Prueba Porsche Cayenne 2024, el niño bonito al que tanto le debemos

Hablar de Porsche significa hablar de una de las marcas más prestigiosas y queridas de todos los tiempos. Sus coches lideran las tablas de referencia, desde el 911 al último de los Porsche Cayenne que ya he probado.

Prueba Porsche Cayenne 2024, el niño bonito al que tanto le debemos

20 min. lectura

Publicado: 29/11/2023 16:00

Debo decir que el Cayenne es un coche al que guardo especial cariño. Allá por mis inicios en esta profesión, fue uno de los primeros coches que tuve ocasión de probar en una presentación y, por supuesto, fue el primer Porsche que pude conducir. Cuando uno piensa en la marca de Stuttgart siempre piensa en el idolatrado 911, pero es el SUV más grande de la casa, por ahora, el que puede decir con todo el orgullo del mundo que ha salvado a la compañía. El Porsche Cayenne fue una salida de tono dentro de la compañía, pero hoy está más afinado que nunca.

El Cayenne se renueva mucho más de lo que se puede apreciar a simple vista.

Hay que reconocer que en Alemania le echaron un par de bemoles al asunto cuando decidieron lanzar al mercado un coche radicalmente diferente a su tradicional forma de ver el mundo. El Porsche 911 había sido el santo y seña de la casa desde los tiempos del gran Ferdinand, pero alcanzar el siglo XXI con un sólo dos coches en el garaje, no hay que olvidarse del Boxster, es difícil para los intereses de cualquier compañía, por muy reconocida o afamada que esta sea. En 2022 se rompieron todos los moldes. Fue entonces cuando el mundo descubrió uno de los coches más importantes de todos los tiempos.

Sin aquél Cayenne, al que muchos fanáticos criticaron, Porsche no sería la casa que es hoy. Rápidamente se convirtió en un éxito de masas. Las ventas de la compañía despegaron y los ingresos con ellas. Hay que reconocer que los diseñadores no estuvieron muy acertados con el diseño primigenio, pero también es justo decir que la primera edición ha envejecido realmente bien. Sin embargo, nada tiene que ver con el modelo actual. Bajo una mentalidad muy germánica, los diseñadores han ido puliendo detalles, mejorando líneas y modificando secciones para que hoy el Cayenne pueda lucir mejor que nunca.

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Disponible en sus habituales carrocerías, Cayenne y Coupé. Esta última es la más vendida.

Ya no es tan basto como solía ser. Los elementos quedan integrados de una forma más natural, fluida y elegante. Un coche que está equilibrado se mire por donde se mire. Para aquellos que busquen una línea menos conservadora pueden optar por el Porsche Cayenne Coupé. Recibe las mismas modificaciones generales tras el profundo restyling de la tercera generación presentado hace unos meses. Por supuesto no pueden faltar las mil y una opciones de personalización. Porsche crea el Cayenne que tú quieras, aunque no te saldrá nada barato.

El SUV germano sigue siendo esculpido en acero de alta calidad y sobre la famosa plataforma MLB Evo del Grupo Volkswagen. Es la misma estructura que emplean muchos otros modelos del conglomerado germano. Sus medidas nos llevan a un SUV de gran tamaño: 4,93 metros de largo, 1,98 metros de ancho (sin retrovisores) y 1,69 metros de alto en su estatura de descanso. Hay que tener en cuenta la suspensión variable. A todas esas proporciones hay que sumar una distancia entre ejes de 2,89 metros. El Cayenne Coupé muestra las mismas cifras, a excepción de la altura, que se rebaja apenas un par de centímetros.

No se abandona el ambiente familiar con una segunda fila de asientos muy amplia.

Muchos podrán criticar que el diseñador de Porsche trabaja muy poco, pero es que la renovación del Cayenne se ha centrado más en el interior que en el exterior. De puertas para dentro la actualización más bien parece una generación completamente nueva. La presentación varía por completo, adoptando un formato más moderno y en consonancia con los últimos lanzamientos de la casa, más concretamente con el Porsche Taycan. Como no podía ser de otra manera, la digitalización toma el control del espacio. Muy atrás quedó esa época de excesivos botones físicos en el túnel central. Sigue habiendo superficies clásicas, pero casi todo se opera de forma táctil.

Esto no siempre es algo positivo ya que depende muy mucho de cómo de bien estén integrados los sistemas. Porsche ha decidido mantener separado el módulo de la climatización y lo inserta de una forma tan elegante como sencilla y práctica. Los botones principales quedan al alcance de la mano, aunque hay que reconocer que casi todos los sistemas del Cayenne se operan de forma digital a través de la nueva pantalla central con un tamaño de 12,3 pulgadas. El problema en realidad no es ese, sino en las muchas opciones que incluye el sistema operativo. Muchos menús, programas y funciones que requieren de un proceso de aprendizaje. Intentar controlarlo todo de primeras y en marcha es la receta ideal para sufrir un accidente.

El panel de la climatización queda perfectamente integrado con botones físicos.

