Prueba MINI Cooper SE Countryman, un híbrido glamuroso
MINI ya no es la pequeña marca inglesa que todos recordamos. Bajo el mando alemán la marca ha sufrido un cambio y un crecimiento global. Tal es así que llegamos a ver versiones híbridas enchufables como este MINI Cooper SE Countryman, el cual ya he probado.
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Publicado: 12/05/2017 19:00
Todos crecemos. Maduramos y nos adaptamos a los tiempos que corren. No queda otro remedio, y a los fabricantes tampoco. Una pena que no podamos preguntar al gran John Newton Cooper qué opina acerca de la versión moderna de aquella pequeña marca que fundó con su padre hace ya casi 60 años. Dadas las ideas revolucionarias que tenía seguro que estaría encantado con ver en qué se ha convertido. A día de hoy nos llegan cosas como este MINI Cooper SE Countryman que ya he tenido ocasión de probar.
La absorción por parte de BMW ha hecho mucho bien al pequeño fabricante, o mal, según los ojos con los que se miren. Con el empuje del gigante alemán empezaron a surgir nuevas ideas y propuestas. Allá por el año 2008 se presentó en sociedad un concepto que a día de hoy es tan real como el agua que bebemos, un SUV en tamaño MINI. El Crossover Concept acabó convirtiéndose en el Countryman. Uno de los mejores escaparates de la marca.
Tal es así que es el único de la familia que puede lucir con orgullo la vitola de híbrido. Una propuesta diferente para aquellos que buscan la unión de varios mundos: el glamour de un MINI, la funcionalidad de un SUV, y la eficiencia de un híbrido. Pero, ¿cómo resulta todo esto junto?
MINI sabe lo que se hace, o BMW..., total lo mismo da que da lo mismo. Sabe que sus clientes buscan imagen y estatus social. Por eso cambiar la imagen de un MINI Countryman no cabía en la cabeza de los creadores de la versión híbrida. Todos sabemos que en ciertas ocasiones los híbridos resultan ser un tanto estrambóticos, pero no es este caso. Sobriedad, elegancia inglesa, calidad alemana y todo lo que se puede esperar de un MINI...o de un BMW. ¡Qué lío!
Es una estrategia acertada, porque ¿para qué cambiar algo que sabes que funciona? Pues para nada. Estéticamente pocos detalles nos advierten que estamos ante un MINI altamente eficiente. Solo la incursión del logotipo E nos puede advertir de tal cambio. Además hay que mencionar una nueva tonalidad, verde/amarillo, de la S, porque a pesar de ser híbrido, este Countryman puede lucir con orgullo la letra más deportiva de la marca. A fin de cuentas es la misma imagen que conocimos en primera persona en la presentación del MINI Countryman 2017.
La misma filosofía ha seguido el interior. Puede que incluso sea más difícil encontrar las variaciones con respecto a un modelo de gasolina o diésel. Hay que fijarse, pero están. La más llamativa es el cambio de color del botón de arranque. De rojo pasa a tener el verde amarillento de la S exterior. El cuentarevoluciones cambia para incluir un indicador típico de híbridos, y por último un botón al lado del arranque para poder seleccionar los diferentes modos de ajuste del sistema híbrido, que son tres: AUTO eDRIVE, MAX eDRIVE y SAVE BATTERY. Luego te cuento más de ellos.
La incursión de un equipo híbrido obliga a hacer ciertos sacrificios en el campo de la habitabilidad. El motor eléctrico se sitúa en el eje trasero, y la batería que lo alimenta justo bajo los traseros de los ocupantes de la segunda fila. Esto provoca que perdamos volumen de maletero, de 450 litros se pasa a 405, y altura libre para la cabeza de los ocupantes posteriores, tres centímetros menos. No hay otra manera de solucionar la papeleta, y aun así el Countryman es capaz de albergar a cuatro pasajeros con cierta holgura, el quinto siempre sufrirá.
Donde tampoco hay cambios es en la tecnología que se dispone en el más polivalente de la familia MINI. Tecnología compartida con BMW pero retocada por la división más informal y juvenil de la marca inglesa para así aportar ese toque rebelde y urbano que siempre ha acompañado al fabricante. Por supuesto la conectividad tampoco cae en el olvido, permitiendo que el coche y el móvil sea uno parte del otro. Entre las novedades cabe destacar el Head-Up Display y el control táctil de la pantalla del salpicadero. Ya era hora por cierto.
