Prueba MINI Countryman Cooper S 2018; bueno, bonito, pero caro
MINI, la legendaria marca inglesa que se ha convertido en un objeto de deseo de los jóvenes y ya no tan jóvenes, crece en todos los sentidos, y el MINI Countryman es el menos "mini" de todos ellos. Un SUV para la era del SUV.
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Publicado: 27/08/2018 20:00
¿Un MINI es un MINI sin importar el tamaño o la forma? Pues sí. La marca inglesa vive un momento dulce, una segunda juventud, desde que pasó a formar parte del Grupo BMW. Desde 2001 se han ido sucediendo los éxitos, aunque atrás han quedado algunos inventos extraños como el MINI Paceman. En 2010 dieron el salto a un segmento que ya apuntaba maneras de convertirse en importante, el de los SUV. Fue entonces cuando el MINI Countryman vio la luz, el que es sin lugar a dudas el MINI menos MINI de la casa.
Bueno, en honor a la verdad el tamaño ya no es algo tan destacable en los modelos de la casa, no al menos como el señor Alec Issigonis lo concibiera a mediados del siglo pasado. El tamaño de los MINI de hoy en día es ostensiblemente muy superior al de sus antecesores, pero eso no ha quitado para que la esencia se mantenga. Dicen que las grandes fragancias se venden en frascos pequeños, pero en el caso de MINI da igual el formato, la esencia es la misma.
El Countryman es el representante de MINI en el competido y comercial segmento SUV compacto. Sus medidas de 4,3 metros de largo por 1,82 de ancho lo posicionan en la parte baja de la tabla de rivales premium, donde encontramos a modelos como el Mercedes GLA, el Audi Q3, el nuevo Jaguar E-Pace, el Volvo XC40 y el BMW X1, con el cual comparte muchos elementos que no se aprecian a simple vista. Todos presentan formas y formatos diferentes, pero está claro que en cuanto a estilo el Countryman gana de calle.
De hecho los diseñadores de MINI saben perfectamente hacia qué lado orientarse. El diseño es el principal arma de posicionamiento del MINI Countryman y de cualquier otro producto de la casa. A pesar de sus dimensiones y sus volúmenes se sabe y se reconoce la figura MINI a la legua. Ojo con esto porque no es ninguna tontería, porque el principal motivo de compra de un coche es el diseño. Así que ya tenemos la primera característica del más campero de la casa: es bonito.
Una de las ventajas del diseño de MINI es que envejece estupendamente porque apenas cambia de una generación a otra. La primera que conocimos en el año 2010 se parece mucho a la que hoy nos ocupa, que ya incluye el restyling válido para 2019. Este mismo año la marca ha aprovechado para lavarle ligeramente la cara al MINI Countryman, son apenas cuatro detalles, como el fondo de los faros, una paleta de colores más amplia y sobre todo la inserción del nuevo logo de la casa, más limpio y sencillo.
Así que si ligero ha sido el cambio por fuera por dentro tampoco es que haya mucho que mencionar. Sigue siendo el mismo MINI Countryman que ya os presentamos en vídeo el año pasado. Eso quiere decir que sigue presentando la misma estructura de diseño, tan atemporal y conocida de siempre. Se han alterado ciertos elementos, como la tapicería de los asientos, el indicador del nivel de combustible o el botón con los modos de conducción que ya no está en la base de la palanca del cambio si no en un botón solitario en la consola central.
Tampoco cambia en lo referente a las excelentes calidades y a espacio ofrecido. Gracias a los 20 centímetros de más que se ganaron de la primera a la segunda generación, el Countryman es capaz de mostrar mucho más espacio interior, aunque las plazas traseras siguen siendo algo estrechas para acceder. Ahora es más apto para cuatro pasajeros, ya que un quinto irá mucho más incómodo por una plaza más dura, por un túnel de transmisión intrusivo y por un espacio para los hombros limitado. Como ya digo es un coche ideal para una pareja sola o con al menos un niño, ya que el maletero de 450 litros como mínimo puede quedarse algo corto si ampliamos la familia.
El MINI es un coche con claro enfoque juvenil, aunque no muchos jóvenes pueden acceder a pagar tanto dinero por un coche. Esto quiere decir que además del estilo se incluye mucha tecnología apta para los millennials como para los que no lo son. Faros de LED Matriciales, sistema de infoentretenimento de última generación, pantalla central táctil con hasta 8,8 pulgadas, Head-Up Display, así como un amplio abanico de elementos de seguridad activa y pasiva, son un buen ejemplo de todo lo que este coche puede llegar a ofrecer.
