Prueba Opel Combo Life 2018, versatilidad en estado puro

La versatilidad es algo que muchos dicen poseer pero que pocos en realidad tienen. El Opel Combo Life llega al mercado español, la variante más familiar y polifacética aterriza con mucho espacio, mucha tecnología y un buen comportamiento. Más turismo que industrial.

Prueba Opel Combo Life 2018, versatilidad en estado puro

18 min. lectura

Publicado: 26/09/2018 20:00

Puede que no sea el segmento o el nicho más vendido de todos, aunque desde 2014 ha crecido un 24%, pero eso no significa que los industriales reconvertidos en turismos no sean atractivos o solicitados. Su funcionalidad está más que demostrada, y dado que no hay muchos modelos en el mercado, cada uno de ellos juega un papel fundamental dentro de su casa. El Opel Combo Life es uno de esos jugadores, acaba de ser renovado y actualizado por completo. Ya está disponible en los concesionarios y nosotros ya hemos tenido la ocasión de probarlo.

El Combo recibe un nuevo diseño tanto para la versión familiar Life como para la versión cargo

En honor a la verdad debemos decir que no es la primera vez que estamos ante el Combo Life 2018. Hace unos meses ya tuvimos ocasión de conocerlo, aunque en aquella ocasión fue en estático y con un modelo de preproducción. Hoy estamos ante un modelo definitivo, sin nada provisional y con todo definitivo, aunque el aspecto es el mismo. Un aspecto que, dicho sea de paso, mejora mucho con respecto a su predecesor que, aunque fuera práctico, no resultaba especialmente llamativo.

Haciendo un pequeño paréntesis, hay que decir que la nueva Combo forma parte de un tridente conformado por Peugeot, Citroën y la propia Opel. La marca alemana lleva ya más de un año siendo propiedad del Grupo PSA, y por ese motivo el conglomerado francés ha unido fuerzas para el lanzamiento de tres vehículos comerciales adaptados a un uso familiar. Obviamente me refiero al modelo que nos ocupa, al Peugeot Rifter y al Citroën Berlingo. Los tres vehículos son en realidad el mismo, aunque cada marca ha apostado por dotarlo de un aspecto muy diferente.

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De hecho de los tres el Combo es el que tiene un aspecto más diferente. Tiene un aire al Rifter, pero ni por asomo se parece a la Berlingo. Esto le permite ser algo más diferente, aunque obviamente la forma está al mando. Aquél que busca un vehículo de este tipo busca dos cosas; funcionalidad y polivalencia. Y solo se consiguen con un aspecto que tira más a lo industrial que al turismo. A pesar de ello, como ya decimos, gana con respecto a la generación anterior ya que los diseñadores han buscado separarse más del aspecto comercial del coche.

La clave en realidad reside en los detalles. Pocos comerciales verás con elementos cromados, así que integrarlos aportan un toque más refinado. Si a eso le sumamos unas llantas de 16 o 17 pulgadas, y una paleta de colores extensa y viva, el resultado final que obtenemos no es que entre por el ojo de primeras, pero tampoco echa para atrás. Está claro que todos queremos el aspecto de un deportivo, pero conjugar ese diseño con algo funcional...como que no.

Un interior bien compuesto. Materiales sólidos y sensación de durabilidad

Por dentro ya es otra cosa. Aquí nadie puede negar cual es el origen del Combo. Los diseñadores han tenido manga ancha con el exterior, pero tanto los trabajadores de Peugeot, los de Citroën y los de Opel han tenido el mismo interior. La misma estructura al menos. A partir de ahí cada casa ha dispuesto de sus habituales elementos con los cuales decorar el habitáculo, distinguiéndose los unos de los otros en detalles como el volante, el cuadro de instrumentos y la palanca de cambios. Ni siquiera los de Reuil-Malmaison se han desmelenado.

Dado que estos coches van a tener, a priori, una vida dura y polivalente, mitad comercial, mitad familiar, los materiales que presenta están pensados para ser capaces de soportar semejante trato. Por semejante motivo nos encontramos con una gran cantidad de plásticos duros. Se ha prestado más atención a conformar un interior robusto y duradero que un interior de calidad, las cosas como son. Eso sí, tampoco vayamos a pensar que estamos ante un espacio cutre, porque no lo es. La sensación es buena y el ambiente también, aunque algunos ajustes podrían mejorar.

