Prueba SEAT Ibiza diésel, en busca del ahorro
El pequeño Ibiza sigue mejorando a pasos agigantados. El mítico modelo español no solo estrena generación, la quinta, sino que con ella nos llegan nuevas variantes diésel de entre 80 y 115 caballos, como las que ya hemos tenido ocasión de probar.
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Publicado: 30/11/2017 09:00
Parece que no, pero hace ya casi un año que el nuevo SEAT Ibiza fue presentado. Estamos ante un modelo completamente nuevo pues no se toma nada prestado de su predecesor. Los cambios han sido notorios y eso también implica a la gama mecánica, la cual ha sido revisada y ampliada con variantes como los nuevos bloques diésel que ya hemos tenido ocasión de conocer y probar.
Bien es cierto que el segmento B no es un segmento de gasóleo, pero SEAT ha echado el resto con esta quinta generación del Ibiza y las gamas diésel tienen que estar en la mesa. Al fin y al cabo son motores desarrollados por y para el Grupo Volkswagen, por lo que teniéndolos a mano, ¿por qué no cogerlos? Y así han hecho los de Martorell, haciendo de esta generación la más variada de todas las que ha habido en la historia del Ibiza.
En parte se debe al empleo de una nueva plataforma. El Ibiza de 2017 se asienta sobre la variante más pequeña de la conocida plataforma MQB, la versión A0, diseñada específicamente para modelos del segmento B, tales como el Volkswagen Polo o el SEAT Arona. El cambio es significativo ya que no solo se tiene acceso a una gama mecánica más grande, sino que además a una oferta técnica y tecnológica que muchos coches más grandes ya quisieran para ellos.
Pero no precipitemos acontecimientos pues antes de llegar a tales menesteres déjame que te diga que los Ibiza diésel no cambian en nada con respecto a sus hermanos de gasolina. El diseño es el mismo, y las posibles variantes de este que llegan en función del tipo de acabado seleccionado: Reference Plus, Style, Xcellence y FR. Históricamente este último ha sido el que mejor le ha quedado al Ibiza, pero la verdad es que cualquiera de ellos resulta atractivo. Por cierto, ¿no te recuerda mucho al SEAT León?
Esta estrategia de similitudes entre hermanos no es nada nuevo en las filas del conglomerado alemán, de hecho hace unas pocas semanas ya tuvimos ocasión de verlo in situ durante la presentación del Volkswagen Polo, que se parece mucho a su hermano mayor, el todopoderoso Golf. De esta manera los dirigentes del Grupo han querido estrechar la brecha que siempre ha separado a sus modelos de referencia del Segmento B con los del C, y ya no hablo solo en cuestiones de estilo, también en todo lo demás.
Y es que de puertas para dentro se percibe la misma sensación de crecimiento. Es una sensación real, pues este Ibiza ha crecido considerablemente con respecto a su predecesor. Los centímetros extra han servido para que el habitáculo se muestre mucho más espacioso, dejando a un lado el viejo recuerdo de estrechez que siempre ha acompañado al Ibiza. Ahora ya no se tiene y los ocupantes pueden disfrutar de más comodidad y más tecnología.
Ya era hora que a SEAT le dejaran estar a la altura de sus hermanos de grupo. El uso de la plataforma MQB A0 va a permitir que el Ibiza se equipare, tecnológicamente hablando, a su gemelo de Wolfsburgo, aunque va con retraso. Entre el amplio despliegue de asistentes, sistemas y gadgets, cabe destacar la presencia de un cuadro de instrumentos digital. Quieto, todavía no está en la gama pero llegará a primeros del año que viene. De hecho el primero en disfrutarlo ha sido el Arona.
Como ya digo el Digital Cockpit es el máximo exponente de avance tecnológico, pero no es el único. Históricamente el segmento B ha sido espartano en equipamiento, pero eso está quedando a un lado ya que estos pequeños son los que mejor capean el temporal dado el imparable avance de los SUV. A día de hoy un utilitario puede disponer de todo o casi todo lo que puedas imaginar, incluido el SEAT Ibiza.
