Prueba Opel Zafira 1.6 CDTi, lo que ningún SUV puede igualar
El que busca espacio es porque lo necesita, y aunque los SUV empiezan a comerse a todos los sectores más clásicos, nunca podrán igualar las condiciones de habitabilidad y practicidad de un monovolumen como el de esta prueba, el Opel Zafira 1.6 CDTi con 134 caballos.
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Publicado: 24/10/2017 09:00
En un gran porcentaje de casos la compra de un coche es más pasional que racional. Sin embargo hay momentos y situaciones en las que se necesita echar mano de una mente fría. La compra de un monovolumen no es algo pasional, sino más bien por necesidad. Antiguamente lo más familiares de todos no resultaban nada atractivos, pero poco a poco han ido evolucionando en sus formas consiguiendo que por lo menos no sean unas simples cajas con ruedas.
Tal y como dice su denominación MPV, Multiple Purpose Vehicle, los monovolúmenes tienen que ser ese coche para todo. Aliados para familias que buscan polivalencia en su día a día. Espacio de carga y de pasajeros sin por ello comprometer la comodidad. En el mercado actual hay cada vez menos MPV, pero sin lugar a dudas una de las apuestas más clásicas y seguras es el Opel Zafira, que hoy ponemos a prueba en su versión diésel 1.6 CDTi de 134 caballos.
Cada vez hay menos monovolúmenes porque cada vez hay más SUV. Muchos clientes piensan que por comprar un coche igual de grande van a obtener la misma cantidad de espacio, pero no. Si se busca espacio compremos espacio, pero no volumen. Un monovolumen ha sido desarrollado desde sus inicios para tener la capacidad de albergar a familias con todas sus pertenencias y requisitos. Cosa que ningún SUV, sin importar el tamaño, puede igualar. Son dos coches diferentes.
Lo primero por la forma. Solo hay que echar un vistazo al Opel Zafira para darse cuenta de las proporciones clásicas de un monovolumen. Estamos ante uno de los pesos pesados del segmento por longevidad y ventas. La primera generación nació a finales del siglo pasado, en 1999, y desde entonces ha ido evolucionando e incluso cambiando de designación, siendo primeramente Zafira a secas, posteriormente Zafira Tourer, y una vez más Zafira.
Dejando a un lado cambios de nombre, el más familiar de los Opel luce actualmente uno de los mejores de su segmento. Como ya he dicho un poco más arriba, la compra de un monovolumen nunca es pasional, pero gracias a diseños como el del Zafira se hace más llevadero. Es, casi con seguridad, el MPV más atractivo del momento, al menos para mí. Lo es gracias a una línea clásica pero con elementos modernos, como los faros con tecnología LED, las llantas de hasta 19 pulgadas, y algún que otro detalle más deportivo.
En conjunto el resultado estético es bonito. Incluso Opel oferta una línea estética OPC que incluye parachoques modificados, un pequeño spoiler trasero y alguna que otra chorradita más. Sinceramente lo veo innecesario, pero oye tal y como demanda el mercado, la apariencia deportiva siempre suma a la hora de comprar un coche, da igual que sea un compacto, una berlina, un SUV o como en este caso un monovolumen.
Pero un familiar de este tipo tiene que ganar a su cliente por el interior. Si abrimos las puertas del Zafira nos encontramos con mucho espacio allá dónde miremos, de hecho sobra en algunas partes. La configuración básica es de siete asientos. Dos delanteros, tres traseros con una proporción 35:30:35, y dos más abatibles en el suelo del maletero. Estas últimas plazas son puramente testimoniales, pues como les pasa a todos los monovolúmenes compactos, quedan relegadas para niños o para adultos pequeños en desplazamientos cortos.
Ahora bien, sin importar la plaza en la que nos situemos, la atmósfera es de buena calidad. Es otra de las evoluciones de los monovolúmenes, otrora coches simples y espartanos. El Zafira sigue estando pensado para familias con hijos, y eso se nota en que muchas partes del interior son de plástico. No nos alarmemos por esto porque no hay mayor problema, pues a pesar de contar con un tacto frío, están bien rematados y ajustados, aportando una buena sensación de durabilidad. Todo pensado para el maltrato habitual de un niño.
En las plazas delanteras esa atmósfera familiar se completa con tecnología y confort. Obviamente son los mejores asientos del coche, pero por algún motivo Opel ha decidido poner un enorme salpicadero. Resulta algo molesto pues si dejamos el móvil o las gafas en la parte superior, y por cualquier motivo se van hacia delante, no hay manera humana de recuperarlo a no ser que uno se baje y haga algo de contorsionismo. Resulta llamativo, pero nada funcional.