A falta de una, hay dos pantallas más en el interior del nuevo Porsche Cayenne. La primera de ellas la encontramos tras el volante con un formato curvo. Desaparecen, hace ya tiempo que lo hicieron, las típicas cinco esferas de la casa. El panel simula los cinco diales de forma digital. Hay muchas opciones de visualización y eso siempre es de agradecer. A diferencia del Taycan, el display está mejor integrado en el salpicadero, me gusta mucho más cómo queda. La última de las pantallas está frente al copiloto. No llega de serie, pero tiene la ventaja que permite al acompañante poder regular muchas funciones para que el conductor se centre en lo importante, conducir.

Imposible no hablar del Cayenne o de cualquier otro Porsche sin hablar de calidad. Sí que es cierto que el primer eléctrico de la casa redujo un poco la sensación en cuanto a materiales, pero ni el Cayenne ni otros modelos estrella de la casa, como el Porsche Panamera, han degradado la calidad de sus materiales o acabados. La piel se agolpa en un habitáculo que resulta muy agradable. Transmite muy buena sensación al tacto y como ya es habitual, todo está perfectamente fabricado y ensamblado. Pensado para durar muchos años y un trato bastante exigente. El Cayenne se sigue fabricando en la planta de Bratislava, en Eslovenia.

La palanca del cambio desaparece del túnel central y pasa a integrarse en el salpicadero.

Esos materiales y acabados permiten a los pasajeros disfrutar de una experiencia de primera calidad en todos sus desplazamientos. Las plazas delanteras son muy cómodas. Los asientos recogen perfectamente el cuerpo a la par que resultan muy agradables. Los viajes largos no suponen ningún problema para nadie, aunque el pasajero central trasero tiene que lidiar con un prominente túnel de transmisión. La segunda fila muestra muchísima amplitud tanto para la cabeza como para las piernas, incluso para los pasajeros más altos. Al igual que en la sección delantera, hay numerosos elementos de confort, como la climatización bizona, tomas de conexión e incluso, bajo pago, pantallas incorporadas en los respaldos delanteros.

A pesar de su agresiva y deportiva línea trasera, el Cayenne Coupé también ofrece amplios márgenes de habitabilidad, aunque la altura con respecto a la cabeza está algo más limitadas. En cuanto a capacidad de carga, ambos modelos destacan por maleteros de considerable volumen. La capacidad depende también del tipo de mecánica seleccionada. El Cayenne normal muestra un espacio entre los 621 y los 772 litros como mínimo. Por su parte, el Coupé reduce las cifras, entre los 434 y los 592 litros. Volúmenes algo pequeños si tenemos en cuenta el tamaño general del coche. Ese es el precio a pagar por una deportividad estética.

El maletero es contundente en todas sus opciones. Mucho volumen y formas aprovechables.

Digo estética porque en cualquier carrocería el Cayenne demuestra su poderío. La oferta mecánica está segmentada en dos unidades térmicas con motor de gasolina y tres alternativas híbridas enchufables con la etiqueta CERO de la DGT. La potencia no supone ningún problema para un SUV que puede pesar entre los 2.130 y los 2.645 kilogramos. Para superar esa barrera física, Porsche instala motores turbo alimentados de seis u ocho cilindros en uve que ofrecen entre 354 y 740 caballos. Por supuesto, las variantes E-Hybrid cuentan con el importante apoyo de un motor eléctrico que le permite ofrecer un rendimiento nunca antes visto en el modelo. El Cayenne Turbo E-Hybrid es uno de los SUV más potentes del mundo.

Prueba del Porsche Cayenne 2024

Con toda la razón del mundo, los alemanes apodan a su coche con el nombre del coche total. Puede sonar presuntuoso o excesivo, pero no lo es. A lo largo de toda su historia, el Cayenne ha demostrado que vale para todo lo que te propongas. Cuando se diseña un coche se hace para que sea bueno en uno o en dos aspectos, familiar y SUV, deportivo y coupé o SUV y todoterreno. Sin embargo, Porsche ha conseguido ser bueno en todos y cada uno de esos aspectos. El Cayenne es un gran SUV familiar con grandes dosis de deportividad y 4x4 y también, si así lo prefieres, lo tienes en formato coupé.

El Cayenne es digno merecedor de su placa, un Porsche en todos y cada uno de los aspectos de la palabra, puede que el mejor de todos ellos porque ofrece bajo un mismo formato todos los coches de la gama. Como vehículo familiar hay que reconocer que es muy bueno. Cómodo, seguro, estable y tranquilo en una conducción normal. Pensado tanto para el día a día, recorridos urbanos y de trabajo, como para viajes largos con el maletero hasta los topes y el resto de la familia ocupando sus cinco asientos. El habitáculo está perfectamente aislado y la suspensión impide que las irregularidades de la carretera se filtren y causen molestia alguna.

