Prueba Mercedes Clase T 180d 7G-DCT, lo más de lo más
Probamos el Mercedes Clase T con el motor diésel de 116 CV, cambio automático y acabado Progressive. Esta configuración es el tope de gama de la que pretende ser la mejor furgoneta compacta del mercado. Un monovolumen que trata de desmarcarse de sus genes de vehículo comercial.
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Publicado: 13/08/2023 10:00
Las furgonetas han desbancado a los tradicionales monovolúmenes como elección a la hora de escoger un transporte familiar. Entre ellas, el Mercedes Clase T trata de mostrarse como la opción más lujosa del segmento. He podido disfrutar de su versión más equipada y con mejor relación prestaciones/consumo, el Mercedes T 180d 7G-DCT Progressive.
El Clase T es fruto de la colaboración estratégica de Daimler con la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi de la que también han surgido el Mercedes Citan, el Renault Kangoo y el Nissan Townstar. Resulta llamativo que Mercedes tenga dos productos dentro del mismo segmento pero están dirigidos a públicos diferentes.
El Citan Tourer busca un perfil más profesional que puede combinar ocio y trabajo mientras que el Clase T pretende mostrarse como un monovolumen compacto que aporta las mismas cosas que un turismo. También supone una alternativa para aquellos a los que se le quede corto de espacio un Mercedes Clase B.
De esta manera el T muestra más empaque y al acabado base se le pueden adicionar las líneas Style y Progressive. La unidad de pruebas lleva el acabado Progressive, el tope de gama, que trae de serie los faros LED High Performance, pilotos LED, una moldura cromada en la parte inferior de la luneta y llantas de aleación de diferente diseño. En opción se pueden poner llantas de hasta 17 pulgadas.
Este modelo compacto tiene unas dimensiones exteriores de 4.498 mm de longitud, 1.859 mm de anchura y 1.857 mm de altura y se ofrece con un aforo de cinco personas. Próximamente el monovolumen de Mercedes recibirá una variante de carrocería extralarga con un interior de siete plazas e incluso una interesante versión camper Clase T Marco Polo.
Mucho equipamiento pero buena parte de él está en la lista de extras
Dentro, la parte superior de la instrumentación y parte de los paneles de puerta están cubiertos con una superficie de cuero artificial con pespuntes, de tacto suave pero sin mullido alguno. Es la única diferencia palpable con respecto al Citan. El resto está realizado en plástico duro. Se ve bien hecho y da la impresión de duradero pero desde luego no se percibe una atmósfera más premium que la del Citan Tourer.
Los asientos están vestidos con una agradable tapicería símil de cuero negro, característica poco frecuente en este segmento que añade distinción. Hay otros detalles que no están a la vista, como por ejemplo el revestimiento de las paredes interiores y el enmoquetado del piso mejoran el aislamiento térmico y acústico.
El acabado Progressive trae de serie elevalunas eléctricos en las puertas traseras y algunos elementos terminados en plata mate. Sin embargo, muchos elementos diferenciales se quedan en la lista de extras como es el caso del climatizador automático bizona Thermotronic, resulta llamativo que incluso esta versión tope de gama venga de serie con aire acondicionado manual.
Otro ejemplo es el sistema multimedia MBUX con pantalla táctil de 7 pulgadas, el mismo del Citan. Funciona con fluidez y cuenta con conectividad con Android Auto y Apple Carplay pero el paquete de navegación con información de tráfico en tiempo real es un extra y es algo costoso.
La función de arranque sin llaves es de serie pero el acceso sin llaves es un extra. También supone un desembolso adicional el sistema de carga inalámbrica para dispositivos móviles o la cámara de marcha atrás. Algunas de esas cosas no las puede llevar el Citan Tourer y marca la diferencia a favor del Clase T pero todo ello repercute en el bolsillo.
El monovolumen alemán también se puede contar con elementos más sofisticados como una ayuda activa para aparcar Parktronic o un volante calefactado aunque no hay posibilidad de equipar un cuadro de instrumentos digital, la instrumentación es analógica con un display TFT en color de 5,5 pulgada en todas las versiones.
En la consola central los espacios son escasos para un vehículo familiar. Bajo el reposabrazos hay un pequeño compartimento –apenas cabe una botella de 0,75 litros- y además la tapa no se sostiene abierta por sí misma sino que cae a plomo con violencia si no se sujeta, un detalle francamente mejorable. Mejor resultado brinda el volante, muy similar al resto de turismos compactos de Mercedes por diseño y por su combinación de botones físicos y táctiles.
