Prueba Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC, más potencia que lógica

No todos los SUV son iguales, y aunque la mayoría del público demande unidades ahorradoras y cómodas, hay otro pequeño porcentaje que busca "algo más". El Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC es ideal para "esos otros". Todas las cualidades de un SUV con el añadido extra de más potencia.

Prueba Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC, más potencia que lógica

22 min. lectura

Publicado: 30/08/2018 20:00

Los SUV nacieron para convertirse una alternativa a los segmentos tradicionales. En sus primeros días no resultaban especialmente atractivos en lo que a conducción se refiere. Solían presentar potencias cortas y medias y con dinámicas realmente torpes que no les hacía destacar en nada en absoluto. A día de hoy, tras años de mejoras, los SUV han ganado tanto que se han deshecho de la competencia más tradicional. Ni siquiera la potencia les es esquiva, como bien demuestra el coche de esta prueba, el Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC.

Un SUV muy atractivo que entra fácilmente por el ojo

Un poco más y al coche le falta trasera para poner tanta letra, pero dejando a un lado este aspecto tan poco llamativo, puede que a priori sea lo que menos me atraiga de un coche que directamente entra por el ojo. El Mercedes GLCllegó en 2015 para sustituir al poco vistoso Mercedes GLK. Aquél SUV hizo ver a los directivos alemanes que había un mercado por explotar y el GLC fue diseñado para gustar. Y vaya si lo ha hecho.

Estéticamente hablando cuesta sacarle algo negativo, o yo al menos no se lo encuentro. Sí que es cierto que dependiendo del paquete de carrocería seleccionado puede resultar más o menos atractivo, pero en todos ellos cuenta con el estilo y la clase que todo el mundo espera de un Mercedes, aunque claro si sumamos el apellido AMG, aunque sea de boquilla, esa elegancia añade deportividad. Una mezcla muy equilibrada que como ya digo a un servidor le gusta.

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Tiene todos esos elementos que buscas en un coche deportivo. Grandes tomas de aire, nervaduras muy marcadas, salidas de escape reales, y otros elementos llamativos como unas enormes llantas de 21 pulgadas, opcionales, cuyo valor supera los 2.000 euros. A todo ese contenido hay que sumar los detalles típicos de un SUV, como los pasos de rueda y las taloneras de plástico, las barras del techo, los parachoques de grandes dimensiones y en este caso dos enormes reposapiés que recorren toda la batalla y por los cuales hay que pagar 705 euros extra. Lo dicho una mezcla sumamente atractiva.

Hace años, con la llegada del Mercedes Clase S, la marca dio un salto de gigante en lo que a diseño se refiere, pero no solo en el exterior, sino también en el interior. En este punto el GLC achaca un poco la edad, porque como ya todos sabemos el actual esquema de interiores de Mercedes es muy diferente, pero eso no quiere decir que sea atractivo. Es más clásico que los actuales, eso es innegable, pero sigue presentando un aspecto, que al igual que la carrocería, mezcla detalles de modernidad y otros más tradicionales.

Un interior bien fabricado, aunque algunos materiales son mejorables

Todo se centra en el puesto de conducción. La lectura de los instrumentos resulta clara y sencilla gracias a un cuadro de instrumentos tradicional al que se le añade un display digital entre sus dos esferas. Dicha pantalla nos sirve para obtener más información. De todo tipo en realidad, pero es más útil tener los datos del ordenador de a bordo, porque para el resto de sistemas ya está la pantalla grande del salpicadero.

Ésta es sin lugar a dudas la que más llama la atención. Su tamaño llega a ser de ocho pulgadas, como el de la unidad de pruebas, y su manejo se realiza a través del módulo de control que encontramos en un túnel central muy limpio gracias a la ausencia de la palanca de cambios que en este caso se coloca a la americana, justo detrás del volante. Decir de este módulo de control que podría ser mucho mejor. No es el sistema más intuitivo del mercado, no funciona mal, pero su manejo podría es mejorable. De hecho Mercedes lo sabe y por eso ha introducido un nuevo módulo y un nuevo sistema en sus modelos nuevos, como en el Mercedes Clase A que ya hemos probado y analizado en vídeo.

