Prueba Mazda2 1.5 90 CV AT, un toque sibarita en la ciudad
Probamos el Mazda2 con el motor de gasolina 1.5 Skyactiv-G de 90 CV, la opción intermedia de la gama. Nuestra unidad está vinculada a la transmisión automática, que tiene un importante sobreprecio respecto al cambio manual ¿Merece la pena el desembolso?
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Publicado: 13/03/2016 09:00
En nuestro primer contacto con el Mazda2 durante su presentación tuvimos oportunidad de conducir las tres opciones de gasolina 1.5 Skyactiv-G que se ofrecen en el mercado español. Nos convenció la mecánica de 90 CV, que se sitúa en el punto medio de la gama, así que hemos querido probar en profundidad este motor.
El de 90 CV es el único propulsor que permite elegir entre una transmisión manual o automática. La caja manual del Mazda2 cuenta con cinco marchas y tiene un manejo agradable, pero en esta ocasión hemos buscado el confort de la caja automática de seis velocidades. Entre ambos tipos de cambio hay 2.000 euros de diferencia, una cifra notable ¿Merece la pena pagar más?
A priori la combinación parece muy apetecible. El motor de gasolina Skyactiv-G destaca por su refinamiento y la transmisión automática Skyactiv-Drive nos aporta un plus de confort que se agradece especialmente en el entorno urbanita al que está enfocado el utilitario japonés. Decantarnos por esta caja nos deja elegir entre sólo dos niveles de equipamiento: Style+ o Luxury.
Destaca por acabados y equipamiento
Nuestra unidad disfruta del acabado Style+ y está a la venta en los concesionarios españoles por 17.450 euros. Es un precio que lo sitúa en la parte alta del segmento, pero también es cierto que por calidad de acabados es de lo mejorcito de la categoría. Para encontrar algo más lujoso hay que buscar entre modelos premium -más costosos- como el Audi A1 o el Mini Hatch.
Además contamos con un equipamiento muy completo. Las llantas de aleación de 15 pulgadas, una pantalla multimedia de siete pulgadas, los sensores de lluvia y luz, el volante y pomo de la palanca de cambios en cuero o el sensor de aparcamiento trasero forman parte del equipo de serie del Mazda más pequeño. Cosas que habría que pagar a parte en muchos de sus rivales.
De haber elegido el Luxury la factura habría ascendido a 18.400 euros obteniendo a cambio los faros Full LED y el sistema de asistencia a la frenada en ciudad (SCBS) como principales alicientes. No se echa casi nada en falta, salvo que no puede equipar un techo solar o una cámara trasera ni en opción.
Es, por tanto, un precio elevado que puede ser justificable por sus acabados y equipamiento. Del mismo modo resulta atractivo por su cautivador diseño, muy juvenil y dinámico. El color Soul Red de esta unidad le sienta de maravilla, aunque hay que desembolsar 600 euros adicionales siendo la opción más cara de la paleta.
En marcha
Los 90 CV de este Mazda son más que suficientes para mover el coche sin problemas en todas las situaciones. El motor tiene un funcionamiento refinado, con una baja sonoridad y ausencia de vibraciones. En vías rápidas, el utilitario japonés muestra un buen aplomo que nos deja la impresión de conducir un vehículo de mayor tamaño.
Gracias a sus dimensiones se maneja bien en entorno urbano y la suspensión tiene un tarado muy acertado pues controla el balanceo de la carrocería pero suaviza los rebotes que producen las imperfecciones del asfalto. Es estable y cómodo, tanto en ciudad como en carretera, algo a lo que contribuye no sólo su amortiguación sino también su ligereza gracias al empleo de las tecnologías Skyactiv.
Hay que reconocer que el cambio automático deja sabor un tanto agridulce. Es una caja por convertidor de par y seis marchas con la que se agradece -y mucho- el gran confort que aporta callejeando por las congestionadas calles de una gran ciudad, especialmente en horas punta con los interminables atascos. Haciendo una conducción relajada y sin prisas es cuando más se disfruta.
Sin embargo, fuera de estas situaciones no resulta tan redondo porque esta caja lastra las prestaciones considerablemente y responde con lentitud a las solicitudes del acelerador. Sí, hay un modo Sport, pero no resulta especialmente útil: baja una marcha para mantener el motor alto de vueltas pero dinámicamente no se aprecia una clara mejora.
Realizando recorrido variados tanto en ciudad como en carretera el consumo medio fue de 5,4 l/100 km. Un dato bastante contenido siempre que circulemos con suavidad. La transmisión automática vuelve a jugar en contra aquí y, de hecho, fue posible conseguir mejores cifras realizando los cambios secuencialmente de manera manual -a través de las levas o la palanca- que dejando un funcionamiento totalmente automático.
Conclusiones
El Mazda2 es un aliado perfecto en los entornos urbanos por sus ajustadas dimensiones y su agilidad. Muestra una gran personalidad fruto de su inconfundible estética y presume de una calidad de realización al alcance de muy pocos, aunque no le gusta ir muy cargado: las plazas traseras son muy pequeñas y el exiguo maletero sólo ofrece 280 litros de capacidad.
En la versión que probamos aquí la caja automática toma demasiado protagonismo en la conducción ya que procura un gran confort de marcha pero penaliza las prestaciones y los consumos. Será una buena opción para quien acostumbre a realizar una conducción tranquila y suave o para quien tenga que lidiar frecuentemente con atascos de tráfico. En esta situación nos regala un gran confort y un carácter más sibarita.
Además, no hay que olvidar la gran diferencia de precio entre los dos tipos de transmisión que nos hace decantarnos por el cambio manual para quien quiera aprovechar al máximo las buenas cualidades dinámicas del Mazda2. El excelente ajuste del chasis incita a realizar una conducción viva y el motor 1.5 Skyactiv-G de 90 CV es muy voluntarioso.