En la lista de elementos hay que destacar los faros Full LED, cámara trasera de aparcamiento, sensores de parking delanteros y traseros, pantalla táctil de hasta ocho pulgadas, navegador, climatizador bizona, control de crucero, conectividad Android Auto, Mirror Link y Apple CarPlay, asientos calefactables...y así una larga lista que terminan por completar asistentes a la conducción como el indicador del ángulo muerto, alerta de proximidad Front Assist.
El Ibiza ha crecido más de 9 centímetros en su distancia entre ejes y casi otros 9 en anchura, ganando en habitabilidad
Todo esto viene envuelto en una serie de materiales de buena calidad. Sí que es cierto que la mayor parte del compartimento está fabricado en plásticos duros, demasiado duros y abundantes para mi gusto. La sensación en general es correcta y sobre todo se transmite durabilidad. Es un coche pensado y hecho para durar, tal y como pueden atestiguar sus antepasados. Por algo hay más de cinco millones de unidades fabricadas.
Como ya he dicho, el Ibiza ha crecido en todas sus cotas por lo que permite que cuatro ocupantes viajen de forma cómoda. Digo viajen y no desplacen porque el Ibiza ya no solo es carne de ciudad, sino que ha ganado tanto que ahora puede usarse para esos largos recorridos que antes no apetecía afrontar. Un quinto pasajero irá más incómodo dado que el túnel de transmisión es excesivamente elevado y que su plaza es ligeramente más estrecha. En cuanto a maletero se homologan 355 litros como mínimo y 1.165 como máximo.
Habiendo hablado ya de la parte tecnológica, llega la hora de hablar de la técnica, de qué esconde el nuevo Ibiza bajo su carrocería. Pues bien el desarrollo es propio, aunque el Grupo Volkswagen aporta los materiales, SEAT se encarga de afinarlos y ajustarlos a su estilo. La plataforma ya sabemos cuál es, lo mismo que los motores. Por un lado tenemos la gama que ya conocíamos, es decir pequeños bloques de gasolina de 1.0 y 1.5 litros de cilindrada que ofrecen potencias entre 75 y 150 CV.
La novedad llega ahora, que ya están disponibles las variantes diésel, representadas todas ellas por el archiconocido 1.6 TDI que presentará tres potencias diferentes: 80, 95 y 115 caballos. Los cambios asociados serán en la mayoría de casos manuales con cinco y seis velocidades. Por ahora solo la unidad de gasolina de 115 caballos tiene acceso al cambio DSG, pero en un futuro más versiones se beneficiarán de él. Por último, la variante más eficiente de todas llega impulsada por gas, el 1.0 TGI de 90 caballos.
Claro está que los motores diésel se postulan como los más ahorradores de todos. Resulta curioso que tanto el 1.6 TDI de 80 CV como el 1.6 TDI de 95 marquen el mismo consumo mixto oficial, 3,8 litros a los 100 kilómetros. Esto, unido a un depósito de combustible de 40 litros, permite que el Ibiza tenga un rango de autonomía de más de 1.000 kilómetros. Debo recalcar que esto es en condiciones ideales.
Ya que hablamos de novedades hay que fijar precios para las versiones que ahora se estrenan. El precio de partida del SEAT Ibiza, sin descuentos, es de 14.060 euros, esta oferta se refiere al acabado Reference Plus con el motor de gasolina de 75 caballos. En el caso de los diésel el precio de salida es algo más caro: 17.430 euros sin ofertas. En la siguiente tabla quedan especificados el resto de combinaciones de precios de las unidades diésel.
Motorización | Acabado | P.V.P. |
---|---|---|
1.6 TDI 80 CV 5v | Reference Plus | 17.430 € |
1.6 TDI 95 CV 5v | Reference Plus | 17.890 € |
1.6 TDI 95 CV 5v | Style | 19.230 € |
1.6 TDI 115 CV 6v | Style | 19.480 € |
1.6 TDI 95 CV 5v | Xcellence | 20.710 € |
1.6 TDI 95 CV 5v | FR | 20.710 € |
1.6 TDI 115 CV 6v | Xcellence | 21.320€ |
1.6 TDI 115 CV 6v | FR | 21.320 € |
Prueba SEAT Ibiza diésel
Como ya he dicho un poco más arriba, el segmento B es predominantemente diésel, y SEAT lo sabe, por ello solo espera alcanzar un 18% de ventas de gasóleo. De todos los que van a conformar la gama el que más pretendientes tiene, a priori, es el de 95 caballos con cambio manual, así que visto lo visto esa ha sido mi elección a la hora de escoger coche en la presentación de la gama diésel del SEAT Ibiza, llevada a cabo en la isla que le da nombre.