Esa mentalidad es muy habitual cuando hablamos de este segmento, pero Opel quiere dejar claro que el Combo es más turismo que industrial si echamos un vistazo al equipamiento. Hay diferentes niveles de acabado: Expression, Selective e Innovation. Además de que cada uno aporta detalles exteriores diferentes, el equipamiento de serie es la principal diferencia entre ellos.

El equipamiento puede ser muy amplio, impropio de vehículos de este tipo

En el acabado base encontramos elementos interesantes como el control de crucero, el lector de señales de tráfico, el aviso de cambio involuntario de carril, el sensor anticolisión frontal, sensor de luces, rueda de repuesto de 16 pulgadas y radio R4.0 con USB y Bluetooth, entre otros elementos. Si subimos de escalafón o tiramos de opcionales la lista de elementos crece considerablemente. Algunos ejemplos son: techo solar, asientos delanteros calefactados, HUD, carga por inducción, cámara trasera de 180 grados, detector del ángulo muerto, sistema de infoentretenimiento de última generación con pantalla táctil de hasta ocho pulgadas, y control de crucero adaptativo, entre otros.

Aunque todo esto está muy bien, nos gusta el hecho de que los opcionales no disparen el precio de venta, lo verdaderamente importante es la habitabilidad del interior, o mejor dicho la funcionalidad del interior. Y la verdad es que no hay por donde quejarse. La segunda fila de asientos, a la cual se puede acceder por dos puertas correderas, dispone de tres plazas individuales repartidas en una proporción 35:30:35. Cada asiento se puede abatir, que no deslizar, de forma individual, dejando un suelo de carga prácticamente plano. Una pena que el asiento del copiloto con apoyabrazos izquierdo no permita un plegado completo.

Al hacerlo el volumen de carga crece considerablemente. El Combo Life dispone como mínimo de 597 litros de capacidad de maletero y un máximo de 2.126 litros. Pero dado que Opel nos ofrece dos carrocerías posibles, una de ellas denominada XL por sus 37 centímetros extra, esos datos de capacidad pueden llegar a crecer hasta los 850 litros y los 2.693 litros si abatimos esa segunda fila de asientos. Eso sí, si desplegamos los dos asientos extra del maletero, opcionales, el volumen se queda prácticamente a cero.

Que no se diga que no cabe. Mucho espacio de carga disponible

Por lo menos el volumen del baúl de carga, porque por el resto del coche vemos repartidos una enorme cantidad de huecos portaobjetos. La variante Life aprovecha hasta el último recoveco del interior para ofrecer 28 espacios extra de almacenamiento. Algunos son más pequeños y en otros pueden llegar a caber un par de botellas de litro y medio, pero en líneas generales todos resultan prácticos para esas familias que suelen ir cargadas hasta los topes y que no sepan dónde dejar esos objetos pequeños que tantos quebraderos de cabeza llegan a dar.

Saltando al apartado mecánico, el Opel Combo utiliza la plataforma CMP del Grupo PSA compartida por sus hermanas mellizas. Esto quiere decir que la oferta de motores es muy similar en los tres casos. Por el momento la oferta está únicamente compuesta por un solo motor turbodiésel de 1.5 litros de cilindrada que será capaz de ofrecer diferentes niveles de potencia, arrancando en unos modestos 75 caballos y llegando a un máximo de 130.

El Combo Life es uno de los pocos coches que dispone de espacio para tres sillas infantiles, cada una con su fijación ISOFIX

En unos meses llegarán a los concesionarios la única unidad de gasolina. Equipará un motor de 1.2 litros Turbo que desarrollará 110 CV. Al igual que las unidades diésel podrá asociarse a una caja de cambios manual, aunque en este caso será de seis velocidades, pues algunas diésel solo dispondrán de cinco. Opcionalmente entrarán en juego una caja de cambios automática de ocho velocidades y un sistema de control de la tracción denominado IntelliGrip que permite gestionar la forma en la que el motor entrega la potencia.

Esto nos lleva a los precios. Al tratarse de un híbrido entre lo comercial y lo familiar, los costes de venta se han procurado ajustar a ambos mundos. El precio de salida del Opel Combo Life se fija en 21.600 euros para el acabado Expression, sin ofertas ni promociones. Las carrocerías XL suponen un gasto adicional de 2.600 euros, mientras que dar el salto al acabado Selective nos eleva la factura apenas 1.150 euros. Opel ofrece diferentes promociones y descuentos que prometen rebajar notablemente el precio final.

