Prueba Mercedes Clase A 2018, con la tecnología por bandera (con vídeo)
Para una marca nunca es fácil actualizar uno de sus éxitos. Debe hacerse de forma controlada a la vez que arriesgada, y el Mercedes Clase A 2018 es buena muestra de ello. A pesar de ser completamente nuevo esta nueva generación tiene un punto principal; la tecnología.
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Publicado: 18/05/2018 20:00
¿En qué nos fijamos a la hora de comprar un coche nuevo? ¿Precio, diseño, tamaño, marca, equipamiento, consumos? A día de hoy esa lista se ha ampliado con la tecnología. El factor tecnológico cada vez sube más puestos en la lista de requerimientos y Mercedes lo sabe. La marca alemana es referente en estos términos aunque no siempre ha llevado lo último a los modelos más pequeños de la casa. Eso ha cambiado tal y como demuestra el Mercedes Clase A 2018, puesto que si hay una palabra que lo defina es: tecnológico.
Estamos en el siglo XXI y nadie puede escapar de las nuevas tecnologías. El segmento del automóvil había estado un poco alejado de esa corriente. A día de hoy la cantidad de pantallas, "chismes" y artilugios son indispensables para el buen devenir de las ventas de un producto. Súmale pantallas y el mercado hará el resto. Muchos tacharán a los coches modernos como electrodomésticos con ruedas, pero hay que tener en cuenta que a lo largo de la historia cada nuevo modelo ha representado lo mismo con respecto a su antecesor. Es el precio de la evolución.
Haciendo un poco memoria, el primer Mercedes Clase A que conocimos llegó al mercado en el año 1997, cuando Mercedes decidió iniciarse en los segmentos más pequeños, dando como resultado un producto algo atípico dado la época en la que fue lanzado. Pero la verdad es que funcionó en cuanto a ventas, tanto que llegó a lanzarse otra generación. Sin embargo el panorama automovilístico empezó a cambiar y Mercedes decidió cambiar radicalmente el concepto del Clase A, pasando de ese utilitario a un compacto. Era el año 2012.
Muchas voces aseguraron que Mercedes llegaba tarde a una contienda que era dominada por rivales como el Audi A3, el BMW Serie 1 o el Volkswagen Golf, sin embargo los de Stuttgart jugaron bien sus cartas y presentaron un producto atractivo que pasó rápidamente de ser la novedad a ser la referencia en el segmento premium. Un logro que ha supuesto un quebradero de cabeza a la hora de lanzar esta cuarta generación, la cual debía ser contundente pero controlada.
El resultado salta a la vista. El Clase A se actualiza para seguir siendo esa referencia, y principalmente lo hace en esas parcelas que toman cada vez más importancia de cara al futuro. Digo esto porque en el campo del diseño tampoco estamos ante una verdadera revolución. Cierto es que integra la filosofía de diseño que actualmente está patente en la marca, esa que hace unos meses fue presentada por el Mercedes Clase CLS.
En líneas generales y en concepto el Clase A mantiene unas formas muy similares a las de su predecesor. Eso en líneas generales, porque hablando de forma más concreta está claro que se ha buscado darle un toque más agresivo, más afilado, al menos en la parte delantera donde la línea del capó desciende de forma abrupta hacia un morro más estrecho donde cabe destacar una parrilla elegante y unos faros más alargados y ligeramente inclinados hacia arriba.
La zona lateral es la que posiblemente menos cambios presente. Como ya digo su silueta apenas cambia, y eso a pesar que no se conserva ni uno solo de los paneles de la carrocería, ni siquiera las llantas que han sido revisadas y rediseñadas presentando un tamaño de entre 17 y 19 pulgadas. Puede que algún ojo ávido se haya percatado que el coche es más grande. Vaya si lo es. El nuevo Clase A crece nada más y nada menos que 12 centímetros de largo, y tres de ancho. Buen ojo.
