Prueba Porsche Cayenne Coupé S, el mejor de los mejores

Ponerse al volante de un Porsche significa ponerse a los mandos del mejor coche de su categoría. El Cayenne lleva años demostrando que es el mejor SUV que puedes tener en tu garaje. Lo hemos comprobado.

Prueba Porsche Cayenne Coupé S, el mejor de los mejores

17 min. lectura

Publicado: 30/03/2024 12:00

Al igual que no todos los coches son iguales, no todos los SUV son iguales. El mercado está plagado de diferentes marcas, modelos, tamaños y colores, pero si uno busca tener lo mejor de lo mejor es necesario pasarse por un concesionario de Porsche. Cuando los de Stuttgart decidieron dar ese paso crítico, pocos esperaban obtener tan contundente respuesta. El Porsche Cayenne es, hoy por hoy, el mejor SUV del mundo. Un coche cuasi perfecto en todos los sentidos.

La línea coupé le otorga al Cayenne un aspecto más atractivo sin por ello perder habitabilidad.

Y eso que no mucha gente apostaba por él. Corría el año 2002 cuando se lanzó al mercado la primera generación tras varios años en desarrollo. Fue entonces cuando todas las dudas quedaron despejadas y gracias a su éxito Porsche es la compañía que es hoy. Sin él, muy posiblemente, no tendríamos la amplia oferta de modelos, puede que incluso ni Porsche hubiese sobrevivido. En 2018 salió al mercado la tercera generación y durante la primavera del 2023 los Cayenne y Cayenne Coupé sufren un importante lavado de cara.

Un restyling de libro. En el exterior apreciamos ligeras modificaciones que pulen pequeños defectos. La forma de los faros delanteros se rediseña, al igual que el parachoques. Más notorias son las novedades en la zaga. Los faros del Porsche 911 se exportan a la carrocería del SUV para crear un aspecto más contundente con una firma lumínica muy llamativa. En líneas generales hablamos de un estilo muy equilibrado que camufla muy bien las grandes dimensiones del Cayenne. Con la regla en la mano nos encontramos ante 4,93 metros de largo, 1,98 metros de ancho y 1,68 metros de alto para una distancia entre ejes de 2,89 metros.

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Si seguimos hablando de cambios, el más importante lo encontramos en el interior. El habitáculo del viejo Cayenne desaparece por completo y en su lugar nos encontramos ante el formato que Porsche ya ha hecho suyo desde el lanzamiento del Porsche Taycan, aunque con claras mejorías. La digitalización toma el control con hasta tres paneles insertados en el salpicadero. El cuadro de instrumentos analógico con sus cinco clásicas esferas pasa a formar parte de los libros de historia y queda sustituido por un panel curvo de gran calidad capaz de mostrar varios diseños. Está bien presentado y la lectura es sencilla. Hace que no echemos de menos la instrumentación clásica.

A su derecha, separada por el mando de la caja de cambios, encontramos la pantalla principal del sistema multimedia. Se asemeja mucho a la anterior. Con 12,3 pulgadas de tamaño es generosa, pero el sistema operativo a veces resulta algo complicado de manejar teniendo en cuenta todo lo que es capaz de gestionar. Demasiados toques en la pantalla para modificar cualquier parámetro o ajuste del coche. Para compensar este inconveniente, Porsche ofrece, de forma opcional, una tercera pantalla frente al copiloto. Un extra que, personalmente, no pagaría. No creo que aporte mucho, aunque entiendo que es un gadget que pueden lucir los clientes. Más llamativo que práctico.

De puertas para dentro el Cayenne Coupé ofrece tanta tecnología como calidad.

Por suerte, en Alemania parecen haber aprendido de sus errores. El Taycan ha sido duramente criticado por la pantalla de gestión de la climatización. Ni es cómodo ni seguro tener que modificar la temperatura o variar el flujo del aire de forma táctil, así que el nuevo Cayenne cambia ese fallo por un práctico, sencillo y seguro módulo de la climatización perfectamente insertado en la consola central. Así sí. La otra crítica habitual del Taycan fue la pérdida de calidad aparente. Si bien no se puede decir que es un coche mal ejecutado, siempre ha desentonado con el resto de modelos de la casa. En el Cayenne eso no pasa.

