Prueba Skoda Octavia Combi TDI DSG (II): Motor, consumo y comportamiento
Exceptuando el Octavia RS TDI y el 4x4, estamos ante la versión más potente con motor de gasóleo, con 150 CV. El evolucionado motor 2.0 TDI funciona en esta ocasión con una caja automática de seis relaciones (DSG) que permite sacarle mucho jugo
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Publicado: 28/08/2015 16:00
¿Se conduce como un compacto o como una berlina familiar? Pues es más bien lo segundo, el nuevo Octavia Combi ha crecido a lo largo, fundamentalmente en la distancia entre ejes. Los efectos inmediatos son una mayor estabilidad, más espacio interior y una menor maniobrabilidad. Eso sí, el precio es de segmento compacto.
El conocido propulsor 2.0 TDI (150 CV) es una buena elección para quien quiera combinar un consumo razonable con un buen nivel de prestaciones, especialmente con el cambio automático DSG. Su mejor aliado es el Driving Mode Selection (opc), que permite alterar el funcionamiento del cambio, entre otras cosas.
Tenemos cuatro modos: Normal, Sport, Eco e Individual. Cada uno de esos modos altera el comportamiento de la dirección, el tacto del acelerador, climatización y las luces de giro adaptativas. En el modo Eco, el cambio automático inserta punto muerto cuando levantamos el pie del acelerador, es decir, conduciremos "a vela" pero sin que afecte al nivel de seguridad activa del coche.
En cualquier momento que pisemos el freno o el acelerador, el motor se engranará de nuevo en la marcha correcta, sin dar ningún tirón. Se puede hacer esto en conducción manual, pero con menos garantías de seguridad y con un mayor estrés. Recomiendo con insistencia este extra, se le saca partido.
También permite que el cambio DSG sea más deportivo cuando estamos enlazando curvas, retrasando los puntos de cambio. Si el conductor lo desea, puede cambiar de relación con las levas que hay tras el volante, un poco escondidas, o con la palanca de cambios. Respecto a versiones anteriores del cambio DSG, ahora es más refinado haciendo maniobras a baja velocidad, se ha notado.
Según la ficha técnica, homologa 4,5 l/100 km de gasóleo, acelera a 100 km/h en 8,6 segundos y alcanza 213 km/h. La versión manual homologa 4,1 l/100 km y las prestaciones son levemente mejores. El peso en orden de marcha es de 1.374 kg, 20 kg por encima del manual de seis marchas. Si queremos tracción total y DSG, forzosamente nos vamos al TDI de 174 CV.
En cuanto a consumos, combinando carreteras secundarias, autovía y población, la mayor parte del tiempo con cuatro adultos, el depósito aguantó 800 kilómetros hasta entrar en reserva. Según el ordenador, la media es de 4,8 l/100 km, pero en realidad hablamos de 5,38 l/100 km, haciendo un uso intensivo del aire acondicionado. El depósito tiene 50 litros y la reserva es de 7 litros.
Considerando una velocidad media superior a 80 km/h en el depósito entero, no es un registro malo ni mucho menos. De hecho, el ordenador siempre marca más autonomía de la que puede hacer, en nuestro caso, en reserva anunciaba 85 kilómetros más. El total de la prueba, 1.099 km, con una media de 75 km/h, se hizo con una media de 4,8 l/100 km según el ordenador.
De estos datos se observa que el consumo es bastante estable aunque las condiciones de uso sean variables, lo que no podríamos decir el gasolina equivalente, el 1.4 TSI, más sensible al uso. Además, que nadie pierda de vista otro detalle, la prueba se hizo con llantas de 18 pulgadas, el resultado es mejorable con dimensiones inferiores, y también aligerando un poco el coche.
Se viaja muy bien en el Octavia Combi, la suspensión de serie mima al pasaje, sin pasarse de blanda, y mantiene la carrocería bien sujeta. Opcionalmente se puede tener una suspensión un poco más dura, para quien quiera un tacto más deportivo o frecuente carreteras de curvas sin pasaje.
La versión de 150 CV, como todas las de potencia inferior, utiliza una suspensión trasera mecánicamente simple, un eje torsional con muelles helicoidales, como muchos compactos. Esta solución no se usa en la inmensa mayoría de las berlinas grandes del mercado, aunque se usó en el pasado. Es complicado apreciar la diferencia si no se conduce de forma muy deportiva y buscando los límites del coche.
Pienso lo mismo que cuando probé el Octavia sedán por primera vez en esta generación, el cambio "hacia atrás" no se ha notado, y no se puede usar como un ataque a Skoda. Se puede criticar antes el tener un depósito de combustible un poco justito, de 50 litros en versiones 4x2 y 55 litros en los 4x4. Las berlinas grandes llegan más lejos con depósitos de 60 litros, incluso con 70 litros, como el Hyundai i40 que probamos recientemente.
Para el conductor es un coche que tiene tacto de modelo más grande. La dirección asistida puede parecer un poco blanda en ocasiones, pero para eso está el Driving Mode Selection, podemos personalizar nuestras preferencias con el programa Individual. Por ejemplo, podemos endurecer la dirección, pero dejar el pedal del acelerador más perezoso, y así reducir consumos.
Tampoco se puede decir que sea ruidoso, porque está muy bien aislado, y la mayoría de los ruidos son de origen aerodinámico y están relacionados con la velocidad a la que se circula. Por debajo de velocidades que restan puntos -hasta 150 km/h- es una delicia, y a mayor velocidad sigue transmitiendo mucha confianza.
Por lo demás, tiene un tacto muy Volkswagen, casi nada aburguesado, que le pone por delante de alternativas que aíslan más al conductor de la carretera. Y en el caso concreto de los neumáticos de 18 pulgadas, no se me han hecho incómodos, aunque la diferencia se nota en las juntas de dilatación de las autovías, en los resaltos urbanos o en los asfaltos más deteriorados.
En resumidas cuentas, un coche grande, en talla inferior, y a precio inferior. Es muy fácil acertar con este modelo. Aún no hemos terminado con él, no te pierdas la última parte de la prueba...