Prueba Mercedes GLC 220 d 4MATIC Coupé, una caja de sorpresas

Un SUV y un Coupé. Una idea rara que en un principio no debería funcionar se fusiona en el coche de prueba de esta semana, el Mercedes GLC 220 d 4MATIC Coupé. Su estilo es lo que llama más la atención, pero me ha sorprendido por otras cualidades.

Prueba Mercedes GLC 220 d 4MATIC Coupé, una caja de sorpresas

19 min. lectura

Publicado: 17/07/2017 09:00

Su estilo lo delata. El GLC Coupé quiere parecer robusto y deportivo a la vez

Te voy a ser sincero. La prueba de esta semana tendría que haber sido otra, exactamente la de un Clase A 200 d con paquete AMG, pero por diferentes problemas, fue sustituido por el que ves en imágenes, un Mercedes GLC 220 d 4MATIC Coupé. También te voy a decir que no esperaba mucho de él, y que tras ponerlo a prueba durante una semana, he quedado gratamente sorprendido.

Y es que los últimos productos de la casa alemana me han dejado un poco frío. No porque los coches fueran malos en sí, que no lo son, pero en todos los casos esperaba más. Pero he aquí la gracia cuando del que menos te lo esperas es el que más acaba sorprendiéndote. De hecho considero que este Mercedes GLC Coupé es el producto más Mercedes de los últimos que he probado. Me explico.

Los alemanes siempre han destacado por dos aspectos fundamentales; calidad y confort. En cuanto a la calidad no hay un solo factor que determine si un coche es de lujo o no, sino que serlo resulta de la suma de diversas características. Y en cuanto a confort, está claro que un coche o es cómodo o no lo es, y aquí amigo mío tampoco hay lugar a dudas, el GLC es confortable, muy confortable. Pero no quiero adelantar acontecimientos.

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Primero quiero hablar del estilo. No voy a entrar a valorar si es bonito o es feo. Cada uno tendrá un juicio sobre ello y tan respetable es una opinión como otra. Sin embargo sí quiero valorar la necesidad y la importancia que están tomando los SUV Coupé en el mercado actual. El primero en salir a la luz fue el BMW X6, hace ya más de tres años. Fue el primero en unir dos mundos que en un principio no tendrían que funcionar.

El paquete estético AMG incluye detalles propios en la carrocería y en el interior

A partir de entonces muchos fabricantes han copiado la idea y la han adaptado a sus líneas de diseño, tal y como hace Mercedes con el GLC Coupé. No se puede negar que desde hace unos años Mercedes ha dado con la tecla del diseño, y que parte de su éxito actual se debe a lo estéticos que resultan sus modelos. Aunque yo personalmente sigo sin ver demasiado atractivo a este SUV Coupé. Vaya, ya se me ha escapado la opinión.

Lo mismo, o algo parecido, pasa con el interior. En este caso sí que tengo que criticar un poco la manera de trabajar de Mercedes, porque en muchos momentos de la semana pensé que el interior era exactamente igual al del Mercedes C 250 d Coupé que probé hace no mucho, o a cualquier Mercedes Clase C. Tiene lógica que hagan esto pues pertenecen a la misma familia y así ahorran costes, pero podrían hacer decoración de interiores más particular para cada modelo. Vamos, digo yo.

Hace tiempo analizamos las diferencias estéticas que separaban al GLC normal del GLC Coupé, siendo este último ocho centímetros más largo

Eso sí, tiene una ventaja, que como todo está siempre igual, es sencillísimo hacerse al entorno. Todo está donde esperas que esté, y aprender el manejo de los controles es rápido. Y eso a pesar que Mercedes no lo pone fácil, porque su sistema COMMAND no es el más intuitivo de todos los equipos de infoentretenimiento que hay. Y lo mismo pasa con la palanca que controla el control de crucero: Ingenieros y diseñadores de Mercedes, tal y donde está no se ve nada. A ver si buscamos otro sitio.

Como ya digo, la disposición de elementos es la misma que en otras ocasiones. Y tristemente los materiales empleados son los mismos. Mercedes ha dado un paso atrás en cuanto a la calidad de sus acabados, no es ningún secreto, y es una pena porque siempre han destacado en este aspecto. Sus rivales más directos le mojan la oreja en este, y es algo que no debería ocurrir. Ya no solo por la historia que precede, sino por el futuro que está por suceder. Mercedes tiene que mejorar en esto, y ya.

Si no te digo nada, esta foto bien podría pertenecer a cualquier otro modelo de la Clase C

A todo esto hay que decir que en el apartado tecnológico, al igual que en el resto de modelos de la marca, poco o nada tienen que envidiar a sus rivales alemanes. El contenido puede ser mucho, aunque se presenta de una manera bastante discreta. Eso sí, lo que no me gusta es lo que se acaba pagando por incorporar tanta tecnología y sistemas de asistencia. Si el precio base de la unidad en cuestión, el 220 d 4MATIC es de casi 57.000 euros, a poco que empecemos a sumar "chucherías" la factura se dispara cerca de los 70.000 euros.

