Prueba Peugeot 308 SW, elegante compacto familiar francés
El 308 es, por derecho propio, una de las grandes referencias del segmento de los compactos. El fiero francés despierta de un largo letargo. Una nueva generación ya está en la calle, y ahora llega su formato más familiar, el Peugeot 308 SW.
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Publicado: 22/04/2022 18:00
No todos los coches que vemos por la calle pueden decir con orgullo que tienen más de 50 años de experiencia encima. En una época donde vivimos más deprisa que nunca, la experiencia es un grado. El 308 es el compacto de Peugeot, uno de los modelos más vendidos de la marca a lo largo de su historia. Cada nueva generación supone un punto de inflexión. La última de ellas se presenta en marzo de 2021, aunque no ha sido hasta ahora cuando ha aterrizado la versión más familiar; el Peugeot 308 SW.
No siempre el 308 ha tenido ese nombre. En 1969, cuando aterrizó en el mercado la primera versión de un Peugeot para el mercado de los compactos, se presentó con la denominación 304. Desde entonces la última cifra de esa centena es la que ha variado, aunque la progresión se rompe en el 2007 con el lanzamiento de la primera generación del Peugeot 308. Desde entonces los franceses han mantenido firme el nombre, y han ido cambiando todo lo demás.
Esta es la tercera vez que un 308 se actualiza. La generación saliente, presentada en 2014 dejó muy buen sabor de boca en clientes y expertos. Sus ventas avalan su fama, pero los SUV han arrasado desde entonces y más los de la casa del León. El Peugeot 3008 ha conseguido eclipsar a un producto tan bueno como el del 308 y es, hoy, uno de los modelos más solicitados de la gama, con el permiso del líder, el Peugeot 2008 que ha hecho lo propio con el 208.
Como venía diciendo, hace apenas un año que hemos conocido al novísimo Peugeot 308. Cambiado de los pies a la cabeza, la nueva generación se presenta con una nueva plataforma, la arquitectura EMP2 del Grupo Stellantis, un nuevo logo y, también, con una imagen poderosamente arrolladora. Se mire por donde se mire, Peugeot ha logrado un diseño equilibradamente bonito y deportivo. Muy justo en ese balance de elegancia y agresividad. Mucho mejor que su más firme rival; el Volkswagen Golf.
La carrocería SW (Sport Wagon) que hoy conozco no trae nada nuevo, sólo estira lo que ya se conocía para hacerse más práctico y familiar. Con una ganancia de 27 centímetros, el Peugeot 308 SW alcanza unas cotas de 4,64 metros de largo, 1,85 metros de ancho y 1,44 metros de alto para una distancia entre ejes de 2,73 metros. La extensión se produce en la distancia entre ejes y en el voladizo trasero, logrando ofrecer un volumen de maletero impresionante.
Mientras que el formato compacto debe conformarse con 412 litros de capacidad (no está nada mal) el 308 SW logra un volumen mínimo de maletero de 608 litros (548 para el PHEV). Dichas cantidades se pueden extender si abatimos la segunda fila de asientos en una proporción 40:20:40, maniobra que puede hacerse desde el maletero, logrando así un volumen máximo de 1.634 litros, 1.574 litros para el caso del híbrido enchufable. Una pérdida a causa de la implantación de la batería eléctrica.
El exterior no ha sido lo único en renovarse por completo, el interior también. Los tiempos exigen digitalización. Minimalismo de botones que obliga a centrar toda la atención en un gran panel táctil instalado en medio de la consola. La vistosidad es muy grande, entra fácilmente por los ojos, pero ya sabes que no soy un firme defensor de hacer desaparecer todos los módulos de abordo. Sin embargo, hay algo en lo que Peugeot ha estado atenta.
Lo primero es que la mayor parte de los botones de la climatización los encontramos separados, de haber incluido el ajuste de la temperatura sería perfecto. Lo segundo es que los botones rápidos son mucho más grandes que en el pasado, lo que hace muchísimo más sencillo operar la pantalla y alcanzar el ajuste deseado. Si bien el tamaño de la pantalla siempre es de 10 pulgadas, la presentación de los botones digitales no es la misma para las versiones de acceso que las más equipadas.
Las unidades de entrada cuentan con una superficie de botones físicos y un par de ruedas auxiliares para los ajustes. Los acabados más altos integran botones integrados de acceso rápido en una superficie digital muy estética y, he de confesar, rápida en su respuesta y gestión. Además al tocar el usuario recibe una pequeña respuesta a modo de sonido para recibir la confirmación de que realmente ha estado haciendo algún ajuste.
