Prueba Mazda3 2019, la elegancia de un compacto sin tapujos (con vídeo)
Tras haberlo toqueteado y visto hace unas semanas, por primera vez nos ponemos tras el volante del Mazda3 2019 en su presentación internacional. ¿Habrá algo más detrás de esa cara bonita y esa atmósfera premium? Ponte el cinturón que vamos a comprobarlo.
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Publicado: 26/02/2019 20:30
Según el calendario chino el 2019 es el año del Cerdo. Según cuenta la cultura china a los nacidos en los años de tan sabroso animal les espera buena fortuna. Puede que por ese motivo la industria del automóvil haya considerado este curso como el año de los compactos. Durante los próximos meses nos esperan lanzamientos tan importantes como los del SEAT León, el Audi A3, el BMW Serie 1 o el Volkswagen Golf. Pero antes que todos ellos llega el Mazda3 2019 que ya he tenido ocasión de probar durante su presentación internacional a las afueras de Lisboa.
Ante tanta jauría de rivales que llegan más o menos a la vez el destacar toma un papel más relevante si cabe. Y en ese aspecto nadie me podrá negar que Mazda ha tomado la delantera. El Mazda3 es muy posiblemente uno de los compactos más bonitos que ha habido, y basta con echar un vistazo rápido para averiguar el porqué de tal afirmación. Y eso en un mercado donde lo que más prima es lo estético, hay mucho ganado.
Hay que reconocer que es un salto muy significativo con respecto al modelo anterior, pero es que estamos ante una evolución del diseño KODO de Mazda, a la filosofía de diseño que la marca lleva ya tiempo presentándonos. Sin lugar a dudas la parte más espectacular es el frontal con ese diseño tan afilado y elegante. La mayor parte de la atención se la lleva la parrilla de gran tamaño que queda flanqueada por unos faros muy estrechos. La única duda que me crea es que en caso de topar con un muro lo primero que parece impactar es el capó y no el parachoques. Así que mejor no chocar contra nada.
Lo mejor de todo esto es que Mazda ha conseguido crear un diseño deportivo muy elegante sin abusar de nervios muy marcados o exagerados elementos. Es una deportividad elegante, se podría decir. Basta con echar un vistazo y compararlo con el Mercedes Clase A. Ambos se parecen pero las diferencias saltan a simple vista. Si saltamos al lateral nos encontramos con muy poco a destacar, y eso no tiene porqué se algo malo. El diseño es limpio, sin artificios ni exageraciones salvo por esta pequeña nervadura inferior y este ancho pilar C. La belleza de lo simple.
La trasera es sin lugar a dudas la parte menos atractiva de todas por sus formas redondeadas. En realidad el Mazda3 es como una cuña, afilado en la delantera y redondo en la trasera. Aquí una vez más Mazda apuesta por lo simple, lo limpio y lo elegante, pero mucho cuidado que las vistas engañan. Si lo miramos desde arriba esa trasera fofa se convierte en una zaga poderosa, con una sensación de anchura y empaque que desde abajo no se percibe.
Mazda siempre se ha postulado y autoproclamado como una marca premium. Eso quiere decir que además de diseño y equipamiento tiene que ofrecer calidad. Y eso es lo que se percibe en el interior del nuevo Mazda3, como ya os habíamos adelantado. El estilo minimalista incluye buenos materiales, con un tacto muy agradable y en la mayoría de superficies encontramos elementos blandos que aportan esa sensación de calidad y confort. También encontramos otras soluciones más prácticas pero menos trabajadas como es toda la zona de la consola central que echa mano del conocido pianno black. Una superficie que destaca por estar siempre sucia y rallarse con mucha facilidad.
En cuanto a la estructura del interior, decir que no se han corrido riesgos y todo está donde debe estar. En la parte superior, para así despistar menos de la conducción, tenemos la pantalla del nuevo sistema de infoentretenimiento. Su tamaño es de 8,8 apaisadas pulgadas. No solo el panel es nuevo también lo es el software de manejo y muchas funcionalidades que antes no había. Decir que la pantalla queda muy lejos del puesto de conducción, pero no por capricho, ya que no es un panel táctil y su manejo se realiza mediante el módulo de gestión que hay justo detrás de la palanca del cambio.
