Prueba Škoda Scala 1.5 TSI, una opción para tener en cuenta
El Škoda Scala es, a día de hoy, una opción inexplicablemente olvidada para muchos. Sus atributos son muchos y guarda elementos tan prácticos como cualquier otro modelo de la marca. Nosotros lo hemos probado con la mecánica de gasolina con 150 CV y cambio manual de 6 relaciones. ¿Una opción recomendable?
Škoda es conocida por todos como una marca que merece la pena por muchos puntos: practicidad en estado puro, estética correcta (dependiendo de los gustos) y unos precios de partida dentro de la lógica para la mayoría de usuarios. De hecho, casi todos sus modelos, en mayor o menor medida, gozan de unos atributos como los aquí enumerados. Sin embargo, existe un modelo del que pocos se acuerdan y que se ha actualizado recientemente.
Ese no es otro que el Škoda Scala. El modelo de carrocería compacta de los checos recibió una pequeña puesta a punto de mitad de ciclo hace ahora unos meses. Aquella puesta al día se apreció bastante silenciosa, pues no hicieron mucho hincapié en ello. Sin embargo, nosotros ya hemos podido poner a prueba esta renovación y hay que admitir que sigue siendo uno de los coches más lógicos de su segmento por los mismos motivos de siempre.
Así es el nuevo Škoda Scala por fuera y por dentro
Hay que hacer hincapié en el hecho de que Škoda no ha hecho grandes cambios sobre esta actualización del Scala, pues dichas remodelaciones han sido más bien tímidas. En el frontal salta a la vista el nuevo parachoques, con líneas más rectas y puntiagudas. Los faros también se han perfeccionado con una nueva firma lumínica y con tecnología Matrix LED. También su parrilla frontal es más generosa y toma para sí una moldura decorativa interior renovada.
El perfil del modelo sigue siendo prácticamente calcado, sólo que ahora incluye algunos nuevos diseños para las llantas, las cuales pueden ser de entre 17 y 18 pulgadas, según elección del usuario. Su exterior se puede decorar en nueve tonalidades diferentes (entre pinturas metalizadas o uniformes).
Finalmente, la trasera no guarda grandes cambios, sino más bien un pequeño retoque en el diseño de su firma lumínica, el bajo parachoques y en la fuente de letra usada en la denominación de la marca, la cual se encuentra situada sobre el final de la luneta trasera. Sobre esto último, en acabados como el Monte Carlo, las letras pueden estar decoradas en color negro.
Echando ahora un vistazo a su habitáculo, el Škoda Scala también presenta novedades en este espacio, no obstante, estas están ciertamente bien camufladas. Como puntos principales, el modelo checo ha revisado y mejorado sus materiales, con nuevas tapicerías o molduras decorativas. Sobre el módulo de climatización, la marca ha añadido unos botones para regular la intensidad del aire, algo que antes había que hacer a través del menú de la pantalla central.
La ya mencionada pantalla central e instrumentación digital siguen contando con las mismas dimensiones. La primera ofrece hasta 9,2 pulgadas. No es demasiado grande, pero sí funciona correctamente y posee conexiones móviles vía Apple CarPlay y Android Auto. Del mismo modo, la instrumentación puede alcanzar las 10,25 pulgadas de forma opcional.
En el resto de apartados, el modelo continúa siendo el mismo. Las plazas delanteras cuentan con un buen espacio para sus ocupantes, así como con buena comodidad y un generoso número de huecos donde dejar objetos personales. La segunda fila sucede más o menos lo mismo, pues también ofrece un correcto espacio para la cabeza y para las piernas. Los ocupantes traseros cuentan con unas salidas de aireación y unas tomas USB-C donde cargar dispositivos móviles.
Finalmente, su maletero, como sucede en todos los coches de Škoda, es bastante generoso. Concretamente hablamos de un hueco con 467 litros de volumen. Como referencia, esta es la cifra más alta de su segmento y tamaño. El piso puede variar su altura para, en caso de necesitarlo, ganar capacidad o albergar bajo sí un pequeño hueco donde guardar objetos de pequeño tamaño. Las plazas traseras se pueden abatir en un formato 40:60 para así lograr un máximo de 1.410 litros de volumen máximo.
