Prueba Mercedes Clase B 2019, hay vida más allá de los SUV (con vídeo)

El auge de los todocaminos ha provocado que los tradicionales monovolúmenes estén en peligro de extinción. A pesar de que sus ventas se reducen cada vez más algunos fabricantes aún apuestan por ellos como es el caso del Mercedes Clase B, cuya nueva generación hemos examinado a fondo.

24 min. lectura

Publicado: 23/05/2019 20:00

Probamos la nueva generación del Mercedes Clase B, hay vida más allá de los SUV.

El público parece estar perdiendo el interés por los tradicionales monovolúmenes pero el nuevo Mercedes Clase B quiere demostrar que todavía tienen mucho que aportar. El modelo alemán milita en una categoría aún más restringida, la de los integrantes premium donde básicamente sólo tiene un rival directo: el BMW Serie 2 Active Tourer.

A primera vista el Mercedes Clase B 2019 no parece un monovolumen. Visualmente no es un coche alto o voluminoso sino que da la sensación de que es un compacto más grande de lo habitual y eso se debe a su diseño plagado de formas redondeadas con un frontal relativamente bajo.

Estos elementos redondeados quedan claros en los grupos ópticos con unos faros que de serie cuentan con tecnología led y opcionalmente pueden montar un sistema de iluminación adaptativa (Multibeam LED). La parrilla tiene un tamaño generoso y el logo presentado en el centro también tiene un tamaño ostensible, si bien las barras, la trama e incluso la propia forma de la parrilla varían según el acabado escogido.

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La unidad probada lleva pintura Blanco Polar, la línea de equipamiento Progressive, el paquete Night y llantas de 18 pulgadas

Opcionalmente se puede equipar el sistema de persianas Airpanel que abre o cierra unas lamas en función de la demanda de aire para refrigeración. Cuando están cerradas beneficia la aerodinámica llegando a conseguirse un coeficiente Cx de 0,24 en el mejor de los casos. Estas lamas van situadas tras la calandra y tras la toma de aire central del paragolpes.

El paragolpes tiene un diseño bastante convencional en nuestra unidad de pruebas y de manera opcional se puede disfrutar del paquete AMG Line que le da un toque más agresivo con entradas de aire más grandes. También hay un amplio catálogo de llantas de aleación de distintos diseños entre las 16 y las 19 pulgadas.

En la parte trasera hay que mencionar un pilar D bastante fino para no obstaculizar la visibilidad en maniobras de estacionamiento y un portón rematado con un spoiler generoso y una luneta con una apreciable caída. Que la luneta no sea tan vertical como en otros monovolúmenes ayuda a asemejan sus formas con las de un hatchback.

Para dar una mayor sensación de anchura los elementos se disponen de manera horizontal como es el caso de los pilotos, que además vuelven a mostrar una silueta redondeada. La horizontalidad también queda clara con los reflectores y el listón cromado que recorre el paragolpes posterior. Un paragolpes que, una vez más en Mercedes, vuelve a recurrir al trampantojo de las salidas de escape simuladas.

Aunque parezca más pequeño, en realidad esta tercera generación del monovolumen alemán tiene unas dimensiones similares a las de su predecesor. Apenas es 26 mm más largo, 10 mm más ancho y 4 milímetros más bajo. La mayor diferencia la encontramos en la distancia entre ejes, ahora 30 mm mayor gracias a unos voladizos más cortos.

Las formas redondeadas disimulan su tamaño

Se suele decir que la belleza está en el interior y en el caso de este Clase B ese dicho se cumple a la perfección. La sensación de calidad es muy grande en el interior del monovolumen alemán con materiales lujosos y agradables a la vista en el salpicadero y en las puertas. Al tacto convencen un poco menos, evidenciando que las molduras que tienen un acabado en madera, aluminio o fibra de carbono en realidad son de plástico.

Las posibilidades de personalización son amplias, no sólo por los diferentes estilos de molduras sino por la gran cantidad de tapicerías diferentes para elegir y también por la posibilidad de contar con un sistema de iluminación ambiental con hasta 64 colores que varían la atmósfera interior.

Por supuesto no faltan las salidas de aire con forma de turbina ya características de los últimos modelos de Mercedes. La principal pega que le podemos poner a este modelo fabricado en Rastatt (Alemania) es que los tres elementos centrales de las salidas de aireación es que están envueltas en una moldura de color negro piano, un material elegante pero que no resulta nada práctico porque se ensucia con mucha facilidad. Este recurso también está presente en la consola central.

