Prueba Mercedes S 580 e, la electrificación del lujo
La Clase S de Mercedes es el sumun de la elegancia, el lujo, la tecnología y el confort. La hibridación es capaz de mejorar todas esas características, como bien he podido comprobar tras ponerme al volante del Mercedes S 580 e.
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Publicado: 11/05/2022 18:00
Aspirar al Clase S es aspirar a uno de los mejores coches del mundo. La gama más grande y lujosa de Mercedes lleva décadas siendo un faro de iluminación en tecnología, calidad, confort y refinamiento. Quien conduce un Clase S sabe que conduce algo especial. Por muy difícil que parezca, cada nueva generación es mejor que la anterior, sumando novedades técnicas, tecnológicas y estéticas. El Mercedes S 580 e es actualmente el Clase S más avanzado que existe, mostrando la mejor electrificación de la casa.
10 han sido las generaciones del Mercedes Clase S que ha visto el mundo. Desde sus orígenes en el año 1954, el S expone todos y cada uno de los mejores detalles de los de Stuttgart. Cada nueva edición ha sabido adaptarse a su tiempo, llegando a ofrecer tecnologías que al cabo de los años acaban convirtiéndose en el estándar de Mercedes y del mercado. La generación actual, la W223, es la mejor de todas las que ha habido, superando a la excepcional versión W222.
Allá por el año 2018 tuve la ocasión de probar el Mercedes S 560 de la generación anterior. En aquella prueba me asaltó una gran duda: ¿cómo conseguiría Mercedes mejorar lo presente? Pensaba que no se podría hacer, pero sí, una vez más la "clase especial" de Mercedes se ha superado a sí misma. Ella establece los estándares, y son los rivales como el BMW Serie 7, el Audi A8, el Lexus LS o el Jaguar XJ los que tienen que tratar de igualar la balanza. Casi nunca lo hacen.
Dejando a un lado el aspecto estético, el cual solo voy a decir que cada vez me gusta más. La presencia del Clase S es imponente. Solo con un rápido vistazo uno descubre que no es un Mercedes más. Elegancia, empaque y lujo son sensaciones que transmite nada más acercarse a sus 5,18 metros de largo. Y eso que la unidad de pruebas contaba con la longitud más corta de todas, pues opcionalmente Mercedes te amplía la distancia entre ejes para alcanzar una longitud total de 5,29 metros. ¿Merece la pena la batalla larga?
Depende. Depende principalmente del uso que le vayamos a dar al coche. Si lo queremos como una berlina de uso habitual y familiar no veo la necesidad de estirar las medidas. Si, por el contrario, buscamos un vehículo de representación donde el máximo confort se ofrezca en las plazas posteriores, sí, ahí si es necesario. Dentro del particular mundo del Clase S si buscamos algo "normal" no hace falta irse a la batalla extendida. No se gana tanto.
A fin de cuentas solo cambia el tamaño y el espacio de las plazas traseras. Diseño exterior y presentación interior no varían. El habitáculo sigue mostrando esa excelente sensación de calidad, aunque el uso de negro lacado en la consola central no termina de gustarme. No solo es la calidad que transmite, también la imponente presencia que ofrece. Resulta hasta cómico pensar cómo Mercedes ha estado ofreciendo al mundo un sistema de doble panel que diversas marcas están copiando ahora, como KIA o BMW.
Justo cuando el resto opta por el formato Mercedes, van estos y cambian, y lo hacen para mejor. Son muy fan de la doble pantalla continua, pero la disposición de los elementos del Clase S actual no puede recibir pega alguna. Una instrumentación clara y muy personalizable con un hipnótico efecto 3D centra toda la atención del conductor. Por su parte, una enorme pantalla de 12,8 pulgadas se abre paso en el salpicadero para demostrar que Mercedes sigue estando por delante en oferta tecnológica.
El hecho de eliminar botones nunca es algo que me satisfaga porque, habitualmente la integración en pantallas suele ser demasiado complicada e insegura. Mercedes ha decidido que la climatización también debe ir en el panel, pero ha optado por dejarla siempre visible y al alcance de la mano del conductor. Con una respuesta háptica y visual, el conductor sabe que está cambiando los parámetros de la temperatura, por lo que la maniobra es tan sencilla y natural como si de un botón físico se tratase.
La calidad del panel es tan alta que no se echa en falta la Hyperscreen del Mercedes EQS, la cual, como ya te comenté, no me resultó tan fascinante como en un principio parece ser. Si que es cierto que no tiene la vistosidad del salpicadero digital del modelo eléctrico, pero lo grande no siempre significa mejor. En este caso al menos no. Menús sencillos, sistema fluido y presentación intuitiva, con eso basta para que un panel más pequeño sea mejor que uno grande, tal y como ocurre con el módulo del Mercedes S 580 e.
