Prueba Škoda Octavia 2024, la puesta al día de hijo querido
El Škoda Octavia posiblemente sea uno de los modelos con carrocería tipo berlina más queridos del mercado español. Hace sólo unas semanas la compañía checa decidió lanzar una puesta al día de este y nosotros ya hemos podido conducirlo y sacar nuestras propias conclusiones.
Allá por el año 1959, Škoda comenzó a producir el que era su octavo modelo en la etapa de la posguerra. Debido a este posicionamiento, la compañía decidió denominarlo como ‘Octavia’. Este modelo derivó del mítico Škoda 440, aunque convenientemente actualizado para el momento. Por entonces incorporaba un cuatro cilindros de apenas 40 CV y propulsión trasera. Del Octavia (junto a su versión Combi) se llegaron a producir 360.000 unidades y se mantuvo en el mercado hasta 1971.
Pero los tiempos cambiaron y Škoda no volvió a utilizar esa denominación hasta el año 1996, al cual se le conoce popularmente como la primera generación del moderno Octavia. En sus cuatro generaciones «modernas», Škoda ha vendido más de 7,15 millones de unidades, posicionándose así como uno de los diez coches más vendidos en el territorio europeo. Sin embargo, esta historia no ha concluido ni tocado techo. El Škoda Octavia está más vivo que nunca.
Así es la renovación del Škoda Octavia
Hay que incidir en el hecho de que esta actualización del Octavia no es una nueva generación sino una puesta al día con la que mantener vivo al modelo algunos años más. Precisamente por ello, el modelo continúa siendo la berlina que hasta ahora todos hemos conocido, pero mejor.
En términos generales sus medidas continúan siendo prácticamente las mismas, salvo por unos nuevos parachoques delantero y trasero con el que aumenta su longitud en 9 milímetros (en ambas carrocerías). Concretamente, sus cotas son las siguientes: 4.698 milímetros de largo, 1.829 milímetros de ancho y 1.470 mm de alto (1.468 mm en la versión Combi).
Entrando de lleno en su imagen exterior, como ya hemos mencionado, el nuevo Octavia cuenta con unos renovados parachoques delantero y trasero. El diseño de estos dependerá, en mayor medida, del acabado escogido. Centrándonos en su frontal, es posible que lo que más llame la atención sean sus nuevos faros con tecnología Matrix LED con 36 segmentos matriciales individuales divididos en dos filas y una nueva firma lumínica. Su parrilla también ha pasado por un leve rediseño. Esta podrá tener aspecto cromado o negro brillante, según opción y acabado.
Mirando su perfil, tal y como ya habíamos mencionado anteriormente, este continúa prácticamente idéntico a lo conocido anteriormente. No obstante, ahora incorpora unas nuevas llantas de entre 16 y 19 pulgadas, con un diseño más aerodinámico y color plata o negro. También incorpora nuevos colores para su carrocería. En total, cuenta con 3 tonos sólidos y 7 metalizados. El denominado como Verde Mamba es exclusivo de los modelos de enfoque más deportivo, mientras que el Naranja Fénix será únicamente para las versiones Combi.
Echando un vistazo, por último, a su trasera, encontramos unos nuevos grupos ópticos con una también nueva firma lumínica LED. El minimalismo está muy presente en esta zona donde se pueden ver varias áreas planas. En el centro del conjunto se ubica la matrícula, mientras un poco más arriba el propio nombre de la compañía.
Un interior más tecnológico pero también más sostenible
El habitáculo del Škoda Octavia siempre ha sido y será uno de sus mayores puntos fuertes. La practicidad y el espacio vuelven a tomar el protagonismo, también en su última renovación. Sobre el salpicadero ahora reposan dos generosas pantallas, una en forma de instrumentación digital de 10 pulgadas y otra central para el terreno multimedia con hasta 13 pulgadas (de serie se incluye una de 10 pulgadas).
El minimalismo se ha hecho hueco en el nuevo Octavia, ya que casi todas las funciones están alojadas en su sistema operativo central, incluyendo la práctica totalidad de opciones de la climatización. Este nuevo panel se mueve entre los menús con soltura y tiene una muy buena fluidez y su manejo es mediante uso táctil.
Más abajo se sitúa un nuevo cargador inalámbrico para smartphone de 15 vatios y función ventilación. También incorpora unos puertos USB-C desde los que alimentar o cargar nuestros dispositivos y que cuenta con una salida hasta 45 vatios. Junto a esto también encontramos un selector de marchas y un hueco central con dos prácticos posavasos con cortinilla.
Pero como no sólo de tecnología se vive, Škoda ha incorporado también mejora en términos de sostenibilidad. En la elección de materiales se ha incidido para que estos sean más amables con el medio ambiente: tejidos obtenidos de fuentes recicladas, como las cáscaras del café, por ejemplo.
En el resto de aspectos, el Octavia sigue siendo uno de los mejores de su categoría. Los asientos delanteros cuentan con la certificación AGR, así como muchísima comodidad para largos viajes, y funciones como la ventilación, calefacción y masaje. En la segunda fila, por supuesto, también encontramos un enorme espacio tanto para las piernas como para la cabeza. También elementos referentes al confort, como un reposabrazos central, tomas USB-C, salidas de ventilación o cortinillas integradas.
Por último, es de obligada mención su capacidad de maletero. La variante de carrocería tipo berlina cuenta con un volumen mínimo de 600 litros, aunque abatiendo su segunda fila de asientos se podrán alcanzar los 1.555 litros. En caso de la alternativa familiar (Combi) se alcanzan los 640 litros; también se pueden abatir sus asientos traseros para alcanzar así los 1.700 litros. En ambos casos, el hueco es bastante polivalente, con formas muy cuadradas y perchas en las que anclar objetos.