El puesto de conducción del Clase B tiene un aspecto muy similar al de los últimos lanzamientos de Mercedes

La sensación de espacio es abundante porque se utiliza un diseño en el que predomina la disposición horizontal de los elementos y también porque la línea de cintura es 5 mm más baja que la del modelo anterior. La superficie acristalada es un poco mayor, hay una mejor visibilidad y además esa impresión de espacio se incrementa aún más si equipamos el techo solar panorámico que está dividido en dos partes (la delantera es practicable).

De todos modos esta mayor sensación de espacio es una impresión porque en realidad no hay grandes cambios en la habitabilidad respecto al Clase B anterior. Para las piernas y para la cabeza las diferencias son mínimas. En anchura sí que hay cierta ganancia, se va más holgado principalmente gracias a la disposición de los elementos interiores de las puertas.

Por supuesto la parte más llamativa la encontramos delante del conductor con un tablero de instrumentos y un sistema multimedia en el que ambas pantallas están unidas visualmente. Esta configuración puede tener tres versiones diferentes: Podemos tener dos pantallas de 7 pulgadas, pantalla de 7 pulgadas y otra de 10,25 pulgadas o en la versión más completa dos pantallas de 10,25 pulgadas. Resultan espectaculares por la calidad de imagen que proporcionan y por la sensación tecnológica que transmiten.

El interior muestra unos buenos ajustes y un bonito diseño, aunque todo lo que parece metálico es en realidad de plástico

El cuadro de instrumentos es totalmente digital, transmite muchísima información y nos permite ciertas opciones de personalización. Además de manera opcional podemos contar con un head-up display que proyecta información directamente sobre el parabrisas en lugar de sobre una lámina de plástico aunque es un elemento muy costoso (1.197,90 euros).

En cuanto sistema de infoentretenimiento es muy completo. Tiene todas las funciones que nos podemos imaginar cuenta con conectividad con Apple CarPlay y Android Auto y por supuesto el interfaz es el modernísimo MBUX que proporciona una gran experiencia de usuario especialmente por su avanzado sistema de reconocimiento de voz. Este sistema no solo atiende órdenes concretas sino que puede identificar un lenguaje natural y aprender hábitos del usuario.

De esta manera no es necesario subir la temperatura de climatizador por nuestra cuenta sino que podemos decirle al sistema que tenemos frío y automáticamente subirá la temperatura. Lo mismo ocurre si queremos indicar un destino de navegación: no es necesario decir una secuencia de comandos concreta sino que podemos pedir que nos lleve a un restaurante italiano y nos buscará cuál es el más cercano automáticamente.

El interfaz MBUX hace que la interacción con órdenes de voz sea muy cómoda y ágil

La pantalla es táctil y se puede operar directamente sobre ella pero la mayoría de las veces lo más cómodo es recurrir al sistema de reconocimiento de voz natural. Existe una tercera vía para operar el sistema, a través de los mandos situados en la consola central pero no son los más cómodos del mundo. Es cierto que resulta más práctico e intuitivo que el que encontramos en la generación anterior pero aun así es fácil hacer clicks en marcha involuntariamente debido a la gran sensibilidad de la parte táctil del mando. En ese sentido creo que siguen estando por delante Audi y BMW, que han resuelto mejor estos controles.

Hablando de la consola central en este espacio encontramos varios compartimentos donde depositar objetos. No son muchos pero sí bastante grandes como es el caso de la guantera, de los bolsillos de las puertas o del hueco bajo el reposabrazos. Resulta muy útil en un coche familiar. Lo que no encontraremos en la consola de la palanca del freno de mano porque todas las versiones cuentan con un freno de estacionamiento eléctrico que se sitúa a la izquierda del volante.

Los asientos son bastante cómodos aunque el cojín debería ser más mullido, aunque eso irá en gustos. En opción pueden tener regulaciones eléctricas y estar climatizados. Aquí hay una novedad interesante, inédita en el mercado, dentro del paquete Energizing. Se trata de un sistema que, de vez en cuando, realiza pequeñas variaciones en la inclinación de la banqueta y el respaldo durante la marcha. De esta manera se hacen cambios mínimos en la postura y resulta positivo para la salud, hace los viajes más confortables y llegamos a nuestro destino más descansados. Quizá sea así, aunque personalmente me ha parecido que los cambios son algo bruscos y en ocasiones restan algo de comodidad.

