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Prueba MINI Cooper C, se renueva pero conserva su clásico espíritu

La cuarta generación del popular utilitario llega ahora en dos sabores: gasolina o eléctrico. En este caso hemos puesto a prueba la versión más accesible con motor de combustión. ¿Estará a la altura de lo que representa este coche? Lo analizamos en profundidad en esta prueba.

Prueba MINI Cooper C, se renueva pero conserva su clásico espíritu
El MINI Cooper C ha pasado por nuestras manos y he aquí todas nuestras impresiones al respecto.

16 min. lectura

Publicado: 05/11/2024 20:00

Esta renovada generación del histórico MINI ha venido de la mano de múltiples novedades, además de su propia renovación estética. Se podría decir que ha sido toda una revolución dentro de las diferentes etapas vitales que ha vivido este coche. Tanto es así que es la primera en tener oficialmente un nombre propio.

Hasta hace sólo unos meses (antes de la llegada de esta generación) el MINI era conocido con el sobrenombre de «3 puertas» o «5 puertas»; posteriormente se le añadía el apellido según su motorización: One, Cooper, Cooper S o Cooper SE. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha empezado a conocerse con su nombre propio, MINI Cooper. Para conocer su motorización hará que fijarse en la letra que prosigue a esta denominación: C y S para los gasolina, y E y SE para los eléctricos.

El nuevo Cooper C cuenta con un diseño inconfundiblemente MINI.

Pese a la más alta presencia de mecánicas «cero emisiones», el MINI Cooper tuvo un cambio importante en su rumbo, ya que desde la marca prometieron que la generación anterior sería la última con motor térmico, y que esta sería exclusivamente eléctrica. Finalmente no ha sido así y es algo que realmente es comprensible, pues el Cooper de gasolina sigue siendo todo una alternativa más que interesante para muchos usuarios. De ahí que lo hayamos puesto a prueba en este análisis.

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Una nueva generación disruptiva en muchos términos

Estéticamente el nuevo MINI Cooper se renueva por completo con respecto a la generación anterior. En la práctica totalidad de apéndices sigue siendo totalmente reconocible como un MINI. Tanto es así que su frontal cuenta con casi las mismas formas y elementos decorativos que la versión pretérita. Estos rasgos son claros para la versión térmica, en la eléctrica, sin embargo, sí toma formas particulares y proporciones nuevas con vistas a favorecer la aerodinámica, principalmente.

En el caso del modelo que hoy nos ocupa, se aprecia un nuevo frontal con unos rasgos renovados. Su parrilla ahora presenta un travesaño en el mismo color de la carrocería, haciendo que esta esté más integrada en el conjunto. Como viene siendo tónica general, los faros redondos siguen presentes, aunque ahora incluye una nueva firma lumínica en el centro.

Estéticamente, la nueva generación se podría decir que cuenta con una línea muy continuista.

Mirando su perfil sería incluso difícil de diferenciar entre una generación y otra. Su techo recto sigue presente y su carrocería dominada por las formas redondeadas es ya historia del automovilismo. Ahora, su fisionomía acepta diferentes tonos para el techo y retrovisores (blanco, negro o en color de la carrocería), así como una generosa paleta para su carrocería. Por otra parte, sus llantas pueden ser de entre 16 y 18 pulgadas.

Terminando de inspeccionar su exterior, la parte que más puede chocar, sin lugar a dudas, es su trasera. Pese a que mantiene la mayoría de elementos estéticos de las generaciones anteriores, desde MINI si han apostado por incluir un cambio más que importante: sus grupos ópticos. Los rectangulares anteriores han sido sustituidos por unos nuevos con forma triangular. Y aunque mantiene la estética de la Union Jack británica, lo cierto es que este cambio no ha gustado a todos y ha sido el apartado más cuestionado de todo el conjunto.