Siguiendo por orden, por debajo de la pantalla tenemos el módulo de la climatización bizona que simple pero claro e intuitivo, y las salidas de ventilación del copiloto, que curiosamente están directamente enfrentadas a él por lo que los pasajeros traseros no recibirán aire por este lado. Más abajo entramos en la zona de transición entre la consola y el túnel central y lo primero que nos encontramos son dos cómodos sujetavasos, para dejar la bebida o lo que nos venga en gana, luego tenemos la palanca del cambio, el módulo de control de la pantalla táctil, una rueda para gestionar el equipo de sonido además del botón de freno de mano eléctrico.
Si nos sentamos en el puesto del conductor nos encontramos con una zona más clásica. Cuadro de instrumentos que mezcla lo analógico con lo digital. De las tres esferas que tiene dos de ellas son analógicas y la tercera, la del centro, es digital y eso supone que podemos alterar su diseño e información. Estos cambios se realizan mediante la nueva botonera del volante multifunción que también permite la gestión del equipo de sonido y del control de crucero adaptativo.
Mazda ofrecerá tres líneas de equipamiento en su nuevo compacto: Origin, Evolution y Zenith. En todos ellas cabe destacar la presencia de mucho equipamiento. Ya desde el nivel de acceso la carga tecnológica es muy avanzada gracias a elementos como la pantalla de 8,8 pulgadas, el Head-Up Display, el cuadro de instrumentos semidigital, sensores de luz y lluvia, navegador y conectividad para Android Auto y Apple CarPlay. Si eso no nos resulta suficiente podemos sumar más elementos gracias a los dos acabados superiores. En ellos encontraremos sensores de aparcamiento, cámara trasera, acceso sin llave, faros Full LED, y equipo de sonido BOSE con 12 altavoces.
Tampoco podemos olvidarnos de la seguridad, y al igual que el resto del equipamiento, la mayoría de asistentes los encontramos dentro del equipamiento de serie. La lista es realmente notable: asistencia a la frenada, detección de peatones, lector de señales de tráfico, control del ángulo muerto, detector de fatiga, detector de tráfico trasero, asistente y aviso de salida de carril y control inteligente de luces de carretera, entre otro muchos más elementos.
Como ya he dicho el nuevo Mazda3 es un compacto más grande que la media, pero siento decir que en lo que se refiere a espacio de la segunda fila de asientos no luce mucho esas dimensiones, a pesar de que la batalla sí que es generosa. El hueco para las piernas es correcto sin llegar a excesivo, y lo peor es la cota de altura donde la cabeza está a la altura del marco de la puerta y donde si superamos los 1,85 metros de altura podemos llegar a dar con el techo. La plaza central es algo más incómoda teniendo que lidiar con los problemas típicos de la misma. Estos problemas también se encuentran en el sedán a pesar de ser 20 centímetros más largo.
Eso se debe que ese incremento se destina a aumentar el volumen del maletero. Y ya que hablo de espacio de carga, decir que el compacto presenta un volumen mínimo de 358 litros y un máximo de 1.026 que se obtienen al abatir la segunda fila de asientos en una proporción 60:40. Si necesitamos más espacio tendremos que irnos y echar mano al Sedan que incrementa el volumen mínimo hasta los 450 litros y un máximo de 1.136. En ambos casos las cifras son ligeramente inferiores a las que había en la generación anterior.
Dos carrocerías para el Mazda3, la segunda es un sedán con un diseño mucho menos llamativo pero más funcional y práctico.
En la actualidad en España parece haberse desatado la locura de las pegatinas, y no me refiero precisamente a las que tienen los niños en las bolsas de Matutano. Me refiero obviamente a las pegatinas de la DGT, esas que filtran nuestros coches en función de lo contaminantes que resultan. A día de hoy todo el mundo está tan ansioso por conseguir la pegatina ECO o CERO que no se da cuenta que con una etiqueta C también podemos circular hasta en los más exigentes protocolos anticontaminación.
Por este motivo todos los fabricantes están acondicionando su gama de motores para adaptarse a esta nueva “moda”. En lo que al Mazda3 se refiere la oferta de motores estará compuesta por dos bloques de gasolina y otro diésel. Este último representa el acceso al Mazda3 por sus 116 caballos de potencia, que además obtiene la etiqueta C. Por encima de ese motor está el Skyactiv-G que entrega 122 caballos de potencia y que además, gracias a su sistema de baja hibridación, obtiene la etiqueta ECO, al igual que el Skyactiv-X. En cuanto a las transmisiones tendremos opción de montar cajas manuales de seis velocidades en ambos casos, y solo en la versión de gasolina podremos hacerlo a un cambio automático de igual número de marchas.
