Prueba Peugeot 3008 BlueHDi 130, ¿decimos adiós al diésel?
En la actualidad existen dos frentes abiertos, los SUV y la conveniencia de los diésel. Está claro que aunque no gusten a todo el mundo los SUV son muy populares, pero qué pasa con los diésel, ¿siguen siendo la opción más clara?
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Publicado: 02/12/2018 20:00
En plena batalla por el diésel y por el futuro de la movilidad el comprador es el elemento más desprotegido de todos. Ante la nueva oferta de modelos, tipos de coches, etiquetas y demás incógnitas, acertar con el modelo y la mecánica adecuada es muy complejo. Los eléctricos todavía tienen mucho por mejorar, los híbridos no son especialmente resolutivos en ciertos entornos, los gasolina han evolucionado mucho y muy deprisa, y los diésel... ¿Sigue siendo la opción más recomendada? Tampoco es fácil responder a eso, pero vamos a intentar hacerlo probando un coche muy vendido, el Peugeot 3008 BlueHDi de 130 caballos con caja de cambios manual de seis velocidades.
Desde hace unos meses las cifras de ventas nos advierten que los diésel ya no son tan populares, pero aun así siguen en nuestra cabeza en el delicado momento de comprar un coche. Las dudas asaltan ante la avalancha de comentarios por parte de expertos y políticos, estos últimos hablan desde la más profunda ignorancia y desconocimiento del sector. Pero no hay que ponerse nervioso, simplemente en la actualidad hay que pensar y calcular un poco más sobre la conveniencia de decantarse por el gasoil.
Los franceses fueron los precursores de la tecnología diésel. "Diésel el gustazo..." ¿Os acordáis? Vale que aquella campaña de marketing fuera de sus hermanos de Citroën, pero sabiendo que ambos pertenecen al mismo grupo y que ambos comparten motores está claro que también podemos atribuírselo a Peugeot. Así que si la llegada de los híbridos modernos se la podemos atribuir a Toyota, los franceses son los precursores de los diésel. Curiosamente el país vecino ha sido el primero y principal defensor de la eliminación de este combustible.
Temas curiosos a parte, el Peugeot 3008 es el claro ejemplo del mercado actual. Los SUV son los vehículos más demandados del mercado. Los C-SUV son el objeto de deseo de mucha gente, y no es de extrañar teniendo en cuenta el diseño que algunas marcas se atreven a lanzar en sus modelos. Los franceses, además de ser los animadores de los diésel, son grandes diseñadores. A lo largo de su historia hemos visto grandes creaciones, la del 3008 no será una de ellas, pero sin lugar a dudas, echando un vistazo al panorama general es uno de los SUV más atractivos del momento. De ahí parte de su éxito comercial.
No hay que olvidar que el 3008 tal y como lo conocemos en la actualidad, salió al mercado hace dos años contados. Anteriormente no era un SUV como tal, ya que tenía trazas de un monovolumen familiar. El cambio le ha sentado sensacional y la jugada de Peugeot le ha salido muy pero que muy bien. Lo ha hecho por fuera y por dentro, donde los franceses emplean su nuevo concepto de interiores, el denominado Peugeot iCockpit.
La verdad es que a simple vista resulta muy llamativo con su ordenación de botones, controles y pantallas. Es el diseño minimalista llevado al extremo, y eso suena tan interesante como peligroso. El hecho de quitar botones no siempre es bueno, porque eso obliga a centralizar todas las funciones en una pantalla, que en este caso es táctil y con un tamaño máximo de ocho pulgadas. No soy de los que están muy convencidos de tener que tocar tres veces en la pantalla para cambiar la temperatura o la emisora de la radio, pero hay que reconocer que en este caso la pantalla responde rápidamente y la interfaz es fácil de manejar e intuitiva.
Una vez más he quedado muy conforme con los materiales empleados. Peugeot hace tiempo que anunció un paso adelante en lo que a categoría de sus coches se refiere. Considerarla como marca premium es muy atrevido, pero la verdad es que tiene más de premium que de generalista. El 3008 usa en su interior un buen compendio de materiales bien seleccionados, con un agradable tacto, incluida la tela, vaquera vamos a decir, que se usa en paneles de puertas y salpicadero. Me parece una solución muy innovadora y muy acertada que no cae en el pecado de colocar maderas de dudosa calidad. Bien hecho por parte de los creativos franceses.
Ahora bien, tanta modernidad a veces no resulta del todo satisfactoria. El puesto de conducción de los Peugeot iCockpit se ha llevado más de una crítica, y yo la verdad es que tampoco he quedado muy satisfecho. Me ha costado mucho encontrar la postura correcta de conducción. No por la altura del volante, que solo requiere un poco de adaptación, sino más bien por la posición relativa entre volante, asiento y pedales. Apenas mido 1,75 metros de altura y para ir cómodo, y para no ir con las piernas muy dobladas tenía que desplazar mucho el asiento hacia detrás y sacar el volante al máximo. Obviamente esta postura resta mucho espacio a la fila trasera, lo que tampoco es conveniente.