Cinco estrellas en Euro NCAP
El Clase T destaca por el equipamiento de seguridad y asistentes de conducción, aspecto en el que también brilla el Citan con los mismos elementos. El detector activo de cambio de carril, asistente de atención del conductor, control de ángulo muerto o un asistente para señales de tráfico, entre otras cosas, ayudan a obtener la máxima valoración en los test de impacto de Euro NCAP sitúan a sendos modelos de Mercedes como las furgonetas más seguras del momento.
En las plazas posteriores, a las que se accede cómodamente a través de grandes puertas correderas, hay espacio suficiente para tres adultos de 1,85 m de estatura. Disfrutarán de salidas de aire traseras, bolsas en los respaldos de los asientos delanteros, bandejas plegables y un enchufe de 12 V. Se pagan aparte las tomas USB-A que sólo cuestan 37 euros. ¿Por qué no vienen de serie?
Los tres asientos del mismo tamaño que tiene este monovolumen en la segunda fila están instalados en un banco abatible en relación 1/3 y 2/3. Al plegarlo el espacio de carga queda casi plano y sin niveles, permitiendo transportar objetos voluminosos sin necesidad de desmontar los asientos. Un sistema útil y muy bien pensado.
Un gran portón de apertura vertical da espacio a un maletero enmoquetado. Presenta un aspecto cuidado y sólo es criticable que el enchufe de 12 V que se puede poner en el espacio de carga está, una vez más, en la lista de equipamiento opcional. El enorme espacio cuenta con 520 litros de capacidad medidos hasta la bandeja cubreequipajes.
Las formas planas del suelo y las paredes, además del bajo umbral, permiten cargar con facilidad un carrito de bebé sin ni siquiera tener que plegarlo. Tumbando los asientos posteriores se pueden alcanzar los 2.127 litros de volumen hasta el techo, sacando provecho de su origen como vehículo comercial.
Con cambio automático para un mayor confort
Miremos bajo el capó del turismo de la marca de la estrella. Las motorizaciones disponibles para la furgoneta alemana contemplan dos mecánicas de gasolina y otras dos diésel sin ningún tipo de hibridación, no hay motorizaciones con etiqueta Eco. Lo que sí se ofrece es una versión 100% eléctrica bajo la denominación Mercedes EQT.
Dependiendo del propulsor se puede elegir con caja manual o automática. A diferencia de sus hermanos Kangoo, Townstar, las furgonetas de Mercedes son las únicas que pueden combinarse con un cambio automático. Es una de las claves que inclinan irremediablemente la balanza a favor de esta marca si se desea ese tipo de transmisión.
En esta ocasión he probado el T 180d 7G-DCT, que se impulsa con el motor turbodiésel de 1,5 litros y cuatro cilindros desarrollado por Renault. Está vinculado a una transmisión automática de doble embrague y siete velocidades, característica que supone un sobreprecio de algo más de 3.000 euros respecto a la versión con la caja manual de seis marchas.
La recomendable caja automática aporta mucho confort, hace que este coche familiar sea más refinado. Le falta un poco de ímpetu al acelerar desde parado durante los primeros metros, pero una vez que coger impulso mueve al vehículo con suficiente energía. Es muy suave en todo momento y permite un manejo secuencial a través de la palanca ya que carece de levas tras el volante.
El T 180d 7G-DCT no es la versión más rápida del Clase T, pasa de 0 a 100 km/h en 13,2 segundos y alcanza una velocidad máxima de 177 km/h. No es un deportivo pero asegura moverse con cierta soltura incluso cargado gracias a los 116 CV de potencia y, sobre todo, al par máximo de 270 Nm de su mecánica.
Con esta configuración el consumo homologado es de 5,3 l/100km y en un uso real es posible rondar esta cifra sin carga y con una conducción muy suave y eficiente con poca ciudad. Me parece un buen resultado para un coche de este tipo incluso teniendo en cuenta que en una utilización despreocupada llevando peso normalmente se situará en torno a los 6,5 l/100 km.
No tengo claro que el Clase T aporte mucho más que el Citan. Sí, brinda algo más de refinamiento y opciones de equipamiento más amplias, esperaba una diferenciación mayor. Además no se llega a sentir premium aunque no es menos cierto que posiblemente sea la mejor furgoneta compacta del momento distanciándose des raíces como vehículo comercial.
Por supuesto, esa condición tiene un impacto en el precio ya que es la furgoneta más costosa del segmento: el Mercedes Clase T está a la venta desde 30.299 euros. Si se busca una unidad como la que protagoniza esta prueba, un Mercedes T 180d automático con línea Progressive se va hasta los 39.182 euros a lo que habrá que sumar algunos extras deseables que harán que la factura final pase con facilidad la frontera de los 40.000 euros. El precio de ser el mejor.