Prueba Skoda Superb Combi 1.5 TSI mHEV, simple, sencillo, suficiente, pero algo caro
Dicen que las berlinas están acabadas y si echamos un vistazo a las ventas así es muy probable que sea. Sin embargo, coches como el Skoda Superb Combi ofrecen la mejor experiencia para todo tipo de uso.

Si salimos al balcón de casa y echamos un vistazo a los coches que pasan descubriremos que la mayoría de ellos son SUV. Los todocamino han conquistado de la primera a la última de las categorías comerciales. Hoy están a la venta en todo tipo de marcas, tamaños, formatos y colores. Su éxito ha sido tal que han desplazado segmentos tradicionales como el de las berlinas. Hoy apenas sobreviven unas cuantas, la mayoría de ellas premium. Sólo un pequeño grupo de irreductibles se mantienen con vida. El Skoda Superb Combi es una de ellas, aunque su atractivo natural ha menguado.

Superb es la denominación que ha acompañado a los grandes coches de la historia de la marca checa. Aunque sus inicios datan de 1934, no fue hasta 2001 cuando el modelo llegó al éxito de la mano de Volkswagen. Tras la incorporación de los checos al conglomerado alemán, la compañía empezó a lanzar nuevos modelos como el que hoy centra toda nuestra atención. Desde 2001 han sido cuatro las generaciones presentadas. La última de ellas data del año 2023. Y como siempre trae consigo importantes novedades que reciben tanto la berlina como el familiar Combi.
El Superb sigue siendo a día de hoy el buque insignia de Skoda, con el permiso del Skoda Kodiaq. Su diseño elegante se corresponde con tal designación. Los cromados realzan el carácter refinado, mientras que las nervaduras aportan ese toque deportivo tan necesario en estos tiempos. Debo reconocer que me gusta la presentación del Skoda Superb. De hecho, estoy seguro que muchos transeúntes podrían pensar que estamos ante un coche de una marca premium si se le ocultasen los emblemas. Por gustarme me gusta más la ranchera que la berlina. Me parece mejor resuelta y mucho más equilibrada.
Skoda es la única de las marcas generalistas del conglomerado alemán que mantiene la segmentación. El Volkswagen Passat, primo hermano del Superb, sólo se vende en formato ranchera. Un coche excelente que puse a prueba el pasado verano y que me dejó un gran sabor de boca. Para mí las berlinas están más vivas que nunca, aunque la oferta sea cada vez menor. Personalmente, tienen más sentido las carrocerías familiares que las convencionales. Son las únicas que pueden ofrecer un punto de vista más atractivo frente a los SUV. Al menos en cuanto a espacio interior y habitabilidad.
De puertas para dentro ofrece todo el mejor hacer de Skoda. Eso quiere decir que tenemos un interior muy bien fabricado, sólido y con materiales de calidad. Un coche hecho para durar. Sin embargo, hay ciertos detalles que no me terminan de convencer como el salpicadero estriado acabado en plástico negro. No me termina de encajar. Lo que sí me gusta es el ataque de sensatez de los checos. El Superb abraza la digitalización, pero no se olvida de los botones físicos. Esos mismos botones que ahora el jefe de diseño de Volkswagen quiere recuperar. Estamos ante un coche, no ante un móvil.

Si bien las pantallas reciben casi toda la atención, debemos hacer caso a las tres ruedas situadas al frente del túnel central. A través de ellas podemos reglar gran parte de las funciones de climatización. El dial central es multicanal, es decir: permite regular otras funcionalidades como el volumen del equipo de música o, si los tuviese, los modos de conducción. Estoy seguro que Volkswagen copiará este formato en sus futuros coches. Todo lo demás se gestiona a través del gran panel central de 13 pulgadas. El tamaño le da ventaja a la hora de ser preciso en cada toque necesario.
La unidad de la prueba se corresponde con el acabado Selection, la puerta de acceso a la gama. A pesar de ser el modelo más básico trae consigo muchos elementos interesantes. Además de las ya mencionadas pantallas suma otros detalles como la conectividad para dispositivos móviles, faros Full LED, cámara de aparcamiento trasera, climatizador de tres zonas, tomas USB y un completo equipo de asistencia y ayuda a la conducción. Opcionalmente se pueden introducir otros como los faros matriciales de LED, el Head-Up Display, asientos delanteros con función masaje, techo solar panorámico y mucho más.

Es decir, el Skoda Superb puede ofrecer todo lo que puedas necesitar y un poco más. El único límite lo fijará tu presupuesto. Lo que sí llega de fábrica es el enorme espacio disponible en todas las filas, así como los múltiples recursos de confort habituales en la marca como el paraguas de la puerta del conductor o los reposacabezas traseros con sujeción. Es impresionante el espacio disponible para todos los ocupantes, sobre todo los traseros. Adultos de hasta 1,95 metros de estatura pueden ir cómodamente sin importar de quien conduzca. La plaza central es más limitada por culpa del túnel de transmisión, pero también es funcional.
La carrocería Combi está pensada para aquellos conductores que quieran o necesiten mucho maletero. Para ellos, Skoda les corresponde con un baúl trasero con un mínimo de 690 litros de capacidad. Un espacio enorme y muy aprovechable gracias a la gran boca de carga del maletero y al útil espacio disponible. Por si esto no es suficiente siempre se puede abatir la segunda fila de asientos hasta llegar a un máximo de 1.920 litros. Se pueden introducir objetos de hasta 1,90 metros de largo sin problemas.

