Prueba Mercedes S 560, algunos mitos son de verdad

Algunas leyendas son el fruto de meras habladurías, pero algunas de ellas son de verdad. El Mercedes Clase S es una muestra de ello. Esta berlina de lujo es el coche que todo el mundo desea, muchos podrán intentar igualarla, pero pocos podrán superarla.

Prueba Mercedes S 560, algunos mitos son de verdad

23 min. lectura

Publicado: 18/11/2018 20:00

¿Cómo definir el lujo? Hay muchas maneras de hacerlo, formatos, tamaños, colores... Pero Mercedes lo hace con una sola letra, la S. Lo lleva haciendo desde el año 1954, y para aquellos que se lo preguntan, esa denominación proviene de la palabra alemana Sonderklasse, que quiere decir "Clase Especial". No podría haberse buscado un nombre mejor, porque si hay algo que defina al Mercedes Clase S es especial. Yo he tenido la oportunidad de comprobarlo con un S 560 Largo, con un V8 biturbo tremendo y una clase que no está al alcance de cualquiera.

Elegancia en estado puro. El Clase S hace honor a su leyenda

Como ya he dicho el Clase S lleva en el mercado mucho tiempo, y desde siempre ha sido la referencia del segmento. Un segmento que todo sea dicho de paso no está al alcance de cualquiera. Esta generación, la actual, la W222, lleva en el mercado desde el año 2013, y quién lo diría. Aunque ha habido de por medio un restyling y alguna que otra pequeña actualización, la verdad es que estamos hablando de un coche que por tiempo debería achacar problemas de cara a nuevos y más modernos rivales, ¿pero realmente lo hace?

Desde un punto de vista estético la verdad es que no. En 2013 el Clase S dio inicio a una filosofía de diseño que posteriormente se ha ido extendiendo al resto de modelos de la casa. Ésta se define por una elegancia propia de las grandes berlinas de lujo, un trabajo muy elaborado que, al igual que en el resto de generaciones, destaca por envejecer perfectamente. Cuesta creer que tenga casi seis años encima, pues sigue pareciendo tan moderno como el primer día.

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Obviamente, como ya digo, las actualizaciones le han sentado muy bien, pero la base está desde el principio. Una de las novedades de esta generación es la integración de los paquetes estéticos deportivos. Es un mal menor moderno, por decirlo de alguna manera. En mi forma de pensar el Clase S no necesita aparentar ser deportivo, tiene que mostrar clase, elegancia y distinción. Pero sí que es cierto que el público actual puede pedir semejantes gustos. Yo no lo considero necesario, pero también es verdad que a la vista está que no le queda nada mal.

La apariencia lo es prácticamente todo en un coche del segmento F. Sus rivales tales como el Jaguar XJ, el Lexus LS, el BMW Serie 7 o el Audi A8, apuestan todos ellos por ofrecer ese toque de exclusividad desde el punto de vista estético. En este caso Mercedes aporta detalles que elevan el tono del coche, como unas llantas que pueden alcanzar tamaños descomunales, hasta las 20 pulgadas, y una paleta de colores que evita las estridencias. Tonos oscuros en su mayoría que no hacen sino enfatizar el carácter lujoso del coche.

Abre la puerta y disfruta. La tecnología está, pero lo importante es la calidad

El Clase S siempre ha sido un crisol tecnológico en Mercedes. Si había alguna novedad tecnológica con la que deslumbrar al mercado, era él el primero en ofrecerla. A fin de cuentas hablamos del tope de gama de la casa, y eso ha de demostrarse no solo con calidad sino también con sistemas y tecnología. En este apartado el W222 también fue pionero. De puertas para dentro se nos descubre un ambiente selecto que combina los mejores materiales posibles con la más moderna y avanzada tecnología. Un equilibrio que resulta sencillo decir pero difícil de conseguir.

