Prueba Lexus NX 300h F Sport: conducción, dinámica y consumo (parte II)
Aunque promete un consumo muy bajo de gasolina, no es un campeón del ahorro. Si lo comparamos con un competidor gasolina, habrá gran diferencia en ciudad, pero en carretera un Diesel lo puede hacer "mejor". En agrado de conducción, ya es otra historia...
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Publicado: 29/04/2015 18:00
Seguimos analizando el Lexus NX 300h, que a pesar de ser la versión deportiva de la gama, tiene exactamente la misma configuración mecánica que sus hermanos de gama. Se trata de un motor de gasolina 2.5, de ciclo Atkinson, con 155 CV de potencia, asistido de dos motores eléctricos. El motor trasero aporta la tracción total.
Todos los NX 300h tienen 197 CV combinados, sean 4x2 o 4x4
Lexus renunció a los motores Diesel y no tiene ninguno en su catálogo. Esta versión está llamada a competir con los todocamino Diesel de la competencia, como Audi Q5 2.0 TDI o BMW X3 xDrive20d. Sin embargo, el consumo no es necesariamente menor, aunque hablamos de una homologación de 5,3 l/100 km de gasolina, en este caso.
En el transcurso de nuestra prueba, nos quedamos en reserva al cabo de 610 km, aproximadamente 7,8 l/100 km de media. Practicando una conducción suave, sin pasar de velocidades legales, la media del ordenador estaba en torno a 6-6,2 l/100 km. El error de medición del ordenador es notable, aproximadamente un litro de menos. Nuestro resultado prácticamente coincide con la homologación americana de este modelo.
El mayor potencial de ahorro de la tecnología Lexus Hybrid Drive está en zona urbana, ya que la tracción eléctrica dura más tiempo y se reduce el funcionamiento del motor de gasolina prácticamente a la mitad. Pero si exigimos prestaciones en carretera, la ventaja ya no es tan evidente. No vamos a notar que vaya corto de potencia, solo hará un poco más de ruido.
Circular en modo eléctrico es una gozada, ningún Diesel puede competir con eso
En la prueba se ha combinado todo tipo de conducción, de la agresiva en puertos de montaña a la relajada en autovía y carreteras convencionales. El mínimo consumo que he sido capaz de conseguir ha sido de 4,5 l/100 km según ordenador, casi valores de homologación si contamos el error de medición. Eso sí, os aclaro que fue cuesta abajo y sin pasar de 110 km/h.
Hasta unos 80 km/h, se puede circular en modo 100% eléctrico, y si demandamos poca potencia. Si el motor de gasolina está apagado y no gira, veremos un testigo verde en el tablero que pone “EV”. La autonomía eléctrica en llano no es superior a 2 kilómetros normalmente, es un coche pesado. En cambio, con un descenso más prolongado, se pueden hacer unos cuantos más, si el conductor domina el recorrido y se anticipa a todo.
La ruleta selectora permite elegir cuatro modos de conducción, la mayoría de los conductores preferirán el modo normal. Los más tranquilos elegirán “ECO”, con un acelerador menos sensible, el sonido artificial (ASC) desconectado y un menor consumo de climatización. El consumo baja si el conductor se comporta de la misma forma, si no, no.
Cuando queramos más acción, elegiremos “SPORT”, con un tablero de instrumentos convencional (cuentarrevoluciones en vez de potenciómetro) y teñido de rojo. El sonido artificial se vuelve un poco más presente, y el acelerador se vuelve más sensible. En el modo “SPORT+”, además, la amortiguación selectiva (AVS) exclusiva del F Sport se vuelve más dinámica, aunque yo no he notado una gran diferencia.
Resulta complicado llenar la batería, incluso bajando un puerto
Además, tenemos el “modo EV”, que permite una mayor utilización de la propulsión eléctrica, a costa de gastar las baterías antes. Se permite un poco más de aceleración eléctrica, siempre y cuando la carga de la batería lo permita y a velocidades urbanas. Hay que usar este modo con cuidado, puede ser contraproducente: si la carga baja mucho, habrá que recuperarla con gasolina, no hay enchufe alguno.
Como todos los híbridos de la marca, cuando levantamos el pie del acelerador recuperamos energía para la batería. Si pisamos el freno suavemente, aumentaremos la energía recuperada, y el coche decelera antes, con el potenciómetro aprenderemos a dosificar la frenada para que sea más eficaz. Si se sigue pisando el pedal, ya entran en funcionamiento los frenos de disco: por eso duran más que en un competidor Diesel.
Normalmente el motor de gasolina no se siente, y cuando arranca y se detiene es imperceptible para el conductor medio. Sí se va a notar más su presencia cuando exijamos aceleraciones potentes, o cuando haya una pendiente ascendente prolongada. El sonido no es desagradable, pero contrasta con el funcionamiento silencioso del que hace gala.
El sonido artificial no acompaña al real del motor, y se llegan a solapar
Aunque hablamos de casi 200 CV, la percepción de la aceleración no va a ser muy intensa por cómo es la caja de cambios, un engranaje epicicloidal planetario. Aunque hay levas para cambiar de marcha, en realidad solo es una forma de controlar la retención que hace el motor de gasolina, no va a acelerar más aunque “reduzcamos”. Para bien o para mal, no es una caja de cambios convencional. Lo que sí hace velozmente es recuperar velocidad ya lanzado.
Con un peso en orden de marcha de más de 1,8 toneladas, es un coche pesado. Acelera a 100 km/h en 9,3 segundos, como una berlina de 150 CV, y la velocidad máxima está limitada a 180 km/h por razones técnicas. Curiosamente, el limitador de velocidad se puede programar a 260 km/h, ¿alguien lo entiende?
En las curvas, si queremos ir deprisa, tendremos que hilar muy fino porque el control de estabilidad es muy intrusivo y puede frenar bruscamente una rueda de forma que nos corte la diversión. No se puede desconectar en marcha, solo desde parado y hasta 50 km/h. La carrocería no balancea en exceso, la suspensión va durita, pero esto no es un deportivo se mire como se mire.
Con la tracción total, tiene buena motricidad incluso en una pista con un poco de barro, pero en carretera con buen tiempo se me hace difícil justificarla. Una de las ventajas del sistema híbrido es que puede avanzar todo lo despacio que se quiera, tanto en modo eléctrico como con el motor de gasolina encendido, por las particularidades de su transmisión.
La "gracia" de coches como el NX 300h es que son altos y dan una sensación psicológica de seguridad. Luego en carretera es más gastón, torpe y pesado que una berlina, frena peor y tiene peores prestaciones. Me han gustado mucho sus enormes retrovisores permiten un gran dominio de lo que va detrás del coche, incluso de vehículos en el ángulo muerto, ya que el F Sport no tiene sensores que avisen de eso.
Como todocamino, insisto... no es apto
O circulamos por una pista lisa, sin baches ni piedras, o mejor no sacarlo de la carretera: es como una berlina, pero con algo más de altura libre. En caso de nieve, sus neumáticos son de carretera y verano, como cualquier berlina. De todas formas estas impresiones también son trasladables a la mayoría de sus competidores, no es que quiera cebarme con Lexus.
El NX 300h F Sport es fundamentalmente un coche de imagen, es más deportivo que un NX 300h normal en la medida de que la suspensión va más dura y que emula (o intenta emular) el sonido de un V8. Además, no tiene disponibles todos los equipamientos del tope de gama, que no tiene la estética del F Sport, sino una más discreta.
En la próxima entrega, finalizamos...