Prueba Mercedes CLS 350d 4Matic, un cuatro puertas coupé de lujo
El segmento tradicional de las berlinas está sufriendo las consecuencias de las nuevas modas, así que toca reinventarse o morir. Las formas clásicas ya no atraen a tanta gente, y por ese motivo el Mercedes CLS, con su línea coupé, resulta tan atractivo.
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Publicado: 29/10/2018 20:00
En el Salón de Frankfurt de 2003 Mercedes presentó un prototipo atípico para aquella época. Se denominaba Vision CLS, y con él se nos introdujo el concepto de coupé de cuatro puertas. A principios del año siguiente los alemanes dieron inicio a la producción del ya definitivo Mercedes CLS que resultaba ser exactamente igual al prototipo visto meses atrás. A día de hoy esa elegante berlina coupé cuenta ya su tercera generación, la cual acabo de probar en su variante 350d 4Matic.
Hay que ponerse en el contexto de la época para darse cuenta de lo revolucionario del diseño del CLS. Había otros modelos de gran tamaño con estilo coupé, como el BMW Serie 6, pero Mercedes fue la primera de las marcas premium en lanzar al mercado una berlina de cuatro puertas con ese estilo. De hecho, años después, llegarían el Audi A7 y el BMW Serie 6 Gran Coupé. Así que podríamos decir que estamos ante un modelo que marcó tendencia.
Y lo ha ido haciendo a lo largo de los años siguientes donde se han ido sucediendo las generaciones. Como ya decía, esta es la tercera de ellas, la que Mercedes cataloga internamente como la generación C257. Al igual que sus predecesores, el nuevo CLS emplea la plataforma del Mercedes Clase E, y de hecho, salvo por unos pocos centímetros, miden exactamente igual. Esto también hace que compartan tecnología y motores, pero poco más.
El CLS está más enfocado a un cliente no tradicional, a un cliente que además de calidad busque principalmente diseño, porque es la estética la verdadera razón de existir del Coupe Lightweight Sedan. No cabe duda que a principios de siglo supuso una verdadera revolución, y aquél W219 abrió la mente para imaginar otro tipo de berlina. Con el paso de los años el Mercedes CLS ha ido mutando y adaptando su estilo a la correspondiente filosofía de diseño de Mercedes, tal y como ha ocurrido en esta ocasión.
De hecho para esta tercera generación el CLS ha sido el que ha dado inicio a esa filosofía de diseño. Lenguaje que posteriormente se ha ido trasmitiendo al resto de la marca, como es el caso del Mercedes Clase A. La verdad es que, a nivel personal, me resulta un diseño bonito pero no a partes iguales. Me explico. Si lo miramos de frente debo reconocer que me gusta el estilo afilado. Los modelos anteriores eran más sofisticados y elegantes, pero en esta generación se ha aportado un punto más de agresividad y deportividad.
En parte ese efecto viene marcado por el paquete AMG del exterior, que como ya bien sabrás incrementa la apariencia estética sin que el coche sea un verdadero corredor. Se deja notar por las grandes parrillas laterales y por la forma más voluminosa de los parachoques. Como ya digo en el frontal no tengo problema alguno, pero sí con la trasera, donde creo que el CLS ha perdido mucho con respecto al restyling de la generación anterior.
No sé muy bien qué se le paso a los creativos de Mercedes para concebir tal trasera. Si bien las nervaduras ascendentes del lateral nos invitan a llegar a la zaga, ésta no se deja querer. La forma de los faros afea una zona que en el pasado podías tirarte horas contemplando con la boca abierta. No invita a decir nada bonito, y sin lugar a dudas será uno de los principales puntos de renovación en unos años.
Pero bueno, tampoco hay que ponerse tristes o enfadarse, porque si te compras uno de estos donde más tiempo vas a estar es en el interior, y ahí si Mercedes nos demuestra que esto de hacer berlinas es lo suyo. A la calidad innata de los productos de la marca se suma el estilo futurista que aportan las grandes superficies digitales. Como ya digo el CLS toma prestada la base del Clase E, y éste último fue el primero en introducirnos este diseño de interiores que tan impresionado deja a aquél que lo ve.
