Prueba Opel Mokka 2021, a por la reconquista (Con vídeo)

El Opel Mokka 2021 inicia su etapa comercial y con ella la reconquista de los mercados. Su segunda generación ha tardado demasiado en llegar, pero hay que reconocer que pone sobre la mesa muchas cualidades que lo harán destacar una vez más.

Prueba Opel Mokka 2021, a por la reconquista (Con vídeo)

17 min. lectura

Publicado: 23/02/2021 19:00

Opel fue lista y rápida con el lanzamiento del primer Mokka. Lo lanzó en el año 2012, apenas un par de años después del que todos consideran el primer B-SUV de éxito, el Nissan Juke. Entre los dos disputaron una dura batalla por ver cuál vendía más unidades, pero todo el mundo sabía que el alemán era mejor en todo, era más bonito y también iba mucho mejor. Pero con el paso de los años Opel se ha ido durmiendo en los laureles, retrasando la actualización de uno de sus modelos clave a la vez que surgían muchos y variados rivales.

Los nuevos Opel Mokka, y Mokka-e, revolucionan el segmento con su diseño moderno

Durante estos ya nueve años han cambiado muchas cosas. Lo principal es que Opel ya no forma parte de General Motors, ahora es un miembro más del Grupo Stellantis, que no es el nombre de una nave de Star Trek, es el cuarto fabricante mundial, surgido de la unión entre el Grupo PSA, donde ya se encontraba Opel, y el Grupo FCA. Por lo tanto, el Mokka anterior fue desarrollado junto con los americanos, y ahora junto con los franceses. Un hecho que lo cambia absolutamente todo.

Posiblemente estemos ante el lanzamiento más importante de Opel desde que fuera presentado el nuevo Corsa, con el que comparte muchas cosas. Bueno, con él y con el Peugeot 208, el DS 3 Crossback y alguno más, pero ahora entraré en eso más detenidamente. El Opel Mokka 2021 es tan importante que estrena una nueva filosofía de diseño. Un nuevo lenguaje estético muy diferente a cualquier producto actual de la casa y a cualquier otro B-SUV que veamos por la calle. A pesar de ser un modelo pequeño con apenas 4,15 metros de largo, 1,8 metros de largo y 1,53 metros de alto, la imagen que proyecta es muy poderosa.

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El nuevo Mokka llega completamente renovado. A la reconquista del mercado

Lo primero que llama la atención es el elevado morro. Una altura considerable, mucha línea horizontal para dar esa sensación de anchura y elementos grandes para generar una imagen más llamativa. Luego se usan algunos detalles cromados para dar un toque elegante, y unos faros principales con una firma lumínica de LED muy clara. Decir, por cierto, que los faros están unidos por una moldura de plástico en negro Pianno, algo que no me gusta absolutamente nada porque no creo que soporte muy bien el ataque de los mosquitos, las piedras y los demás elementos que nos encontremos por la carretera.

El Mokka tiene diversos niveles de acabado: Edition, GS Line, Business Elegance y Ultimate. Además de más equipamiento, en cada uno de ellos cambia ligeramente el aspecto exterior, aunque todos ellos se parecen. El acabado base reduce al mínimo la presencia de detalles cromados con llantas de 16 pulgadas y techo en contraste opcional por 470 euros más. Por su parte los acabados más completos cuentan con llantas de hasta 18 pulgadas y techo de diferente color de serie, así como una mayor cantidad de detalles cromados.

En cuanto a la trasera hay que reconocer que el diseño no es tan atractivo. Todo gira en torno a un gran portón de maletero y a un parachoques muy voluminoso que al igual que en el frontal eleva la altura usando mucho plástico negro para dar la sensación de empaque y estilo campero, algo que también se usa en el lateral y en los pasos de rueda. Los faros recuerdan más a los del Opel Astra que a los del Opel Corsa, y justo en el centro encontramos el logo con el nombre Mokka en una elegante tipografía. Ese portón tan grande da acceso a un maletero con un mínimo de 350 litros para las versiones de combustión y 310 litros para las versiones 100% eléctricas.