Para mí la parte más cambiada es la trasera, y todo se debe al portón. Si os acordáis del modelo que ha estado hasta ahora, los faros solo formaban parte de la carrocería y no del portón en sí, lo que penalizaba con una boca de carga irregular y no del todo aprovechable. Ahora ese problema se ha solucionado con la introducción de un portón que parte en dos los faros, dejando una boca de carga más amplia, 20 centímetros más, lo que facilita la entrada y salida de objetos voluminosos.
Si te lo estás preguntando, sí, Mercedes vuelve a echar mano de los escapes falsos. A mí personalmente no me gustan, pero echando un vistazo a las ventas mes a mes, ¿quién soy yo para llevar la contraria al mercado? Este artificio además se hace extensible a cualquiera de los paquetes de diseño posibles, donde una vez más el AMG Line es el más resultón a la vista. Por algo Mercedes espera que se convierta en el más vendido.
Pero saltemos al interior, la zona más cambiada. La anterior generación no era conocida por su excelsa calidad, hay que ser sinceros. En esta ocasión los alemanes han trabajado para ofrecer no solo mejores materiales si no también mejores remates y mejor fabricación. El resultado salta a la vista, el Clase A mejora en esa parcela donde tanto penalizaba, y si alguno me pregunta si está a la altura de sus rivales de BMW y Audi te diría que sí, pero claro habrá que ver cómo llegan las renovaciones de los dos, porque seguro que tampoco son discretas.
Eso sí, de verdad que no soporto el acabado Pianno Black. Vale que queda muy bien en fotos, pero en el día a día se vuelve una pesadilla para aquellos que nos gusta tener el coche limpio. Es la peor superficie del mundo para tenerla limpia, es una especie de imán para polvo, partículas y huellas, resulta casi imposible tener impoluta y esto provoca que si pasamos la mano por algún lado se ralle, cosa que empeora el aspecto. Y no, no se puede cambiar por otro material.
A ese incremento de calidad se ha sumado mucha, pero que mucha tecnología. La manera en la que se presenta resulta espectacular pues nunca antes habíamos visto semejante despliegue en un modelo de este segmento. Lo que más llama la atención son las dos pantallas con un tamaño máximo de 10,25 pulgadas cada una de ellas. De serie llegan dos paneles de siete pulgadas, aunque la verdad es que no resultan nada espectaculares. Mercedes da opción de ampliar las dos o solo una, dependiendo de nuestros gustos y presupuesto.
Pero el tamaño en sí no es lo que llama la atención, si no todo lo que pueden hacer. El Clase A estrena en Europa el sistema MBUX. Estas siglas tan rimbombantes vienen a decir que se cuenta con un sistema de infoentretenimiento completamente rediseñado, tanto por gráficos como por funcionalidades y asistentes. Ni que decir tiene que se puede incluir prácticamente de todo, además de poder alterar de mil maneras el estilo de los gráficos y de la información que estos pueden desplegar.
Tan avanzado es el equipo que Mercedes ha introducido un asistente de voz denominado Me. Llegará de serie para el modelo, y su función es la misma que realiza Siri en Apple o Alexa en Amazon. Responde a comandos de voz, el principal es "Hey Mercedes", pero en realidad siempre que digas la palabra Mercedes el sistema va a pensar que quieres algo de él. Una vez dicho esto podrás solicitar o manejar una amplia información sin tener que soltar las manos del volante, desde poner un destino en el navegador hasta saber el tiempo en ese lugar de llegada.
En realidad el asistente no es lo más avanzado del coche, para mí lo es la inteligencia artificial del propio coche, el cual va aprendiendo de nuestras costumbres para así ir adelantándose a nuestras peticiones. A esto hay que sumarle la realidad aumentada, cuyo fin principal es interactuar con el navegador que a su vez opera con la cámara frontal para así darnos indicaciones mucho más precisas. Y todo ello en un coche compacto.
