PruebaSkoda Citigo 1.0 MPI 75 CV: En marcha y conclusiones (III)
Poniendo a prueba las virtudes del coche, nos damos cuenta de que realmente tiene un consumo bajo y que aporta lo necesario para desenvolverse sin problema en el día a día. Su mecánica funciona muy bien en el primer cuarto de acelerador. El chasis podría aguantar un poco más de potencia; precisamente lo necesario para convertirlo en un coche utilitario.
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Publicado: 22/08/2014 10:00
Vamos a comenzar planteando una duda. ¿Es posible que un gasolina se pueda equiparar a un diésel en cuanto a consumos? Estamos hablando de un motor bastante pequeño del grupo Volkswagen, y por ejemplo el 1.2 TSI es también bastante prometedor pero sus consumos siguen siendo altos para un coche de diario. Es un asalto importante que el Citigo debe ganar para merece un reconocimiento y una recomendación por nuestra parte, porque debe ser parte del ADN del coche: ahorrador.
Arrancamos el coche y las vibraciones son escasas. Hemos visto el motor bajo el capó vibrar mucho pero no se traslada al interior del habitáculo. Ajustamos el asiento y salimos a recorrer mundo con el pequeño Skoda. Su motor es bastante enérgico en los primeros recorridos, donde nuestra interacción con el acelerador no sobrepasa de ¼ de pedal. Tiene una dirección suave y un tacto de cambio realmente bueno. Los pedales son suaves de tacto pero el coche no tiene muchos kilómetros, así que esperamos reacciones bastante nobles.
Los resaltos los recoge la suspensión con mucho tacto, aunque ya sabéis que si queréis hay opcionalmente dos tipos de altura de carrocería que oscila entre +/- 15mm respecto a la de serie. Os recomiendo la deportiva para una ciudad como Madrid, que con una llanta de 15” y perfil 55 no encontramos motivos para exigir una más blanda. Sin embargo en la curvas, el coche balancea un poco precisamente por su falta de orientación deportiva y con una suspensión dura se puede mejorar este efecto.
La conducción es bastante dinámica y el coche se presenta simple para conducir. El diámetro de giro es de 9,8 metros según la marca, aunque sin especificar si entre paredes o entre bordillos. Entendemos que es entre el segundo tipo por ser el más corto, aunque sus voladizos se presentan suficientes como para salvar algunos obstáculos, por ejemplo al aparcar.
Uno de los pocos gasolina que realmente consumen muy poco
El esquema interior es bastante simple y parece de un coche más antiguo pero su pantalla central que es parte de su equipamiento opcional le resta algunos años de antigüedad visual. El navegador funciona bastante bien y con los comandos de voz no se pierde detalle en la carretera. Además, la pantalla integra a la perfección otras funciones del coche como un ordenador de a bordo bastante completo o un esquema para el manejo de la radio mucho más moderno que el display de serie. También muestra cuando una puerta está abierta o la temperatura exterior entre otros. Además la resolución de la pantalla es bastante buena y su panel táctil funciona con precisión a pesar de ser por presión.
A medida que pasan los días de prueba observamos varios detalles. Por ejemplo en que hay que estar atento a la bandeja del maletero cada vez que la ponemos en posición de carga, porque debemos volver a ponerla en su posición normal de forma manual. Si no, quedará en la posición elevada y no seremos capaces de ver a través de la luna trasera mientras conducimos. Otra curiosidad se refiere al elevalunas, donde el conductor será capaz de controlar únicamente la ventanilla de su lado, y no la del lado del copiloto. Lo cierto es que para, por ejemplo, preguntar por una calle, debemos estirar el brazo hasta el pulsador del copiloto para poder bajar su ventanilla, lo que no resulta muy práctico.
Sin embargo, la sorpresa viene del lado del consumo. La aguja se sitúa en la mitad del consumo cuando llevamos 380 kilómetros y el ordenador marca un gasto de 5,6l/100km. Hemos hecho un uso mixto con el coche con bastante ciudad. Es, sencillamente, impresionante. La capacidad del depósito es de 35 litros y voy a ser capaz de recorrer casi 700 kilómetros con el mismo tanque. Es uno de los pocos coches de gasolina que realmente es un ‘mechero’ sin tener que mirar por el máximo cuidado a la hora de acelerar y frenar.
Ahora bien, motivado por todos estos datos salimos a carretera, donde con 75 CV debería desenvolverse con suficiente soltura. En la primera salida apretamos el gas a fondo y comienza a subir de vueltas y a mostrar los ruidos característicos de los motores tricilíndricos, pero no conseguimos el resultado esperado. Cambiamos de marcha y volvemos a la carga, pero sigue costándole subir de velocidad y ponerse a la altura. Una vez que alcanzamos la velocidad, podemos desahogar al coche con ¼ de actuación sobre el pedal y mantener una velocidad de crucero. A pesar de que en ciudad y con poco recorrido de pedal demuestra unas aptitudes correctas, nos deja un poco fríos en carretera donde nuestra capacidad de adelantamiento es reducida, y digo que nos deja fríos, porque a nivel de chasis el coche responde correctamente y podría aguantar una potencia mayor sin problemas. Aunque puedes viajar perfectamente con el coche, será usuario del carril derecho y pocas veces te puedes permitir el lujo de adelantar en poco espacio… pero tampoco pretender ser de otra manera, ¿verdad?
Conclusión
El Skoda Citigo es un compañero ideal para los recorridos de ciudad y podría permitirte ir de viaje aunque sin grandes dotes para los adelantamientos más difíciles. En su terreno natural, el día a día, es capaz de ofrecer mucha comodidad, espacio interior más que de sobra, tecnología de vanguardia en materia de seguridad y consumos impresionantes. Todo ello por menos de 10.000 euros si puedes beneficiarte de los planes de ayuda del Gobierno y de las campañas de la marca, que son fundamentales para conseguir una unidad a un precio realmente atractivo.
Nos ha gustado la calidad general al cerrar las puertas y el tacto que ofrecen las zonas de contacto habituales. Además, las soluciones ‘Simply Clever’ son prácticas y muy útiles si por ejemplo usamos tarjetas frecuentemente o llevamos botellas de agua.
En el apartado estético es un coche bastante fiel a sus principios, con medidas contenidas y una clara identidad de la marca pero con personalidad propia y tanto la elección del color como de la tapicería interior ha sido un acierto de configuración para un perfil juvenil. Por su cantidad de opcionales asequibles y su excelente relación calidad precio, el Skoda Citigo es un ciudadano con muchas posibilidades de éxito, siempre que la marca mantenga una clara distancia a nivel de precio para evitar la canibalización con su hermano, el Skoda Fabia.