Es el precio a pagar por una marca premium. Si la estrella en el morro quieres lucir, por el cajero deberás pasar. Y eso que estoy hablando del modelo de acceso a la gama, pues el 220 d 4MATIC, con sus 177 caballos es el menos potente de toda la familia, tanto el Coupé como del Mercedes GLC. Aunque dentro de poco te diré que con ellos, te basta y te sobra. Además siempre llega asociado a la tracción total, al igual que el resto de la gama, y al cambio automático 9G-Tronic, salvo la versión híbrida que llega con una de siete.

Prueba Mercedes GLC 220 d 4MATIC Coupé, mucho a favor y algo en contra

Todo lo anterior escrito en cierto modo me lo esperaba, tanto las cosas buenas como las malas. Sin embargo a la hora de probarlo y conducirlo, han sido más las cosas que me han gustado y sorprendido, que las que no. Así que voy a detallar claramente qué ha sido lo que sí me ha gustado, y que ha sido lo que no. Empezamos con lo negativo para así despedir con un buen sabor de boca.

La lectura del cuadro es rápida y sencilla, el display central es capaz de mostrar mucha información

El GLC Coupé se integra en el segmento D-SUV, eso quiere decir que tiene unas medidas exteriores de 4,73 metros de largo por 1,89 de ancho. De esa longitud total, 2,87 metros se dedican a la distancia entre ejes. Eso lo sitúa en la cúspide, con mucha diferencia, del segmento premium. Sin embargo no da la sensación de tener tanto espacio porque la línea del techo provoca una sensación de agobio.

Los pasajeros más altos pasarán apuros para entrar en las plazas traseras, la más ajustada de todas es la central, porque además hay que sumar un túnel de transmisión muy alto que incomoda más el viaje. Está pensado principalmente para cuatro ocupantes, y el quinto ya sabe que pagará las consecuencias de un diseño tan "deportivo". En cuanto a maletero, tampoco está tan mal, son 500 litros de capacidad mínima, aunque presenta un doble fondo realmente grande y aprovechable. La única pega es la altura del borde de carga. Excesivamente elevado.

La línea coupé también supone un incremento en el precio de venta. La diferencia con el GLC normal es de 4.000 euros

Como ya he dicho, el precio tampoco me resulta muy agradable. La unidad en cuestión, sin ir excesivamente equipada, alcanzaba un precio de configurador de más de 67.000 euros. Es mucho dinero por un coche que debería traer de serie ciertos elementos que no están. Tampoco entiendo cómo es posible que estuviera integrado el acceso sin llave, pero luego ésta fuera necesaria para encender el coche. La idea del sistema Keyless es no tener que sacar la llave del bolsillo. Un misterio.

Pero lo que menos me ha gustado ha sido el consumo. Si echas un vistazo a la ficha técnica del 220 d 4MATIC ves que son 177 caballos extraídos de un motor diésel de cuatro cilindros turbo con 2.143 centímetros cúbicos de cilindrada. Es el mismo motor que usaba el Mercedes C Coupé de la prueba de hace unas semanas, aunque en aquél caso la potencia era de 204 caballos. Por lo tanto uno bien podría pensar que los consumos de uno y otro deberían ser en cierto modo semejantes. Pero no.

La banqueta trasera presenta un espacio que no pasa del correcto, tanto para la cabeza como para las piernas

En el caso del GLC Coupé el gasto nunca fue inferior a los 6,3 litros a los 100 kilómetros. Nunca. Y al final de la semana el ordenador de a bordo desprendió un resultado final de siete litros justos. Es decir dos litros por encima de lo oficial. Una desviación exagerada y que no me gustó nada en absoluto. El único causante de este alto consumo son los 1.845 kilogramos que pesa el bicho. Tampoco ayuda la aerodinámica, pero sí la relación de cambio eficiente y el modo vela. No esperaba alcanzar los consumos oficiales, pero los obtenidos tampoco. Y eso que las rutas elegidas no fueron muy exigentes y los ritmos fueron absolutamente normales.

Pero vamos a saltar a lo positivo, que es todo lo demás. Por ahí arriba he dicho que el GLC Coupé me ha parecido el producto más Mercedes de los últimos que he probado. Y lo reafirmo. Sobre todo por su confort, comportamiento y calidad de rodadura. Es todo lo que uno espera e imagina de la firma de la estrella. Es tan bueno en esos aspectos que lo malo puede pasar inadvertido. Es un rutero excelente, posiblemente el mejor SUV, junto con el Audi Q5. Y los motivos son varios.