Las medidas son bastante compactas. Ideales para la ciudad, aunque algo justas de espacio

En cuanto al interior, Opel nos ofrece un espacio donde la tecnología toma todo el protagonismo. Los tiempos modernos exigen sistemas de última generación, y cuanto más espectacular sea la presentación, mejor. En este caso los alemanes optan por la vía del doble panel continuo, algo que recuerda bastante a lo que ofrece el Volkswagen Golf actual. Pero antes de entrar a valorar todo el sistema debo reconocer quela calidad no es del todo mala. Por supuesto hay mucho plástico duro, pero otras superficies están bien rematadas con materiales más blandos y agradables, como la parte superior de los paneles de las puertas delanteras o la parte superior del salpicadero. Y una vez más nos topamos con el Pianno Black en las molduras de las pantallas, en la consola central y en el túnel central.

De serie el Mokka viene con las dos pantallas. La presentación será siempre igual pero el tamaño de las pantallas no, siendo ambas de siete pulgadas en la versión de acceso. Eso incrementará el tamaño de los marcos y la cantidad de negro lacado. Por 1.200 euros más, o de serie en el acabado Ultimate, podemos poner la configuración más llamativa de todas con panel de 12 pulgadas para el cuadro de instrumentos y de 10 pulgadas para el sistema multimedia, que también sumará el navegador y los servicios conectados de Opel Connect.

En líneas generales no hay pegas en cuanto a calidad de imagen y fluidez, y encima como la pantalla multimedia está un pelín girada hacia el conductor no tenemos que alejar demasiado la mano del volante. Eso sí, no todos los sistemas se manejan desde ella, puesto que la climatización se controla desde su propio módulo separado, un poco bajo por cierto, pero mucho mejor ahí que no tener que estar constantemente toqueteando la pantalla.

Interior muy vistoso por colores y presentación de la tecnología

El despliegue de pantallas solo es una parte de lo que el nuevo Opel Mokka puede llegar a lucir. De serie llega con detalles como el control de crucero, la alerta de mantenimiento de carril, el aire acondicionado, los ya mencionados paneles de 7 pulgadas, radio digital y luces diurnas de LED. A todo eso podemos sumar tapicerías de cuero o Alcántara, faros matriciales de LED, cámara trasera y sensores de aparcamiento, apertura y arranque sin llave, climatizador bizona, control de crucero adaptativo, asientos delanteros y volante calefactados, cargador inalámbrico y gancho de remolque, entre más detalles.

Si lo recuerdas, antes he dicho que el Mokka comparte muchos elementos con otros modelos de Peugeot, Opel y DS, pero el principal de ellos es la plataforma CMP. Se trata de una arquitectura de última generación, pensada no solo para ofrecer mecánicas eléctricas y electrificadas, también un espacio interior mucho mejor. De los 4,15 metros de largo, 2,56 se destinan a la distancia entre ejes. Eso se traduce en un habitáculo mejor que el modelo anterior, aunque en esta segunda fila de asientos el espacio no sobra.

Tres adultos irán bastante incómodos porque no hay mucha distancia para los hombros, pero en lo que al hueco para las piernas se refiere sobran dos o tres dedos y alguno más para la cabeza. Pasajeros de más de 1,85 irán algo más justos, pero la verdad es que para su pequeño tamaño la habitabilidad está muy bien resuelta. El Opel Mokka-e ofrece el mismo espacio interior, aunque en ese caso el volumen del maletero se reduce por la presencia de parte del conjunto eléctrico.

Las pantallas tienen mucha calidad y un manejo bastante sencillo e intuitivo

Llegando al apartado mecánico, el nuevo Mokka luce una gama completamente nueva. En su lanzamiento estarán disponibles tres versiones, dos gasolina, un diésel y un eléctrico. Las versiones de gasolina disponen siempre del mismo motor 1.2 turbo de tres cilindros que entrega 100 o 130 caballos. El diésel por su parte ofrece un bloque turbo de cuatro cilindros y 1.5 litros que siempre entrega 110 caballos. Todas las unidades envían la potencia al eje delantero y la gestión se deriva a una caja manual de seis velocidades o a una transmisión automática de convertidor de par con ocho velocidades, solo disponible en el Mokka gasolina de 130 caballos.