También es un SUV, con su típica posición de conducción elevada con excelente visibilidad en todos los ángulos. El pilar A no molesta, aunque hay que reconocer que la vista trasera en el Cayenne Coupé es más reducida porque la luna trasera no es excesivamente grande. A pesar de todo, su manejo es absolutamente normal, como el de cualquier otro SUV. Porsche permite montar algunos recursos muy prácticos como las cámaras de aparcamiento con sensores o el ya imprescindible eje trasero direccional que permite reducir el radio de giro y permitir que el coche sea más ágil en entornos estrechos. Muy recomendable.

El Cayenne S abandona el V6 y pasa a disponer de un V8 biturbo de 4 litros.

Aunque cueste creerlo, el Cayenne no sólo está pensado para el frío y suave asfalto, también se ha diseñado para poder afrontar salidas al campo con mucha más soltura de lo imaginable. Ya no cuenta con reductora, como sí ofrecía la primera generación. Hoy ese trabajo se suple con mucha electrónica y programas de conducción específicos: nieve, tierra, barro y rocas. La suspensión neumática permite regular la altura libre con respecto al suelo hasta los 21,2 centímetros. Sus cotas offroad demuestran mis palabras; 25,2 grados de ángulo de entrada, 22,1 grados de ángulo de salida y 18,9 grados de ángulo ventral. Por último, hay que sumar una capacidad de vadeo de medio metro.

Por último, pero no por ello menos importante, también es un coche deportivo. Sí, un SUV de más de dos toneladas de peso capaz de responder perfectamente en un tramo de curvas. Su chasis ha sido afinado, al igual que los nuevos conjuntos de suspensiones. Las estabilizadoras activas mantienen la carrocería nivelada para generar una mayor seguridad. Es increíble cómo es capaz de tragarse las curvas como si nada. Es un coche ágil, con un excelente guiado y un equilibrio perfecto. No es sencillo lograr algo así. Un coche capaz de responder perfectamente en todos los terrenos. Como ya he dicho unos párrafos más arriba, entiendo que Porsche lo considere su coche más completo. Lo es.

El Cayenne sigue ofreciendo una capacidad offroad muy sorprendente.

En cuanto a mecanizaciones, la decisión es bien sencilla: cualquier opción es buena. Durante esta primera toma de contacto he podido probar las versiones Cayenne (354 CV), Cayenne S (475 CV) y Cayenne E-Hybrid (470 CV). Basta decir que con el modelo de acceso tenemos coche para todo lo que queramos y más, pero el que más me ha gustado es el Cayenne S. Primero porque ya monta un V8 biturbo, gran acierto y también por su conducción. Poderoso en un amplio margen del cuentarrevoluciones además de poder disfrutar de un sonido tan evocador como elegante. Sin embargo, reconozco que la compra más lógica es el híbrido enchufable.

Con una autonomía eléctrica real de unos 70-75 kilómetros, podemos movernos en el día a día si gastar una sola gota de combustible y aprovechar al máximo el confort y la calidad de rodadura. También ganas la ventajosa etiqueta CERO de la DGT, un asunto importante en los tiempos que corren. Hay que ser conscientes que, al igual que con el resto de vehículos PHEV, es necesario contar con un punto de carga. Si no recargamos la batería estaremos tirando el dinero por el desagüe. Al igual que el resto de la familia contamos con varios modos de conducción, pero el sistema prioriza siempre el formato que le permite estirar al máximo la batería. Es fácil lograr consumos por debajo de los 9 litros, aunque dependerá de lo que nos pise el pie.

Los modos de conducción permiten alterar el comportamiento del coche.

Con todo lo dicho hasta la fecha, bien podrás imaginar que el Porsche Cayenne no es un coche apto para todos los bolsillos. Es un coche aspiracional y eso significa que hay que rascarse el bolsillo para poder tenerlo en el garaje de casa. Los alemanes piden un mínimo de 108.619 euros por la versión S, cifra que asciende hasta los 112.733 euros del Cayenne Coupé. En el extremo opuesto de la escala presupuestaria están las versiones Turbo E-Hybrid, a las que será imposible acceder si no tenemos al menos 182.419 euros. Mención aparte requiere el Turbo E-Hybrid GT Coupé. Su puesta a punto específica eleva el precio mínimo hasta los 215.773 euros. Sin ofertas, promociones o descuentos.

Conclusiones

Si tenemos en cuenta todo lo que ofrece el Cayenne no me parece un precio especialmente disparatado. En Motor.es hemos probado coches de semejantes presupuestos que no tenían ni la marca, ni la experiencia, ni el equipamiento, la calidad... Estamos hablando de un Porsche y eso hay que tenerlo en cuenta. El Cayenne ya ha cumplido 20 años y lo celebra en el mejor estado de forma de su historia. La última actualización ha mejorado lo pasado, que ya era bueno. Las novedades no hacen sino elevar el significado del coche. Pocas pegas se le pueden poner, las habituales en Porsche: equipamiento base demasiado pobre y el coste ridículo para algunos de sus opcionales.

Le debemos mucho al Cayenne. Con 21 años de vida está mejor que nunca.
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