La calidad de los materiales empleados es la que todo el mundo espera de un producto tan caro como él. Todas las superficies están finamente rematadas con ajustes precisos y una más que evidente señal de durabilidad. Las primeras generaciones del Cayenne que todavía están en circulación demuestran que son capaces de soportar el paso del tiempo. Sí que es cierto que hay zonas que podrían ser mejores, con el espacio del túnel central, excesivamente cargado de negro lacado. Es fácil que se ralle y más fácil que se ensucie. Desluce un poco la presentación final y lo peor es que no se puede cambiar.

La tercera pantalla frente al copiloto es bastante inutil, no aporta gran cosa.

El Cayenne es el buque insignia de la familia SUV y uno de los coches más caros de la casa. En Stuttgart reservan para él toda la tecnología que son capaces de desarrollar. El despliegue de sistemas y equipamiento es casi infinito, al igual que las numerosas opciones de personalización que Porsche acostumbra a ofrecer. El problema habitual es que desde la sede son algo parcos a la hora de ofrecer ese equipamiento de serie. Hay que pagar por algunos opcionales que deberían venir de serie una vez superamos la barrera de los 100.000 euros. Es norma común no sólo en Porsche sino en todas las marcas premium, lo que pasa es que en este caso se lleva al extremo.

Muchos, entre los que me incluyo, aseguran que el Cayenne es el coche total. Entre sus muchas cualidades destaca por ser un excelente SUV familiar. Con cinco plazas, resulta muy cómodo viajar en él. La banqueta posterior es espaciosa, amplia y ofrece mucho confort para pasajeros de hasta 1,85 metros de estatura. La línea coupé del techo reduce algo la altura para la cabeza, pero aún así es posible ir cómodamente sentado. La plaza central es la más incómoda por el respaldo duro, también hace las funciones de apoyabrazos, la base más corta y el prominente túnel de transmisión que obliga a abrir las piernas. Tras la segunda fila encontramos un generoso maletero con 592 litros de capacidad mínima ampliables a 1.502 litros de volumen máximo.

A pesar de la línea coupé la banqueta trasera ofrece un espacio bastante generoso.

Otro cambio importante aplicado en el restyling de la tercera generación del Cayenne lo encontramos bajo el capó. Porsche dice adiós al V6 que hasta ahora alimentaba a sus unidades de acceso para ofrecer un poderoso bloque V8 biturbo de cuatro litros. En la versión Cayenne S Coupé es capaz de desarrollar 475 caballos de potencia y 600 Nm de par entre las 2.000 y las 5.000 revoluciones. Toda la fuerza se deriva a las cuatro ruedas mediante un sistema de tracción total y por la gestión de un cambio automático de convertidor de par con 8 relaciones. Una combinación que se me antoja tanto suficiente como perfecta.

Al volante del Porsche Cayenne S Coupé

La gama del Porsche Cayenne Coupé es capaz de ofrecer potencias entre los 354 y los 740 caballos. Por decirlo de alguna manera, el S se sitúa en un término intermedio de la gama, con el único inconveniente de que no ofrece ningún tipo de electrificación asociada. Es un V8 biturbo puro y por lo tanto luce la etiqueta C de la DGT. A pesar de no contar con el apoyo de la electrificación es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos y alcanzar una velocidad punta de 273 kilómetros por hora. Nada mal para un enorme SUV que pesa 2.265 kilogramos de peso y que calza neumáticos en medida 255/55 R21 en el eje delantero y 295/45 R21 en las ruedas posteriores.

El cuadro presenta varios diseños. Todos con una lectura fácil y rápida.

Como suele pasar con los grandes Porsche lo sorprendente no es lo que corre sino cómo es capaz de moverse. Para sujetar tanta masa en movimiento y para aparentar la normalidad más absoluta, los ingenieros recurren a todo el catálogo técnico que disponen. Eso quiere decir que encontramos elementos como la suspensión neumática, el chasis adaptativo y el eje trasero direccional. Chucherías que permiten al Cayenne desenvolverse bien en cualquier terreno y, de regalo, convertirse en un funcional SUV para el día a día. Cuesta encontrar un escenario en el que no destaque.