Prueba Opel Mokka 2021

Si había algo que caracterizaba a la anterior generación del Mokka era su gran comportamiento dinámico, era uno de los mejores en ese aspecto, y he de reconocer que el nuevo se entrega más al confort que al rendimiento. La gama de motores térmicos es más que suficiente y correcta, da igual cual elijas, ya sea la versión de gasolina de 100, de 130 o el diésel de 110. El Mokka va sobrado en todas y cada una de ellas.

Obviamente las más recomendables son las más potentes porque tienen más pegada y rendimiento, y si buscas el cambio automático solo puedes recurrir al gasolina de 130 caballos, lo que supondrá elevar bastante el precio final. Yo te lo recomiendo si vas a circular mucho por ciudad porque te será más cómodo el no tener que estar haciendo tanto juego de pies y manos, además que tampoco se supone que elevara los consumos, pues oficialmente son prácticamente iguales.

Pero como digo, lo que más noto es el cambio en la calidad de rodadura. Es un coche más maduro gracias a esa nueva plataforma y a unos motores más refinados. Se puede alejar de la ciudad sin problemas, y gracias a ello se pueden realizar viajes largos sin inmutarse. Eso le convierte en un coche más polivalente, y más funcional para diferentes tipos de conductores. Puede servir para muchos usos y circunstancias.

Su conducción ha perdido dinamismo y también ha perdido capacidad off road. En la anterior generación había unidades de tracción delantera y de tracción total. En este caso no habrá versiones 4x4 y ni siquiera contará con los cada vez más habituales mapas de motor específicos para el campo. Lo que sí hay son modos de conducción: Eco, Normal y Sport. La diferencia entre ellos no es muy grande porque ninguno afecta a la suspensión. Sí que se modifica la respuesta de algunos componentes como el acelerador y la velocidad del cambio automático, pero en realidad no es nada destacable.

El modo Sport modifica ligeramente el sonido del motor, aunque es un audio falso expulsado por los altavoces del equipo de sonido

Aunque durante la presentación no he tenido ocasión de probarlo, el Mokka-e, la versión 100% eléctrica, presenta la misma configuración que el Peugeot e-2008. Dispone de un motor eléctrico de 136 caballos con una batería de iones de litio refrigerada por agua con 46 kWh de capacidad real. Homologa una autonomía máxima en ciclo WLTP de 324 kilómetros con una velocidad punta de 150 Km/h y un consumo de 17,4 kWh por cada 100 kilómetros recorridos. Aunque ya está disponible para la venta, todavía tardará unos meses en llegar masivamente a los mercados.

El precio de salida del Opel Mokka es de 21.824 euros, sin ofertas o promociones. Ese valor corresponde a una unidad con motor de gasolina de 100 caballos, cambio manual y acabado Edition. El diésel arranca en los 22.500 euros para el mismo acabado y el gasolina de 130 caballos en los 25.358 euros pero con un equipamiento base mayor. A esa cantidad habrá que sumar unos 1.900 euros más si queremos el cambio automático. Como era de esperar el más caro de toda la familia es el Mokka-e, cuyo precio de salida está fijado en los 35.400 euros, sin ofertas o promociones.

Una renovación tardía pero cargada de argumentos para volver a ser referencia

Conclusiones

Puede que Opel haya tardado más de la cuenta en renovar al Mokka. En estos años de dudas y abandono han surgido muchos rivales como el Renault Captur, el Hyundai Kona, el SEAT Arona, el Juke o el Skoda Kamiq. Todos ellos le van a poner las cosas muy difíciles, y una vez más tendrá que buscarse su hueco en el mercado. Para la reconquista ofrece un diseño muy atractivo, buen equipamiento, una correcta habitabilidad y una gama de motores sin muchos lujos pero más que correcta, además de una versión eléctrica para aquellos que quieran adentrarse en el terreno de los coches a pilas. Las primeras impresiones han sido buenas, aunque hay cosas que podrían ser mejores, como el excesivo uso de Pianno Black tanto en la carrocería como en el interior, y la calidad de algunos materiales, que podrían ser un pelín mejores.

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