Hay algo que no se puede pasar por alto, la personalización. El Countryman puede adaptar su diseño a gusto de cada consumidor. La paleta de colores es más amplia que en el pasado, lo mismo que los juegos de llantas, pero a eso podemos sumar una serie de elementos, opcionales todos ellos, con los que podemos alterar el estilo, incluyendo detalles muy originales y personalizados hasta la médula. Incluso podemos pedir a MINI que nos imprima en 3D ciertos paneles de la carrocería, pudiendo incluir en los mismos los detalles que nosotros queramos, como por ejemplo nuestro nombre. Todo al servicio de la personalización.
Eso sí, cuando nos adentramos en estos terrenos más vale tener la cartera preparada, porque vamos a elevar la factura a un ritmo de escándalo. Habrá quien quiera aportar un toque de deportividad a su Countryman, y para eso están diseñados los accesorios John Cooper Works, que al igual que BMW hace con sus accesorios M Performance, lo que consiguen es aportar un toque más cañero al estilo del coche. No alteran el rendimiento del mismo salvo que optemos por la versión en particular, como por ejemplo un Serie 4 M Performance o un M4. No hay que confundir.
A pesar de formar parte del Grupo BMW, MINI emplea una plataforma propia especial para contar con tracción delantera
Estamos ante un proceso de cambio europeo en lo que a medidas restrictivas de contaminación se refiere. El ciclo de homologación WLTP está a las puertas y MINI ya tiene la gama preparada para la ocasión. La oferta está compuesta por dos variantes diésel, Cooper D y Cooper SD, con 150 y 190 caballos respectivamente, y dos variantes de gasolina, One y Cooper S, con 136 y 192 caballos respectivamente. Además hemos de sumar una variante híbrida enchufable, el MINI Countryman E S All4 que ya hemos tenido ocasión de probar.
En esta ocasión hemos tomado prestada la unidad de gasolina más potente de todas, el MINI Countryman Cooper S, una variante que traía consigo una caja de cambios automática de ocho velocidades de tipo convertidor de par y una tracción total All4 que garantiza un mejor aplomo y un mejor agarre en situaciones de baja adherencia. Las cifras de rendimiento de este MINI tan poco mini son bastante buenas, con una aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en tan solo 7,5 segundos y velocidad punta de 225 kilómetros por hora.
Prueba MINI Countryman Cooper S
Si quieres tener al Countryman más cañero, canalla y campero de todos los que hay en el mercado, este es el tuyo. Más desde que la actualización la unidad JCW haya desaparecido del mercado. Al menos es la versión más potente que hay, a excepción de la unidad híbrida que lo supera por poco menos de 30 caballos más.
Cuando pensamos en MINI no solemos asociarla con deportividad, aunque es un error muy común. Los MINI siempre han tenido ese punto juguetón que tanto gusta a quienes los conducen. Su puesta a punto es bastante característica, aunque en este caso lo es tanto ya que el enfoque del coche es claramente diferente. La rigidez y dureza de los más pequeños de la casa se contrapone con este SUV que además de rendimiento busca obtener unas altas cotas de comodidad y confort.
La suspensión no resulta ni tan dura ni tan seca, bueno en honor a la verdad ni es una cosa ni la otra. La suspensión del Countryman resulta más blanda, con una mayor capacidad de absorción de obstáculos. Las únicas durezas vienen de unos neumáticos con poco flaco y excesivo diámetro. Pero ese es el precio que debemos pagar por ganar el apartado estético. En cuanto a confort es el único pero que le pongo, pero tampoco resulta tan excesivo como para tacharlo de fallo.
Obviamente dichas llantas nos impedirán abordar terrenos fuera del asfalto con la seguridad de que una vez volvamos a la senda asfáltica sigan en el mismo estado que cuando entramos. A pesar de tener 18 centímetros de altura libre con respecto al suelo y una tracción total, que si bien puede con obstáculos de mediana dificultad, pierde capacidades por la falta de adherencia de unos neumáticos no pensados para tales ejercicios. Como se suele decir, tracción total hay, pero no está enfocada al offroad propiamente dicho.