Peugeot insiste una vez más en su ya famoso i-Cockpit. Una nueva evolución de algo que ya llevamos años viendo y conociendo. Al igual que los alemanes con el desarrollo del 911, los franceses parecen haberse empeñado en alcanzar la perfección con su puesto de conducción diferente. Todavía les queda camino. Una vez más si eres alto o bajo resulta muy complicado ajustar la posición del volante para que no entorpecer la vista de la instrumentación. El problema es mucho menos acusado que en el pasado, pero el volante sigue demasiado bajo para mi gusto.
La posición de conducción obliga a ir con el volante muy bajo si eres un conductor de tamaño medio. Difícil encontrar la posición
Tras la parte superior de un volante que nunca es recto, encontramos la segunda de las superficies digitales. Un atractivo cuadro digital que sólo encontraremos de serie en los acabados superiores: Active Pack, Allure, Allure Pack, GT y GT Pack. Con una vista en profundidad, la información queda proyectada en diferentes planos que generan una sensación holográfica 3D. No es molesto, resulta llamativo y está bien presentado. No hay pegas al respecto.
Tampoco se puede decir nada malo de la gran cantidad de equipamiento que se puede incluir en el nuevo Peugeot 308 SW. La lista de elementos es muy larga, aunque las opciones de personalización son algo más limitadas que en el pasado. Destacan elementos como los faros matriciales de LED, llantas de hasta 18 pulgadas, climatizador bizona, navegador, cámara de aparcamiento, conectividad inalámbrica, cargador por inducción, acceso y arranque sin llave, techo solar, portón automático y un completo equipo de seguridad y asistentes a la conducción.
No se echa en falta ni uno solo de los gadgets que hoy se están considerando como esenciales por los compradores. Lo que sí se echa en falta es algo de espacio en la banqueta trasera. A pesar de la ganancia en centímetros con respecto a su sucesor, la nueva generación no ha sabido aprovechar bien la distancia entre ejes. Los pasajeros traseros contarán con uno de los espacios para las piernas más pobres de la categoría, algo extraño teniendo en cuenta su enfoque familiar.
Bajo el capó, las nuevas normas dictan que los motores de combustión simples y sencillos son cosa del pasado. La gama de bloques diésel sufre una pérdida, puede que la más interesante de todas, el BlueHDI de 180 caballos. El porfolio ofrecido incluye dos unidades de gasolina, un diésel y dos híbridos enchufables. En todas las ocasiones la potencia se destina al eje delantero mediante la gestión de una caja de cambios manual de seis velocidades o una transmisión automática de ocho marchas.
La gama Puretech (gasolina) cuenta con un único motor; un bloque tricilíndrico turboalimentado de 1.2 litros que es capaz de desprender dos niveles de potencia: 110 y 130 caballos. El único diésel que ha sobrevivido recoge la denominación BlueHDI 130. Cuenta con un motor de cuatro cilindros turboalimentado que desarrolla 130 caballos de potencia y 300 Nm de par motor, con un consumo oficial de 4,4 litros a los 100 kilómetros se presenta como la alternativa ideal para los grandes rodadores (rara avis a día de hoy).
Los más novedosos son los 308 Hybrid con etiqueta CERO. Aunque Peugeot podría haber optado por un formato híbrido convencional al más puro estilo Toyota Corolla, los franceses se han decantado por un esquema híbrido enchufable más caro, pero más ahorrador. Las dos versiones cuentan con una misma estructura: motor de gasolina de 1.6 litros, motor eléctrico delantero y batería central de 12,4 kWh de capacidad. En un primer nivel de rendimiento ofrece 180 caballos, llegando a un máximo de 225 caballos. La autonomía eléctrica es similar en ambos casos, cifras cercanas a los 60 kilómetros.
Prueba del Peugeot 308 SW
Desde hace unos años Peugeot se enfoca a un cliente más premium y acomodado. Un enfoque más burgués viene notándose en sus últimos lanzamientos, y el 308 no es extraño en eso. Llama la atención la mucha calidad de rodadura que transmite incluso circulando a altas velocidades. Para reducir al máximo las interferencias del exterior, los desarrolladores han empleado muchos elementos de aislamiento, como un parabrisas delantero de casi 4,5 milímetros de grosor.