BMW no solo ha dado a MINI una segunda, o tercera, vida. Los alemanes han aportado ese toque de calidad que tan bien saben hacer. Por eso todos los MINI de hoy en día salen con un acabado premium excelente. Puede que incluso más que el de sus homónimos alemanes. Atención al detalle y a los acabados. Allá donde tu mano vaya a posarse te recibe un excelente tacto y suavidad. No hace ni falta decir que en el Cooper S E Countryman pasa lo mismo. Pero por si acaso lo recuerdo.
MINI homologa un consumo medio de combustible de 2,1 litros a los 100 kilómetros. De largo, el más eficiente de la familia.
Donde los alemanes no han dejado lugar a intrusiones es en los campos dinámicos y mecánicos. Por el momento solo un motor impulsará a la variante híbrida, una configuración exactamente igual que la que podemos ver en el BMW 225xe Active Tourer. Me refiero a un bloque de tres cilindros TwinPower Turbo de 1.500 centímetros cúbicos que desarrolla 136 caballos de potencia y 220 Nm de par motor. A éste hay que sumar un bloque eléctrico que suma otros 88 caballos eléctricos, por lo que la potencia total se fija en 224 CV. Tras el John Cooper Works es el más potente de la familia.
A este conjunto siempre se sumará siempre una tracción total All4 y un cambio automático Steptronic de siete velocidades tipo convertidor de par. Todo el conjunto ha sido configurado para mostrar el máximo ahorro posible, aunque no por ello significa que tengamos que ver las prestaciones lastradas. De 0 a 100 Km/h en 6,8 segundos, y velocidad punta de 198 Km/h. En modo eléctrico podemos alcanzar un máximo de 125 Km/h, dato que me parece sensacional, aunque circulando a esas velocidades ni de broma se su puede alcanzar su tope de autonomía eléctrica, que es de 42 kilómetros. Otra buena cifra.
Ahora bien, ¿cuál es el precio a pagar por tanta eficiencia, glamour y calidad? Pues bien, de partida tenemos un MINI Cooper SE Countryman por 37.600 euros. Eso quiere decir que es 4.000 euros más caro que un Countryman S All4 y apenas 1.200 euros más barato que una unidad John Cooper Works, y exactamente igual que un Countryman SD. Este precio puede variar en función de las chucherías que uno quiera incluirle o de los elementos de personalización que guste incorporar, que por cierto son muchos y muy cuidados.
Prueba MINI Cooper SE Countryman
Quepa decir de antemano que MINI, al igual que BMW, aporta un toque especial a sus coches, a pesar del claro carácter burgués de su posicionamiento. Todos alguna vez nos hemos montado en un híbrido, seguro que la mayoría lo ha hecho en un Toyota Prius, y si esta es la imagen que tienes de ellos, el SE Countryman es todo lo contrario. De hecho ni parece un híbrido salvo por ciertos detalles.
Obviamente los híbridos están pensados para un uso urbano o de cortos recorridos diarios. Ahí es donde sacan a relucir sus ventajas. El híbrido enchufable de MINI es increíblemente suave. Su calidad de rodadura está a la altura de coches mucho más grandes y caros. Circulando en eléctrico no hace ruido alguno, y las transiciones entre motores son imperceptibles. Sólo si aceleramos a fondo notaremos algo, pero en la mayoría de casos cuesta saber cuántos motores están empujando al coche.
El Countryman Plug-In Hybrid es 270 kilogramos más pesado que el Cooper Countryman normal. Eso es mucho peso, y por ello gran parte de los elementos dinámicos han sido reajustados para hacer frente a tal desventaja. La suspensión y la dirección son los cambios más notables. Se le nota ligeramente más seco y duro en reacciones, aunque sin por ello llegar a comprometer el confort. Y los frenos traseros se sobredimensionan para que así se pueda parar el exceso de peso.