Aunque el manejo de la pantalla principal es ahora táctil, Mercedes ha cambiado el módulo de control, algo que venía siendo necesario desde hace mucho tiempo. La tradicional rueda se sustituye por una superficie digital como la que presentan los portátiles. Resulta mucho más intuitiva y sencilla de manejar ya que la superficie responde a cada pulsación o movimiento con una ligera vibración, además de disponer de unos botones laterales que actúan a modo de acceso rápido a diversas funcionalidades.
Existen diferentes paquetes de equipamiento que incrementan el tamaño de las pantallas del salpicadero, el más avanzado es el denominado Premium Plus
Para acabar con el apartado tecnológico y así evitar que esta review dure día y medio, hay que decir que el Clase A es todo un portento tecnológico y deja a sus rivales en una incómoda posición. La lista incluye elementos como el control de crucero adaptativo e inteligente, la conducción semi autónoma, asientos delanteros ventilados, calefactados y con función masaje, carga por inducción, Head-Up Display, el ya mencionado sistema MBUX, cámara de 360 grados, faros de LED Multibeamy así un largo etcétera.
Si por hay algo que se reconozca a la marca de la estrella es por fabricar coches con un claro enfoque de confort. Un poco más abajo te daré detalle de cómo ha cambiado en este aspecto desde el punto de vista mecánico, pero primero decir que dado que el coche ha crecido, también lo ha hecho la batalla, apenas son unos centímetros, pero eso ha servido a los desarrolladores para aprovechar mejor el espacio y la visibilidad del conductor.
Obviamente las plazas delanteras son las más cómodas, las traseras disponen de algo más de espacio que en su predecesor. Podemos decir que el hueco para las piernas es el correcto, al igual que para la cabeza, sin embargo me sigue pareciendo una fila algo angosta, efecto que se agrava si introducimos un quinto pasajero pues provocará que el espacio para los hombros se acorte de forma dramática. Además éste último tendrá que viajar en una plaza más dura y con las piernas abiertas ya que el túnel de transmisión es algo intrusivo dado el suelo bajo y las futuras versiones de tracción total.
Más espacio para pasajeros y para sus maletas. Gran parte del crecimiento del Clase A viene dado por la extensión de los voladizos, sobre todo el trasero. Esto permite que se obtenga un mayor espacio de carga. La capacidad mínima ahora es de 370 litros, 29 más que el anterior, y 1.210 litros de carga máxima si abatimos la segunda fila de asientos en una proporción 60:40 o 40:20:40.
Otra de las novedades del Clase A es su plataforma, denominada MFA 2, esto ha obligado a que todas las mecánicas hayan sido renovadas o revisadas. Por el momento la gama mecánica del Clase A es bastante corta, con tan solo un bloque diésel y otro gasolina, ambos desarrollados en colaboración con Renault. El A180d será la unidad de acceso en cuanto a potencia, con 116 caballos, mientras que el A200 será el menos potente de la rama gasolina con 163 caballos.
Por ahora el diésel solo estará disponible con cambio automático de siete velocidades. El A200 por su parte será el único en disponer de cambio manual, al menos durante los próximos meses, también es posible optar por la caja de doble embrague de siete velocidades, aunque eso elevará la factura en unos 2.400 euros. Más adelante se sumarán versiones mecánicas y de transmisiones, la más inmediata el A250. A partir de ahí las esperadas unidades AMG y las más novedosas híbridas, aunque estas serán las últimas en aparecer.
Prueba Mercedes A200
El ampliar la batalla y extender el ancho de vía, aunque sea unos pocos centímetros, obra milagros a la hora de asentar un coche sobre el asfalto. Al Clase A le ha pasado justamente eso. Mercedes, al cambiar su plataforma, ha hecho que el compacto pise el asfalto como si una berlina se tratase. La calidad de rodadura es mayor que la de su predecesor, y eso a su vez repercute en una mejor sensación de confort a bordo, con una baja rumorosidad.