Un habitáculo más coqueto y minimalista

Donde sí han llegado realmente los cambios es en su habitáculo. El salpicadero anterior ha sido totalmente remozado y ahora prescinde de buena parte de los elementos anteriores. Entre ellos, ha desaparecido el cuadro de instrumentos, ahora este ha sido sustituido por un Head-Up Display y la propia pantalla central.

El interior es donde mayores cambios o novedades presenta el nuevo MINI Cooper.

Coronando el mencionado salpicadero se encuentra un panel circular de 9,4 pulgadas en el que se refleja todo tipo de información cotidiana: velocidad, consumo, revoluciones, etc. Esto, en ciertas ocasiones tiende a ser tedioso pues el MINI Cooper cuenta con infinidad de menús y submenús en los que será fácil perderse, al menos hasta que nos hacemos a su uso.

Por otro lado, salvando este «pero», lo cierto es que su fluidez, visión e iluminación es directamente sobresaliente. Incluso en momentos del día en los que hay una alta luminosidad, su visibilidad será perfecta.

Bajo esta se ha acoplado un módulo en el que se incluye el dial del cambio, en forma de un pequeño interruptor, así como el arranque. En este último caso, el MINI prescinde del clásico botón, sino que recurre a una llamativa solución que hace rememorar al mítico movimiento de una llave física. Llamativo cuanto menos. Aquí también se ubica el selector de modos de conducción (o «Experiencias», como lo denominan ahora) y la ruleta del volumen multimedia.

En el resto de aspectos, buena parte de los paneles superiores incluyen ahora un tapizado en tela. Este es muy llamativo y le sienta especialmente bien. Es posible que sea un buen «camuflaje» visual para los paneles de plástico duro con los que está fabricado la práctica totalidad del habitáculo. Esta decoración de tela también está presente en el radio vertical del volante y en la cesta de la consola central.

Por lo demás, la primera fila presenta una comodidad realmente elevada y un puesto de conducción típicamente MINI. En términos generales, muy de carácter deportivo. La fila trasera presenta la habitabilidad clásica de un modelo como este: muy justa para personas de gran tallaje, especialmente en el espacio para las piernas. Aquí detrás ofrece un doble anclaje ISOFIX, uno en cada asiento.

Finalmente, mirando su maletero, el espacio es realmente escueto, aunque esto no es una novedad pues los MINI nunca han podido presumir de un gran espacio de carga. En esta ocasión, el MINI Cooper C presenta un volumen mínimo de 210 litros. No obstante, este hueco se podrá ampliar hasta los 725 litros en caso de abatir la segunda fila de asientos.

Su maletero sigue siendo realmente pequeño, igual que en las generaciones anteriores.

Mecánicas y precios del MINI Cooper

Aunque ya hemos adelantado que el nuevo MINI Cooper cuenta con alternativas de gasolina o eléctricas, en este escrito nos centraremos en las variantes térmicas; en otra ocasión le llegará el turno a las «cero emisiones». Ambas versiones de combustión presentan la etiqueta C de la DGT.

La gama térmica del MINI comienza con el Cooper C (nuestro protagonista de hoy). Este cuenta con un bloque de tres cilindros y 1.5 litros de cubicaje, capaz de erogar una potencia de hasta 156 CV y 230 Nm de par máximo. Esta versión puede ejecutar el 0 a 100 km/h en 7,7 segundos, alcanzar una velocidad máxima de 225 km/h y homologar un consumo medio de 5,9 litros/100 km. Su precio de partida en España es de 30.350 euros.

Un paso por encima se encuentra el Cooper S. Este eleva las prestaciones gracias a un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros de cubicaje, el cual eroga 204 CV y 300 Nm de par máximo. El 0 a 100 km/h lo ejecuta en sólo 6,6 segundos, mientras que su velocidad máxima es de 242 km/h. Su factura parte en España desde los 34.349 euros.

Los asientos de aspecto deportivo son bastante cómodos para todo tipo de situaciones.