El Head-Up Display con realidad virtual incluye animaciones específicas para el sistema de navegación que resultan muy prácticas
Pero no solo de pantallas digitales vive el hombre moderno. La comodidad del Clase S no deriva exclusivamente de su mecánica o suspensión, también de los muchos elementos embarcados que llegan con la berlina. Tapicerías de cuero, asientos con eléctricos, climatizados y con función masaje, iluminación ambiental, fragancias para el interior, cierre de puertas servoasistido, volante calefactado, reposabrazos calefactados... Todo se dirige a que los pasajeros disfruten de un viaje en primera clase. Cada viaje es especial.
Pudiendo montar un sistema multimedia particular para las plazas traseras con sistema de recepción de televisión incluido, los pasajeros traseros tienen casi toda la atención, más si cabe en las unidades de batalla larga donde el asiento trasero derecho puede regularse como una butaca de máximo confort con reposapiés incluido. En la unidad de pruebas de batalla corta, el acceso y la salida a las plazas posteriores es cómodo. El espacio para las piernas y la cabeza es muy generoso incluso para pasajeros altos. La única pega es la práctica inutilidad de la plaza central. Incómoda en la base y en el respaldo, además de contar con un túnel de transmisión muy elevado.
Aunque pueden ir hasta cinco pasajeros, lo ideal es no pasar de cuatro. A pesar del generoso tamaño del Clase S, su maletero no es especialmente grande, de hecho es lo menos positivo de la unidad híbrida enchufable. Debido a que se ha tenido que meter el motor eléctrico y la batería, el maletero pierde mucha capacidad. La cifra oficial es de 350 litros, un dato irrisorio que bien podría compararse con cualquier coche de 4,3 metros. A pesar de ello sus formas son rectangulares, así que algo bueno positivo tiene.
Para sumar más detalles especiales de esta unidad, el S 580 e luce el único esquema electrificado de la Clase S actual. Por encima de él sólo está el Mercedes EQS. Este híbrido enchufable se sitúa como el modelo más potente actualmente en la familia. Cuenta con un motor turboalimentado de seis cilindros en línea que se acompaña de un motor eléctrico delantero y una batería de iones de litio con 21,5 kWh de capacidad neta. Los 510 caballos de potencia máxima y 750 Nm de par se dirigen al eje trasero mediante la gestión de una caja de cambios automática de convertidor de par y nueve velocidades.
Gracias a la batería de gran capacidad, el S 580 e homologa una autonomía eléctrica de 112 kilómetros en ciclo WLTP. Un rango considerable que puede recuperarse con cierta velocidad. Equipado con sistemas de carga rápida, hasta 60 kW en corriente continua y hasta 11 kW en corriente alterna, los plazos de recarga oscilan en función del enchufe al que conectemos el coche. En el más favorecedor de los casos tardará apenas 20 minutos en pasar del 0 al 80% de la carga. En la peor circunstancia posible serán casi 15 horas lo que tengamos que esperar si la recarga se hace en una toma doméstica de 230 voltios.
Al volante del Mercedes S 580 e
El Clase S es una especie de laboratorio rodante. Cuando lo conduces te da la sensación de estar ante un coche de otro tiempo, uno más avanzado. El conductor recibe una sensación de seguridad tremenda. El aislamiento acústico te separa del resto del mundo. Cristales dobles y un generoso uso de aislantes en bajos y pasos de rueda, lo que pasa en el interior de un Clase S es completamente diferente a lo que pasa fuera de él. Una sensación que se incrementa enormemente al tratarse de una unidad híbrida enchufable.
Por configuración el S 580 e siempre arranca en modo eléctrico. Pulsar el botón de arranque es casi como no hacer nada, porque no se nota que el coche está encendido. Tampoco se nota cuando el motor de gasolina se pone en marcha y está al ralentí. Una vez más vuelvo a repetir que el conductor y los pasajeros están completamente aislados y protegidos. Nada tiene que perturbar esta sensación, y gracias a ello hablamos del Clase S más confortable de todos.
Tan es así que no tiene absolutamente nada que reprochar al Mercedes EQS. El buque insignia eléctrico sí es cómodo y silencioso, pero no creo que lo sea más que el S 580 e. Ni siquiera la rodadura molesta, y eso que calza buenos neumáticos en los dos ejes. Confort por encima de todo. La suspensión neumática filtra cualquier molestia de la carretera, aunque el balanceo puede ser excesivo si tomamos una curva a más velocidad de la debida. Algo que tampoco tiene mucho sentido hacer en un S, ya que para eso está el Mercedes-AMG GT Berlina.
Aunque hay diversos modos de conducción todos se traducen en lo mismo; máximo confort con una mayor o menor predisposición a correr. Con los dos motores trabajando el S 580 e tiene 750 Nm de par. Eso es mucho par. En modo deportivo la respuesta de la caja de cambios y el pedal del acelerador se tensa, y basta rozar el pedal para alcanzar altísimas velocidades sin ningún esfuerzo. Ese efecto queda algo reducido cuando no tenemos la colaboración de la parte eléctrica y en ese caso circularemos con la fuerza de un V6 de 367 caballos y 500 Nm de par motor. Que no está nada mal.