El Clase A, en sus modelos base, nunca ha sacado pecho de una conducción dinámica. Mercedes sabe que para tales menesteres está su gama AMG, la que por cierto se verá ampliada en un futuro próximo con la llegada de las nuevas unidades A 35 que ya ha sido interceptadas en su fase de desarrollo. Cómo iba diciendo, en esta generación tampoco estamos ante un coche especialmente dinámico, menos incluso si cabe debido a un cambio en la configuración de la suspensión trasera, donde se ha sustituido el ya habitual esquema de multibrazo por el más viejo eje de torsión.
En una conducción normal la verdad es que no se aprecia ninguna diferencia, sin embargo empieza a notarse cuando nos adentramos en una carretera más rota o cuando queremos elevar el ritmo de conducción. En el primer caso la sensación de confort se reducirá, y en el segundo notaremos como el coche empieza a salirse de su hábitat, dejándonos claro que no está a gusto con trazadas y pasos por curva algo extraños. Esto solo ocurre en las dos versiones de acceso, en el A180d y en el A200, en el resto de motorizaciones el esquema cambia, por lo que suponemos que la conducción también.
La verdad es que el A200 es una propuesta ideal para hacer muchos kilómetros. Dado que el confort a bordo es tan alto, lo que se pretende es que cada viaje se realice de forma confortable y relajada. Todo conduce a ello, es decir la dirección es suave, la amortiguación también lo es y ni siquiera cambiando los modos de conducción notamos un cambio sustancial en estas características, algo más tenso en ciertos puntos pero poco. Es un coche para ir cómodo y punto.
Mercedes quiere escalar la gama del Clase A, y por ello en un futuro se integrarán versiones entre medias de la gama normal y el todopoderoso A 45
Incluso los consumos son bajos. La nueva hornada de motores ha sido desarrollada para poder cumplir con los próximos objetivos de emisiones y por eso las cifras que homologa son realmente bajas. En cuanto al A180 los datos que se manejan son de apenas 4,1 litros a los 100 kilómetros en ciclo homologado. El A200 eleva el gasto como era de esperar, pero lo hace de forma bastante controlada pues Mercedes dice que es capaz de consumir 5,2 litros a los 100 kilómetros si optamos por el cambio automático o 5,8 si lo hacemos por el manual. Datos muy notables en ambos casos.
Centrándome más específicamente en la variante probada, hay que decir que los 163 caballos que dicen ser los que esconde ese motor apenas se perciben como tal. Las nuevas normativas de emisiones hacen que los motores parezcan "capados" tal y como es el caso de este A200. La entrega de potencia es muy suave y progresiva, con un par de 250 Nm entre las 1.620 y las 4.000 vueltas. Pegada tiene, pero sinceramente dada la potencia anunciada y el tamaño del coche esperaba una respuesta mayor.
La caja de cambios de la unidad probada era la automática de doble embrague y siete velocidades. Encaja como un guante en el concepto general del coche, con cambios fluidos y suaves y sobre todo con una predisposición clara al ahorro. Ahora bien no la pidamos mucho rendimiento porque seguirá con esa apuesta de tranquilidad. De hecho si lo hacemos es cuando empezamos a notar los problemas típicos de las cajas de doble embrague, como la falta de sensibilidad desde parado o los tirones a ciertas velocidades.
Conclusiones
Mercedes ha sabido aprovechar el momento y el lanzamiento del Clase A se produce en uno ideal. Dentro del segmento C premium ha sido el primero en actualizarse, y con todavía muchas dudas sobre cómo llegará el BMW Serie 1 y cuándo llegará el nuevo Audi A3, está claro que la novedad se va a llevar por delante un buen puñado de ventas. El Clase A mejora en todos los aspectos con respecto a su predecesor, diseño, confort, habitabilidad, pero sobre todo lo hace en cuanto a la tecnología.
Las dos pantallas de la consola central, y todo lo que éstas pueden hacer, se van a convertir en un reclamo para los compradores. Sigue habiendo cosas que no me terminan de convencer del coche, como la fila trasera algo angosta, el eje de torsión para las unidades de acceso o un motor algo parco en respuesta. Sin embargo a pesar de ello está claro que el Clase A marca una vez más es paso, convirtiéndose en el rival a batir.