Seguro que has escuchado, o leído, que los modelos más básicos de Mercedes no presentan la calidad que todos esperamos, pero no estamos ante ese caso. Hay que tener en cuenta que la marca lo posiciona justo por debajo del Mercedes Clase S, y eso supone que los materiales y los acabados son los mejores que podemos esperar. Realmente lo son, y en este caso no hay nada que criticar, solo aplaudir y disfrutar.
Sentarse dentro es hacerlo en una plaza de primera categoría. La sensación que recibes no puede ser mejor. Es una mezcla de clasicismo, calidad, modernidad, sobriedad, elegancia... Realmente recibes un producto de calidad que por supuesto hay que pagar, pues no hay que olvidar que el precio de venta del Mercedes CLS parte de los 70.650 euros. Un precio nada desdeñable que en realidad es fácilmente defendible, aunque es casi 20.000 euros más caro que el Clase E.
Dejando a un lado asuntos monetarios, esa diferencia de precio con respecto al coche del que deriva se debe a que el CLS integra una mayor cantidad de equipamiento en su dotación de serie. Estamos hablando de un coche de representación en la marca y eso significa que Mercedes no se puede permitir el lujo que de la línea de montaje salgan versiones poco equipadas. Sería intolerable.
Por ese motivo desde el acabado más básico tenemos una enorme cantidad de equipamiento, como la doble pantalla del salpicadero. Pero eso no es lo verdaderamente llamativo, sino todo lo que puede llegar a sumar. Faros matriciales de LED, suspensión neumática con Air Body Control, HUD, aparcamiento y apertura a distancia a través del smartphone, climatizador de tres zonas, ambientador, asientos delanteros climatizados y con masaje, asientos traseros climatizados, cierre confort, cámaras de 360º, iluminación ambiental, y así un largo y largo etcétera.
A todo eso debemos sumar una dotación de serie no menos impresionante. Mercedes lo denomina paquete de asistencia a la conducción Plus. De sumar este opcional de precio elevado, convertiremos al CLS en un coche semi-autónomo. Estoy hablando de algo más que un control de crucero adaptativo, me estoy refiriendo a un equipo que es capaz de dirigir de forma prácticamente autónoma, aunque claro está, no llega a serlo por completo. De hecho el Mercedes Clase E se convirtió en 2016 en uno de los primeros coches en conseguir la certificación de conducción autónoma.
La tecnología es uno de los puntos fuertes del CLS, aunque tanto asistente a la conducción llegar a resultar abrumador
Aunque nadie puede luchar contra del progreso, un servidor en ciertas ocasiones no queda muy convencido sobre esa enorme cantidad de elementos de seguridad. Lo primero que tengo que decir es que el coche tiene un límite de seguridad mucho más restrictivo que el ser humano, y eso hace que en ciertas ocasiones tienda a actuar de forma remota ante la supuesta presencia de un peligro que no llega a ser tal, con el consiguiente susto para el conductor y los ocupantes.
Pero lo peor es el avisador de salida de carril. A todos nos ha pasado que en algún momento, por el motivo que sea, hemos pisado la línea de salida de carril. Con retomar la dirección es más que suficiente, pero Mercedes ha ido un paso más allá, y ha configurado el sistema para que frene las ruedas del lado que "supuestamente" se está saliendo, y no vayas a pensar que es una frenada suave. Personalmente me parece que esta forma de actuación puede poner en peligro al coche y a los ocupantes, ya que en una vía rápida perder velocidad de forma tan drástica puede suponer un impacto de grandes proporciones.