A cualquier velocidad sorprende con un exagerado nivel de confort y calidad de rodadura. El aislamiento de la cabina minimiza el impacto de las molestias exteriores. El rodar es súper suave y de hecho no parece estar conduciendo un coche que roza los 500 caballos de potencia. La suspensión neumática tiene un tarado que, a falta de una palabra mejor, resulta perfecto. Blanda cuando debe enfrentarse a baches y badenes y estable cuando nos adentramos en una carretera de curvas. Los ingenieros de Porsche han preparado al Cayenne para cualquier ante cualquier eventualidad salga airoso.

La suspensión neumática de altura variable es extremadamente confortable.

No hay que ser un gran piloto para poder conducirlo. Es muy fácil e intuitivo de manejar. Dócil y civilizado en un entorno tranquilo y con ese punto de agresividad cuando se le exige más. Los modos de conducción ayudan enormemente en esta tarea: Normal, Confort, Sport y Sport Plus. No hace falta indicar para qué tipo de conducción está enfocado cada uno. En todos ellos tenemos disponible el mágico botón de Sport Response. Al pulsarlo, el coche se autoconfigura para entregar las máximas prestaciones durante un periodo máximo de 20 segundos. La caja de cambios reduce las marchas necesarias, el motor se revoluciona y deja todo listo para que sólo tengamos que pisar el pedal del acelerador y salir disparados.

Es práctico en situaciones como adelantamientos en carreteras secundarias o en incorporaciones complicadas. Basta pulsar y salir airoso. En viajes largos es donde muestra lo mejor de sí. Los kilómetros caen de forma tranquila y rápida. Es capaz de circular a ritmos muy altos sin inmutarse y con una naturalidad pasmosa. Esa misma confianza la transmite en un tramo de curvas donde puede seguir el ritmo de cualquier coche que precie llamarse deportivo. Lo único que hay que controlar es la velocidad y la frenada ya que es mucho peso el que hay que contener. A pesar de ello, como suele ser habitual en Porsche. El límite del coche está muy por encima de las habilidades del conductor.

El botón Sport Response configura rápidamente el coche para salir disparado.

Por si te lo estás pensando, sí, también es muy habilidoso fuera del asfalto. Si bien ha perdido parte de ese carácter 4x4 con el que nació, la electrónica es capaz de solventar muchos de los problemas a los que nos podamos enfrentar en el campo. Bien calzado, con neumáticos de campo, el Cayenne puede surcar obstáculos mucho más complicados de lo que sus clientes acostumbrarán a enfrentarse. La suspensión neumática es capaz de variar la altura para así mejorar sus cotas offroad hasta los 25,3 grados de ángulo de entrada, 22,3 grados de ángulo de salida y 18,9 grados de ángulo ventral con una altura libre máxima de 21,2 centímetros y un profundidad de vadeo de 50 centímetros.

El Cayenne ni es un coche barato de comprar ni es un coche económico de mantener. A velocidades legales y ritmos normales el consumo medio ronda los 12,5 litros a los 100 kilómetros. No hay que olvidar que bajo el capó llevamos un V8 de cuatro litros. Sin embargo, Porsche calza un gran depósito de combustible de 90 litros que nos permitirá rodar más de 700 kilómetros sin tener que parar por el camino. Las nuevas opciones PHEV ofrecen más de 70 kilómetros de autonomía eléctrica, pero una vez agotada la vida de la batería el consumo es incluso más alto.

El Cayenne Coupé ofrece todo lo que se puede pedir de un Porsche, un SUV y un deportivo.

Conclusiones

SI quieres tener el mejor SUV del mercado no hay muchas opciones en el mercado. Los habrá más baratos, más exclusivos y más potentes, pero el Porsche Cayenne S Coupé es el coche que estás buscando. Su motor V8 biturbo de 475 caballos ofrece todo el rendimiento que puedas necesitar a costa de tragar grandes cantidades de gasolina. Es cómodo, es seguro, es espacioso y tiene mucha tecnología. En marcha destaca en todos y cada uno de los escenarios a los que te enfrentes con una naturalidad pasmosa. Desde el típico atasco mañanero al momento más racing de la semana o a la típica escapada campera. El Cayenne sigue demostrando una enorme polivalencia, aunque no es barato y no llega con mucha de la tecnología que es capaz de ofrecer.

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