Prueba Mazda CX-5 2.0 SKYACTIV-G FWD: equipamiento y conclusiones
Pasamos a analizar el equipamiento de la versión analizada, Black Tech Edition, que no tiene nada que ver con el color de carrocería ni el Black Friday. Es una versión intermedia entre el Style+ y el Luxury (tope de gama).
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Publicado: 02/12/2016 12:00
La unidad de pruebas está valorada en 29.220 euros, que puede parecer un precio muy alto si no tenemos en cuenta todo lo que lleva, y, obviamente, el segmento del que estamos hablando: un SUV siempre es más caro que el compacto equivalente (Mazda3). Este tiene prácticamente de todo.
Lo distinguiremos por sus llantas de 19 pulgadas tipo "corte de diamante" bitono, con neumáticos 225/65, los faros integrales de LED, intermitentes integrados en los espejos (eléctricos y calefactados), sensores de aparcamiento delaneros y traseros, doble salida de escape y las lunas tintadas traseras. El CX-5 pre-styling tenía las mismas llantas, pero de un mismo tono.
En otras palabras, tiene el mismo equipamiento exterior que un Luxury, solo hay que comparar con las fotos del Mazda CX-5 Luxury que probamos el año pasado. También tienen en común el equipamiento estándar de seguridad, como los airbags, control de estabilidad, faros direccionales, frenada automática en ciudad, testigo de presión de neumáticos, aviso de vehículos en ángulo muerto (BSM) o la alerta de tráfico perpendicular trasero (RCTA).
No tiene todo en seguridad activa
Eso sí, hay varias cosas que no tiene. No avisa al conductor de que va a abandonar el carril sin accionar el intermitente (LKA), tampoco tiene el detector de fatiga (DAA), ni el radar frontal de 76 GHz, ni control de crucero activo (MRCC), ni la frenada de emergencia para autovía (SBS). Todos esos elementos son exclusivos de la versión más equipada, Luxury, aunque se ofrecieron el DAA y LKA en los Style+ sin coste durante un tiempo.
En otras palabras, carece de la cámara de salpicadero, por lo que no es capaz de alternar automáticamente las luces cortas y largas, ni sabe cuándo va a abandonar el carril, ni puede "ver" objetos. La frenada automática en ciudad se basa en láser, sensor que sí tiene. Sin el radar frontal no puede tener la frenada automática a alta velocidad, ni mantener la velocidad de crucero teniendo en cuenta el tráfico.
Este CX-5 tiene, además de láser frontal, los sensores de ultrasonidos para maniobras marcha atrás, y el radar de microondas -24 GHz- integrado en los espejos. Por eso es capaz de darse cuenta que se aproximan vehículos, ciclistas o peatones cuando el conductor no los ve (o no se ha dado cuenta). En este sentido, está un paso por detrás del Luxury, pero no va mal equipado. Detallamos los sistemas de seguridad en un artículo anterior.
¿Compensa el Black Tech Edition?
Respecto al Style+, el Black Tech Edition incorpora el equipo de sonido BOSE de nueve altavoces, el navegador, la cámara de visión trasera y el acceso al coche sin sacar la llave de los bolsillos (Smart Entry). También vienen de serie los asientos delanteros con calefacción, y la moldura del salpicadero y túnel central.
Los Luxury tendrían como ventaja adicional la tapicería de cuero, así como los reglajes eléctricos de los asientos del conductor y acompañante. Por lo tanto, casi nos estamos llevando un Luxury, pero por un precio más competitivo. En el gasolina el ahorro es de 7.515 euros, ya que el Luxury obliga a equipar la tracción total y el cambio automático de marchas, así como los asientos de cuero y de ajustes eléctricos.
En cuanto al diésel, la diferencia es mucho más suave, solo 805 euros, ya que existe el Luxury de tracción delantera con cambio manual. A decir verdad, el diésel tiene muchas más opciones en la gama, por lo que los saltos de precio son mucho más razonables. Mientras que modelos como el Mazda3 se venden fundamentalmente en versiones gasolina, en los SUV, como el CX-5, los diésel se llevan la mayoría de las ventas. Es normal que haya más donde elegir en ese caso.
En definitiva, esta versión resulta más interesante para quien valore un CX-5 con tracción delantera, gasolina manual, o diésel manual/automático. El motor de gasolina resulta per se muy interesante por la escasa diferencia en consumo, la diferencia en precio respecto al diésel, y los potenciales costes de mantenimiento. A largo plazo, el gasolina requiere menos mantenimiento correctivo o preventivo, mecánicamente es más simple.
No hay que olvidar que el equipamiento incluye el climatizador bizona, freno de aparcamiento eléctrico, arranque por botón, equipo de música con radio digital (DAB), control de velocidad, volante y pomo del cambio en piel, retrovisor antideslumbrante, doble USB, Bluetooth, pantalla táctil con ruleta selectora, etc. Si se conecta a una red WiFi puede tener radio por Internet a través de Aha y Stitcher. Si no son imprescindibles los asientos de cuero, la tracción total o el cambio automático se ahorra mucho dinero.
Posiblemente aparezcan ofertas interesantes en vehículos en stock según se acerquen la fechas de comercialización del modelo 2017 que se ha mostrado en el Salón de Los Ángeles. Si se tiene paciencia y se da con el concesionario adecuado, será posible llevarse un CX-5 alicatado de equipamiento hasta el techo en la franja entre 25.000 y 30.000 euros.
Vuelta extra: cambios sutiles
Aprovechamos la ocasión para fijarnos en las diferencias entre un CX-5 pre-styling (cuando salió al mercado) y el modelo vigente. Es un puro juego de "encuentre las siete diferencias", un ojo no entrenado seguramente no distinguiría entre un coche y otro. Hay más imágenes en la galería adjunta. El modelo 2017 tampoco es radicalmente distinto, aunque es más fácil apreciar la diferencia.
Nos tenemos que fijar en la forma de la parrilla frontal, las luces antiniebla, el interior de los grupos ópticos y el bitono de las llantas, poco más. Mazda no ha querido que unos y otros CX-5 sean muy distintos, seguramente porque el diseño base ya ha funcionado muy bien. Este modelo es muy importante para la compañía porque le ha dado acceso a un segmento de gran volumen, nada que ver con el CX-7.
Una cosa está clara, el Mazda CX-5no es un SUV del montón, tiene aportes realmente interesantes en su categoría. Si bien hay modelos más tecnológicos, como el Volkswagen Tiguan (que salió después), el CX-5 tiene un número más que suficiente de extras que no todo el mundo sabe o querrá usar. Está muy enfocado al asfalto, pero ¿acaso no es eso lo que quiere el 90% de la clientela de este segmento?