No seré yo el que se queje del incremento en los niveles de seguridad de los coches, pero los asistentes deben estar ahí para actuar en el último momento, no en el primero. El susto que supone estas actuaciones autónomas sin venir a cuento es bastante grande, y aunque en ocasiones funcionan correctamente, en otras tantas son demasiado exagerados en sus reacciones. Esto me deja bastante claro que la llegada del coche 100% autónomo llegará, pero todavía tardará muchos años en llegar a ser viable.
Pero bueno, dejando a un lado el aspecto seguridad, donde ha quedado bien claro que el CLS es todo un portento, es hora de entrar a analizar la habitabilidad. En este punto es más que obvio que las plazas delanteras son las que gozan de todas las comodidades. Comodidades extra que incluyen climatización y ocho tipos de masajes. Todo un lujo. En cuanto a las plazas traseras el espacio se ha visto más comprometido. Si bien personas de talla alta entran con facilidad, se ha tenido que reducir la altura de la banqueta dada la baja línea del techo. Esto hace que las rodillas viajen más altas que las caderas, lo que en un viaje largo puede llegar a incomodar.
Aun así en lo que a espacio propiamente se refiere, hay hueco de sobra para piernas y cabeza, pero no tanto para los hombros. El CLS ha sido diseñado para ofrecer cinco plazas, pero ya te digo que mejor lo tomes como un 2+2, porque la plaza central trasera es muy dura, muy estrecha y encima debe lidiar con un túnel de transmisión muy alto. Eso sí, no habrá problemas con las maletas. El CLS es un tres volúmenes, y aunque el descenso del techo es bastante acusado, apenas perturba las medidas del maletero, el cual ofrece un mínimo de 520 litros.
Dado que estamos ante un coche de lujo las mecánicas que lo impulsan van acorde. La gama del CLS se estructura en tres versiones de gasolina y dos diésel con motores que cuentan con cuatro y seis cilindros. En nuestro caso hemos optado por la variante diésel de acceso, el 350d que siempre trae consigo el apellido 4Matic para indicarnos que cuenta con tracción a las cuatro ruedas. Una variante muy interesante por su más que correcta potencia.
Prueba Mercedes CLS 350d 4Matic
El 350d da cobijo a un motor turbo de seis cilindros en línea que cubica 2.925 centímetros cúbicos. Esto le permite generar 286 caballos de potencia y 600 Nm de par máximo que lo encontraremos entre las 1.200 y las 3.200 revoluciones. A pesar de marcar casi dos toneladas sobre la báscula, el CLS 350d ofrece una aceleración de 0 a 100 Km/h en tan solo 5,7 segundos y una velocidad punta de 250 kilómetros por hora. Ahora dime si no son prestaciones más que suficientes para una berlina que apuesta claramente por el confort.
Aún siendo la versión diésel de acceso, el 350d ofrece rendimiento y prestaciones sin comprometer los consumos
Y es que aunque sobre el papel las cifras del CLS pueden llevar a error, la verdad es que solo están ahí para dar apoyo a la comodidad. Nada más arrancar y emprender la marcha te das cuenta que las prestaciones y el rendimiento no importan, el silencio y la suavidad con la que se desplaza este coche invitan a recorrer largos trayectos. El aislamiento de la cabina es magnífico, aislando a conductor y ocupantes del mundanal ruido. Es un coche donde que hace descender el ritmo cardiaco y donde las prisas no son bien recibidas.
Como ya he dicho, Mercedes borda este tipo de vehículos. Lo suyo son las berlinas, ya sean familiares, coupés, tradicionales o como quieras. El CLS es un claro representante de esta filosofía. Todos los componentes mecánicos tienden a ofrecer un tacto suave y relajado. Desde el motor a la dirección, pasando por la caja de cambios y por supuesto la suspensión. Una suspensión que en este caso es neumática, por lo que ya te puedes imaginar el nivel de confort que es capaz de entregar. Es como viajar en una alfombra voladora.
