Prueba Mercedes-AMG GLE 63 S 4Matic+ Coupé, un desafío para las leyes físicas
Desde Mercedes-AMG han sido capaces de sacar todo el jugo al enorme GLE dotándolo de unas cifras de auténtico superdeportivo: 612 CV, 850 Nm de par máximo, 3,8 segundos en el 0 a 100 km/h y una velocidad máxima de 280 km/h. Pero este coche no sólo te convencerá por sus prestaciones. Llega el momento de ver de qué pasta está hecho este monstruo del asfalto.
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Publicado: 29/09/2021 18:00
El Mercedes GLE Coupé es un modelo relativamente nuevo dentro de la gama de la firma de la estrella. Otras carrocerías como la del GLE SUV, vienen de mucho más lejos y se remontan hasta el pasado Mercedes ML, una nomenclatura que varió hasta convertirse en el actual GLE. Su variante coupé, en cambio, se estrenó con esta generación para dar cobertura a un nicho de cliente muy concreto. Ahora, con el lavado de cara, hemos podido ponernos a los mandos de su versión más potente y radical firmada por AMG, el GLE 63 S 4Matic+.
Quizás si comienzo hablando de que estamos ante un coche de más de 2 metros de ancho y de 2 toneladas y media de peso total, puede sonar raro decir que estamos ante su variante más “deportiva y radical”. Sus 612 CV bajo el pedal derecho dispuestos a dar todo de sí mismos, tienen mucho que decir sobre el comportamiento de deportivo puro de este GLE Coupé.
Remontémonos a tan sólo unos años atrás. ¿Qué pensaríais si os dijera que en un futuro se fabricarán coches realmente grandes capaces de competir en prestaciones con los mejores deportivos pura sangre?. Una locura, ¿verdad?. Tanto en este modelo como en otros del mismo corte, tales como el BMW X6 M, el Audi RS Q8, el Aston Martin DBX o el Lamborghini Urus, las leyes de la física dan un vuelco y pasan a regirse por unas reglas nunca vistas antes en el mundo que conocemos. ¿Un enorme SUV bajando de 4 segundos en el 0 a 100?. Como digo, increíble. Pero demos algunos pasos atrás y hablemos sobre qué nos presenta la estética del GLE Coupé firmado por el departamento deportivo AMG.
A la impresionante carrocería que ya todos conocemos del Mercedes GLE Coupé, AMG le suma un parachoques delantero mucho más prominente y con una acusadas entradas de ventilación necesaria para refrescar la obra de arte que guarda bajo su capó, la cuál está firmada por un amable señor llamado Ernesto, continuando así con la tradición de “un hombre, un motor” de AMG. El enorme logo de Mercedes se deja notar en una generosa calandra de lamas verticales, la cual llaman parrilla panamericana desde la marca alemana, la cual sitúa la firma de AMG en la zona inferior de forma bastante discreta, si tenemos en cuenta las proporciones con las que cuenta cada apéndice de este coche.
Si giramos 90 grados este coche y nos fijamos en su perfil, destaca directamente por unos pasos de rueda sobredimensionados, los cuales dan cobijo unas enormes ruedas de medidas 285/40 R22 en el eje delantero, mientras que en el trasero porta unas 325/35 R22, la cuales son capaces de disimular bien sus dimensiones gracias a las descomunales cotas de este gigantesco deportivo. En el interior de estos grandes zapatos, se dejan ver unas pinzas de freno decoradas en color rojo dispuestas a dar lo mejor de sí mismas. Los mencionados ejes se apoyan sobre unas suspensiones neumáticas, incluidas de serie con las versiones AMG, estas nos proporcionarán la posibilidad de pilotar al GLE AMG sobre el trazado de un circuito, así como hacer un pequeño recorrido off-road sin temor a herir la carrocería.
Si damos paso a la trasera, es posible que destaquen sobre todos los demás apéndices, unas salidas de escapes cuádruples con formas trapezoidales, envueltos por un generosísimo difusor pintado en negro brillante, el cual se acoge igualmente a un parachoques de plástico negro que protegerá esta zona de posibles piedras del camino. Esta zona protectora se extiende también hacia el perfil del GLE, proporcionándole ese toque aventurero tan particular. Sus faros son siempre tipo LED y poseen un generoso tamaño (como todo en este coche). Con importante protagonismo en esta zona, se encuentra también la firma AMG, así como la denominación del modelo, por si nos podemos llegar a olvidar del “cacharro” que llevamos entre manos.
