafón de la época. Sin embargo, no es hasta casi cuatro décadas más tarde cuando toma el nombre de “Defender” para sí.

El Land Rover Defender 90 tiene una carrocería que apenas supera los 4,3 metros de longitud

Volviendo a nuestros días, el Land Rover Defender cuenta con una familia de alternativas notablemente extensa. Desde carrocerías más o menos largas, hasta variantes mecánicas que van desde motores diésel hasta, incluso, un V8 de gasolina. Todo ello para hacer de este uno de los mejores modelos del mundo. ¿Podrá obtener dicho honor? No te quepa la menor duda.

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Entre las alternativas de carrocería se encuentran tres variables: 90, 110 y 130. La primera, y más pequeña, es la de tan solo tres puertas. A priori, el menos práctico de las tres pero, sin lugar a dudas, el más recomendable para que sea el juguete para adultos definitivo. El 110, por su parte, es la versión más lógica para una conducción rutinaria sin renunciar a sus capacidades camperas. Nosotros ya pudimos ponerlo a prueba hacer unos meses. Por último, el 130 es la alternativa más práctica, pues su longitud se extiende hasta los 5,35 metros y tiene capacidad para ocho pasajeros.

Nuestro protagonista de hoy es la versión más amada por muchos, debido a que es todo un juguete. Ponemos a prueba el Land Rover Defender 90 junto a su mecánica diésel mild-hybrid de 250 CV, caja de cambios automática de ocho relaciones y acabado SE. El precio de partida se sitúa en los 80.450 euros y aunque su catálogo de opciones es extenso, lo cierto es que -salvo capricho- no tendrás mucha necesidad de recurrir a él, pues el equipamiento de serie es más que correcto.

Pese a su corta longitud, su anchura y altura son de talla XL

A pesar de ser el más pequeño de las tres alternativas, el Defender 90 sigue siendo un gigante. Sus cotas de anchura y altura así lo delatan ya que presenta 1,996 milímetros y1,974 milímetros, respectivamente. Su longitud total es la que guarda el mayor secreto de esta versión y es que apenas supera los 4,3 metros, junto a una distancia entre ejes de apenas 2,5 metros. Sin embargo, estas cotas se suman a unos ángulos del todo notables: ángulo de entrada (31 grados), ángulo de salida (37,9 grados) y ángulo ventral (25 grados). Gracias a todo ello, obtiene una altura máxima de vadeo de 850 milímetros y una altura libre al suelo de 225 milímetros.

El Land Rover Defender presenta una gama entre acabados y mecánicas que hacen que, en total, posea hasta 49 posibilidades. Hay un Defender para cada tipo de persona. El nuestro es la versión SE, situado un escalón por encima del modelo S de acceso a la gama. Bien es cierto que algunos usuarios podrían echar de menos elementos referentes a la comodidad pero, en términos generales, su equipamiento es más que idóneo.

Entre su dotación exterior más destacada se encuentran unos faros LED, llantas de 20 pulgadas o retrovisores calefactables. Para el interior obtenemos un sistema de info-entretenimiento con conexión a Apple CarPlay y Android Auto, sistema de sonido Meridian, asientos con regulaciones eléctricas o funciones para el off-road como la reductora o varios controles de seguridad (antivuelco, descenso de pendientes o baja tracción, entre otros).

El habitáculo es muy cómodo para todo tipo de viajes: asientos confortables y huecos donde guardar objetos

Como digo, el equipamiento es más que bueno, pero se echan en falta elementos adicionales para ocasiones concretas, como la suspensión neumática (especialmente útil para la entrada en aparcamientos), los asientos calefactables o el retrovisor interior con cámara (la visibilidad hacia atrás es prácticamente nula).

Echando un vistazo a su interior, todo está fabricado en materiales de muy buena calidad y con una elevada sensación de durabilidad y robustez. Los tapizados acolchados son la tónica general, salvo zonas en las que son elementos duros y resistentes. Debido al tamaño del coche (en anchura) los dos pasajeros de la fila delantera van bastante separados, y eso genera un espacio central en el que se sitúan múltiples lugares donde guardar objetos cotidianos, así como una práctica nevera (opcional).

El salpicadero está coronado por dos pantallas, la de instrumentación y la de info-entretenimiento. Para la central, nuestra unidad contaba con el panel "pequeño", con una diagonal de 10 pulgadas, ya que opcionalmente se puede acceder a una mayor de 11,4 pulgadas. En el caso de la instrumentación digital, siempre contará con el mismo sistema y el mismo tamaño de pantalla. Sobre esta última, decir que su manejo es algo confuso debido a que tiene muchos menús y submenús, así como unos mandos de uso enrevesado.

