Prueba Suzuki Swift Sport Hybrid, ¿deportivo o utilitario con grandes ambiciones?

Nos ponemos tras los mandos de la variante más deportiva del Suzuki Swift, el cual ahora incorpora una pequeña batería eléctrica que dota al conjunto de hasta 14 CV extras. ¿Será capaz de convencernos el pequeño utilitario japonés?. Vamos a comprobarlo.

Prueba Suzuki Swift Sport Hybrid, ¿deportivo o utilitario con grandes ambiciones?
Ponemos a prueba el nuevo Suzuki Swift Sport Hybrid, el modelo más deportivo de la gama

21 min. lectura

Publicado: 06/10/2020 20:00

He de reconocer que este era uno de los coches que más ganas tenía de hincarle el diente, sobre todo después de recibir tan buenas sensaciones por parte de una multitud de compañeros. Hace un par de años, Suzuki ya nos dio a conocer la versión más pasional de su utilitario y pudimos ponerlo a prueba durante su presentación nacional. Pero aquella versión aún no montaba la tecnología micro-híbrida que sí instala la unidad de la que venimos a hablar hoy.

El Suzuki Swift Sport sufrió un cambio destacable con motivo de su reciente hibridación, y es que, en contra de lo que la mayoría de marcas nos tienen acostumbrados, la potencia de su propulsor térmico se vio levemente disminuida ya que pasó de unos razonables 140 CV a 129 CV pero, ¿a qué se debió este movimiento tan poco usual?. Fácil, su motor térmico disminuyó la potencia pero, a cambio, se le incorporó la tecnología micro-híbrida que hemos mencionado, la cual dota a esos 129 CV de 14 CV en momentos determinados de aceleración, lo que nos deja con un techo de 143 CV totales. ¿Mejor no?.

Estéticamente el nuevo modelo con hibridación apenas cambia con respecto al anterior

Pero esa pequeña cifra de 11 CV no es lo único que se ha dejado por el camino este Swift Sport Hybrid, si no que también ha aumentado su peso total en casi 50 kilos como consecuencia directa de la instalación de la batería del sistema híbrido, situada debajo de los asientos delanteros y con una capacidad de 0,38 kWh. Este pequeño aumento en la cifra de peso, pone al utilitario japonés en un total de 1.020 kilos. Unas especificaciones más que interesantes. Pero vamos a empezar hablando un poco del modelo antes de meternos en profundidad a hablar de su comportamiento.

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Un apartado estético sin cambios

En cuanto a la estética, el modelo aparentemente no posee cambio alguno con respecto a la versión anterior, que comenzó a venderse en el año 2018, el cual no gozaba del empujoncito de la tecnología eléctrica. Tan sólo el emblema de “Hybrid”, situado junto al nombre del modelo en la parte trasera del vehículo, delata que estamos ante el Swift más novedoso mecánicamente.

En términos generales, el Swift Sport goza de una imagen con apéndices de tintes deportivos, como un parachoques delantero con unos huecos muy prominentes en los extremos, donde se ubican las luces antinieblas, así como una parrilla bastante generosa con una viga central en posición horizontal donde se ubica la placa de matrícula. Sendos faros delanteros tienen tecnología LED de serie.

El frontal luce unas aberturas muy prominentes donde se alojan los faros antinieblas

Si nos damos un pequeño giro y miramos al perfil del pequeño Swift, veremos una línea con tintes muy cuadrados, muy en la tónica MINI, salvando las distancias. Las puertas posteriores tienen el sistema de apertura oculto en el pilar C, el cual se comercializa en color negro y le da la sensación de poseer un techo flotante. Unas llantas de de aleación de 17 pulgadas pintadas casi completamente en negro, le dan el punto atractivo y de picante extra.

Por último, en la zaga, nos encontraremos con un pequeño alerón situado sobre la luneta trasera, el cual va pintado en el mismo tono escogido para el techo (en nuestro caso, en negro), y un prominente parachoques que otorga el toque deportivo máximo para este coche. Dentro de este se encuentran dos generosas salidas de escape (reales) insertadas en un embellecedor de plástico con apariencia de fibra de carbono, que también incluye una pequeña luz antiniebla central.

Rodeando a todo el conjunto, vemos inserciones decorativas en un símil de fibra de carbono: bajo el parachoques delantero, a modo de splitter frontal, en la propia parrilla delantera, taloneras laterales y en el bajo parachoques trasero. La carrocería puede estar decorada en 8 colores distintos y algunos se pueden combinar con el techo en color negro, a modo de carrocería bicolor, y otros con el mismo pintado del color de la carrocería. Las propias dimensiones del vehículo hacen que inequívocamente sea integrante del segmento B: una longitud de 3.840 mm, 1.735 mm de anchura y 1.495 mm de altura.

