Prueba MINI Cooper S Cabrio, apuesta ganadora
La conducción divertida característica de MINI y rodar a cielo abierto: el MINI Cabrio es demasiado tentador. Más aún en la versión Cooper S con el motor TwinPower Turbo con 192 CV, una elección ideal para quienes busquen un buen compromiso entre prestaciones y confort.
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Publicado: 24/08/2016 09:00
El primer MINI descapotable desde que la marca pasara a manos de BMW se presentó en el Salón de Ginebra de 2004. Desde entonces, más de 320.000 unidades se han comercializado del MINI Cabrio, todo un éxito que, como no podía ser de otra manera tiene su continuidad en la tercera generación.
El pasado mes de marzo llegó a los concesionarios españoles una combinación que parece una apuesta segura. Aúna la diversión al volante característica de los modelos de MINI y el placer de conducción de un coche con techo abierto. Todo ello manteniendo el diseño y proporciones del MINI Hatch, un estilo propio que ha triunfado.
Por nuestra redacción ha pasado el nuevo MINI Cooper S Cabrio. El descapotable premium más pequeño del mercado luce un aspecto fresco y juvenil, pero sin perder el toque retro del modelo original. Tiene un diseño exterior inconfundible siguiendo los rasgos característicos de la marca británica, como la parrilla hexagonal o los faros redondos -que son de LED-.
Es verdad que MINI ya no es tan mini en lo que respecta a sus dimensiones exteriores. En esta generación el Cabrio ha crecido en todas las cotas. Mide 98 milímetros más de largo, es 44 milímetros más ancho y 1 milímetros más alto. Además, también aumenta la distancia entre ejes en 28 milímetros y el ancho de vía (+42 milímetros adelante, +34 milímetros atrás). Esta versión Cooper S es aún mayor en longitud porque cuenta con paragolpes específicos más abultados que los de las variantes de acceso y llega a los 3,85 metros de longitud.
La capota puede estar cerrada, plegarse completamente o usarla como techo solar
El crecimiento respecto a su predecesor conlleva una mejora de la habitabilidad, especialmente para el conductor y su acompañante. No se me ocurre otro descapotable de este tamaño con tanto espacio en los asientos delanteros. Las amplias regulaciones de volante y asiento dejan mucha libertad tanto a lo ancho, a lo largo y a lo alto incluso para conductores de gran estatura.
Al volante vamos sentados muy bajos, una sensación incrementada por una línea de cintura muy alta. Ésta está rematada en todo su contorno con un perfil cromado, una solución estética a la que también se apela en los bordes de los grupos ópticos, la parrilla frontal, la insignia en la aleta lateral o los tiradores de las puertas.
En las plazas traseras tenemos una de cal y otra de arena. Sorprendentemente el espacio para la cabeza es bastante notable para un coche de este tamaño gracias a la forma de la capota pero, sin embargo, el hueco para las piernas es muy escaso. Por tanto sólo debe contemplarse el uso de estos asientos de manera puntual y por pasajeros de baja estatura.
La silueta del techo textil ha tratado de mantener el aspecto de MINI Hatch. Con el techo puesto el aislamiento es bueno. La capota tiene dos posiciones. En la primera la abertura es de unos 40 centímetros para dejar a cielo abierto las plazas delanteras, a modo de techo solar, aunque deja entrar demasiadas turbulencias. La segunda posición permite la apertura completa, ubicando el techo recogido sobre el maletero. Empleando el cortavientos apenas llega viento al habitáculo.
Manteniendo pulsado un interruptor, la operación completa de descapotado necesita de 18 segundos, pudiéndose hacer con el coche en movimiento a velocidades inferiores a los 30 km/h. Además, también es posible capotar y descapotar el coche a distancia, desde el mando de la llave.
El volumen máximo del maletero es de 215 litros cuando la capota está cerrada. Descapotados se pierde espacio de carga, quedando reducida la capacidad a 160 litros. La pequeña portezuela deja una boca de carga muy pequeña que dificulta la introducción de una maleta grande o un objeto voluminoso pero MINI ofrece una interesante función Easy-Load que permite levantar unos centímetros la parte superior de la boca de carga. Ingenioso y útil.