Dejando a un lado la usabilidad, la verdad es que dicha pantalla es muy completa. Muestra todo lo que se pueda necesitar, y gracias a que va instalada en la parte más alta del salpicadero no distrae mucho de la conducción. No es táctil, pero tampoco lo necesita, o yo al menos no lo necesito. Además los gráficos son de calidad, lo mismo que el material que emplea el panel, que no provoca deslumbramientos ni siquiera cuando el sol incide directamente sobre ella.

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Ya que hablo de materiales, llegamos a un punto conflictivo en los Mercedes de los últimos años. Nadie puede negar que en cuanto a calidad los productos más generalistas de la casa alemana han dado un pequeño paso atrás. A primera vista todo tiene muy buena pinta, con una fabricación intachable, con buenos ajustes y demás, pero hay ciertas zonas que pueden mejorar mucho. Sobre todo las molduras del salpicadero y gracias a Dios que esta unidad no contaba con el dichoso Pianno Black que tanto acostrumbramos a ver, porque si no sería terrible. Como ya digo la sensación es buena, pero no se cómo va a soportar el paso del tiempo y del uso. Habrá que ver.

Donde no se puede poner ninguna pega es en lo que a equipamiento se refiere. A pesar de contar con casi tres años de antigüedad, el GLC dispone de todos esos elementos que ahora se han hecho imprescindibles a día de hoy. Esos y más. Los gadgets son prácticamente interminables, y aunque muchos de ellos se centran en mejorar el confort, la seguridad es un punto de especial atención ya que dispone de los últimos y más avanzados dispositivos de la casa, incluido el sistema de conducción semiautónoma, Intelligent Drive. El mismo que hace tiempo tuvimos ocasión de probar en el Mercedes Clase E.

El GLC 43 tiene 5 modos de conducción: Eco, Confort, Sport, Sport + y uno Individual que podemos alterar a nuestro gusto

No echo en falta ningún elemento de la lista. Se dispone de todo lo que se pueda pedir o necesitar, y muchísimo más. De hecho a pesar de su relativa vejez el GLC no tiene nada que desmerecer frente a rivales más modernos, como el BMW X3 o el Audi Q5. Entre los tres forman ese tridente C-SUV premium que tanto gusta. Los tres se reparten las ventas, aunque ojo con el Mercedes porque dentro de un año llegará su lavado de cara, el cual ya hemos podido ver en más de una ocasión en su etapa de desarrollo.

Dicho modelo empleará la misma plataforma, por lo que las medidas serán prácticamente idénticas. Eso quiere decir que seguirá mostrando un espacio interior correcto. No es el C-SUV más espacioso del mercado, pero tampoco se puede decir que sea el más angosto. Al igual que sus rivales está pensado para que cuatro pasajeros viajen cómodamente. Y tampoco se puede decir nada malo de la capacidad de carga, pues con un mínimo de 550 litros tenemos espacio más que de sobra. Dicho volumen puede crecer hasta los 1.600 litros si abatimos la segunda fila de asientos por completo. Maniobra que se puede realizar cómodamente gracias a unos botones en el baúl (opcionales).

Aunque tenga más potencia no hay que olvidar que hablamos de un SUV espacioso

El Mercedes de esta prueba es uno de esos que pertenece la exitosa gama 43, todo un éxito de ventas a nivel mundial. Todas ellas llevan instalado un motor V6 bajo el capó. En este caso hablamos de un bloque de gasolina con dicha configuración con tres litros de capacidad y doble turbo. Una combinación que consigue generar 367 caballos de potencia y un par máximo de 520 Nm entre las 2.500 y las 4.500 revoluciones. Adherido lleva un sistema de tracción total específico y un cambio de marchas automático de nueve velocidades. Un SUV con las características de un SUV pero con una potencia que lo introduce directamente en el nicho de los deportivos.