La imagen de este GLE es, cuanto menos, imponente. Bien es cierto que su altura puede llegar a no ser precisamente impresionante, especialmente si tenemos la amortiguación situada en su nivel más bajo, pero sí que podemos llegar a apreciar las enormes cotas, tanto de anchura como de longitud que tiene este coche. La musculatura aquí es extraordinaria. Sus pasos de ruedas han sido ensanchados con respecto al modelo “convencional”, y tanto su zaga como su frontal, ofrecen una imagen que a pocos deja indiferente en cualquier momento. Señoras y señores, con todos ustedes, el GLE más deportivo que podrás encontrar. Y ahora que ya conocemos cuáles son sus detalles exteriores, abramos la puerta y accedamos a su habitáculo.
Ciertamente, si nos montamos en el coche y somos poco observadores, a simple vista (y en parado) es posible que nos cueste distinguir en qué monstruo andamos metidos, más aún si hablamos de que el coche en cuestión ande algo justo de extras, en cuyo caso, como digo, podría llegar a complicarnos el acertijo. En el caso de la unidad que pudimos tener entre manos, montaba un tapizado interior de cuero napa Style AMG en color negro, así como unas molduras frontales, laterales y en el propio volante, realizadas en fibra de carbono, lo que ya podría llegar a hacerte intuir de qué motorización hablamos. Esta podremos instalarla como extra, algo que hará subir la tarifa final en un total de 1.988 euros. De serie incorpora unas molduras en madera de roble de poros abiertos, algo que sin duda le otorga un toque de elegancia y distinción, aunque como opinión personal, soy más amigo del carbono para este tipo de coches. No me juzguéis, hay colores para todos los gustos.
Por otro lado, como ya imaginaréis cuenta de serie con el sistema de info-entretenimiento MBUX tan reconocido de Mercedes, con su doble pantalla frontal de 12,3 pulgadas cada una. Estas son completamente personalizables, y para las versiones AMG, conceden una nueva interfaz denominada “Superdeportivo” que prioriza las revoluciones y la velocidad en el centro del cuadro de instrumentos, dándole una vista completamente cierta de deportivo de carreras. En la pantalla central también vemos unos diales propios, como un contador de vueltas a prestigiosos circuitos de velocidad de todo el planeta, así como diferentes pantallas donde ver las prestaciones que utilizamos en tiempo real.
En la consola central, se sitúa un generoso reposabrazos con un también generoso hueco donde guardar objetos bajo él. Aquí encontramos las palancas con las que invocar a un sonido de escape más contundente, el selector de dureza de la amortiguación, el dial para personalizar la altura del coche, la desconexión del control de tracción o el selector de la caja de cambios en modo manual o automático. Por supuesto, todo esto junto al clásico panel táctil para controlar el sistema multimedia. Pero por contra, toda esta zona está coronada por el tedioso material conocido como negro piano, que en cuyo caso de decidir instalar las molduras en madera de roble, esta parte será también rematada en dicho material natural, un acabado mucho más recomendable tanto por lo atractivo como por lo práctico a la hora de mantenerlo limpio.
Antes de acabar de hablar del habitáculo de este coche, debemos incidir en el hecho del enorme espacio habitable que encontramos aquí. Asientos delanteros refrigerados y calefactados, con función masaje, así como en la segunda fila, donde pueden ser únicamente calefactados, pero que cuentan con un enorme espacio tanto para piernas como para la cabeza. Al tratarse de un modelo de corte coupé, no podemos decir que tenga tanto espacio en la zona del techo como sí que posee su hermano el GLE de carrocería convencional, pero en casi ningún momento echaremos en falta una mayor amplitud.
En el caso del maletero pasa algo similar. Aunque estemos ante el modelo coupé seguiremos contando con un espacio de carga mayúsculo de 655 litros, aunque si nuestra visita a cierta multinacional sueca se vuelve más productiva de la cuenta, siempre podremos abatir la segunda fila de asientos y llegar a contar con 1.780 litros de capacidad. Una auténtica furgoneta deportiva de lujo, ¿no os parece?.