En este punto decir que el 3008 aprovecha bien sus cotas para así ofrecer un espacio interior muy bueno. Los ocupantes delanteros dispondrán de muchas comodidades y espacio, y los traseros disfrutarán de espacio más que suficiente para que dos personas viajen más que sobradas. La inclusión de una tercera hará que las cosas se vuelvan más estrechas. Además, el 3008 dispone de dos y no tres fijaciones ISOFIX en la parte trasera, dejando un hueco muy justo para un adulto en la parte central. Caber, cabe, pero más vale que sea para viajes cortos. Donde no puedo poner pegas es en la capacidad del maletero. Grande y muy aprovechable. 520 litros de capacidad mínima y 1.482 de capacidad máxima.
Donde tampoco defrauda el 3008 es en el apartado de tecnología y equipamiento. Puede decir que sin contar con hasta el último detalle de modernidad, dispone de mucho más de lo que realmente se necesita. En este punto los diferentes acabados: Active, Allure, GT Line y GT, son capaces de ir introduciendo más y más equipamiento. En este caso la unidad de pruebas montaba el acabado Allure además de todos los opcionales posibles, salvo el techo panorámico. Eso quiere decir que disponía de una gran cantidad de elementos de confort, como el cuadro de instrumentos digital, acceso y arranque sin llave, la cámara trasera, el sensacional navegador GPS, faros Full LED, pantalla de ocho pulgadas, asiento de conductor eléctrico, asientos delanteros calefactables y con función masaje, cargador por inducción, y una larga lista.
Por supuesto no hay que olvidarse de la seguridad, tanto activa como pasiva. El 3008 obtiene la máxima puntuación en los test de seguridad europeos, y eso quiere decir que entre su dotación de seguridad encontramos todos los asistentes a la conducción que podamos imaginar. Control de ángulo muerto, alerta de salida involuntaria de carril, asistente de mantenimiento de carril, control automático de luces largas/cortas, control de crucero adaptativo, asistente de frenada, reconocimiento de señales, indicador de atención...y otra larga lista.
Antes de saltar al punto central de esta prueba, voy a hablar de precios. Posiblemente sea uno de los aspectos que más me gustan de este coche. La relación calidad/equipamiento/precio del 3008 es difícilmente igualable. Ofrece mucho por un precio contenido. La oferta del 3008 arranca en los 25.550 euros, 27.800 en el caso del acabado Allure. Si en los diésel nos centramos, el más barato sale por 26.850 euros, si lo asociamos a ese acabado Active, y 29.100 euros si lo hacemos con el nivel Allure. Atendiendo a estas cifras decir que dar el salto a los niveles superiores eleva considerablemente el precio del coche además de que tampoco se gana tanto en equipamiento, y mucho menos en diseño.
Pero como llevo diciendo desde el principio de esta prueba, en este caso he decidido comprobar la diferencia que existe entre el 3008 de gasolina y el 3008 diésel. Hace un tiempo ya tuve ocasión de probar la variante 1.2 PureTech de 130 caballos con caja de cambios manual de seis velocidades, y en este caso lo hago con la misma configuración de potencia y caja de cambios pero con un diésel 1.5 BlueHDi bajo el capó. En un principio no debería haber muchas diferencias, salvo los consumos, pero mejor comprobarlo por uno mismo. Así que vamos a ello.
Prueba Peugeot 3008 BlueHDi 130 CV
Hay algo que todavía no he comentado es que hay otra gran diferencia entre el diésel y el gasolina. El número de cilindros. En el caso del 1.2 PureTech hablamos de un bloque reducido de tres cilindros turboalimentado, mientras que el diésel muestra la típica configuración de cuatro cilindros igualmente turboalimentado. Eso quiere decir que mientras que el gasolina tiene que reducir el tamaño del motor, el diésel tiene suficiente con reducir un poco la cilindrada.
En su momento, durante la prueba del 3008 1.2 PureTech, las sensaciones fueron muy positivas. La configuración me pareció redonda por múltiples razones, consumo, comportamiento y refinamiento sobre todo. En este caso las sensaciones han sido parecidas pero no iguales. En lo que a conducción se refiere el 3008 sigue siendo un coche muy agradable. La calidad de rodadura es alta, y claramente se enfoca todo el conjunto a ofrecer mucho confort. Algo que consigue gracias a una puesta a punto muy blanda. La suspensión presenta un tarado flojo que ayuda a reducir las irregularidades de la carretera, pero que obviamente lastra una conducción más dinámica.