Como reza el dicho, en el término medio encontramos la virtud, y muy posiblemente los 95 caballos del 1.6 TDI lo sean. Sobre el papel presenta cualidades para todo tipo de soluciones, ahorrador, con un gasto medio de 3,8 litros a los 100 kilómetros, y por otro lado sobrado de potencia para así poder afrontar situaciones clave como los adelantamientos o las pendientes pronunciadas.
Y tengo que decir que las impresiones del papel se traspasan a la conducción real. Con este motor tenemos Ibiza para todo lo que queramos y más, pues tenemos las virtudes innatas del Ibiza, con el factor clave de la autonomía de consumo. Eso sí es innegable que algo hay que perder, y lo único que dejamos por el camino es el refinamiento. Los diésel no son especialmente refinados, y en este caso no estamos exentos de ello. Es sin lugar a dudas lo que menos me ha gustado del coche.
La diferencia de precio entre el Polo y el Ibiza es de 3.000 euros a favor del español, contando con 10 CV más la versión de acceso
No es que el motor resulte ruidoso, que es algo lógico y habitual, sino que mucho de esa rumorosidad se transmite al habitáculo. A velocidades sostenibles no resulta molesto, pero sí que lo hace en fases de alta exigencia como las aceleraciones. Debo decir que si bien el Ibiza es más dinámico que su hermano gemelo alemán, el Volkswagen Polo, éste último le gana en términos de refinamiento. Sigue siendo diésel, pero no tanto como el español.
Dejando a un lado el tema de sonido, no puedo poner muchos más peros, de hecho ninguno. El pequeño motor resulta voluntarioso, sobrado para una conducción rutinaria y tranquila. La respuesta es muy lineal fuera del rango óptimo de revoluciones, y más enérgica si nos encontramos entre las 2.750 y 4.500 rpm, tramo entre el que se encuentra el par máximo de 250 Nm. Gracias a ello las recuperaciones son muy correctas incluso en quinta velocidad. Por cierto este es el único motor diésel que va a poder disponer de un cambio de doble embrague, una comodidad extra a todas luces.
Si entramos en el tema dinámico más puro de todos hay que reconocer que SEAT se guarda siempre ese as bajo la manga en cuanto a comportamiento dinámico. El Ibiza es claramente más duro que el Polo, lo que favorece una conducción alegre a la vez que penaliza el confort. Ojo, no quiero decir que el Ibiza sea un coche incómodo, porque no lo es, solo que comparativamente hablando resulta más seco de suspensiones, sobre todo el eje trasero. Esta configuración le permite un buen manejo en curvas, por lo que también se puede disfrutar de un pequeño “tramito” a pesar de ser diésel.
Creo sinceramente que no se necesita más coche. Con 95 caballos se tiene un equilibrio muy bueno para casi todos los clientes, más si tenemos en cuenta que ambos homologan el mismo consumo. Por otro lado si eres de esos conductores que acostumbran a ir por zonas escarpadas o a tope de carga, muy posiblemente debas echar mano de la versión superior, puede que solo en esos casos puedas echar en falta algún caballito de más.
Conclusiones
Ya sea diésel o gasolina el Ibiza es una apuesta segura. Cada uno tiene sus ventajas, aunque hay que reconocer que la gama está pensada para ofrecer un gran comportamiento en un amplio rango de posibles usos. Si nos centramos en el diésel el de 95 caballos es el que mejor representa ese equilibrio al que hacía referencia. Ideal para la ciudad y resolutivo en el resto de circunstancias, aunque con la correspondiente perdida de refinamiento con respecto a las versiones gasolina. Si buscas prestaciones puras este no es tu coche, pero si por el contrario buscas un utilitario para todo y con bajos consumos, sí que lo es.