Los asientos delanteros tienen innumerables ajustes y pueden estar ventilados y calefactados. Aún así, el cojín no resulta demasiado confortable y se habría agradecido que estuviera más mullido

La sofisticación de esta función llega al punto de que puede vincularse una pulsera de actividad o un smartwatch para que tenga en cuenta determinados valores personales, como el nivel de estrés o la calidad del sueño, y así hacer esos movimientos de una manera aún más eficaz. Está disponible con el paquete Energizing Plus.

En un monovolumen las plazas traseras son fundamentales. Hay monovolúmenes grandes con tres asientos individuales pero entre los de tamaño compacto no es habitual y tampoco la encontraremos en este Clase B 2019. Como es frecuente la plaza central es más incómoda que las de los extremos y tres adultos irán algo justos. Las plazas laterales son muy confortables, ofreciendo mucho espacio para las piernas teniendo en cuenta que estamos en un coche de 4,42 m de longitud.

El tren de rodaje con sistema de amortiguación ajustable (1.318,90 euros) es costoso pero muy recomendable

No hay zona climática propia para esta fila traseras, aunque sí cuenta con salidas de aire. Debajo de éstas hay un hueco para colocar algún objeto pequeño y también hay redes tras los respaldos y dos tomas USB-C. El apoyabrazos de las plazas posteriores incluyen dos posavasos retráctiles, habría estado bien integrar también un compartimento pero no ha sido el caso. No es posible contar con siete plazas, ni siquiera en opción, así que para quien necesite tres filas de asientos la marca alemana propone su próximo todocamino, el Mercedes GLB.

Sí que existe la opción de equipar una fila trasera deslizante. Así, estos asientos se podrán ajustar longitudinalmente hasta 14 cm para aportar una mayor modularidad permitiendo jugar con el espacio para beneficiar la capacidad de carga cuando lo necesitemos.

Respecto al espacio de carga hay que mencionar que el portón trasero puede tener un sistema de apertura eléctrica y una función manos libres pasando el pie bajo el paragolpes. La boca de acceso es ancha y el umbral queda bastante bajo así que facilita la introducción de objetos grandes o pesados.

El maletero del Clase B 2019 no destaca por tamaño pero sí por su modularidad y calidad de realización

Una vez abierto encontramos un maletero de 455 litros de capacidad que, curiosamente, es más pequeño que ofrecido por el modelo anterior (son 33 litros menos). Si tenemos la opción de desplazar los asientos traseros es posible conseguir hasta 705 litros si los echamos totalmente hacia adelante.

El espacio del maletero está totalmente tapizado y está bien rematado como corresponde a un modelo de corte premium. Las formas son muy cuadradas, muy aprovechables, y además cuenta con diferentes elementos para sujetar y distribuir la carga como redes, cintas elásticas, ganchos y un doble fondo. También hay una toma de 12V.

El respaldo de los asientos traseros se puede abatir (desde el propio asiento, no hay tiradores en el maletero) de manera que se consigue un espacio plano y un volumen de hasta 1.100 litros. Para facilitar el transporte de cargas muy largas, el respaldo del asiento del acompañante también se puede abatir completamente aunque es un elemento opcional que estará disponible a mediados de 2019.

En marcha el monovolumen alemán es cómodo, agradable de conducir y muy silencioso

Prueba del Mercedes B 200d 2019

La gama de motores del nuevo Clase B está compuesta por cinco opciones: dos de gasolina y tres diésel. Los motores de gasolina tienen cuatro cilindros, turbo y sólo 1,3 litros de cilindrada. Son el B 180 con 136 CV y el B 200 con 163 CV y ambos cuentan con un sistema de desactivación de cilindros que permite reducir ligeramente el consumo de combustible. Estos dos motores son los únicos que pueden contar con un cambio manual de seis velocidades aunque también pueden llevar una caja automática 7G-DCT de doble embrague y siete relaciones.