La tercera y más interesante opción, el Skyactiv-X de gasolina y 181 caballos, promete ser una solución más que interesante en el futuro más próximo. A pesar de ser un bloque de gasolina, en un uso normal el combustible se quema como en los motores diésel, es decir por compresión, lo que aumenta su eficiencia y reduce sus consumos. Sin embargo cuando este formato de explosión no es conveniente o no es suficiente recibe la ayuda de una bujía, como es en el caso de los motores de gasolina. De esta forma el Skyactiv-X es capaz de emplear ambos modos en función de las necesidades, siendo entre un 20 y 30% más eficiente, y entregará entre un 10 y un 30% más de par los más avanzados motores de gasolina. Además, este será la única variante que tenga opción de incluir un sistema de tracción total que Mazda denomina i-Activ AWD
Prueba Mazda3 2019
Hay que reconocer que el pasado Mazda3 ya era bastante bueno en lo que a conducción se refiere. En este caso creo que Mazda se ha esforzado en mejorar otras zonas que debían ser mejoradas. Con eso no quiero decir que el nuevo Mazda3 sea peor que el anterior, pero tampoco hay mucha diferencia, y eso es bueno porque como ya digo era uno de los aspectos más destacables de la generación anterior. En este caso el producto es prácticamente igual pero mejorado, y eso se explica si echamos un vistazo a la técnica que se ha integrado en el coche.
Una vez más Mazda ha echado mano de la electrónica, invocando esta vez el G-Vectoring Control Plus, una evolución del sistema presentado en el Mazda3 del año 2017 que ya tuvimos ocasión de probar. Al tratarse de una actualización y mejora, el sistema permite elevar el nivel de comportamiento del coche sobre todo en el paso por curva donde el nuevo modelo se desenvuelve con total soltura aunque sin llegar a ritmos tan altos como rivales semejantes ya sea el caso de modelos con un claro corte deportivo tales como el SEAT León Cupra, el Hyundai i30 N o el Volkswagen Golf GTI.
El chasis es capaz de hacer frente a la potencia del Skyactiv-G sin despeinarse, y aunque la dirección no transmite mucho, guía perfectamente al coche en sus cambios de dirección, algo más transmite la caja de cambios que recuerda bastante a la del Mazda MX-5 por su palanca corta y sus recorridos mínimos. El nuevo Mazda3 no desentona si subimos el ritmo, aunque como ya digo no es capaz de alcanzar niveles de rivales puramente enfocados a buscar ese rendimiento. Una pena que los japoneses ya no sean partidarios de hacer versiones deportivas como antaño, pero creo que a este Mazda le pegaría mucho unas siglas MPS.
Mazda siempre se ha desviado de las tendencias mecánicas del momento. En pleno auge del downsizing decidieron mantener la cilindrada correcta, lo que ellos llaman rightsizing, y no les faltó razón. En esta nueva época de hibridación parecen haber tomado un camino intermedio. El Skyactiv-G es uno de los bloques de gasolina más avanzados del momento gracias al empleo de soluciones técnicas muy avanzadas que prometen bajar los consumos sin comprometer las prestaciones por culpa de los pesos elevados.
El cambio automático incluye dos modos de conducción, Normal y Sport, aunque no hay mucha diferencia entre ellos
A la hora de conducir la verdad es que no se nota absolutamente nada. No es como en el caso de los híbridos puros donde la conducción se ve condicionada por el sistema, en este caso se echa más en falta un turbo que otra cosa. Mazda sigue apostando por los motores de gasolina atmosféricos, y eso quiere decir que estos presentan un tacto muy refinado pero en algunos casos algo justo. Eso es lo que pasa con el Mazda3 Skyactiv-G. Sus 122 caballos se entregan a las 6.000 vueltas, mientras que el par máximo de 213 Nm lo hace a las 4.000. Eso quiere decir que para conseguir exprimir el motor tendremos que ir alto de vueltas.