Sin duda, de la trasera destaca su gran parachoques y sus dos salidas de escape

Un interior que cumple con lo requerido

Pero dejando a un lado el apartado estético y asomándonos al interior, vemos un habitáculo de tintes simplistas, pero que cumple holgadamente con lo que se espera de él. Situándonos en el puesto de conducción, la primera sensación que tenemos es que todo cae a nuestro alcance. Punto positivo. Un espacio tan reducido tiene sus beneficios. El volante multifunción, que en ocasiones nos gustaría que tuviese algunos botones menos, tiene un tacto muy bueno, con un recubrimiento de símil cuero en la zona superior y de negro piano en la inferior.

El cuadro de instrumentos es bastante tradicional. Dos esferas, una a cada lado, a la izquierda las revoluciones y a la derecha el velocímetro. Dentro de cada una de ellas se encuentra otra esfera mucho más pequeña donde se indica el nivel de gasolina y temperatura del aceite. Estas están decoradas en color rojo en combinación con el resto de los detalles del interior. Situada en el centro, una pantalla LCD de 4,2 pulgadas, nos muestra toda la información relevante de nuestra conducción en tiempo real: velocidad, medidor de fuerzas G, estado de la batería o el nivel del soplido del turbo.

En el salpicadero, destacan dos salidas de aire situadas en la zona superior y múltiples elementos decorativos en color rojo por todo el habitáculo. Coronando esta zona, encontramos una pantalla táctil multifunción de 7 pulgadas, la cual se encuentra perfectamente integrada y tiene una fluidez y accesibilidad más que notable. Desde ella tendremos acceso a los sistemas de conexión vía Apple CarPlay y Android Auto, así como al sistema de navegación o a la cámara trasera.

En el interior tenemos una pantalla táctil de 7 pulgadas haciendo la función de info-entretenimiento

Finalmente, situado bajo la pantalla central hallamos el módulo de climatización con 3 diales redondos y con una pequeña pantalla integrada en el central donde nos informará sobre la temperatura, potencia o regulación del aire acondicionado. Si seguimos bajando, encontramos un hueco portaobjetos y dos portabebidas, así como la toma USB. Pero una de las principales diferencias del Swift Sport con respecto al modelo de entrada, son sus asientos delanteros deportivos, los cuales tienen una sujeción muy buena para momentos en los que conduzcamos de forma alegre por carreteras de curvas. Estos son calefactables de serie y las regulaciones se realizan manualmente.

Los asientos delanteros deportivos son exclusivos de la variante Sport y tienen una sujeción muy notable

Como he dicho, un interior que cumple con todos sus cometidos, pero donde la calidad de materiales no es boyante. Los plásticos por lo general son duros, aunque no tienen un tacto desagradable en ninguno de sus paneles. Tiene los elementos decorativos en color rojo siempre, es decir, no va en conjunto con el tono escogido para la carrocería, lo cual habría sido un detalle que bajo mi punto de vista habría sido mucho mejor.

Y pasando a la fila trasera, este es un coche que dispone de capacidad para transportar a un total de 5 ocupantes, pero la realidad es que 4 irán bastante acomodados. En la fila posterior la anchura no es sobrada para llevar a 3 ocupantes, pero 2 viajarán muy cómodos y con un generoso espacio para las piernas y también para la cabeza.

Sus 265 aunque se antojan algo justos, entran dentro de la media del segmento B

Pasamos al maletero, y es que este tiene un volumen algo contenido pero dentro de la media general de vehículos del segmento B. En posición habitual, este tendrá una capacidad máxima de 265 litros, y una vez abatamos los asientos traseros en proporción 60:40, dará lugar a un máximo de 947 litros. En esta posición, los asientos no quedan alineados con el piso del maletero, y queda un escalón bastante considerable entre ambos.

Por último y antes de pasar al apartado dinámico, debemos hacer especial referencia a los sistemas de seguridad que monta el Swift Sport de serie, como la detección de ángulo muerto, el cual se activa a partir de 15 km/h informándonos a través de una luz instalada en ambos retrovisores exteriores. El Asistente de cambio de carril, toma las órdenes del volante en el momento en el que el vehículo detecte una salida involuntaria de la vía. Este se puede desactivar y tiene la bondad de no volver a activarse hasta que no lo hagamos manualmente, algo reseñable, ya que en ocasiones puede ser bastante intrusivo. Por último, también encontramos un reconocimiento de señales de tráfico y una alerta de tráfico posterior, este es útil para cuando queramos salir de un aparcamiento en batería, el sistema nos alertará de que un vehículo se aproxima.

Prueba dinámica

Pero llega el momento de ponernos tras los mandos del Suzuki Swift Sport Hybrid y comprobar de qué es capaz este pequeñín. Como he dicho un poco más arriba, una vez sentados en el asiento del conductor, sientes que todo queda muy cerca de ti. El volante tiene un buen tacto y el asiento acoge el cuerpo a las mil maravillas. Situado tras el volante, en el salpicadero, se sitúa el botón de encendido, el cual se incluye de serie, lo pulsamos y vamos allá.

El Suzuki Swift Sport Hybrid tiene una potencia de 129 CV + 14 CV del sistema eléctrico

El arranque en frío no suena mal, pero en cuanto se acomodan las revoluciones, el sistema mecánico se vuelve mucho más silencioso hasta el punto de apenas oírse. Algo a tener en cuenta, ya que estamos ante el modelo más deportivo de la gama. Metemos primera y salimos a nuestra ruta. El pedal del embrague es suave, más de lo esperado, y la caja de cambios sigue la misma tónica. Nada de durezas ni tactos más toscos.