Aunque le falte puertas de acceso, las plazas traseras son realmente cómodas y espaciosas

La segunda fila de asientos es muy grande y hay espacio de sobra para dos ocupantes (aunque tres también viajarán cómodos). El espacio para la cabeza y piernas es sobrado. Sin embargo, su acceso sí es más complicado debido a que este es un vehículo de tres puertas y con una altura considerable al suelo. Por último, su espacio de carga es realmente reducido y no habrá mucho más hueco una vez hayamos acoplado dos maletas de viaje tipo cabina. El portón del maletero se abre lateralmente, lo que obliga a que detrás del coche debamos dejar un considerable hueco si vamos a tenemos que acomodar bultos en el maletero.

Sin embargo, uno de los factores cruciales del Defender es su catálogo de mecánicas. Este empieza con la que hoy probamos aquí, la llamada D250. Esta cuenta con un bloque movido por diésel con 6 cilindros en línea, 3.0 litros de cubicaje que eroga 250 CV y posee tracción total -por supuesto-. Como añadido destacado, cuenta con la etiqueta ECO de la DGT debido a que su mecánica tradicional se ve apoyada por un sistema eléctrico mild-hybrid para ciertas situaciones. Sus especificaciones presentan un modelo capaz de alcanzar los 100 km/h en apenas 8 segundos y con una velocidad máxima de 188 km/h. Todo ello contando con un peso de casi 2,5 toneladas en orden de marcha.

Anteriormente, el Defender contaba con otros dos motores diésel en su catálogo: el SD4 de cuatro cilindros y 200 o 241 CV, el D200 de 200 CV y 6 cilindros y el D300 de 300 CV y mismo número de pistones. No obstante, estos fueron retirados a principios de 2021 por la reducción de emisiones dejando así una única opción posible: el D250. En cuanto a otras alternativas, el catálogo también cuenta con versiones de gasolina de 400 o 525 CV, así como una variante híbrida enchufable con 400 CV y 43 kilómetros de autonomía eléctrica. Esta última limita su oferta a las carrocerías más largas, la 110 y la 130.

Su caja de cambio de ocho relaciones se comporta de forma notable sobre todo tipo de circunstancias

Prueba de conducción

Muchos apuntan a que el Defender ya no es el Defender. Esto se debe a que el modelo clásico estaba pensado para todo tipo de trabajos y situaciones fuera del asfalto. El nuevo, sin embargo, podríamos decir que se ha “aburguesado” en el aspecto de que ahora es más SUV que nunca. No obstante, sus capacidades fuera del asfalto siguen siendo de las mejores del sector, por no decir la mejor.

Comenzando por un entorno urbano, conducir el Defender en este territorio puede llegar a hacerse pesado. Y no en el más estricto sentido de la palabra, sino más bien porque su enorme tamaño (anchura y altura) nos restringirá la facilidad que nos dan los coches algo más pequeños. España no está hecha para este tipo de vehículos, ya que los aparcamientos suelen tener alturas máximas de hasta 1,90 metros o ser frecuentes las calles estrechas. El Land Rover se siente como un gigante allá donde vayas y siempre llamará la atención.

Pero si hay algo que sí puede destacar en una ciudad es su buena maniobrabilidad. La dirección gira mucho. Esto, unido a una longitud realmente corta, hacen que su agilidad en la urbe sea más que notable. Además, la enorme altura a la que circularemos, nos da una ventaja visual frente a otros usuarios de la vía. La gran superficie acristalada que tiene, unido a unos retrovisores exteriores de gran tamaño contribuyen directamente a esto. Como he dicho anteriormente, el retrovisor interior es la “gran pega”, ya que con la rueda de repuesto, la visibilidad se vuelve casi nula. En este terreno, sus consumos (lógicamente) también se vuelven más acusados, rondando sin mayor dificultad los 14 litros de media con suma facilidad.

Su capacidad de carga es diminuta, pues apenas dos maletas de cabina rellenarán todo el espacio

Saliendo de entornos urbanos y metiéndonos de lleno en rutas por autopista, el Defender deja notar su nueva faceta de “vehículo lujoso”. Sus comodidades son muchas, ya que contamos con Head-Up Display, asientos electrónicos, sistemas de apoyo a la conducción e incluso (de manera opcional) asientos calefactados y ventilados. Todo ello hace que llevar a cabo un viaje a bordo del nuevo Land Rover Defender sea una experiencia más cercana a un SUV de alta gama que al todoterreno que todos imaginamos.

La dirección es muy concisa, lejos de las grandes desmultiplicaciones que poseían los todoterrenos hasta hace pocos años. También presenta un buen feeling sobre lo que sucede más allá del aro del volante. Además, no presenta ruidos incómodos de rodadura o mecánicos; sí se deja oír de forma leve el aerodinámico pero sólo cuando circulamos a una velocidad elevada, y no será un sonido que moleste, ni mucho menos. En términos generales, es un coche muy bien aislado del exterior.