Dos motores, uno gasolina y otro diésel que ofrecerá tres niveles de potencia

Prueba Opel Combo Life 2018

Partamos de la base que el Opel Combo arrancó su desarrollo como un turismo al que posteriormente se le ha sacado una versión comercial. Ya con esto podemos imaginarnos el cambio que ha dado con respecto a la generación anterior, y ni que decir tiene si hacemos la comparativa con aquella primera generación que salió al mercado en el año 1986. Una evolución más que notable.

Se nota desde que arrancas el motor, donde se ha procurado reducir la cantidad de ruidos que se filtran al habitáculo. Se ha logrado en gran medida, aunque en fases de fuerte aceleración el motor se deja notar bastante, al menos la unidad diésel que hemos tenido ocasión de probar. En líneas generales la sensación a bordo es muy buena, tanto por espacio, sobrado en todas las cotas, como en confort.

En este último punto el Combo abusa de una suspensión blanda, puede que demasiado. Ni siquiera el obstáculo más prominente se deja notar dentro. Obviamente esto tiene su parte positiva y su parte negativa. Lo peor llega a la hora de tomar una curva. El eje delantero tiende a rebotar en exceso, obligando a controlar el ritmo de conducción. Algo por otro lado completamente lógico ya que el Combo no está pensado para una conducción dinámica.

El tacto del cambio manual podría ser mejor. Típico del Grupo PSA

La unidad que hemos podido probar ha sido el 1.5 Turbo de 130 caballos con caja de cambios manual de seis velocidades. Obviamente esta opción resultará más atractiva a aquellos que vayan a darle al vehículo un uso más comercial, circulando a media carga o carga completa. El bloque se muestra muy resolutivo con una buena entrega en la mayor parte del rango de revoluciones. Solventando perfectamente maniobras a priori más difíciles como las salidas desde parado o las recuperaciones.

Mención especial se merece la caja de cambios, que no puede ocultar su procedencia francesa. Al igual que en muchos otros modelos del Grupo PSA, la caja de cambios manual presenta un tacto no demasiado bueno. La sensación en realidad ha sido la misma que cuando hace ya tiempo probé el Peugeot 3008. La holgura de la palanca es demasiado acusada, y la transmisión entre marchas también podría ser mucho mejor. Sin lugar a dudas un aspecto a mejorar, en este y en otros modelos del Grupo.

Pero en líneas generales el Combo Life 2018 no tiene ningún fallo dramático. De hecho salvo por la forma no hay nada que haga pensar que estamos ante un modelo de estas características. Su conducción es exactamente igual a la de un turismo, y todo el desarrollo dirige a una conducción tranquila y blanda. Lo de correr, aunque pueda, no es algo que vaya con el coche porque como ya he dicho ni la suspensión ni la dirección permiten ese comportamiento.

La fila trasera no se puede deslizar, pero se pliega hasta dejar un suelo completamente plano

En lo que a consumos se refiere, la gama mecánica ofrece niveles de gasto y emisiones realmente bajos. Todos los bloques están adaptados a la nueva normativa europea, la Euro 6d-TEMP. Según datos oficiales en el mejor de los casos el Combo Life se conforma con 4,1 litros de carburante a los 100 kilómetros. Aunque ese dato es el mejor, en la mayoría de casos se podrá disponer de una autonomía por encima de los 1.000 kilómetros gracias también a un depósito de combustible de 60 litros.

Conclusiones

Está claro que un vehículo como el Opel Combo Life no es para todo el mundo, pero en realidad su polivalencia le serviría a muchas familias que buscan practicidad. Al igual que en el resto de modelos del mercado, con el paso de los años las furgonetas, o las furgonetas adaptadas a un uso familiar, han ido evolucionando y mejorando hasta ser más coche convencional que industrial. Ese es el caso que hoy nos ha ocupado. Grandes cambios y grandes mejoras que ayudan a que más gente se sienta atraída por este tipo de híbridos.

Y es que si buscas espacio para el día a día, para tu trabajo, para tu familia y para lo que sea, no vas a tener muchos más modelos iguales a la venta. Como ya decimos los cambios le han sentado bien, más estética, más funcional, más polivalente, mejor equipada, más confortable, mejor conducción... Y todo ello sin perder un ápice de esa capacidad que siempre había demostrado. Puede que su calidad no sea la misma que la de un monovolumen al uso, pero al fin y al cabo está pensada para ser dura y duradera.

No será una compra pasional, pero a versatilidad pocos pueden igualar al Combo Life

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