En su ficha técnica, el S 580 e anuncia una autonomía eléctrica de 112 kilómetros. Hay que tener en cuenta que eso es en condiciones ideales. En la vida real la autonomía 100% eléctrica queda reducida a unos 80 o 90 kilómetros, en función del terreno y la carga. Es un dato muy bueno se mire por donde se mire. Se nota que en Mercedes han trabajado mucho para lograr el máximo rango. El Clase S corta el aire con un coeficiente de tan solo 0,25 y una superficie frontal de 2,5 metros cuadrados. Poco se ha podido hacer por parte del peso. Al S 580 e le pesa un poco el culo, alcanzando un peso en báscula mínimo de 2.365 kilogramos.
El S 580 e es un coche pesado, pero no se hace notar en ningún aspecto. Rápido de respuesta y bajo en consumos
Es mucha masa moviéndose muy deprisa, y si bien aporta un aplomo en carretera bestial, debe tenerse muy en cuenta a la hora de hacer una conducción más agresiva. Aunque el chasis responde muy bien, la transferencia de masas es notable. La suspensión blanda y receptiva tiende a rebotar en exceso, y el aislamiento de la velocidad puede ponernos en un apuro. Tampoco me ha gustado el tacto del freno, muy del estilo del EQS. Demasiado esponjoso en una primera mitad de recorrido. Cuesta cogerle el tacto, pues tan pronto no parece actuar como que detienen al coche en pocos metros.
Ese problema se achaca más a la parte eléctrica. La tecnología EQ de Mercedes busca recargar la batería lo máximo posible a la vez que se circula, y al pisar el freno suavemente favorecemos ese comportamiento. Hay que pisar con fuerza si queremos contundencia. Se acaba pillando el truco, pero al principio sorprende. Además de los frenos, también podemos perder velocidad con la frenada regenerativa. Las levas tras el volante ejercen dos funciones: palancas para el cambio automático y reguladores para la frenada regenerativa.
Subiendo o bajando con leves toques podemos alterar el freno motor del S 580 e, aunque bajo ningún concepto actúa como formato de pedal único. Resulta tan cómodo como provechoso, pues permite alargar al máximo la vida operativa de la batería. Cuanto más se circule en modo eléctrico mejor. Adicionalmente a los modos de conducción, podemos indicarle al Clase S qué queremos hacer con la batería; guardarla o cargarla mientras circulamos. Esta segunda opción no es muy recomendable ya que elevamos el consumo de gasolina. Sí es más ventajoso salvar el estado de la carga o decirle cuánta autonomía queremos conservar durante nuestro viaje.
El sistema, de forma completamente automática va regulando el uso y la combinación de motores. También es capaz de graduar por sí mismo el modo de retención, siendo el propio coche el que aplique más o menos regeneración en función de la distancia que nos separe del coche de delante. Mercedes ofrece las dos opciones, o un uso más personalizado o avanzado o un formato automático donde el coche es el que se encarga de hacerlo todo a la perfección sin ninguna complicación para el conductor.
El hecho de querer un híbrido enchufable es porque queremos, además de confort, un gasto menor. Los diésel en ese aspecto son insuperables, pero tras ellos se sitúa un S 580 e que me ha resultado excepcionalmente bueno en sus consumos. Al final de la semana, tras más de 1.000 kilómetros recorridos, con carga, sin carga, viajes largos y recorridos cortos, el Mercedes S 580 e ha fijado el gasto medio en los 7,1 litros a los 100 kilómetros, donde el motor eléctrico ha apoyado durante casi la mitad del tiempo de conducción.
Siete litros en un coche de este tamaño y estas prestaciones me parece un dato extremadamente bueno. Una buena forma de ahorrar, si es que eso le preocupa a alguien que esté dispuesto a pagar los 132.615 euros que vale como mínimo el S 580 e. Es un precio alto, pero no disparatado teniendo en cuenta las barbaridades que se piden hoy en día por algunos coches. No será popular ni asequible, pero teniendo en cuenta lo que recibes a cambio, no me parece tan descabellado.
Conclusiones
De la prueba del Mercedes S 580 e no puedo sino concluir que ahora mismo es uno de los mejores coches electrificados que hay en el mercado, mejor incluso que su hermano eléctrico. Tiene todo lo que uno puede esperar de la Clase S de Mercedes: Lujo, confort, presencia, tecnología y seguridad. No se echa en falta nada, ni siquiera prestaciones. Por poner algunas pegas destacaría la poca usabilidad de la plaza central trasera, el pequeño volumen del maletero y el errático tacto del freno. Problemas que en ningún caso echan por tierra sus más que suficientes ventajas. Un coche sobresaliente.