A día de hoy las pantallas son algo habitual en los coches, pero no lo eran hace un tiempo, o no al menos como Mercedes nos las expuso. En 2013 se dio un salto a una nueva era de interiores, una era en la que las superficies digitales toman el control deshaciéndose de los clásicos botones físicos. Es una evolución natural pues al fin y al cabo los coches cada día traen más funcionalidades y sistemas añadidos. Tantos que es prácticamente imposible controlarlos a través de botones físicos. Pero eliminarlos a todos no es ni factible ni práctico, ya que tampoco es cómodo estar todo el día manejando una pantalla, teniendo la facilidad a un solo click.

El Clase S ha derivado a sus pantallas muchos sistemas, eso es de sobra conocido, pero otras funcionalidades se muestran como antaño. Eso sí, todos esos botones se han integrado de una forma sutil y elegante. Los materiales empleados para esos elementos concuerdan perfectamente con los del resto del coche, que como cabría esperar se centra en el cuero y la madera de verdad para crear ese ambiente de lujo. Sí, lujo, porque aunque mucho se ha hablado recientemente de la falta de él en algunos modelos de la casa, el S es especial. Aquí no encontrarás nada que desentone, todo se ha cuidado al máximo, cada detalle, cada enrase y cada pespunte es como debe ser.

Acabados elegantes y de calidad. Es un coche especial, incluso dentro de Mercedes

Pero siguiendo con el apartado de la tecnología, la verdad es que una vez más sorprende que no le pesen los años. Es más que obvio que en este último lustro los coches han evolucionado muy deprisa. Cada vez vemos más y más innovaciones, cada día sale una nueva funcionalidad, aunque no todas ellas resultan especialmente útiles o valiosas. Si me preguntas qué le puede faltar a este coche que no tengan los modelos más modernos te diría que nada. O al menos yo no he echado en falta nada valioso.

Obviamente no alcanza a tener lo mismo que los coches más actuales, pero esas cositas que faltan no son realmente útiles. Por poner un ejemplo diría que no tiene el sistema de aparcamiento asistido y remoto desde el smartphone como el Mercedes Clase E, pero tan inservible es en uno como en el otro. Posiblemente el único elemento que le falta que sí podría ser interesante integrarlo es el sistema Mercedes Me de control por voz que estrenó recientemente el Mercedes Clase A, como ya os lo mostramos en su vídeoprueba. Eso sí que podría echarlo de menos, pero no tanto como para ponerlo como pega.

A pesar de tener casi seis años el Clase S sigue siendo un coche sumamente avanzado y tecnológico

En todo lo demás cumple y supera cualquier estándar moderno. De hecho si hago comparación con sus rivales más próximos no queda en inferioridad. No hay que olvidar que Mercedes y el Clase S son pioneros en lo que a tecnología se refiere, y eso significa que también están presentes todos los elementos de seguridad activa y pasiva que hoy en día se consideran indispensables. Elementos como el control de crucero adaptativo, los faros matriciales de LED, los asistentes perimetrales, las cámaras de 360º... Todos y cada uno de esos elementos están presentes, incluido el siempre molesto asistente de salida de carril de Mercedes.

Seguro que de cara a 2020, momento en el que Mercedes plantea lanzar al mercado un nuevo Clase S, y cuyas mulas de pruebas ya hemos visto gracias a fotos espía, habrá muchas novedades en este aspecto. Seguro que los ingenieros se guardan algún as bajo la manga y una vez más el más especial de la casa vuelva dejarnos con la boca abierta con algún gadget que acabará por ir haciéndose más común incluso en los miembros más pequeños de la casa. Vamos, lo que siempre ha pasado.

La batalla larga da lugar a que los ocupantes traseros disfruten de mucho más espacio

Pero aunque todos estos sistemas y elementos den mucho juego y sean muy destacables, los ingenieros y desarrolladores saben que parte de esa tecnología debe enfocarse en ofrecer en una experiencia de viaje sublime, de primera clase. Es ahí donde el Clase S se convierte en una oficina rodante, y es capaz de hacer que sus plazas traseras se conviertan en sillones de reunión con todas las comodidades a nuestro alcance. Más al tratarse de un modelo de batalla larga como el que nos ocupa.