Viajar a bordo del 308 SW es hacerlo de forma cómoda. Aunque su puesto de conducción sigue sin convencerme, la comodidad del asiento invita a hacer largos viajes sin inmutarse. Todos los pasajeros disfrutan de esa agradable sensación, aunque como ya he dicho, los traseros no disfrutarán de todo el espacio que deberían. Pero salvando ese problema, no hay muchos más. Todo lo que puedes esperar de un compacto y de un Peugeot de última generación: calidad de rodadura y buen comportamiento.
Muy logrado el equilibrio entre confort y dinamismo. Lamentablemente el Peugeot 308 ya no ofrece una versión GTi tan radical como antaño, aunque algo se rumorea de una unidad híbrida enchufable con el potencial extraído del Peugeot 508 PSE. A pesar de esa pérdida GTI, no se dice adiós al dinamismo. La carrocería responde muy bien a las indicaciones del volante, aunque una vez más en Stellantis, falta algo de peso en la dirección para que el conductor pueda tener una mejor comunicación con las ruedas delanteras.
En curva soporta bien su carrocería y en autopista y carreteras rápidas resulta muy cómodo. Superior al estándar de su categoría y se podría decir que al mismo nivel que un superventas como el Volkswagen Golf. Históricamente ambas unidades se han plantado cara, y gracias al buen hacer de Peugeot en su plataforma, las diferencias cada vez son menores, si es que llega a haberlas de consideración.
La oferta mecánica permite una alternativa para cada comprador. Los motores PureTech de gasolina destacan por su fino equilibrio entre prestaciones y consumos, aunque, obviamente son los modelos que más gastan en sus recorridos. Si quieres ahorrar nada mejor que un motor diésel francés. El BlueHDI ha ganado en refinamiento con autonomías cercanas a los 1.000 kilómetros. Todo un aliado para los viajes largos y para aquellos que acumulan muchos kilómetros a sus espaldas cada día.
Finalmente la oferta híbrida enchufable, a pesar de la más cara, tiene su cierto sentido. Al ser las unidades más potentes de la flota, ofrecen prestaciones, la etiqueta CERO de la DGT y consumos contenidos. En un viaje por carretera las medias van a estar en torno a los 6,5 - 7 litros, mientras que en los recorridos cortos con la ayuda de la batería el gasto va a ser mínimo. Sus casi 50 kilómetros en ciclo eléctrico cumplen con media europea de kilómetros por conductor y día. Lo suficiente para ir y volver del trabajo o de los que haceres, pero necesitan supervisión.
Para poder sacar provecho de verdad a un híbrido enchufable es esencial poder recargar su batería. Para tal caso Peugeot monta un alimentador de abordo con una potencia máxima de 7,4 kW en corriente alterna. En un enchufe doméstico convencional de 3,7 kW el 308 Hybrid tardará poco menos de cuatro horas en recuperar la totalidad de su autonomía. Si nos decantamos por un punto de 7,4 kW ese plazo se reducirá hasta algo menos de las dos horas. Tiempos razonables que animan a recargar durante la noche y sus tarifas beneficiosas.
Lo malo que de todo esto es que tanta tecnología acaba saliendo cara. El precio de salida del Peugeot 308 SW es de 24.950 euros, coste asociado a un modelo con acabado de acceso y motor Puretech de 110 caballos con cambio manual. El 308 SW BlueHDI 130 arranca su factura en los 27.750 euros, sin ofertas o promociones. Por el contrario, los modelos más caros son, obviamente, los híbridos enchufables, disponibles desde los 35.480 euros para el 308 Hybrid 180 y desde los 42.380 euros el 308 Hybrid 225 ya que solo está disponible con los acabados GT y GT Pack.
Conclusiones
El Peugeot 308 SW sigue siendo una apuesta segura dentro de la categoría. El compacto familiar ha mejorado en esas áreas donde necesitaba actualizarse. Con un diseño y una tecnología espectaculares, la presentación no puede ser más atractiva. El salto evolutivo ha sido considerable ya que hablamos de un coche más hecho, más maduro y mejor. Sus nuevas mecánicas amplían horizontes, también carteras, pero están ahí para adentrar a nuevos clientes en nuevos formatos de movilidad. Sin duda su punto más débil es la habitabilidad de las plazas traseras, demasiado justas teniendo en cuenta a sus rivales. A pesar de ello, logra un notable alto por sus muchas cualidades.