Prueba Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC

Para entender dónde se sitúa este GLC 43 tenemos que echar un vistazo a la gama de Mercedes. En un lado del escalafón tenemos las versiones "normales" o mejor dicho comerciales. Por otro tenemos a las todopoderosas unidades 45 y 63, las que se convierten en los topes de gama en sus respectivos modelos. La línea 43 está en un término medio en cuanto a rendimiento y precio. Y ya sabemos cuál es la virtud del punto medio; el equilibrio.

No hay palabra que mejor defina a este GLC. Hace tiempo ya tuve ocasión de probar una de esas variantes comerciales que antes mencionaba, el GLC 220d. En aquél momento ya dije que me parecía que era el Mercedes más Mercedes de los últimos que había tenido ocasión de probar. Es todo lo que puedes esperar de un producto de la casa: calidad, diseño, equipamiento y sobre todo confort. Entonces, ¿el incremento de potencia ha echado por tierra tales palabras? La respuesta corta es no, pero hay matices.

En marcha el GLC 43 se muestra como un gran rodador, suave y confortable

Como ya digo en líneas generales el GLC 43 sigue siendo prácticamente igual a ese modelo comercial. Es un coche muy cómodo, muy silencioso, altamente equipado, con mucha calidad percibida y apeteciblemente bello. La potencia lo que ha hecho es sacar el lado más picante y deportivo de una plataforma que es capaz de asimilar mucha más potencia, como bien demuestra el Mercedes-AMG GLC 63 4MATIC con sus 510 caballos de potencia.

Personalmente con 367 pencos tengo más que suficientes, no veo motivo para sumar más porque no creo que se vaya a conseguir mucho más. El motor V6 biturbo es una delicia, su empuje es considerable y su elasticidad es muy amplia, ofreciendo la máxima potencia casi al corte de la inyección. Por poner una pega diría que le falta algo de bajos. A escasas revoluciones la caja de cambios tarda algo en reaccionar, tarda en encontrar esa marcha con la que tener esa patada que antes mencionaba. Eso sí, una vez entra estate atento del velocímetro porque la multa puede estar al caer.

La caja 9G-Tronic no termina de aprovechar el rendimiento del motor. Sinceramente no entiendo muy bien que configuración se le ha tratado de dar, porque aunque busca bajar los consumos, no lo consigue muy bien como más adelante te contaré, tampoco ofrece un rendimiento muy elevado. En las subidas es rápida, pero no lo es tanto en las reducciones. Eso sí dejamos que actúe por ella sola, sí somos nosotros los que operamos a través de las levas la cosa cambia, pero no debería ser así. Como ya digo, es una pena que la puesta a punto no esté tan lograda como la del motor.

Un V6 biturbo alimenta al Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC

Aunque todos destacamos el sonido de los V8, V10 o V12, los V6 no tienen nada que envidiarlos. Presentan un rugido muy característico, y que combina a la perfección con este SUV de "término medio". Personalmente me hubiera gustado algo más picante, algo más juguetón. Al ralentí el coche tiene un sonido precioso, de V6 puro, pero a la hora de acelerar esperaba algo más. Ese algo más no ocurre hasta que hundes el pedal del acelerador hasta el fondo, entonces el sonido te recoge por completo y te saca una sonrisa, pero ya digo que podría ser más.

En cuanto a dinámica se refiere el GLC 43 es capaz de soportar sin ningún problema el incremento de potencia, pero en realidad no consigue igualar en rendimiento a una berlina al uso con la misma potencia. El problema está en la suspensión de aire y en el ajuste que a ésta se le ha dado. El confort es una de las claves del GLC, y aunque le pongas un AMG por delante y un 43 por detrás, sigue siendo una de las claves. Así que lo que obtenemos es un SUV muy cómodo con mucha potencia extra.

