Prueba Opel Insignia GSi, ¿una vuelta al pasado? (con vídeo)

Opel retoma unas siglas que marcaron una época. Lo hace con la intención de recuperar la más pura esencia de los 80, y su primer producto llega con una responsabilidad muy grande. Probamos el Opel Insignia GSi, ¿recuperamos el pasado?

Prueba Opel Insignia GSi, ¿una vuelta al pasado? (con vídeo)

19 min. lectura

Publicado: 21/03/2018 20:00

En rojo pasión, el Insignia GSi recupera unas siglas que marcaron una época

En los años 80 el mundo vivía una época muy diferente a la actual, las hombreras estaban de moda al igual que el pelo cardado al más puro estilo David Hasselhoff. No había grandes problemas con las emisiones contaminantes ni con la falta de gasolina. Eran tiempos de excesos y batallas que quedarán grabadas en las retinas de aquellos que tuvieron o tuvimos ocasión de vivirlas, aunque fuera de pasada.

En aquellos años el panorama automovilístico era tremendamente más sencillo que el actual, y entonces al igual que ahora se desató una guerra de prestaciones. El primero en romper la hucha fue el ya legendario Volkswagen Golf GTI, pero tras él se sumaron a la fiesta unos cuantos contendientes, como los GSi de Opel, con el Kadett a la cabeza como el primero de sus representantes. Una época dulce, y algo inocente, que ya pasó.

Pero ¿pasó realmente? Si paso, lo que hoy vivimos no se parece ni remotamente a aquello. Hoy vemos cifras exageradas que rozan en algunos casos lo ridículo, los fabricantes parecen haberse puesto de acuerdo en averiguar cuál de todos ellos es capaz de sacar el coche más loco. ¿Algún día volverán a darse cuenta que más potencia no significa más diversión?

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Bueno, tras esta introducción algo melancólica es hora de volver al presente, de volver a la actualidad y sobre todo es hora de hablar del Opel Insignia Grand Sport GSi, Insignia GSi para los amigos y conocidos. La marca alemana ha visto que si el resto de fabricantes sacaban versiones deportivas de sus modelos, ellos también querían las suyas. Así que dicho y hecho. Hace unos meses el más prestacional de los Insignia se presentó en sociedad, pero no ha sido hasta ahora cuando he tenido la ocasión de verlo en persona y conducirlo.

Estilo agresivo, ligeros retoques pero muy bien aplicados a lo largo de la carrocería

Hay que decir que el nuevo Insignia es un coche grande, muy grande, roza los 4,9 metros pero la verdad es que no lo parece. Su silueta ha sido muy trabajada y aunque ya es una de las berlinas más bonitas del segmento en este caso, a la hora de sumar las siglas de Grand Sport Injection, le da un claro toque deportivo que en cierto modo recuerda al viejo OPC.

La verdad es que el efecto se consigue sin cambiar excesivos elementos de la carrocería. De hecho, tanto en el frontal como en la trasera, cambia el parachoques, que aumenta sus tomas de aire para así refrigerar una mecánica más apretada, y para dejar a la luz una doble salida de escape que indica que aquí se esconde algo más. Y para rematar unas llantas de 18 o 20 pulgadas y listo. No hace falta más, con cuatro detalles tenemos un GSi.

Parece fácil la verdad, pero ese aroma de deportividad no se ha trasladado de una manera tan evidente al habitáculo. De hecho son pocos los detalles que nos dejan ver que estamos ante "algo más que un Insignia". Hay que fijarse en los detalles para darse cuenta. Emblemas en los asientos, marcos de las puertas y alfombrillas, pedales de aluminio, volante achatado por abajo y cuadro de instrumentos con esferas capaces de reconocer la mejora que se esconde bajo en vano motor.

El interior es muy similar al de cualquier Insignia, pero con toques propios

Vale, he sido un poco cruel, hay un elemento que sí que destaca en el interior, dos en realidad. Los asientos delanteros tipo baquet. Opel está tremendamente orgulloso de su creación, e incluso aseguran que para su diseño se han inspirado en la cabeza de una cobra. Dejando a un lado el tema estético, la verdad es que "cantan" una barbaridad por diseño y por precio. Entre 2.500 y 4.000 euros extra que dependerá del tipo de cuero con el que vayan forrados. Cuidado, también tienen ventajas; son eléctricos, ventilados, calefactados y dan masajitos.