Acabados, motores y precios del Škoda Scala en España
El Škoda Scala ofrece un total de cuatro acabados: Essence, Selection, Design y Monte Carlo. El primero es el más accesible y, aunque todas las variantes ofrecen una imagen prácticamente idéntica (a falta de molduras, llantas o diseño de faros), este incluye unas llantas de 16 pulgadas, faros básicos LED y retrovisores exteriores eléctricos y térmicos. Este tiene un precio de partida en España de 25.700 euros, sin incluir ayudas o descuentos disponibles.
Como referencia, el Monte Carlo, el más equipado de ellos, inserta unas llantas de 17 pulgadas, faros Full LED de diseño propio, lunas tintadas o retrovisores exteriores en color negro brillante. En este último acabado también incluye la parrilla, así como otros elementos decorativos del exterior. Este parte de 32.400 euros en España.
El Škoda Scala ofrece tres variantes mecánicas, todas ellas alimentadas por gasolina. La primera y más accesible cuenta con tres cilindros de 1.0 litros de cubicaje, 95 CV y caja de cambios manual de 5 velocidades. La opción intermedia incluye este mismo bloque motor pero la potencia se eleva hasta los 116 CV. La última y más prestacional variante es la del motor 1.5 litros TSI, de cuatro cilindros y 150 CV. Tanto esta última como la de 116 CV pueden incluir transmisiones manuales, así como automáticas. Todos obtienen la etiqueta C de la DGT.
Prueba de conducción con el Škoda Scala 1.5 TSI
Nuestra unidad de pruebas ha sido el Škoda Scala con el motor 1.5 TSI de 150 CV y caja de cambios manual. A priori, una de las opciones más ideales del catálogo por el equilibrado que ofrece entre potencia, dinámica y manejabilidad. Entiendo que mucha gente prefiera optar por una transmisión automática DSG de 7 relaciones, aunque esta incremente eleve el coste con respecto a la manual en 1.800 euros.
Pese a esta sensación, la caja de cambios manual en el Scala 1.5 TSI le sienta de fábula. He de decir que era bastante incrédulo ante esta opción. Sin embargo, esta misma prueba me ha llevado a cambiar de opinión. La palanca cuenta con unas marchas realmente bien dirigidas y con una rigidez suficiente para sentir que, al menos, estamos cambiando de marchas.
Esto mismo sucede con el pedal del embrague. Hemos probado otras alternativas de gama media con cambios manuales y una de las mayores «pegas» que podíamos poner era precisamente que este pedal era tan suave que era casi imposible de coger el punto. Esto no sucede en el Škoda Scala. Este cuenta con una dureza justa para saber y sentir qué se está haciendo, aunque no para llegar al punto de molestar.
Sobre la dirección sucede algo bastante similar, ya que esta transmite bien todo lo que sucede más allá del aro del volante y cuenta con un peso que es de agradecer, pues una sobre asistencia en esta daría como consecuencia la pérdida absoluta de feeling. Como observación personal, me gustaría que se pudiese regular en una altura menor, pero como digo, mero gusto personal.
Con esta motorización el coche va realmente bien surtido de caballos. Sus 150 CV se sienten realmente bien ante cualquier situación. De hecho, desde bajas revoluciones el modelo checo se siente bastante bien, con una aceleración aceptable hasta las 1.800 revoluciones, a partir de ahí es cuando se nota su dotación de verdad.
En situaciones normales, su motor apenas se deja oír, aunque en aceleraciones su sonido sí se colará en el habitáculo. No obstante, este no será desagradable, sino todo lo contrario. Siguiendo con el tema de la sonoridad, el Scala cumple bastante bien, siendo únicamente perceptible en mayor medida el ruido de rodadura a partir de velocidades altas.
Pero si hay algo que me ha conquistado realmente es su cifra de consumo. Lo he podido usar durante una semana en la que han predominado los desplazamientos por vías urbanas y algo de autopistas (pero poca cosa). En todo este tiempo, el Škoda Scala ha conseguido presentar una cifra media de apenas 5,3 litros a los 100 km. En recorridos exclusivamente urbanos, el consumo asciende hasta los 6 litros de media, mientras que en autopistas es posible ver cifras por debajo de los 5 litros sin mayores problemas.
Gracias al sistema de desconexión de cilindros, la mitad de la bancada de pistones quedará desactivada en momentos de velocidad constante (como autopistas). Esto favorecerá que el consumo de combustible sea menor. Del mismo modo, el llamado «modo vela» cuenta con una puesta a punto realmente buena pese a no tener un sistema eléctrico de 48 voltios que le dé el apoyo necesario.