Mecánica y precios
Pero ya que conocemos el coche, tanto por dentro como por fuera, llega el momento de descubrir qué se esconde bajo la bonita y estilizada carrocería. Si levantamos el portón del capó, podremos ver un enorme bloque V8 de 4 litros de cubicaje sobrealimentado por un turbocompresor clásico y un compresor eléctrico. Este último va de la mano de una pequeña batería de 48 voltios que servirá como alimentación para él y para un pequeño motor eléctrico de 22 CV que realizará su entrega de potencia en momentos puntuales (el llamado EQ Boost). Está ubicado entre el bloque motor y la caja de cambios, y también hace las funciones de motor de arranque. Gracias a este esquema, el Mercedes-AMG GLE 63 S 4Matic+ Coupé, cuenta con la etiqueta ECO de la DGT.
Su enorme bloque motor es capaz de proporcionarnos un total de 612 CV y un par máximo de 850 Nm. Su caja de cambios es la llamada AMG Speedshift TCT 9G, con un total de 9 relaciones, que traspasa toda la potencia al asfalto a través de la tracción total 4Matic+. Gracias a todo esto, este monstruo es capaz de conseguir cifras de auténtico deportivo en un cuerpo aparentemente poco atlético, pero sus prestaciones no dejan lugar a dudas. Es capaz de realizar el 0 a 100 km/h en apenas 3,8 segundos, y alcanzar una velocidad punta limitada electrónicamente de 280 kilómetros por hora.
Y ya que conocemos qué es lo que sabe hacer este coche, llega el turbio momento de hablar de dinero, y es que este, como imaginaréis, no es un coche que pueda ser adquirido por la mayoría de bolsillos, pues su precio de partida es de 188.084 euros (según configurador oficial de la marca). Esta cifra puede verse realmente engordada si comenzamos a equipar y a personalizar aún más nuestro enorme GLE. Por supuesto, a cambio tendremos prestaciones, estilo y deportividad como pocos podemos llegar a concebir. Aunque si esta motorización en concreto os viene grande, AMG también dispone de una mecánica de acceso a la gama deportiva llamada Mercedes-AMG GLE 53 4Matic+ Coupé, que tiene un precio de partida de 124.320 euros, aunque por supuesto, también recorta sus cifras y prestaciones.
Prueba dinámica
Llega el momento de ver qué tal se comporta este enorme mastodonte sobre el asfalto en la vida real. Es posible que una de las cosas que más nos pueda llamar la atención de primeras, sea su forma de arrancar. Para llevar a cabo la acción, toma la energía necesaria del sistema de propulsión eléctrico, y más concretamente, del pequeño motor de 22 CV que mencionamos anteriormente, el cual reemplaza al motor de arranque clásico. Con esto, sus cilindros despiertan con una brutal instantaneidad, sonando el contundente bramido de los 8 cilindros. La palanca de cambios se ubica tras el volante, como ya tan bien nos tiene acostumbrados desde la firma de la estrella, una ubicación que si te acostumbras a ella, a partir de ahí y siempre que cojas coches de otras marcas, activarás el limpiaparabrisas con asombrosa asiduidad.
Ponemos la D y avanzamos con el enorme AMG. Una faceta que nos llama la atención es su capacidad de giro, es más que sobresaliente, pudiendo maniobrar en angostos garajes con asombrosa facilidad y sin percatarnos de los casi 5 metros de longitud con los que cuenta este coche. Salimos a carretera abierta, y una de sus facetas más importantes es que mientras no queramos despertar al enorme tiro de jamelgos que posee bajo el pedal derecho, la sensación será de que estamos conduciendo una motorización más convencional, no se percibe ningún tipo de brusquedad ni en aceleración ni tampoco en las frenadas. Podemos usar este coche a diario con toda facilidad, siempre y cuando no miremos las cifras de consumo, por supuesto.
Como digo, en entorno urbano, su comodidad de conducción es máxima. Su enorme capacidad de giro, unido a una suavidad pasmosa en todos sus movimientos, nos dejan con un coche de lo más manejable en nuestro día a día, y si a esto le sumamos unas enormes capacidades de habitabilidad y carga, es posible que hayamos encontrado al coche ideal, aunque para esto, lo mejor será acudir al catálogo en sus versiones diésel. Este AMG está hecho de otra pasta, por lo que tendremos que comprobarlo sobre carreteras más divertidas.