Más provechoso es la cantidad de sistemas de ayuda a la conducción: aviso del ángulo muerto, alerta de proximidad, control de crucero adaptativo, radar y cámara trasera de aparcamiento, avisador del cambio involuntario de carril, sensores de luces y de lluvia, y por supuesto los siempre aconsejables faros Full LED, adaptativos e inteligentes que suponen un extra de 986 euros. Todos estos sistemas pueden integrarse en el Zafira, aunque hay alguno más.
La gama de equipamientos está compuesta por tres niveles diferentes de acabado: Expression, Selective y Excellence
El resto de la lista está más enfocada a mejorar la vida a bordo. Aquí hay que mencionar el navegador, y el reciente sistema IntelliLink Navi 4.0 que destaca por la pantalla táctil de 7 pulgadas que corona la consola central. Este irá combinado de serie con el ya famoso sistema OnStar de Opel, que no solo integra conectividad vía WiFi para los siete pasajeros, sino que también dispone de un asistente personal y aviso de emergencia en caso de accidente.
Más elementos a destacar...pues seguramente el techo panorámico. Es otra de las atracciones de los monovolúmenes modernos. Al igual que en el Citroën C4 Picasso, el Zafira puede integrar una luna delantera de gigantes proporciones que deslumbra a todo aquél que se suba por su gran visibilidad. Es un extra de 1.200 euros, es decir que no es nada barato, pero una vez lo has visto, no quieres otra cosa. Lo único que echo en falta es un portón de apertura eléctrica. Algunos de sus rivales sí que lo tienen en su equipamiento, y el Opel también debería contar con él.
Llegamos a la parte que más importa, la habitabilidad. Es aquí donde un monovolumen debe exponer todos los argumentos de los que dispone para así desequilibrar la balanza. Empezando por la segunda fila, hay que reconocer que el acceso a la misma es cómodo, e incluso personas mayores o de movilidad reducida pueden entrar sin molestias. También resulta clave la altura de la banqueta, alta, pensada para poder meter a un niño sin tener que perder los riñones en el intento. Como ya he dicho al principio el espacio sobra.
La configuración de asientos hace que las plazas laterales sean mayores que la central. Es una práctica habitual del segmento, y la diferencia es tan escasa que apenas molesta. Un adulto puede ir en ella de forma holgada tanto por el hueco para las piernas, de sobra también en los otros dos asientos, como por los hombros. El único pero que puedo poner en esta fila es la falta de anclaje ISOFIX en la mencionada plaza central. Creo que uno de los compradores tipo del Zafira es una familia con tres hijos, y no incluir ese tercer anclaje puede resultar clave.
Si saltamos a la tercera fila, la entrada se realiza por los asientos laterales de la banqueta trasera. Gracias a que la segunda fila es desplazable longitudinalmente se puede acceder a los asientos del maletero con cierta soltura, conservando la dignidad. Otra cosa es bajar, pero tampoco resulta muy incómodo si tenemos en cuenta que en estos asientos irán niños o adultos de tamaño pequeño.
El plegado y desplegado de los asientos se hace a través del maletero, a través de unas tiras ubicadas en el mismo. Es una maniobra sencilla y rápida, tira negra para desplegar y tira roja para plegar. Eso sí, hay que tener en cuenta que con estas dos plazas abiertas el volumen del maletero se resiente por completo, quedando prácticamente inutilizado. De forma habitual el Zafira dispone de 678 litros de maletero, que pueden ampliarse a 1.792 litros si echamos abajo toda la segunda fila. Esto le posiciona como uno de los mejores del segmento.
Adicionalmente a todo lo contado en cuanto a equipamiento, funcionalidad y habitabilidad, Opel también permite la posibilidad de incorporar un portabicicletas, se trata del sistema FlexFix. Está oculto en el parachoques trasero, y con solo tirar de una palanca se descubre por completo. Armarlo resulta sencillo y gracias a ello podremos llevar hasta dos bicicletas en nuestros desplazamientos. Es un extra en todos los acabados, y para incluirlo hay que pagar 914 euros.
En cuanto a precios de venta, el Zafira se posiciona en la gama intermedia, junto con rivales como el Citroën C4 Picasso. Por debajo encontramos a modelos como el Dacia Lodgy, el Kia Carens o el Toyota Verso, y por encima al Volkswagen Touran y el BMW Serie 2 Active Tourer. El Opel Zafira tiene un precio de salida, sin descuentos, de 22.350 euros. Actualmente hay suculentas ofertas por parte de la marca que hacen que dicho desembolso pueda bajar hasta los 15.630 euros.
En el caso que nos ocupa, estamos hablando de un Opel Zafira con acabado Excellence y todos los extras disponibles, asociado a un bloque diésel de 1.6 litros CDTi con 134 caballos y caja de cambios manual de seis velocidades. Es posiblemente una de las elecciones más buscadas y recomendadas, y a partir de ahora te detallo cómo se comporta.