A la hora de seleccionar la versión mecánica se abre ante nosotros un gran abanico de posibilidades. Desde versiones enchufables a diésel pasando por las cada vez más habituales soluciones MHEV con etiqueta ECO de la DGT. En esta ocasión hemos optado por una de ellas. Más concretamente por el Skoda Superb Combi 1.5 TSI mHEV de 150 caballos con cambio automático DSG. Si vamos al configurador de la marca veremos que esta este es el modelo de acceso a la flota. La gran pregunta que surje, ¿es la opción más recomendable para un coche de 4,9 metros de largo, gran maletero y 1.575 kilogramos de peso? Lo vemos.
Al volante del Skoda Superb Combi 1.5 TSI mHEV
Lo primero es descubrir qué significan las siglas mHEV. Es el término que designa a los modelos microhíbridos de Skoda, también denominados como Mild-Hybrid, de ahí su abreviatura. Un microhíbrido es en realidad un coche de combustión con sistema eléctrico complementario de 48 voltios que amplía al máximo las funciones de ahorro del vehículo, principalmente del Start&Stop. De esta forma el motor se apaga a la mínima ocasión posible para así reducir los consumos y las emisiones. Es un trampantojo híbrido que Europa denomina como híbrido y, por lo tanto, recibe la tan beneficiosa etiqueta medioambiental.

¿Afecta algo al consumo? Poco, pero sí. Con el paso de los años los sistemas MHEV han conseguido tener incidencia real en el gasto de combustible. Hay que reconocer que el Grupo Volkswagen ha logrado llevar al máximo la eficiencia del sistema. Uno de los aspectos que más me han sorprendido del Superb Combi 1.5 TSI mHEV es su bajo consumo. Durante mi semana de pruebas, tras haber completado cientos de kilómetros con él, el consumo medio final ha marcado un registro de 6,7 litros a los 100 kilómetros. Muchos de los kilómetros han sido por ciudad o sin prestar atención.
El motor de cuatro cilindros turbo y 1.5 litros es realmente eficiente. A nada que te descuides el gasto se reduce significativamente. En viajes largos por autopista la media ha sido de 5,5 litros a los 100 kilómetros. Teniendo en cuenta el tamaño, el peso, la velocidad y el motor, me parece un consumo a todas luces excelente. Teniendo en cuenta que el depósito de combustible es de 66 litros se pueden completar casi 1.100 kilómetros de viaje sin tener que parar a repostar. Una auténtica locura que hace unos años era impensable para un modelo de este tipo. Es normal que los diésel hayan perdido esa ventaja comercial.

A pesar de ello, como ya te conté en la prueba del Superb 2.0 TDI, los diésel siguen siendo la mejor opción para aquellos que no tengan preocupaciones de etiquetas y hagan muchos kilómetros al año. La diferencia de precio entre el 1.5 TSI mHEV y el 2.0 TDI de igual potencia es de 3.000 euros a favor del gasolina. Ahora bien, ¿qué pasa con el rendimiento? El motor de acceso es una opción muy lógica, pero no si eres de esos a los que le gusta exprimir cada caballo. El 1.5 TSI mHEV me parece la mejor opción posible, pero también reconozco que le falta algo de 'chicha'. Anda bien, pero no es para darse muchos lujos.
En esta configuración se ofrece un coche muy equilibrado y de tacto suave, agradable y cómodo. Los kilómetros caen sin darse cuenta. La rumorosidad es mínima. Todo es muy suavecito. Muy agradable. Si bien la aceleración no es radical, no tiene ningún problema para mantener ritmos de crucero elevados. A la hora de adelantar o salir desde parado hay que tener en cuenta que contamos con 250 Nm de par para más de 1.5 toneladas de peso. Eso quiere decir que no es un coche para correr. Es de ritmo tranquilo y sostenido en el tiempo. La caja de doble embrague actúa con normalidad. Sin tirones ni agresividades innecesarias.

Me gusta que los checos hayan eliminado muchas de las chorradas que hoy acompañan a los coches modernos, como los modos de conducción. El modelo básico no los trae. Sólo presenta un formato y listo, con la única excepción de la posición S (Sport) de la caja de cambios que reduce la relación de cambio sensiblemente. Los modos de conducción es algo que pocas veces acostumbramos a utilizar y que en la mayoría de casos no supone ninguna diferencia notable. En este caso el Superb Combi ni los equipa ni se los echa en falta.
Todo el conjunto destaca por su sobriedad, muy del concepto del habitual equilibrio de Skoda. Personalmente recomiendo el motor de acceso porque realmente el Superb Combi es un gran coche con él. No tiene sentido optar por más rendimiento, o al menos a mí no me lo parece. Sólo recomiendo más potencia si acostumbramos a viajar muy cargados o a circular por puertos de alta montaña. En ese caso sí, pero hay que tener en cuenta que el precio escalará rápidamente. El Skoda Superb Combi ya no es esa berlina generalista de precio razonable. Es más barata que sus rivales premium, pero su tarifa mínima es de 50.590 euros, sin ofertas o promociones. Demasiado.

