Prueba Opel Astra GSe, un sobrio compacto deportivo en la era de la electrificación
El tope de gama del Opel Astra presume de legado. Es el Astra GSe, una denominación que recoge la herencia de las icónicas versiones GSi y que se adapta a los nuevos tiempos con una potente mecánica PHEV. ¿Es el compacto deportivo que esperas?
La versión más deportiva del Opel Astra disfruta de tecnología híbrida enchufable para combinar altas prestaciones y bajas emisiones. Disponible con carrocería de hatchback de cinco puertas y familiar Sports Tourer, el nuevo Astra GSe adopta el nuevo significado de Grand Sport Eléctrico pero tiene un gran legado detrás.
Las siglas GSe recogen el guante de las míticas letras GSi con las que fueron bautizados algunos de los modelos más icónicos de la marca en los años 80 y 90. Los Kadett, Manta, Corsa y, por supuesto, el Astra F GSi con motor 2.0 16V de 150 caballos eran las variantes más deportivas y deseadas.
La configuración del nuevo Astra GSe expone un motor de gasolina 1.6 de cuatro cilindros y 180 caballos y un motor eléctrico de 81,2 kW (110 caballos). Estos se combinan con una caja de cambios automática e-AT8 de 8 marchas y una batería de iones de litio de 12,4 kWh. En total, el PHEV desarrolla 225 caballos de potencia y 360 Nm de par máximo.
Para domar al Astra más enérgico, Opel propone los programas de conducción Eléctrico, Híbrido y Sport. Si hay carga suficiente en la batería, al arrancar se selecciona automáticamente el modo Eléctrico. En este programa el vehículo se desplaza con cero emisiones salvo que haya una solicitud grande de potencia. El Astra empujado por el motor eléctrico se mueve con solvencia y una gran suavidad mientras regala un rodar silencioso, evidentemente en estas circunstancias es cuando proporciona el mayor confort de marcha.
La batería de iones de litio permite que el compacto alemán obtenga una autonomía eléctrica de 63 km según el ciclo WTP pero en un uso real esta propulsión 100% eléctrica dura unos 45 km en recorridos variados. Para muchos usuarios será suficiente para realizar muchos trayectos cotidianos sin gastar una gota de gasolina.
Si no se van a hacer recorridos cortos lo mejor es poner el modo Híbrido. En este caso el sistema energético lo que hace es decidir de manera automática si utiliza el motor de combustión, el motor eléctrico o ambos, según las circunstancias. Viene a funcionar como un híbrido convencional aunque en general no puede conseguir los mismos colores de consumo, principalmente por el peso de la batería.
Sin nada de carga en la batería, lo habitual será rondar un consumo de unos 6 l/100 km. Si se hace mucha ciudad se puede recortar esos valores y si el trayecto es a ritmo de autopista estará más próximo a los 7 l/100 km. Son datos de consumo muy razonables para ser los escenarios más adversos. El depósito de combustible tiene una capacidad de 40 litros.
En este modo Híbrido, en general el Astra híbrido enchufable se muestra bastante agradable de conducir pero en ocasiones al sistema le falta fluidez. El paso de la propulsión del motor eléctrico al motor de gasolina a veces viene acompañado de un pequeño tirón y también se aprecia que falta progresividad en las frenadas, quizá porque el sistema va variando entre el sistema de recuperación de energía y los frenos mecánicos. Por ello a veces cuenta dosificar la presión sobre el pedal del freno para hacer una parada suave.
Por último está el modo Sport, que tiene mucho sentido en este acabado GSe que presume de raíces deportivas. Me ha resultado sorprendente lo bien que va el Astra cuando está seleccionado este programa de conducción. El coche presenta una capacidad de aceleración fulgurante, beneficiándose del empuje del motor eléctrico para responder con inmediatez a las solicitudes de acelerador.
Respecto al resto de versiones del compacto alemán, el Astra GSe tiene un chasis con ajustes más deportivos, montando una suspensión Koni FSD con amortiguadores de frecuencia selectiva que además rebajan la altura de la carrocería en 10 mm. Además, los frenos son más potentes.
La dirección también lleva una calibración más deportiva, se nota más rápida aunque tiene un tacto artificial. En el modo Sport el tarado se endurece para proporcionar una experiencia más deportiva. Las levas permiten cambiar de marcha para meternos más en la conducción. En zonas reviradas el Astra más cañero muestra un comportamiento ligeramente subvirador, mostrándose fácil de conducir.