Prueba Opel Zafira 1.6 CDTi
Los motores diésel son los más demandados para este tipo de coches, a pesar que los gasolina están en auge últimamente. Eso se debe a que al ser coches pensados para todo, acostumbran a acumular kilómetros de forma rápida. La gama dispuesta por parte de Opel hace que este 1.6 CDTi sea la versión de acceso al Zafira por sus 134 caballos. El resto de motores resultan más potentes, con un tope de 170 caballos para el 2.0 CDTi.
La segunda fila de asientos tiene libertad de movimientos. Se pueden plegar y desplazar en longitud además de poder variar la inclinación
Sin embargo pienso que no hace falta irse a un escalón superior, pues durante la semana de pruebas no he echado en falta ni un solo caballo más. Y eso que en ciertos momentos se ha circulado con seis pasajeros y carga. El motor lleva ya un tiempo en las filas de Opel, y con el paso del tiempo ha ido ganando en refinamiento y en comportamiento. Tanto es así que se han convertido en puntos fuertes del coche.
A la hora de rodar el coche desprende una agradable sensación de calidad. Apenas se filtran ruidos al habitáculo, y los que lo hacen son aerodinámicos y de rodadura. Nada molesto por otro lado. La encargada de gestionar y administrar la potencia es una caja de cambios manual de seis velocidades que destaca por su suavidad de comportamiento, con transiciones no demasiado largas y con una relación de cambio que sabe aprovechar al máximo hasta el último de los caballos del motor.
Esto hace que no se requieran más caballos. Solo tendremos que echar mano de ellos si queremos optar por una transmisión automática, pues el 1.6 CDTi no es capaz de incluir una. Si queremos ese tipo de configuración tendremos que desembolsar casi 3.000 euros más. Si el cambio manual fuera tosco, malo o incómodo podría entender y justificar el extra, pero siendo el que es no terminan de salirme las cifras.
Dinámicamente hablando un monovolumen no es el más divertido de los coches, y el Zafira tampoco. Es más bien todo lo contrario, un coche para ir tranquilo y conseguir dos objetivos. El primero de ellos es llegar a tu destino de forma cómoda. La suspensión es muy blanda, y eso hace que los baches sean menos a la hora de pillar uno. El eje delantero rebota mucho, y por eso en un tramo revirado sufre. No se puede poner como pega, pues repito ese tipo de conducción no es la buscada con un monovolumen.
El segundo de los objetivos es llegar habiendo gastado el mínimo carburante posible. Como ya he dicho el motor tiene un tiempo, y a pesar de ello ofrece unos datos de consumo realmente sensacionales. Durante la semana de pruebas hubo todo tipo de vías, y eso incluyó casi un centenar de kilómetros en ciudad o atascos. A pesar de estas condiciones nada favorables, al final de la prueba el ordenador de a bordo desprendía un gasto de 5,6 litros a los 100 kilómetros. Rodando por vías rápidas, el consumo apenas superaba los 5 litros. Datos excepcionales y que hay que resaltar.
Bien es cierto que durante la mayor parte del tiempo la conducción fue tranquila, no es un coche que te llame a pisarle, y eso que en su consola hay un botón de Sport. Huelga decir que es algo puramente testimonial pues las diferencias, estando activado, son apenas imperceptibles. En contraposición hay otro botón, Tour en este caso, y con él tampoco es que se consigan grandes variaciones, pero sí que se vuelve incluso un poco más blando de suspensiones. Como ya digo, no hace falta jugar con estos botones, pues de forma normal el coche se comporta de forma extraordinaria.
Conclusiones
Como resultado a esta prueba no hay otra conclusión que los monovolúmenes siguen siendo los grandes aliados para las familias. Muchos SUV los están eliminando de las listas de ventas, pero éstos no pueden ni equipararse. Bien es cierto que no son una compra hecha con el corazón, pero gracias a las últimas evoluciones estos coches consiguen conquistarnos desde su polivalencia, haciendo honor a la frase de "sirve para todo".
El Opel Zafira es un gran exponente del segmento. Los habrá más caros y más potentes, pero para el uso habitual de una familia, poco más se puede pedir. Su estilo gusta, lo mismo que su comportamiento y habitabilidad. Sin lugar a dudas son sus puntos fuertes. Los débiles son menos, pero habría que destacar un sistema Start/Stop poco refinado, la falta del portón eléctrico y lo que es más grave, el tercer ISOFIX en la plaza central de la segunda fila. Con sus ventajas e inconvenientes el Zafira obtiene una buena y merecida puntuación.