Además de eso el CLS es capaz de integrar el sistema Air Body Control que en su día llevaba únicamente el Clase S. Los balones y el control informático de la suspensión están conectados a un radar frontal que en todo momento lee el estado del firme. Ante la presencia de un bache o irregularidad el ordenador le dice a la suspensión cómo debe actuar, adelantándose a la llegada de esa irregularidad para que cuando nosotros pasemos percibamos lo mínimo posible. Suena muy futurista pero realmente funciona.
Obviamente Mercedes nos permite alterar el comportamiento del coche gracias a diferentes modos de conducción. Estos modos los encontramos en el túnel central, justo al lado del módulo de control del COMMAND. Son cinco modos en total: ECO, Confort, Sport, Sport + e Individual. A nivel vamos incrementando la respuesta de los componentes mecánicos, haciendo que el coche se vuelva más reactivo y tenso. En el modo Sport + es donde obtenemos el máximo rendimiento del coche, y si te digo la verdad donde más se nota es el motor y en el cambio, porque el resto de componentes siguen apostando claramente por el confort.
Es normal que esto sea así. De hecho durante la mayor parte del tiempo se puede circular sin problema alguno en los modos ECO y confort. Vale que el cambio 9G Tronic sea algo más lento, pero gracias a que nos encontramos el par máximo a bajas revoluciones el coche siempre va a tener fuerza para acelerar y adelantar. Obviamente es un coche con el que se puede ir deprisa de forma muy relajada, pero ojo con las frenadas, porque detener tanta masa en movimiento puede dar al traste rápidamente con las pastillas.
Pero insisto y repito que esta no es la idea del coche. El CLS no está diseñado para adentrarse a marchas forzadas en un tramo de curvas, mantiene el tipo siempre y cuando configuremos la suspensión en el modo Sport +, pero tanto peso en movimiento lo lastran en lo que a un conducción pura y dura se refiere, incluso con la tracción total, que generalmente aporta más seguridad cuando la superficie se vuelve más inestable. No voy ponerlo como queja porque sinceramente no me lo parece. Habrá modelos más dinámicos como el Serie 6, pero para mí la filosofía del CLS es más acertada.
Ya ha quedado claro que el CLS no es un coche para todos los bolsillos. Su precio está fuera del alcance de muchas personas, pero en lo que a consumo se refiere es algo más popular. Mercedes anuncia en su ficha técnica que el 350d 4Matic dispone de un gasto medio de 5,6 litros por cada 100 kilómetros. En mi caso, tras haberlo probado durante una semana el consumo medio quedó fijado en siete litros. Un consumo algo elevado con respecto a los datos oficiales pero que me sigue pareciendo muy bueno teniendo en cuenta el peso del coche y la potencia del motor.
Conclusiones
El que se compra una berlina coupé es porque tiene en el diseño el principal motivo de compra. Nadie puede negar que Mercedes ha conseguido crear un coche muy atractivo visualmente hablando, aunque a esa zaga hay que darle un repaso en el restyling. Aunque derive del Clase E su enfoque lo sitúa justo por debajo del Clase S, y eso quiere decir que estamos ante una berlina de lujo. Los materiales, los ajustes y el equipamiento son de primer nivel, y en este último aspecto estamos hablando de uno de los coches más avanzados del mercado, aunque algunos de sus asistentes a la conducción parecen tener vida propia.
Su enfoque apuesta claramente por ofrecer el máximo confort posible. El CLS surca las carreteras cual alfombra voladora gracias a una configuración dinámica claramente relajada. Con los 286 caballos de este 350d 4Matic son más que suficientes, ofreciendo un gran compromiso entre rendimiento y consumos. La suspensión y el aislamiento acústico hacen que conductor y pasajeros disfruten de un viaje en primera clase, aunque los de la fila trasera tendrán algo más difícil el acceso. Pocas pegas se le pueden poner a un coche así, ni siquiera el precio me parece una de ellas. Será caro, está claro, pero ahí está el secreto de un coche de lujo, que no todo el mundo puede tenerlo.