El primero de ellos es la insonorización. Y he usado bien el termino, porque el bloque diésel 220 d de Mercedes no es para nada refinado o silencioso, pero esta aspereza no se percibe en un interior perfectamente aislado. No se oye nada en absoluto, ni ruidos de motor, rodadura o aerodinámicos. Provoca una relajación y una tranquilidad enormes, y en cierto modo mejora toda la sensación de calidad, sí a pesar de esos plásticos de dudosa calidad que abundan en el interior.

Aunque los límites del coche se averiguan fácilmente, la cámara trasera ayuda mucho para aparcar

El segundo motivo es la configuración de su suspensión. Peca de blanda, pero no voy a ser yo el que se queje de esto en un Mercedes con un claro carácter viajero como este. Se agradece y mucho. Los obstáculos pequeños ni los notas, y los grandes se camuflan casi en su totalidad gracias a un ajuste de muelles y amortiguador blando y rebotón. Eso sí, no le exijas rendimiento deportivo en curva, porque obviamente no lo tiene. No pidamos castañas al olmo que mejor hacer a la perfección una cosa que no quedarse a medias en todas.

Si salto al tercer motivo, tengo que hablar del motor. Es un bloque que ya conocía, como bien ha quedado demostrado. Pero esta vez lo he notado mejor, con más empuje que en otras ocasiones, y eso que Mercedes no homologa unos datos de rendimiento brutales. De 0 a 100 Kilómetros por hora en 8,3 segundos, y velocidad punta de 210 Km/h. Pero claro, son 400 Nm que empujan muy bien desde las tempranas 1.400 revoluciones. Y eso obra milagros en cuanto a sensaciones tras el volante.

La tracción total permite tomarse ciertas licencias a la hora de salir del asfalto, aunque la altura libre respecto al suelo no es muy grande

Hay cinco niveles de comportamiento, aunque bien podrían quedarse en tres: ECO, Confort, Sport, Sport+ e Individual. Podríamos deshacernos tranquilamente de los dos intermedios, del Confort, porque no hay forma de ajustar la suspensión, y el Sport, que apenas hay diferencia con el Sport+, siendo éste último mejor. Lo más habitual será circular en el modo ECO, intentando gastar lo mínimo posible, pues ya ha quedado demostrado que un mechero no es. El problema en este modo es la respuesta del acelerador. El intervalo de tiempo entre que uno pisa el acelerador y el motor responde parece interminable. Al final acaban pasando cosas, pero se lo toma con mucha calma.

Por el contrario el modo Sport+, como su nombre bien indica, responde de una manera más instantánea, sobre todo porque la relación del cambio se estrecha. La caja 9G-Tronic tiene para mi gusto demasiadas marchas. La novena es difícil que entre a no ser que estemos en autopista a velocidades legales y en tramo nivelado, y las cinco primeras se las come con una facilidad pasmosa. No es extraño estar circulando en quinta velocidad a poco más de 40 Km/h. Mercedes ha optado por esta opción antes que por la 7G de doble embrague. Sabe Dios porqué, pero bueno, ahí está.

Los modos de conducción cambian los setup del coche en diferentes parámetros

El comportamiento es bueno, pero al circular constantemente en una marcha tan larga tarda más de lo debido en encontrar la marcha correcta para empujar. Pero reitero que es un coche para ir con calma, para relajarse, y eso lo borda. Si quieres más deportividad ahí tienes las gamas más potentes, como el GLC 43 AMG Coupé, hasta la fecha el tope de gama de la familia. O el Porsche Macán, el mejor del segmento en cuando a conducción deportiva se refiere.

Conclusiones

Sigo sorprendido, y por eso me ha gustado, con el GLC 220 d 4MATIC Coupé. No esperaba mucho, pero está claro que este SUV Coupé tenía armas escondidas para mí. Es un producto 100% Mercedes, de esos que esperas recibir cuando te imaginas conduciendo uno. Eso sí, hay ciertas cosas que no me han gustado, como algunos ajustes interiores, el espacio interior o el alto consumo y el elevado precio de venta y lo poco equipadas que vienen las unidades de acceso.

Pero en cierto modo soy capaz de olvidar todas estas pegas a la hora de ponerme tras el volante. Mercedes ha preferido hacer una sola cosa bien que muchas a medias, y lo alabo. El confort y la calidad de rodadura son tremendas, aunque eso sea un lastre en una conducción más dinámica. Pero la verdad es que ésta ni se busca ni se pretende en un coche así. Si quieres un SUV con un aspecto pintón, con estilo coupé, de gama alta y con un excelente carácter rutero, aquí tienes al mejor de su segmento. Así de claro.

Los 177 caballos del 220 d son más que suficientes, aunque por haber más los hay

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