Obviamente al estar hablando de un modelo tope de gama se incrementa la carga de equipamiento del mismo. Los asientos ya han sido mencionados, aunque no llegan de serie, pero hay más. Faros matriciales de LED, navegador, volante calefactado, acceso y arranque sin llave, control de crucero, climatizador bizona, cámara trasera y un amplio despliegue de sistemas de asistencia a la conducción. Esto de serie, pero también podemos sumar Head-Up Display, un equipo de sonido de alta calidad, y un display de ocho pulgadas entre las esferas del cuadro de instrumentos.

El Insignia no será el único en contar con unas siglas legendarias, Opel ya nos ha mostrado que también habrá un Astra GSi

A pesar de que los desarrolladores han hecho modificaciones en el chasis del Opel Insignia, éstas no afectan a las cotas de habitabilidad. El GSi sigue presentando un espacio más que generoso para todas las plazas, sin importar la altura de los pasajeros. La quinta plaza es la peor dado que el respaldo también hace las funciones de reposabrazos, y dado que estamos ante un modelo de tracción total el túnel de transmisión llega a resultar algo intrusivo.

Creo que no lo he dicho hasta ahora, pero la gama GSi también se hace extensible a la versión familiar, el Insignia Sports Tourer, que es exactamente igual a todo lo anteriormente dicho con la salvedad de contar con más maletero. La berlina dispone de un mínimo de 490 litros, y un máximo de 1.450. Por su lado el familiar supera dichas cotas llegando a los 560 litros de capacidad mínima y 1.665 litros de volumen máximo. En ambos casos podemos plegar la banqueta trasera en una proporción 60:40. Maniobra fácil de hacer gracias a unos tiradores que encontramos tanto en los asientos como en el maletero.

El maletero es inmenso, pero obviamente aquí gana la versión familiar

Hoy en día se abusa mucho del término deportividad, y aunque muchos aseguran serlo la verdad es que no todos lo son. Opel nos propone dos niveles para este Insignia GSi, dos motores. Uno gasolina y otro diésel. El segundo de ellos destila un máximo de 210 caballos conseguidos gracias a un propulsor de cuatro cilindros y dos litros biturbo. Por el contrario la unidad de gasolina gana la batalla de las prestaciones, con 260 caballos a 5.300 revoluciones y 400 Nm de par máximo disponibles entre las 2.500 y las 4.000 vueltas. En ambos casos se asocian a cajas de cambio automáticas de ocho velocidades y a una tracción total.

Un poco más arriba he mencionado que los ingenieros han modificado el chasis de este Insignia GSi para que así pueda afrontar una conducción más dinámica. También le han surtido de un nuevo conjunto de frenos delanteros, con pinzas de cuatro pistones y discos de 365 milímetros. La suspensión ha sido endurecida y rebajada 10 milímetros y por último la dirección ha sido retocada para ser más rápida y precisa, algo que se agradecerá en una conducción alegre.

Sirva como curiosidad que al seleccionar el precioso juego de llantas Neptuno de 20 pulgadas, casi 1.200 euros de sobrecoste, Opel nos instalará un juego de neumáticos Michelin Pilot Sport 4 S. Unas gomas que ya hemos probado, capaces de exprimir al máximo el rendimiento de cualquier coche. Casualmente Opel nos llevó a las instalaciones donde dichos neumáticos han sido desarrollados, así que no creo que haya mejor escenario para poner a prueba las cualidades del Insignia GSi. Arrancamos.

Prueba Opel Insignia GSi

¿Cuáles son los rivales del Insignia más potente del momento? Pues la verdad es que la lista no es excesivamente larga. Por un lado tenemos al Alfa Romeo Turbo Veloce y al Kia Stinger (no la versión GT, claro). Y por otro, posiblemente más próximos al alemán, el Volkswagen Passat 2.0 TSI 4Motion y el Ford Mondeo 2.0 Ecoboost y TDCi. Así que la pregunta está clara, ¿hacía que lado se inclina más el GSi?

Pues la verdad es que nada más empezar a circular te das cuenta que estás ante un coche diferente. Debo decir que en la presentación había posibilidad de escoger entre el diésel y el gasolina, y aunque tuve ocasión de probar ambos, mi elección principal fue el Grand Sport de 260 caballos. Así que será sobre este el que verse la mayor parte de esta prueba.

Como decía se siente un coche diferente, los cambios le hacen ser así, más duro y con mejor aplomo en la carretera. Todo ha sido configurado para poder hacer frente a una conducción más deportiva, pero sin llegar a lo salvaje. Tales niveles de conducción no son aceptadas por un coche que a pesar de ser deportivo no llega a lo extremo. Es un coche pensado para que de vez en cuando podamos liberar algo de adrenalina, pasándolo bien en un tramo enrevesado sin correr grandes riesgos.