El sistema All4, de serie y obligatorio con las unidades S, nos va a ser de gran ayuda en carreteras convencionales, cuando el asfalto o las condiciones meteorológicas no sean ideales. También va a conseguir que este SUV de 1.540 kilogramos de peso sea mucho más preciso en el paso por curva, donde deja claras evidencias que aunque su aspecto dista de ser el clásico MINI, tiene una conducción muy similar. Al fin y al cabo es en estos terrenos donde un MINI pasa de gustar y molar a enamorar.
Todos conocemos a sus hermanos de BMW, como se las gastan a la hora de conferir capacidades dinámicas a sus coches, y si a un servidor se le pregunta sobre qué prefiere, si un MINI o un BMW Serie 1, tendría tantas dudas que incluso acabaría escogiendo al pequeño inglés. Más que nada por el hecho de tener la tracción en el eje delantero, o en este caso en los dos. Veo más lógico esto que no tener un sistema de propulsión en un coche pequeño. De hecho BMW piensa lo mismo, y por ese motivo la siguiente generación del Serie 1 tendrá tracción delantera o total gracias al empleo de la plataforma de este MINI.
A pesar de su tamaño y peso el Countryman se mueve con mucha soltura. Solo a la hora de parar tanta masa en movimiento se achaca el exceso de peso, pero aunque entremos algo pasados a la curva la tracción total nos mantiene en la misma. Es un coche muy juguetón, hay que reconocerlo, y además tenemos varios modos de actuación. Tres modos de conducción para ser más concretos: Green, Normal y Sport. Huelga decir para lo que sirve cada uno, su nombre queda bien claro, pero consiguen alterar el estado del coche de forma bastante notable.
En el modo más ecológico todos los componentes mecánicos se relajan buscando la máxima eficiencia. Algo que no termina de lograr. Este sí que es uno de los puntos que menos me ha gustado del coche ya que no es nada eficiente. La media, durante una semana de rodaje se quedó fijada en los 8 litros pelados, y eso que en muchos ratos se circuló con el modo Green activado y en carreteras relativamente "ideales" para bajar consumos. El dato es muy alto para esa potencia de coche, por lo que está claro que la forma y el peso no le hacen ningún bien.
En el modo normal todo se vuelve algo más reactivo, pero no es hasta activar el modo Sport cuando realmente desatamos a todo el Countryman, y en particular a la combinación del motor de dos litros turbo y la caja de cambios de ocho relaciones. Con el modo deportivo activado el pedal del acelerador se vuelve mucho más sensible a nuestras órdenes, y nos encontramos ante 280 Nm de par motor que están disponibles entre las 1.250 y las 4.600 revoluciones, lo que quiere decir que siempre tenemos un buen empuje, ya que la caja de cambios hace que la mayoría del rato funcionemos en ese rango de revoluciones.
El motor es una delicia, y el sonido que emite también. Es lo que acaba de redondear el aspecto canalla del coche con su paquete S y sus chucherías JCW. Es tan juguetón que el escape es capaz de emitir unos ligeros petardeos cuando así lo queremos. Resulta tan agradable como divertido, y en cierto modo nos ayuda a olvidarnos que este coche parte de unos heladores 33.227 euros. Un coche no apto para todos los públicos. Pero lo peor llega a la hora de sumar esos cachivaches que harán las delicias de todo aquél que se monte pero que elevan la factura final. La unidad de pruebas alcanzaba casi los 50.000 euros.
Conclusiones
Lo bueno y lo bonito siempre sale caro, o al menos en la mayoría de casos. Este no es ninguna excepción, y el Countryman, a pesar de su forma y tamaño, tiene el orgullo de poder decir que es un MINI con todas las de la ley. Su diseño gusta a todo el mundo, a unos menos y a otras más, lo mismo que su interior, que llega cargado de tecnología y calidades. El espacio tampoco debe suponer un miedo ya que con la nueva generación esa problemática quedó subsanada. Y por último hay que hablar de rendimiento.
El Cooper S es la opción que debes elegir si quieres tener al más gamberro de los Countryman en el garaje. Sus 192 caballos pueden dejar atrás a muchos coches, y a la hora de llegar a un tramo revirado verás cómo se mueve con toda soltura gracias a la tracción total. Sin embargo más vale que tengas preparados unos cuantos billetes. De primeras el Countryman no sale barato, el S mucho menos, pero es que tampoco lo es en cuanto a eficiencia, donde unos consumos exageradamente altos nos obligarán a pasar por la gasolinera con más frecuencia de la deseada. Todo no se puede tener en esta vida.