En ese rango óptimo el Skyactiv-G consigue una respuesta muy correcta, con una entrega suficiente como para hacer lo que necesites. Otra cosa es fuera de él. En ese caso el motor se muestra mucho más progresivo, más lineal, subiendo de vueltas de forma tranquila y sin agobios. Eso nos obliga a reducir a la hora de hacer adelantamientos en carreteras secundarias, al menos un par de marchas, para así llegar al entorno de las 4.000 vueltas y conseguir la fuerza necesaria. En este punto he decir que el cambio automático se me antoja mejor por su comportamiento, ya que el manual presenta un escalonamiento de marchas demasiado largo.
Como ya he dicho antes esta variante consigue la etiqueta ECO gracias a un sistema de baja hibridación que los japoneses denominan M Hybrid. Al motor de combustión se le suman un pequeño motor eléctrico, y una batería de iones de litio de 24 voltios y 600 kJ de capacidad que recupera la energía de regeneración en la frenada para posteriormente apoyar al motor térmico en fases tempranas de aceleración y permitir un mayor rango de actuación del sistema i-Stop. Además se combina con un sistema de desconexión parcial de cilindros, pudiendo circular con tan solo dos de los cuatro si las condiciones son favorables.
El diésel por el contrario no es capaz de ofrecer semejante técnica, pero por el contrario parece ofrecer algo más de rendimiento. Sin haberlo probado, las cifras indican que será algo más enérgico. Aunque tenga seis caballos de potencia menos entrega mucho más par gracias a su turbo. Son 270 Nm con máximo, disponibles entre las 1.600 y las 2.600 revoluciones, un rango mucho más habitual. Eso sí, pena de que, al menos por el momento, no se pueda conjugar con el cambio automático porque repito que es bastante bueno.
El factor consumo es muy importante en estas fechas donde el precio de los carburantes no hace más que subir. Tal y como anuncia Mazda el consumo medio homologado oscila entre los 6,0 y los 6,7 litros a los 100 kilómetros para el Skyactiv-G y apenas 4,8 litros a los 100 kilómetros para el Skyactiv-D. Mazda todavía no ha anunciado el gasto homologado del Skyactiv-X, que deberían rondar un término de los recién mencionados gracias a su impresionante técnica.
Uno de los aspectos que más dicen haber trabajado los desarrolladores de Mazda es el aislamiento del interior. Se han esforzado tanto que incluso las alfombrillas llevan una capa de material insonorizante. La verdad es que semejante esfuerzo parece haber funcionado ya que puedo decir sin temor a equivocarme que es uno de los coches más silenciosos en los que he estado, no tanto como un Mercedes Clase S, obviamente, pero en el segmento de los compactos, sin lugar a dudas éste es el que menor cantidad de ruidos y vibraciones presenta, incluso en la versión diésel.
El nuevo Mazda3 ya está disponible en la red de concesionarios en España. Su precio de salida, sin descuentos ni promociones, ha quedado fijado en los 23.415 euros, para el compacto y apenas 500 euros más para el sedán. En ambos casos será asociado al motor Skyactiv-G de 122 caballos y al cambio manual de seis velocidades. La versión diésel incrementa el precio en 2.000 euros en ambos casos. En cuanto a la variante Skyactiv-X la oferta de salida estará en los 27.615 euros, estando disponible para ambas carrocerías y en todos los niveles de acabado
Conclusiones
El 2019 es un año muy importante para el segmento de los compactos. Este año ha sido el elegido para recibir una larga lista de novedades en la que también está el Mazda3. Mientras que sus rivales tienen un corte más europeo, más conservador, Mazda apuesta por ofrecernos una solución intermedia en precio pero más premium en lo que a calidad, diseño y equipamiento se refiere. El nuevo Mazda 3 destaca claramente por estos tres factores, además de por una gama mecánica muy eficiente que consigue esas pegatinas que ahora todo el mundo busca, y una dinámica muy bien resuelta.
Aunque el precio de venta, superior al de un modelo generalista pero inferior al de una marca premium, puede resultar el principal inconveniente del nuevo Mazda3 conviene fijarse en los equipamientos base para darse cuenta que hay mucho en ese precio. Pero obviamente hay cosas que deberían haberse llevado más atención como la habitabilidad de la segunda fila de asientos. A fin de cuentas el 3 de Mazda se presenta como un producto muy estético e interesante a un precio elevado pero razonable. Veremos cómo le va al hacer frente a tanto rival.