Los asientos tipo baquet son tan espectaculares como cómodos

En el circuito de pruebas de Michelin el Insignia GSi se descubrió con un coche ágil. En ciertos momentos se olvida de sus casi cinco metros de largo y sus 1.683 kilogramos. Soporta muy bien el paso por curva y los rápidos cambios de dirección, como bien demostró en las pruebas de slalom, donde obviamente contó con la ayuda de unos fantásticos neumáticos que están diseñados para agarrarse al suelo cual lapa.

Existen tres modos de conducción: Standard, Tour y Sport. Obviamente en circuito éste último ha sido el elegido, y con él el coche se tensa y se vuelve más sensible. Me ha gustado mucho el tarado de la dirección, durita como tiene que ser, y el tacto de unos frenos que resultan de una confianza extraordinaria, actuando desde el preciso momento que pisas el pedal. Un excelente en este aspecto, se nota que Brembo, el suministrador, sabe lo que se hace.

El cambio de ocho velocidades es de tipo convertidor de par. Suave, pero algo lento en sus transiciones

Por poner un par de pegas diría que el cambio podría ser algo más rápido, y que el ESP es demasiado intrusivo aún en modo Sport. Limita mucho la entrada de potencia, y aunque corrige de forma excepcional los errores de pilotaje, debería ser algo más permisivo. Pero aquí viene el truco del almendruco. Al pulsar dos veces sobre su botón entre en juego un cuarto modo "oculto" denominado Competition, con este el sistema electrónico queda en modo siesta, pero no llega a dormirse por completo.

Este modo es el que aleja un poco más al Insignia de una berlina convencional. Con él desactivado podemos desatar a un coche que ha conseguido batir en 12 segundos el tiempo de vuelta en Nürburgring de su antepasado, el Insignia OPC. Olvídate de la leyenda negra del subviraje de los Opel, en este caso estamos ante el efecto contrario. Con una pista mojada es la trasera la que empieza asomarse, y por ende la diversión empieza a crecer. Una pena que el ESP, aunque más permisivo, vuelva a limitar el deslizamiento, tomando el control antes de lo deseado.

Los modos de conducción alteran la forma en la que se comporta el Insignia GSi

No hay que olvidar que esta es una berlina pensada para llevar a una familia, y aunque te deje jugar no vas a poder hacerlo de forma descontrolada. Por un lado esta actitud es completamente comprensible, pero por otra te deja el sabor de boca que te queda es que podría ser más deportivo y menos berlina. Y no pienses que ese lugar va ser ocupado por lo se OPC, porque tal hecho no va a llegar a producirse. Una pena.

Si salimos del circuito y nos adentramos en terrenos más mundanos el Insignia GSi se transforma en una gran berlina rutera, cómoda por cierto. El coche se relaja en estos terrenos y tanto la suspensión como la dirección y la respuesta de los elementos se suavizan. De esta forma podremos viajar muchos kilómetros de forma tranquila aunque no del todo refinada ya que esos neumáticos que tanto nos han ayudado ahora resultan perjudiciales para el confort de marcha. Demasiado duros y demasiado ruidosos.

El diésel es igual de ágil pero más tranquilo para todo, además de ser algo más ruidoso. Sus cifras de prestaciones no se pueden equiparar, y por ese motivo no sería mi opción de compra. Solo resulta tentador si miramos unos consumos en ciclo mixto que de forma oficial resultan ser 1,5 litros menores que los de la versión de gasolina, 7,1 litros a los 100 kilómetros frente a 8,6 litros a los 100 kilómetros. Tampoco me seduce el hecho de que resulta más caro, 900 euros más. El precio de partida es para la versión de gasolina, desde 45.500 euros sin descuentos.

Gran Sport Injection. Las siglas GSi vuelven a aparecer en la trasera de un Opel tras años de ausencia

Conclusiones

Tras haberlo probado en diferentes entornos y durante un buen puñado de kilómetros, me quedo con la sensación de que el Opel Insignia GSi llega para contentar a un cliente que busca las cualidades de una berlina combinadas con un extra de deportividad sin llegar a lo salvaje. No se puede equiparar a un compacto de semejante potencia, porque nunca se olvida del hecho de ser una berlina, con todo lo que eso conlleva.

Sin embargo tengo que reconocer que me ha gustado, me resulta divertido y sin lugar a dudas me quedo con su comportamiento, su más que suficiente equipamiento y su impresionante habitabilidad. En la parte negativa debo destacar una variante diésel que no llega al nivel de su hermano de gasolina, un cambio algo lento y unos neumáticos que si bien resultan estupendos en una conducción en circuito lastran demasiado el refinamiento en una conducción rutinaria. Los GSi vuelven con buena nota, menos pasionales que en el pasado pero con un agradable toque de deportividad.

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