En un tramo de curvas el 3008 se presenta más ágil de lo esperado, con un chasis muy afinado pero entorpecido por la suspensión, que tiende a rebotar del eje delantero, restándole efectividad en el paso por curva. La dirección tampoco ayuda. Hacía mucho tiempo que no me topaba con un tacto tan asistido. En muchas ocasiones no sabes ni hacia dónde tienes enfocadas las ruedas, sobre todo a baja velocidad. La asistencia es exagerada y no hay transmisión de información al conductor. Además en esta versión no se dispone de modos de conducción por lo que no se puede modificar.
Así que no, el 3008 no es de esos coches con los que hacerte un tramito. De hecho ningún SUV de este corte de precio lo es, pero sí por algún casual tu estilo de vida incluye ese tipo de conducción te recomendaría el SEAT Ateca. Son los entornos sencillos donde el 3008 saca lo mejor de sí, es decir en autopistas y carreteras nacionales. Es ahí donde se ofrece el máximo confort y el principal ahorro por parte de un motor que me ha dejado algo frío la verdad.
¿Diésel o gasolina? Cada vez está más ajustada la resolución. Las cuentas ya no salen tan claras como antes
Con esa potencia uno bien podría pensar que las capacidades son más que suficientes, pero no es así. En realidad no es un problema intrínseco del motor, sino de las estrictas normativas europeas. La introducción de la homologación WLPT y las normas Euro 6d-TEMP han terminado por capar toda respuesta de los motores. Para que los nuevos coches cumplan con los objetivos se ha limitado tanto la respuesta de la aceleración que los 130 caballos de hoy bien podrían ser los 100 de hace unos años. Es una pena, pero es así. Y esto por supuesto deriva a otros problemas.
El principal es el consumo. En un laboratorio o en un ambiente controlado la teoría es estupenda, pero en el mundo real no funciona. La UE se da palmadas en el pecho al pensar que ha solucionado el problema de los consumos, pero para mí no ha hecho más que empeorarlo. Dado que el coche no responde como antes obliga a ir con el pedal del acelerador más tiempo a fondo, lo que a su vez eleva los consumos finales. Si a eso le añadimos unas cajas de cambios con relaciones exageradamente largas, nos encontramos con que a fin de cuentas el coche "no anda".
Definitivamente no me ha convencido esta versión mecánica. Primero por esa falta de respuesta que he comentado y que nos obliga a jugar con el cambio de forma constante. Por cierto, sigo sin entender cómo Peugeot no ha mejorado el tacto de la palanca, que sigue mostrando una holgura excesiva. Segundo, el nivel de rumorosidad también es alto, y el sonido que se transmite al interior, sin ser excesivo, se deja notar bastante más que en el caso del gasolina. Y por último, posiblemente el más inesperado, el consumo.
Tras más de 1.000 kilómetros recorridos, la mayoría de ellos en autopistas a regímenes legales, el 3008 1.5 BlueHDi marcaba un consumo medio de 6,1 litros a los 100 kilómetros. Pensándolo fríamente no es tan alto, pero sigue siendo mucho más de lo que esperaba, calculaba algo en torno a los 5,3-5,5 litros por cada 100 kilómetros, y sobretodo porque Peugeot anuncia un gasto medio de 4,2 litros. Sí que es cierto que en entornos muy favorables y realizando una conducción muy centrada en la eficiencia se pueden conseguir, pero repito eso son condiciones ideales, y ya sabemos todos que en el mundo real, lo ideal dista de ser lo habitual.
Tomando estos datos y comparándolos con la versión de gasolina de igual potencia, la diferencia es de apenas dos décimas. Es decir prácticamente nada. Ahora bien, el diésel resulta 1.300 euros más caro que el gasolina, en este acabado Allure, por lo que la opción de gasoil solo será realmente válida para aquellos que hagan enormes cantidades de kilómetros a lo largo del año. En ese caso sí que puede compensar optar por el BlueHDi, tener en cuenta la cada vez menor diferencia de precio de carburantes, de lo contrario no. Además no olvidemos que ganamos en refinamiento.
Conclusiones
Las cosas están así. Como ya digo, no creo que el problema derive de los fabricantes y de los motores, si no de las normativas. Están pensadas para una realidad inventada que poco o nada tiene que ver con la que vivimos día a día. ¿El diésel tiene los días contados? Ni mucho menos, siempre será la opción más lógica para las grandes berlinas, los grandes SUV y los grandes rodadores, pero a esta escala la gasolina ha tomado el control con toda la razón del mundo. Al menos en el 3008 lo más recomendable es optar por el gasolina antes que por el diésel.
Dejando a un lado eso y analizando el resto del coche, debo reconocer que sigue gustándome por su buena relación precio/calidad/equipamiento. El Peugeot 3008 ofrece mucho a un precio contenido, y eso siempre es de agradecer. Sin lugar a dudas lo mejor es su diseño, su interior y su equipamiento. En la parte menos positiva nos encontramos a los mencionados consumos, al tacto del cambio automático y a la excesiva rumorosidad. Todo ello hace que la nota final del 1.5 BlueHDi sea medio punto inferior a la del 1.2 PureTech.