Prueba de conducción

El espíritu de los MINI siempre será recordado como de carácter eminentemente deportivo. Da igual la versión, motorización o carrocería, su puesta a punto siempre estará enfocada en la diversión y en la pasión por conducir. Esto es algo que sigue siendo así, pese a la renovación generacional del MINI Cooper. Pero, ¿es tan divertido como las generaciones pasadas?

Como hemos mencionado más arriba, el nuevo MINI guarda la misma estética (a grandes rasgos) que la generación anterior. Esto también es algo que sigue sucediendo tras el volante. La altura de conducción es baja y el volante cuenta con una posición muy horizontal. Esto hace que la propia sensación de deportividad esté patente con sólo sentarnos en el asiento principal del coche.

Al arrancar el coche y circular los primeros metros, queda claro que el MINI sigue siendo el MINI. No obstante, aunque su apreciación general sea ya una vieja conocida, lo cierto es que en esta generación se han modificado ciertos parámetros del mismo. En primer lugar, su dirección es bastante más suave que la versión anterior, siendo ahora mucho más cómoda para transitar por vías urbanas.

La nueva pantalla redonda de 9,4 pulgadas no pasa desapercibido para nadie.

Pese a esto, su tarado se puede tornar más rígido en caso de recurrir al modo de conducción «Go-Kart» (sport), el cual también hace más sensible el tacto del acelerador o el sonido de su mecánica (mediante los altavoces).

Además de suavizar la dirección, también lo han hecho sobre las amortiguaciones. Ahora estas son más blandas y cómodas para circular por terrenos bacheados. Sin embargo, esta, en términos generales, se puede seguir sintiendo bastante dura frente a otros vehículos competidores del sector, especialmente cuando se va sentado en la fila posterior.

Pero el MINI se sigue sintiendo un coche realmente divertido y con el que pasarlo bien en un tramo de curvas. La sensación es de conducir con una altura muy baja y con mucho aplomo sobre el asfalto. A esto se une una dirección que transmite realmente bien todo lo que pasa más allá del volante, así como un tacto muy deportivo en los pedales.

Los asientos traseros no cuentan con una habitabilidad muy generosa.

Por otro lado, me ha parecido que el Cooper C, de 156 CV, no precisa de una mayor potencia para casi ningún momento. Su desenvolvimiento es realmente sobresaliente en todas las situaciones y, salvo que se busque más deportividad, esta variante mecánica es excelente y muy recomendable para la práctica totalidad de usuarios.

No obstante, no todo van a ser alabanzas para el nuevo MINI Cooper. Por ejemplo, el Head-Up Display no es el más cómodo, pues quita bastante visibilidad delantera. La solución de un cuadro de instrumentos justo detrás del volante (como la generación pasada) me sigue pareciendo mucho mejor. Tampoco es ideal que todo esté incluido en el sistema central multimedia, pues conduciendo puede llegar a ser tedioso el navegar por los menús para, simplemente, modificar algún parámetro en el sistema de climatización.

Salvo por estos «peros» el MINI es un coche con el que todo el mundo se sentirá cómodo al conducir. Además, me ha sorprendido especialmente la buena puesta a punto de su motor de gasolina en términos de consumos. Las versiones anteriores apenaban de ser más «tragonas» de lo que deberían. Aquí es todo lo contrario.

El MINI Cooper C es tan acertado en la mayoría de aspectos como mejorable en otros puntos.

Durante mi prueba al MINI Cooper C hice un viaje de largo recorrido por autopista, durante el cual, sin tener en cuenta en ningún momento el consumo generado (haciendo una conducción totalmente normal), la media establecida fue de apenas 5,2 litros/100 km. Bien es cierto que esta cifra ascenderá hasta los 6,2 litros/100 km cuando se hagan más recorridos urbanos, pero estas me parecen cifras realmente positivas para un coche de su tamaño y potencia.

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