Dinámicamente no se le puede poner ni una sola pega al SE Countryman. No tiene la alegría de un Cooper S, pero la verdad es que se comporta con absoluta naturalidad. Es híbrido pero parece que no se ha querido enterar. A la calidad de rodadura se suma un más que buen comportamiento en carreteras reviradas. Aplomado, con energía para salir, y con un tacto de freno que no te obliga a echar de menos un coche “convencional”.
Gran parte del comportamiento del SE Countryman es configurable. Más arriba he mencionado los modos de conducción. Bien, estos permiten ajustar el coche a nuestra demanda. En el modo MAX eDRIVE obtenemos una conducción puramente eléctrica siempre y cuando no pasemos de 125 Km/h, no hagamos kick-down en el acelerador, y siempre que tengamos más de un 7% de batería. Podremos circular así hasta un máximo de 42 kilómetros, teóricos.
Por defecto siempre arrancaremos en modo AUTO eDRIVE. Como su nombre bien indica el coche será el encargado de gestionar de forma automática la forma en la que combinan los motores. Siempre buscará ahorrar el máximo combustible posible. Por cierto MINI homóloga un consumo medio de 2,1 litros de gasolina a los 100 kilómetros. Aunque tampoco debemos olvidar que nuestro consumo mínimo siempre puede ser de cero.
El tercer modo, denominado SAVE BATTERY, resulta un poco contradictorio. En realidad no guarda la carga de la batería, sino que hace que el motor de combustión actúe como un generador, recargando la batería a la vez que circulamos. Es el modo más ineficiente de todos, pues eleva el consumo de carburante de forma exagerada, pero presenta la ventaja de que cuando lleguemos a nuestro destino podamos circular de forma plenamente eléctrica. Se toma su tiempo en recargar las pilas, y nunca sobrepasará el 90% de la capacidad de estas. Así que no es muy recomendable usarlo, porque el gasto de gasolina no compensa el ahorro.
Por posicionamiento el SE Countryman tiene el mismo precio que un SD. Se espera que el 10-12% de todos los Countryman vendidos sean híbridos enchufables
Ahora bien, el MINI no es un híbrido al uso, es un híbrido enchufable. Eso implica que tiene la ventaja de poder recargar las baterías a voluntad. Bueno, siempre que tengamos un enchufe a mano. Se puede hacer en cualquiera, y de hecho no hace falta instalar un Wallbox de carga especial. En una toma casera son dos horas y cincuenta minutos de carga, de 0 a 100% de batería. El problema no es el tiempo, que me parece bastante razonable, el problema es que la recarga no se puede programar. En un futuro se podrá, pero a día de hoy no es posible, por lo que aprovechar las horas valle de facturación nos obligará a estar atentos.
Ahora bien, ¿merece la pena comprarse un híbrido enchufable? Pues depende. Si tu vida se desarrolla en la ciudad, o realizas trayectos cortos de casa al trabajo y del trabajo a casa, si, plantéate la compra de un híbrido enchufable. Si por el contrario eres un maratoniano del asfalto, olvídate. Compra un diésel y a recorrer millas. Sin embargo los híbridos enchufables están ayudando a un cambio de mentalidad, ayudando a concienciarnos que en un futuro no muy lejano todos tendremos un coche eléctrico.
Conclusiones
MINI se sigue sumando al carro de lo eficiente, aunque con recelo. La hibridación llega de la mano del más polivalente de toda la gama, el Countryman. La estrategia no la veo mal, pero creo que dados los tiempos que corren, de las futuras limitaciones de tráfico urbano y del panorama de los vehículos diésel, esta versión híbrida debería verse también en los más pequeños de la casa. Algún día lo harán, y posiblemente se olviden incluso de los motores de combustión. El MINI completamente eléctrico llegará. Aunque hasta entrados en la década de los 20 no llegará.
En cuanto al SE Countryman, la verdad es que el resultado es sobresaliente. Su calidad de rodadura recuerda a la de un modelo mucho más caro y grande. El conjunto híbrido rinde a una gran altura, de hecho va sobrado. Y todo ello sin perder un ápice del toque MINI, de su calidad, de su glamour y de su posicionamiento social. Tan solo se pierden unos pocos litros de volumen de maletero, así como unos pocos centímetros para la altura de los ocupantes traseros. El precio es tema aparte. Los MINI no salen baratos, y por supuesto el Countryman híbrido no es una salvedad.