La tracción total garantiza un mejor paso por curva, porque además está configurada para dar más peso al eje trasero que al delantero, pero a pesar de contar con esta ventaja no quiere decir que tengamos un todocamino con el cual podamos salir fuera del asfalto. Con otro tallaje de neumáticos podría hacer frente a obstáculos, pero con esas llantas de 21 pulgadas y esos neumáticos tan finos, yo al menos no me atrevo. El sistema 4MATIC está para dar confianza y estabilidad en el paso por curva, es decir para mejorar el comportamiento.

Lo deja bien claro en un tramo revirado, donde es capaz de soportar un paso por curva rápido, pero tampoco extremo. Una vez más recurro a la palabra equilibrio para definirlo. Si crees que por tener 367 caballos el coche va a ser una tabla y un aliado para las curvas, te equivocas. Podrás ir más rápido que con un SUV convencional, pero no estamos hablando de un deportivo al uso. Ni siquiera poniendo el modo de conducción más deportivo de todos conseguimos tal objetivo, solo hacemos que el coche se tense en algunos de sus componentes mecánicos.

Los modos de conducción actúan sobre diversos componentes mecánicos

A ver, tampoco lo considero una pega o algo excesivamente negativo, pues va acorde al resto del coche. Ni de lejos es la peor parte de él. Los consumos sí que lo son. Vale que sea un V6 biturbo, que tenga 367 caballos y demás, pero ojo con los datos obtenidos porque son preocupantes. Mercedes anuncia en su web que el GLC 43 4MATIC presenta un gasto medio de 9,7 litros a los 100 kilómetros. No voy a tachar a la marca de mentirosa, pero al menos en esta prueba tales consumos no se han conseguido en ningún momento.

A lo largo de la semana de pruebas el ordenador de a bordo arrojó la increíble cifra de 10,9 litros de media. Sinceramente me parece un valor exagerado, y no vayas a pensar que es que fui a fuego todo el rato, más bien lo contrario. De hecho semejante cifra se consiguió con el modo Eco activado la mayor parte del tiempo y una conducción relajada. En esos momentos en los que se exprimió al coche el contador subía con mucha facilidad por encima de los 11 litros. Exagerado y muy decepcionante.

Tampoco esperaba un SUV barato, es un Mercedes, tiene un V6 y ya con eso puedes esperar un precio de venta alto, pero una cosa es elevado y otra cosa es exageradamente elevado. La unidad base tiene un precio de salida de casi 76.000 euros, caro si tenemos en cuenta lo que podemos obtener por ese precio en otros modelos, pero por supuesto comprarse un coche de este corte con el equipamiento base no es algo que vaya muy acorde con el comprador tipo. Así que si empezamos a sumar juguetes empezamos a elevar el precio final, pudiendo rozar los 100.000 euros como en el caso de la unidad de pruebas. No hace falta decir nada más.

Consumos muy elevados que provienen de la alta potencia y el peso excesivo

Conclusiones

La conclusión a la que me enfrento a la hora de definir el AMG GLC 43 4MATIC es fría. Entiendo el concepto que Mercedes quiere vender, un SUV muy pintón, muy equipado, seguro, cómodo, espacioso y con bastante potencia, pero sinceramente si ese incremento de prestaciones supusiera un cambio radical, como pasa con el Mercedes-AMG E 43 4MATIC que probé el año pasado, pues lo entendería, pero este no es el caso. La potencia no quiere decir nada más que un precio de venta más caro y un gasto muy exagerado. Lo mismo que le pasa a sus rivales.

Eso no quiere decir que este Mercedes GLC "extra potente" no sea bueno, que lo es, porque sigue teniendo muchas cualidades que lo hacen ser válido en un amplio abanico de usos. Es un coche tremendamente cómodo, un rodador nato que te llevará del punto A al punto B de la forma más confortable y rápida posible. Además no se puede obviar el apartado estético, para mí uno de los SUV más bonitos del mercado. Una pena que sus puntos negativos tengan más peso que los positivos. Así que como coche, notable, pero como compra lógica, suspenso. Pero ¿quién dice que todo lo que compremos tiene que tener sentido?

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