Lo creas o no, el sitio perfecto donde probar las capacidades de este morlaco es en las carreteras más reviradas. Sí, las carreteras donde menos podríamos imaginar probar un SUV de estas dimensiones. Posee 5 modos de conducción para carretera: Comfort, Sport, Sport+, Race e Individual, aunque también posee otros específicos para rutas off-road (trail y arena). En el modo Individual, como siempre, podremos personalizar los parámetros para que se amolde mucho mejor a nuestros gustos. En el primer modo (Comfort) conoceremos la cara más amable y suave del GLE, mientras que si optamos por circular en modo Race, todo se volverá mucho más duro, ruidoso y excesivo de lo que podríamos llegar a imaginar. Pero esto es un AMG, por lo que ya sabemos sobre qué terrenos hemos venido a jugar.
Nos adentramos en las reviradas carreteras serranas y, a través del selector situado en el propio volante, elevamos la temperatura optando por el modo Sport. Este endurece levemente las suspensiones, apura más el régimen de vueltas y hace que el sonido de escape sea más contundente. Ideal para cuando no queremos pasar desapercibido pero tampoco queremos brusquedades excesivas. El modo Sport+ aumenta toda esta ecuación de manera significativa, pero es en el modo Race donde podremos sacar todo el jugo deportivo al hijo de la casa de Affalterbach.
Las suspensiones bajan el cuerpo del coche y se posicionan en su punto más firme; la dirección se vuelve dura, directa y más precisa que nunca; el escape escoge un alto nivel de ordinariez y las marchas harán todo lo que esté en su mano para que disfrutes de los 612 CV en cada una de las 9 relaciones. Esto es el modo Race. Una auténtica locura que debería ser obligatorio probar al menos una vez en la vida.
Con este modo activo, cada una de las curvas llega con pasmosa rapidez. Y entre curva y curva, una melodía ronca y profunda trona a través de los distintos puertos de montaña por los que atravesamos. Este sonido es adictivo hasta valores que pocos imaginábamos. A partir de las 5.000 revoluciones el rugido puede ser atronador, despidiéndose cada marcha con un notorio petardeo que cede el testigo a la siguiente. Pocos coches pueden decir en estos tiempos que vivimos que petardean, algo que desde Mercedes-AMG han querido mantener vivo y que desde este equipo agradecemos profundamente.
¿Un SUV de dos toneladas y media capaz de hacer el 0 a 100 en 3,8 segundos y darnos sensaciones de auténtico superdeportivo?. En otros tiempos nos habrían tomado por locos.
La velocidad a la que puede encarar cada una de las curvas es realmente alucinante. Juegas en un continuo esfuerzo mental por asegurarte a ti mismo que pasará por esa curva. Pasa, claro que pasa, y sin mayores quejas o inconvenientes por parte del AMG. El problema estará en tu propia capacidad mental para decidir hasta qué velocidad serás capaz de adentrarte en ella, pues para el GLE será pan comido igualmente. Sus casi dos toneladas y media de peso se contrarrestan a la perfección con su elevada potencia y su tracción total 4Matic+. Bien es cierto que aunque circulemos en el modo más extremo, sí que podremos llegar a apreciar las inercias propias de un vehículo de este tamaño, pero nada exagerado en ningún momento, su puesta a punto es más que perfecta.
Pero si tengo que sacar algún “pero” a este devorador de kilómetros, sería el tacto del pedal de freno. Entiendo que el trabajo de parar a semejante mole no es tarea sencilla, pero cuando manejamos ciertos niveles de prestaciones, el tacto del pedal de freno puede llegar a ser de vital importancia, precisando de un feeling más firme e instantáneo, mientras que en el caso que hoy nos ocupa, puede llegar a ser algo esponjoso, algo a lo que deberás acostumbrarte.
Pero llega el momento de parar y ver qué cifras de consumo hemos tocado. Recordemos que son 612 CV los que se encuentran bajo el pedal del acelerador, y para dar de comer a tal tiro de jamelgos hay que contar con una media de, al menos, 12 litros para cuando circulemos de forma tranquila por autopista, cifra que se eleva hasta niveles indecentes si hacemos una conducción espiritosa por puertos de montaña, donde podremos ver cifras por encima de los 20 litros con gran facilidad. Todo en este coche es excesivo, eso no lo niega nadie, pero en el momento en el que ves y vives estas cifras en primera persona, puedes llegar a darte cuenta de que hará falta algo más que una Lotería de Navidad para poder cuidar como se debe a esta brutal montura. Por todo lo demás, Mercedes-AMG lo ha vuelto a hacer. Chapó.