Es un coche de representación, de representación de sus ocupantes traseros. Los clientes de este tipo de coches llevan vidas ajetreadas, y cada momento es necesario tener una oficina donde trabajar y conectarse. El Clase S ofrece todo ello del pilar B para detrás donde dos sillones de máximo confort tienen a su disposición televisión, teléfono, conexión WiFi, mesas, tomas USB, auxiliares y HDMI, y todo aquello que se pueda necesitar. Un puesto de mando avanzado que incluye asiento business para el ocupante posterior derecho, además de asientos climatizados y con función masaje. Mejor que en la oficina diría yo.

De hecho todo el coche está pensado para que los ocupantes posteriores viajen cómodamente. Ahí Mercedes también echa mano de la tecnología, aunque en este caso más centrada en la técnica de conducción. Puedes coger cualquier coche de la gama de la estrella, el más lujoso que puedas imaginar, tal como el Mercedes CLS que probé hace poco, el Clase E, el Mercedes GLS... da igual, ni se acercará al confort y suavidad de marcha que ofrece el buque insignia. Una vez más...especial.

Esa estrella es sinónimo de categoría. Pocos detalles tan insignificantes te hacen sentir tan bien

Prueba Mercedes S 560 Largo

Es ponerte a los mandos del Clase S y sentir cada uno de los años de experiencia acumulada. Inmediatamente te das cuenta que estás ante algo más que un simple Mercedes. Se siente un coche robusto, lujoso, confortable, elegante. Un coche con el que te das cuenta que no importa lo cerca o lo lejos que esté el destino, solo importa cómo te sientes desde que arrancas hasta que paras el coche. Es en todos los sentidos un coche excepcional.

Antes, un poco más arriba, he comentado que el W222, a pesar de tener ya unos añitos, no achaca la edad en lo que a tecnología se refiere. Pues bien, mucho menos lo hace en su conducción. Siendo sincero te digo que tras haber probado algunos de sus rivales, el Clase S sigue estando por encima de ellos, incluso de los más modernos. De hecho para compararlo solo se me ocurre hacerlo con otros modelos que a priori juegan una liga incluso superior. Marcas legendarias inglesas que llevan impresionantes adornos sobre el capó y que valen dos y tres veces más. Así de bueno es.

Pero ojo, que el Clase S también tiene su propia firma característica, la estrella. Hacía mucho tiempo que un detalle no me hacía sentir con tanto "poderío". Posiblemente sea la guinda del pastel a esas sensaciones que te digo. Es un coche que te transmite paz, calma, no hay prisa por llegar a donde sea, de hecho una vez te pones tus masajes te da igual donde tengas que ir, si es más lejos, mejor. Y eso tras el volante, que si te pones detrás ya ni te cuento.

En 2013 Mercedes dio con una filosofía de diseño muy acertada

Esta generación del Clase S nos introdujo en un sistema que a día de hoy está intentando copiarse por parte de los rivales. Mercedes lo llama Air Body Control. Consiste en un conjunto de cámaras y láseres que operan de forma conjunta con la suspensión de aire. A cada instante estos complementos rastrean el asfalto y sus irregularidades, prediciendo qué es lo que va a pasar a continuación para así configurar y ajustar el coche para que los ocupantes no se percaten de nada. Es decir que si el coche lee que hay un bache en el asfalto avisa a la suspensión para que ésta esté preparada para absorber el obstáculo sin molestias.

Como ya digo sus rivales han tratado de igualar el comportamiento refinado del Clase S, pero aunque se hayan acercado mucho, no lo han conseguido, o al menos para mí no. No quiero desmerecer a la competencia, pero es que es así. El confort, la suavidad de marcha, las sensaciones que trasmite son excepcionales y dignas de la saga y la leyenda que siempre han acompañado a este modelo. Ni imaginarme quiero en lo que estará preparando los de Mercedes para la siguiente generación, superar esto no va a ser nada sencillo.