Mecánicas y precios de la berlina más querida
El Škoda Octavia, en esta renovación, ha hecho mucho caso a sus clientes. En la gama del modelo checo reina la demanda de bloques de concepción clásica; es decir, diésel o gasolina «puros». De esta manera, la compañía prescindirá así de alternativas híbridas enchufables, como bien venía haciendo hasta ahora, al menos en su primeros meses de comercialización.
Con esto, el catálogo del Škoda Octavia queda de la siguiente manera: 1.5 TSI de 115 CV como modelo de acceso, mientras que, un paso por encima, se sitúa un 1.5 TSI de 150 CV. Estos dos pueden contar con una versión apoyada en un sistema Mild-Hybrid, lo que le proporciona la etiqueta ECO de la DGT. Un 2.0 TSI de 204 o 265 CV ponen la guinda más prestacional al Octavia.
Mirando los diésel cuenta con un 2.0 TDI de 116 o 150 CV. Todos ellos pueden contar con transmisiones manuales de 6 velocidades o automáticas DSG de 7 relaciones. El modelo checo con su carrocería berlina parte de un precio en España de 32.500 euros, sin incluir descuentos o ayudas disponibles. La versión Combi hace lo propio desde los 33.300 euros.
Prueba de conducción del Škoda Octavia
Durante esta nuestra primera toma de contacto con el Škoda Octavia hemos podido conducir dos motorizaciones muy distinguidas junto a carrocerías diferenciadas: Octavia Combi 2.0 de 150 CV y Octavia Berlina con el 1.5 TSI Mild-Hybrid de 115 CV. La diferencia entre ambos son evidentes pero, ¿cuál nos ha convencido más para este modelo? Vamos a verlo.
Empezamos conduciendo la alternativa diésel de 150 CV. Por supuesto, aquí cabe destacar su máxima prioridad a la autonomía enfocada en largos viajes, ya que su rango con el tanque lleno no será difícil que suba de los 1.000 kilómetros. Esto combinado con la carrocería familiar puede desembocar en convertirse en el modelo predilecto para la mayoría de los clientes potenciales. Y no les faltaría ni un ápice de razón: yo también lo haría
El motor 2.0 TDI de 150 CV es ya un archiconocido dentro del Grupo Volkswagen. Sus consumos pueden alcanzar los 4,3 litros a los 100 km de media mientras circulamos por autopista (es justo lo que nos dio a nosotros en un trayecto de alrededor de 240 kilómetros). Esta alternativa hace que el Octavia se mueva realmente bien. No se echa de menos una potencia mayor. Es más que suficiente para la práctica totalidad de situaciones.
Su aceleración o puesta a punto no es ni mucho menos deportiva; pero ese no es su objetivo ni aspira a que lo sea. Este es un coche hecho para el día a día de las personas. Sus amortiguaciones son bastante suaves y cómodas. Lo mismo sucede con su dirección, la cual, aunque tiene un buen tacto, no deja de ser bastante blanda.
Como digo, en términos generales, es un coche y una mecánica con la que hacer cientos -o miles- de kilómetros sin cansancio y a un consumo realmente irrisorio. Pero, ¿qué tal se mueve con el 1.5 TSI y su apoyo en el sistema Mild-Hybrid? ¿Es una buena alternativa a los motores diésel?
Al segundo día de nuestro evento elegimos la combinación de carrocería berlina con el 1.5 TSI de 115 CV electrificado, es decir, con pegatina ECO de la DGT (un detalle que puede llegar a ser decisivo para muchas personas). Este es significativamente diferente a la mecánica mencionada anteriormente, aunque no por ello menos recomendable, más bien todo lo contrario.
Bien es cierto que en términos generales, por su propia concepción, el bloque de gasolina es algo más «gastón» que el diésel. Sin embargo, cuán ha sido mi sorpresa al recorrer con él alrededor de 180 kilómetros por autopista y que su consumo medio final se situase en unos más que correctos 4,6 litros. En condiciones favorables para ambos, el gasolina sólo ha sido 0,3 litros de media más tragón que el diésel. Impresionante.
Buena parte de su secreto se encuentra en la buena puesta a punto de su sistema eléctrico. Este se activa en todo momento en el que el coche precise de un apoyo. Es especialmente destacable en situaciones en las que sueltas el acelerador y entra en acción el llamado «modo vela», por lo que este mantiene la velocidad del coche durante alrededor de un minuto con un consumo de combustible: cero.
Lo mismo sucede en carreteras secundarias donde incluso puede llegar a ser más notorio, ya que estas vías, por lo general, son más beneficiosas para rebajar los consumos. Donde no hemos podido ponerlo a prueba es en recorridos urbanos donde, a buen seguro, esta cifra debería aumentar significativamente.
Del mismo modo, pese a tener una potencia notablemente menor, el motor de 115 CV no se mueve mal. No es la mejor opción para quien busque aceleraciones, ganar velocidad con facilidad o tener una experiencia eminentemente deportiva. Para estos casos llegarán las variantes RS en unos meses. No obstante, no he notado que necesite de un mayor número de caballos bajo el pedal derecho.
De forma paralela, el resto de apartados me ha dado la misma sensación que el modelo diésel. Es decir: amortiguaciones blandas, dirección suave y una puesta a punto general enfocada en el confort. Precisamente, por todo esto, se convierte en una de las alternativas más ideales para quien busque todo esto y, además, ahorrar en el precio del coche.
Sin embargo, para obtener unos mejores datos o sensaciones de estos coches, especialmente en el apartado de sus consumos, tendremos que esperar unos meses hasta poder hacerlo en una prueba en profundidad con el modelo checo. Hasta entonces, el sabor de boca que me han dejado ha sido directamente sobresaliente. Chapó por Škoda una vez más.