Pero es precisamente en el momento en el que nos ponemos en ruta cuando el Swift Sport sale a relucir. Su pequeña batería hace buenas labores en recorridos de ciudad, donde ejerce una ayuda en las salidas de los semáforos para que el motor térmico tenga un menor esfuerzo, y por ende, menor consumo. Sin salirnos del entorno urbano aún, el pequeño Suzuki se desenvuelve a las mil maravillas. Es rápido, ágil y cómodo, además sus consumos por vías urbanas no superan los 6 litros con más de un ocupante y el aire acondicionado activado.

La dirección es suave, pero transmite muy bien qué pasa más allá del volante, así como sus suspensiones, las cuales tienen un tarado idóneo, ya que no tienen la incomodidad de una con puesta a punto más deportiva, ni una excesivamente suave. Esto para el día a día es muy cómodo para la práctica totalidad de situaciones, pero ¿y para una conducción algo más alegre?.

Los asientos delanteros deportivos son específicos de esta variante

Aquí comienzan los “peros” al Swift, y es que su nombre puede llevar a equívoco. Es la variante con mayores aptitudes deportivas de la gama, de eso no cabe duda, pero ¿llamarlo deportivo?, quizás este apelativo se le quede algo grande. Y no quiero que se malinterpreten mis palabras, el Swift Sport funciona de cine como utilitario. Tiene buenos reglajes y puesta a punto, pero quizás Suzuki debería haber echado un poco más de leña al fuego y dotarnos de un vehículo deportivo de verdad. Las bases las tienen, ahora solo falta integrarlas.

El motor 1.4 BoosterJet Hybrid, tiene un funcionamiento más que sobresaliente. Tiene unos buenos bajos, ya que, por ejemplo, en autopista no será necesario disminuir de sexta a quinta para hacer un adelantamiento, ya que ofrece un buen tirón en marchas altas, así como sus consumos por este tipo de vías puede llegar a bajar sin apenas esfuerzo de los 5 litros, y su ruido aerodinámico no es especialmente audible por debajo de los 100 km/h. La función del “modo vela” gracias a la pequeña batería es muy bueno, mantiene la velocidad durante un tiempo más que considerable a cambio de consumo cero, este es uno de los motivos de dotarnos de unos consumos muy ajustados. Por lo que seguimos insistiendo en que este es un coche con grandes dotes para el día a día.

Por vías rápidas, será fácil conseguir unos ridículos consumos por debajo de los 5 litros

Pero saliendo de la autopista y dándonos el gusto de atravesar sinuosas y reviradas carreteras, donde este coche debería lucirse, no destaca especialmente por dejarnos unas altas prestaciones. Echaríamos en falta un tarado de suspensión algo más firme, al igual que en el cambio y en la dirección, muy óptimas en el día a día, pero te dejan con ganas de más en una conducción más subida de tono. La aceleración por su parte sí es destacable, una vez subimos de las 3.700 revoluciones, obtendremos la mejor respuesta del motor ya que este tiene unos muy buenos desarrollos en la zona intermedia. La entrada en el juego de la carga eléctrica y esos 14 CV extras nos dejan con un punto muy bueno a la hora de pasarlo bien tras el volante.

Sin entrar en detalles dinámicos, estéticamente el Swift Sport se ve brutal

El sonido del motor debo dejarlo en un espacio más personal, ya que a pesar de montar unas colas de escape de lo más llamativas, lo que esperas es un nivel de sonido equivalente, pero no, su sonido es muy sincero, suena a motor. Nada de retoques a través de los escapes. Yo particular y personalmente, echo en falta un poco más de picante en el sonido, pero como he dicho, dejo este ámbito a gustos personales.

Conclusiones y precios

Como conclusión a esta prueba, sin dudas el Swift Sport Hybrid me ha gustado mucho para una utilización diaria y algún que otro momento de excitación momentáneo. Si buscas esto, el Swift es un coche idóneo, pero si en cambio, lo que buscas son sensaciones y puesta a punto puramente deportivas, deberás buscar en otras casas. Como he dicho más arriba, este coche pone unas bases sobresalientes para un modelo de mayores prestaciones, capaz de rivalizar con modelos tan buenos como el Ford Fiesta ST.

En cuanto a precios, el Suzuki Swift Sport Hybrid parte de los 23.680 euros, pero gracias a una campaña de promoción actual, su precio se sitúa en 21.680 euros. Dentro de esta cifra, prácticamente podemos contar con todo, ya que el equipamiento opcional, se limita al color de la pintura que queramos añadir a nuestro modelo. Un precio bastante acortado si tenemos en cuenta la larga lista de equipamiento de serie de todo tipo que monta, además de la tecnología híbrida y su correspondiente etiqueta ECO de la DGT. Sin lugar a dudas, un coche a tener en cuenta si sabemos lo que queremos.

Suzuki Swift Sport Hybrid 2020
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