La potencia solo acompaña al resto del coche, no toma el protagonismo de la conducción. Es un complemento más

Ni siquiera importa el motor que se monte, pero claro está que ya que te pones hazlo a lo grande, así todo quedará redondeado. La versión que he tenido ocasión de probar es el S 560. Bajo su interminable capó se instala un bloque de 3.982 centímetros cúbicos con ocho cilindros en V y dos turbos. Es uno de los motores más usados y redondos de la casa. Ya he tenido ocasión de catarlo en otros modelos de la casa, como es el caso de la prueba del Mercedes AMG GT R, aunque claro está que en aquella ocasión las pretensiones eran otras.

Cuesta creerlo pero el bloque es el mismo, pero en este caso Mercedes ha ajustado su potencia para ofrecer 470 de los más refinados caballos que haya podido probar en mi vida. De hecho en este caso la potencia está por estar, porque en realidad no se necesita. Es un complemento que cuadra con el coche. Te permite circular a altas velocidades sin inmutarte, pero como ya he dicho antes, con el Clase S no hay prisa por llegar a ningún sitio. La gestión de la potencia queda delegada a la caja 9G-Tronic de Mercedes, que aunque no sea especialmente rápida, en este caso actúa correctamente, y a una tracción total 4MATIC que echará una mano cuando el asfalto se muestre deslizante.

Imponente en imagen y conducción. Suavidad extrema propia de marcas de lujo inglesas

El conjunto no puede ser más redondo, y de hecho podría decir que es la combinación ideal para el Clase S. Tienes la presencia, el lujo, la tecnología, el confort y el rendimiento. Más no se puede pedir. Y digo rendimiento porque es así. Mucho cuidado porque aunque no lo parezca, esta mole de 5,25 metros de largo, y 2.125 kilogramos de peso puede, y de hecho lo hace, dejar en ridículo a más de uno. Su aceleración de 0 a 100 Km/h queda fijada en 4,6 segundos, y su velocidad punta está limitada a 250 Km/h. Como ya digo un lobo con traje de Prada.

Como podrás comprender ofrecer tanto supone pagar un alto precio. Mercedes hace que el Clase S sea asequible a pocas personas, y en serio te digo que lo comprendo. Si todo el mundo pudiera acceder a él perdería casi todo el sentido. Lo digo con mucha pena porque ya me gustaría a mí poder hacerme con uno de ellos. El precio mínimo para conseguir un Clase S es de 112.500 euros, apenas 3.200 euros más si le echamos el guante a uno de batalla larga. Pero en este caso en particular el S 560 sube hasta el mínimo de 130.900 euros, aunque si sumas tantos opcionales como la unidad de prueba la cantidad llega hasta cerca de los 190.000 euros.

Y eso es a la hora de comprarlo, porque una vez lo saquemos del concesionario el Clase S tampoco va ayudarnos a dejar el dinero en el bolsillo. En lo que a consumo se refiere la verdad es que no es muy cuidadoso, pero tampoco especialmente derrochador. Las cifras obtenidas durante la semana de prueba fueron bastante sorprendentes. De hecho, tras haber recorrido casi 1.000 kilómetros, el ordenador de a bordo marca un consumo final de 9 litros a los 100 kilómetros. Un dato muy sensato si tenemos en cuenta la potencia y el tamaño del coche.

¿Quieres una gran berlina de lujo? Ahí tienes el Clase S, no hace falta mirar más

Conclusiones

¿Quieres una berlina de presentación, una berlina de lujo? Aunque en el mercado hay muchas opciones mi primera recomendación es el Mercedes Clase S. A pesar de que la generación actual tenga sobre sí casi seis años de antigüedad sigue manteniendo el tipo de tal manera que sigue a la cabeza en lo que a calidad, comportamiento y confort se refiere. El S es un coche especial, el mejor representante de ese lujo que siempre hemos asociado con la casa.

Cuesta encontrar pega alguna a un coche tan redondo. De hecho tras mucho pensarlo el único pero que le puedo encontrar es la capacidad del maletero. No es que sea especialmente grande dado que en caso de la unidad de pruebas se disponía de un gran espacio porta objetos entre los asientos traseros que a su vez restaba mucho espacio de carga. Es un mal menor, que he comentado por decir algo negativo, porque en realidad ni eso me importa. Cochazo, y punto.

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