Sus asientos son realmente cómodos y no harán que largos viajes por autopista se hagan pesados o tediosos. Más bien todo lo contrario. Incluso la propia posición de conducción (muy alta) no será un inconveniente en ningún momento.

Es un coche con el que se pueden realizar largos viajes por autopista cómodamente

La versión SE que estamos probando monta de serie unos neumáticos All Season (para todas las estaciones) con unas medidas 255/60 R20. Muy apropiados si queremos un coche válido para todas las circunstancias, ya que estos también se desenvolverán a la perfección sobre terrenos complicados. Aunque, por su puesto, si se va a enfocar el uso del coche en una conducción off-road, lo más conveniente será montar neumáticos específicos con tacos.

A lo que íbamos; circulando por autopista a velocidades legales (hasta 120 km/h) y el aire acondicionado activado, la media de consumo será de alrededor de 9 litros. Aunque parezca elevado, no es una mala cifra debido a su gran motor con seis pistones que alimentar, 250 CV y el enorme peso de casi 2,5 toneladas. A pesar de esta cifra de consumo, las visitas a las gasolineras serán muy distantes, debido a que esta variante monta un tanque de combustible de 89 litros. Ello derivará en una autonomía de alrededor de 900 kilómetros.

El nuevo y "aburguesado" Defender es todo un transatlántico para cualquier tipo de ruta, ya sea por carretera o fuera de ella

Sin embargo, y como "pega" tengo que decir que me esperaba algo más de apoyo por parte del sistema eléctrico. En la mayoría de casos con sistema mild-hybrid, el propio soporte eléctrico sustenta el trabajo del motor térmico para ciertas situaciones, como potenciar el llamado "efecto vela" en una autopista. Ello provoca que cuando se suelte el pedal del acelerador, este sistema hará que el coche continúe su trayectoria por inercia durante un corto tiempo y, por ende, andar a un consumo de cero. Aquí no sucede eso y al soltar el pedal el coche retiene bastante, lo que no facilita mejorar las cifras de consumos en este entorno.

El Defender 90 es la carrocería ideal para pasarlo bien en una ruta off-road

Finalmente, y como todos esperamos, es hora de hacer un poco el cafre con el Defender. Su enorme altura al suelo nos deja con la capacidad de poder adentrarnos por lugares donde ningún otro vehículo (que no sea de este tipo) podría acceder. La activación de los modos off-road (arena, superficies resbaladizas o entornos irregulares) traerá consigo la desactivación del control de tracción u otros asistentes electrónicos.

El Defender puede contar opcionalmente con bloqueo en dos diferenciales (central y trasero), aunque de serie incorpora únicamente el bloqueo central. No obstante, no se echará de menos el bloqueo trasero, a menos que se vayan a hacer grandes sesiones de off-road en condiciones muy exigentes. Para momentos de dificultad media, el modelo se desenvolverá con una soltura pasmosa ante cualquier irregularidad del terreno. La tracción total permanente que posee, así como la mencionada altura libre al suelo, serán factores determinantes para estos ambientes.

Opcionalmente puede contar con Control de Progreso Todoterreno (All Terrain Progress Control) con el que el coche continuará andando de forma automática a una velocidad máxima de 30 km/h y a una mínima de 1,8 km/h. También puede incorporar la función Clear Sight Ground View, en la que se proyectará en la pantalla central lo que hay bajo el capó, para así no dañar los bajos del coche o controlar la trayectoria de las ruedas.

Donde despunta el Defender 90 es fuera del asfalto, donde ningún bache o charco impedirá su paso

Conclusión

El Land Rover Defender, aunque bien es cierto que se ha aburguesado bastante si lo comparamos con sus generaciones primigenias, lo cierto es que sigue siendo uno de los mejores todoterrenos del panorama actual y con el que, además, podrás hacer largos viajes por autopista de la manera más cómoda. Obviamente, el modelo que hemos podido probar (versión 90) es el más enfocado a una conducción off-road y menos vinculado a una practicidad para el día a día. Su maletero es escaso y el acceso a las plazas traseras es difícil. También juega en su contra sus grandes cotas de altura y anchura. Sin embargo, el Defender es uno de esos juguetes para adultos que todos querríamos -y deberíamos- tener en nuestro garaje.

Por otra parte, el precio de partida tampoco es uno de los más atractivos, puesto que parte de los 75.100 euros para la versión "S" de carrocería corta. A esto querremos añadir algunos elementos del catálogo de opciones, lo que disparará el precio hasta cifras demasiado holgadas.

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