En cuanto a las versiones diésel, la variante de acceso es el B 180d de 116 CV que lleva el mismo propulsor que probamos en el Clase A, es decir, un 1.5 que sólo puede estar vinculado a la caja 7G-DCT. La gran novedad es una nueva familia de motores diésel OM 654 de 2.0 litros que Mercedes ha estrenado en este Clase B. Son el B 200d y el B 220d con 150 y 190 CV respectivamente.

Los motores OM 654 ya cumplen con la futura norma de emisiones Euro 6d obligatoria a partir del año 2020 (el resto satisfacen la vigente Euro 6d-Temp). Para ello recurren a un catalizador de oxidación diésel (DOC), recirculación de gases de escape de alta y de baja presión, un filtro de partículas (DPF) y un catalizador de reducción catalítica selectiva (SCR) con AdBlue.

El Clase B es el modelo de Mercedes en el que han debutado los nuevos motores de gasóleo OM 654

La versión que hemos probado es el B 200d que con 150 CV se sitúa como punto intermedio de la oferta de gasóleo. Es la variante más interesante de la gama por su relación entre precio, consumo y prestaciones. Es agradable de utilizar, tiene mucha fuerza desde bajas vueltas y mueve con alegría a este monovolumen incluso a plena carga.

En estas versiones 2.0 diésel no solo el motor es nuevo sino que también es primicia la transmisión 8G-DCT: un cambio automático de doble embrague con ocho marchas en lugar de las siete que tienen el resto de variantes. Funciona con mucha suavidad, es convenientemente rápido para hacer una conducción dinámica y puede manejarse de manera secuencial a través de levas o de la propia palanca.

Con este propulsor de 150 CV el consumo de combustible es bajo aunque no excepcional. Haciendo una conducción variada y despreocupada lo normal será estar en torno a los 6,5 l/100 km. Buscando una conducción muy tranquila con poca ciudad es posible bajar de los 6 litros.

Los faros adaptativos Multibeam LED cuestan 556,60 euros

En general el Clase B resulta muy agradable como vehículo familiar, es silencioso y ofrece un buen confort de marcha. Hay tres tipos de suspensión en el catálogo: el de serie con un ajuste en el que prima la comodidad, un tren de rodaje deportivo con un ajuste más firme y altura rebajada en 15 milímetros y un sistema de amortiguación ajustable que combina lo mejor de ambos mundos.

La dirección muestra mucha asistencia para maniobrar sin esfuerzo aunque resulta muy insensible, aunque este pecado ya es frecuente en la mayoría de modelos modernos de todas las marcas. Se habría agradecido que fuera más directa ya que hay que dar muchas vueltas de volante.

El conductor va 90 mm más alto que en el Clase A y en una posición más erguida. La visibilidad del entorno es buena en todas las direcciones y además podemos disfrutar de la ayuda de una cámara trasera con líneas de guía dinámicas, de un sistema de cámaras de 360 grados y el asistente de estacionamiento Parktronic.

El equipamiento de seguridad de serie y opcional del Clase B 2019 es amplísimo

De serie se propone el sistema Dynamic Select con cinco programas de conducción que permite ajustar varios parámetros para adaptar las reacciones del vehículo a nuestro estilo. De esta manera es posible cambiar la dureza de la dirección, la respuesta del acelerador y ajustar el tarado de la suspensión (si se equipa la amortiguación activa). También varían aspectos de la climatización, el ESP o la transmisión automática (si se equipa).

La marca alemana también ofrecerá versiones con tracción total 4Matic, una posibilidad que quedará reservada a las motorizaciones más potentes. La tracción integral será interesante para aquellos que circulen habitualmente por carreteras de montaña o lugares donde llueva o nieve con cierta frecuencia.

El nuevo Mercedes Clase B 2019 está a la venta desde 33.375 euros, precio que corresponde a la variante de gasolina B 180. El modelo que hemos probado aquí, el diésel de 150 CV, cuesta 1.400 euros más que la variante de acceso. Merece la pena el desembolso adicional que supone el B 200d porque tiene mejores prestaciones, añade el cambio 8G-DCT y el consumo de combustible es notablemente más bajo.

En las dos primeras generaciones se han vendido más de 1,5 millones de unidades, dejando claro que se trata de un modelo importante dentro de la gama del fabricante de Stuttgart. La tercera generación del Mercedes Clase B buscará seguir esa senda de éxito y, más que sus rivales, la principal oposición la encontrará en la creciente oferta de SUV que pueblan el mercado.

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