La versión Cooper S es una elección ideal
Su etiqueta premium le sitúa por encima de sus competidores en calidad de acabados. El cuidado en su realización queda patente en todos los rincones, con materiales de excelentes y ajustes precisos. Evidentemente tampoco el diseño se ha dejado de lado y las formas redondas y elípticas invaden todo el habitáculo. Uno de los detalles más fascinantes es la regleta de interruptores de estilo aviación, en la parte inferior de la consola central, en cuyo centro se encuentra la tecla roja de arranque.
Por supuesto, entre los puntos fuertes de MINI destacan las innumerables posibilidades de personalización con una gran gama de colores, llantas, molduras, tapicerías y adhesivos. Aunque la marca pertenece al grupo alemán BMW, la herencia inglesa sigue estando muy presente y, de hecho, este modelo sigue fabricándose en la factoría de Oxford. Para no olvidarse de sus orígenes muchos elementos cuentan con la presencia de la Union Jack, la bandera británica.
El apartado dinámico es uno de los grandes valores de todos los modelos MINI y el Cabrio no es una excepción. Menos aún tratándose de la versión Cooper S con su motor de gasolina de cuatro cilindros 2.0 con 192 CV, a mi juicio la elección más acertada de la gama. Los diésel van muy bien y gastan poco aunque no es el tipo de mecánica ideal para un descapotable. Hay dos variantes de gasolina por debajo que quedan lejos a nivel prestacional.
Quizá estés pensado que el mejor debería ser el MINI John Cooper Works Cabrio. Es más potente y exclusivo, sí, pero esta versión también conlleva reglajes que hacen mermar la comodidad. En comparación, en el Cooper S las prestaciones no difieren mucho, muestra una excelente relación entre deportividad y confort y encima cuesta menos que el JCW.
Además suena bien, muy bien. El escape nos sorprende con un sonido grave, profundo, con gorgojeos y petardeos cuando nos ponemos un poco exigentes que resultan más evidentes cuando disfrutamos de la conducción con el techo abierto. La caja de cambios manual de seis marchas es de serie y tiene un manejo muy agradable y preciso, dejándose como opción una transmisión Steptronic con el mismo número de relaciones y levas al volante.
Es 115 kilos más pesado que el MINI 3 Puertas equivalente pero ese peso adicional no se deja notar. Es muy divertido y se cumple la máxima de la marca de tener la sensación de estar a los mandos de un kart. Su granito aportan el control electrónico de bloqueo del diferencial EDLC (de serie) y el sistema de control dinámico de la amortiguación DDC (opcional).
El motor de 192 CV muestra un empuje notable incluso desde bajo régimen
Los modos de conducción MINI Driving Modes también forma parte del equipamiento extra pero tienen un coste muy razonable y merece la pena pagar por ello. Así tenemos un coche más polivalente en el que podemos elegir entre eficiencia (modo Green), deportividad (modo Sport) o una opción intermedia. Créeme, el modo Sport lo vas a usar más de lo que esperas porque invita a ello.
Aunque el MINI Cabrio es un coche pequeño y relativamente ligero no hay que olvidar que tenemos casi 200 CV disponibles en el pedal del acelerador. Eso se traduce en un consumo de combustible notable. Es verdad que es posible conseguir registros que ronden los 5,5 l/100 km con el modo Green activado, aunque lograrlos supone una total concienciación por la conducción eficiente y renunciar a la deportividad.
Es difícil resistirse a los encantos de este enérgico motor y a poco que nos demos alguna alegría veremos los valores incrementarse de manera evidente. Si practicamos una conducción espirituosa con frecuencia pronto veremos cifras en torno a los 8 l/100 km o incluso más si nos pesa mucho el pie. Durante los días que el Cooper S Cabrio me acompañó, el consumo medio global fue de 6,7 l/100 km, haciendo una conducción variada. No parece un valor disparatado, pero sí un poco más alto de lo deseable.
El precio de partida del descapotable de MINI es de 22.900 euros correspondientes a la versión de acceso One. Por su parte el Cooper S Cabrio está a la venta desde 31.450 euros, una cantidad que puede ser razonable dada la satisfacción y diversión que nos puede dar a cambio. Pero ojo, el largo equipamiento opcional y los elementos de personalización incrementarán la factura rápidamente, de hecho esta unidad pasaba ampliamente de los 40.000 euros ¡Elige sabiamente!