Exprimiendo a fondo sus 225 caballos, este híbrido enchufable acelera hasta los 100 km/h desde parado en solo 7,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 235 km/h. Corre, corre y mucho, pero no es radical.
A pesar de sus grandes prestaciones, este Opel parece que trate siempre de guardar un poco la compostura. Se echa en falta un sonido más deportivo ya que el gruñido de escape es insípido, es un detalle que sin duda se podría haber cuidado. La suspensión guarda un equilibrio entre estabilidad y confort y la buena insonorización de la cabina hace que este coche sea muy silencioso incluso a velocidades altas. Quiere ser emocionante pero no mucho.
Leves retoques estéticos para subrayar su apuesta dinámica
Esta actitud de mantener su carácter formal también se evidencia en su imagen. Habría sido un acierto que este acabado GSe hubiera contado con una diferenciación estética mayor porque a primera vista puede confundirse con otras versiones del Astra. De hecho el mayor rasgo diferencial son las llantas de aleación de 18 pulgadas en corte diamante y negro exclusivas para esta versión.
En esta versión, la calandra frontal Opel Vizor tiene un marco en negro brillante, el parachoques delantero es específico y el difusor trasero también va en negro brillante. Otro signo identificativo es que la carrocería siempre viste una combinación de color bitono con el techo en negro.
El Astra híbrido enchufable más potente tiene un tamaño compacto, con una longitud de 4.391 mm, una anchura de 1.860 mm y una altura de 1.465 mm. El puerto de carga de la batería está en la aleta trasera izquierda, se trata de un cargador embarcado de 3,7 kW. El cargador de 7,4 kW es opcional y solo cuesta 200 euros.
Por dentro, la sobriedad habitual alemana que suele estar presente en los modelos de Opel. ¿Le habría venido bien un poco más de color? Por lo demás, líneas rectas, buena disposición de los mandos, una calidad de realización en la media del segmento y como principal reproche el excesivo uso del plástico negro piano en algunas zonas.
La principal diferencia del GSe respecto al resto de acabados son los asientos deportivos con reposacabezas integrado. Tienen un diseño magnífico y son muy confortables, algo que no me han sorprendido porque ésta es una característica que siempre cuida mucho Opel. La marca del rayo siempre se preocupa especialmente por ofrecer butacas ergonómicas y, al igual que ocurre con los asientos de las modelos más ruteros, estos también cuentan con certificación AGR. Por si fuera poco están calefactados y la base es extensible. El del conductor, además, tiene regulaciones eléctricas con función de memoria.
El equipamiento es abundante y de serie el acabado GSe disfruta de climatizador bizona, volante calefactado, sistema de cámaras de 360º, sensores de aparcamiento delanteros y traseros o cargador por inducción para smartphones. También un salpicadero digital con dos pantallas de 10 pulgadas, una configuración que Opel denomina Pure Panel Pro.
Una de ellas corresponde a la instrumentación que permite escoger que información se visualiza. La otra es la del sistema multimedia que, por cierto, tiene un nuevo sistema operativo supone un notable avance sobre la versión anterior que tenían los modelos de Stellantis, ofreciendo una buena dosis de personalización y facilidad de uso.
A pesar de que bajo la pantalla hay una serie de botones físicos para algunas funciones principales, hay que moverse con demasiada frecuencia entre menús y submenús porque casi todo está integrado en la pantalla. El sistema multimedia tiene una buena conectividad siendo compatible con Android Auto y Apple Carplay. Además, integra una plataforma de juegos en los que se puede utilizar el teléfono móvil como mando.
Las plazas traseras ofrecen un espacio más que suficiente en todas las cotas para pasajeros de estatura media. La plaza central es más incómoda que las de los extremos pero es suficiente para recorridos cortos. En esta segunda fila de asientos, los pasajeros disfrutan de salidas de aire específicas, una única toma USB, bolsillos tras los respaldos de los asientos delanteros y un reposabrazos abatible que integra un par de posavasos.
Por su parte, el espacio de carga brinda 352 litros de capacidad. No es un volumen especialmente destacado aunque las formas regulares permiten aprovechar bien el hueco disponible. En el maletero se hubiera agradecido que hubiera un lugar específico donde poder colocar los cables de carga, que quedan libres en el compartimiento ocupando espacio.
Aunque no es picante, el Astra más prestacional es divertido y rápido. Además, presenta mucha tecnología a bordo y acoge una propuesta híbrida enchufable con mucho sentido práctico. El Opel Astra GSe está a la venta desde 39.890 euros y si se opta por la práctica carrocería familiar la tarifa asciende a los 41.090 euros.