PruebaPrueba Toyota GT86. En marcha y conclusiones (III)
Al volante las sensaciones son prácticamente únicas por poco más de 30.000 euros. Es un juguete que compensa tener en el garaje y con el que, por lo menos, te vas a divertir cada vez que lo saques del garaje. No es el más eficiente, motivado por el uso prácticamente obligado de gasolina 98, pero pocas veces podrás sonreír como con el Toyota en cada curva.
Una vez desglosado el Toyota GT86 por partes, es hora de conducir. Para acceder al vehículo no es necesario sacar la llave del bolsillo. El acceso sin llave es muy práctico y común en muchos vehículos de fabricación nueva pero en este no hay un botón físico en el tirador, sino que basta con abrir la puerta directamente o tocar las pequeñas marcas del tirador para cerrar el coche. Además, al aproximarte al Toyota, la luz del interior se enciende gradualmente. ¡Qué detalle!
En manual corre 16km/h más y acelera 0,6 segundos antes
Una vez dentro, es fácil acomodarse sin sentir que la postura es extremadamente baja ni incómoda. El capó abombado dibuja un diseño muy deportivo tras el parabrisas que nos emociona cada vez que vamos a conducir. El coche se arranca por botón y el rugido nos hace vibrar porque uno entiende enseguida que va a ser un deportivo emocionante. Engranar las primeras marchas es muy gratificante; precisión, firmeza y un tacto que más de un coche de renombre querría. No lo cambiaba por otro, y ni en sueños compraría este japonés con el cambio automático.
Entre otras cosas porque si el manual es capaz de acelerar de 0-100km/h en 7,6 segundos y alcanzar una punta de 226km/h, su homólogo automático pierde 0,6 segundos en el sprint inicial y 16km/h de punta. Eso sí, es ligeramente más eficiente con un consumo homologado en ciclo mixto de 7,1 l/100km frente a los 7,8l/100km del manual. En emisiones también es algo más ahorrador con 164g/km de CO2 frente a 181g/km del manual.
Volviendo al volante, según dice Toyota hay leves modificaciones en la suspensión, que a decir verdad se notan más bien poco. Sobre todo en lo que respecta a esa sequedad que producía el eje trasero al pasar los resaltos de ciudad en su versión inicial del 2012. La firmeza de los amortiguadores se justifica con la deportividad de sus atributos, y por tanto, aunque es soportable, debemos recomendar evitar este tipo de obstáculos lo más posible si usamos a diario el GT86.
En nuestra prueba ha consumido 8,3l/100km en ciclo mixto
La dirección es bastante precisa y guía el coche correctamente. No hay necesidad de instalar programas de conducción porque de serie ya es prácticamente perfecto y siendo así, es mejor mantener las cosas como están. Ni siquiera dispone de un start/stop que pueda echarnos una mano en los consumos, que ciertamente, son elevados para un uso utilitario.
Es igual de cierto que el bloque es grande, que el propulsor nunca se pensó para rendir cuentas a la eficiencia, y sin embargo la media está en 8,3l/100km (la primera vez obtuve un dato prácticamente idéntico). Litro arriba para ciudad, litro abajo para carretera. Pero lo peor no es el dato en sí. Es que debemos alimentarle con gasolina de 98 octanos, y aquí es donde el valor de cada kilómetro se dispara en este coche. En casos puntuales podría usarse gasolina de 95 octanos, pero el rendimiento puede verse afectado.
Un dato curioso es que sigue habiendo muchas personas que señalan el coche desde fuera. Es porque tiene una estética imponente y su exclusividad, debido al volumen residual de ventas, hace que el modelo sea tan desconocido como atractivo en nuestro país.
No es para correr en línea recta sino para divertirse en las curvas
El sonido del motor es envolvente y se ha diseñado así desde un principio. Por supuesto, no es un animal de rectas y si un propietario de un compacto de 200 CV y turbo se subiera en el GT86 se sentiría (probablemente) decepcionado por sus prestaciones ‘en bruto’. No hay que presumir de cuánto acelera y por ello, en su día preparamos una guía para saber destacar los atributos de un BRZ ante tales situaciones (que se aplican totalmente al Toyota). Una de sus múltiples virtudes es que es un coche destinado al sobreviraje y en este aspecto no hay un coche que ofrezca mejores sensaciones en todo el mercado por el mismo precio. Ni siquiera el Mazda MX-5 cuyo carácter, aunque similar no está tan puramente enfocado al estilo ‘drift’ como este coche. Quizá el 370Z, pero es más exigente y hablamos de un propulsor de otra liga. Lee la prueba del Nissan 370Z Nismo.
Para poder hacer las delicias del derrape se puede usar el control de estabilidad en varias posiciones, aunque realmente el botón VSC sigue manteniendo el carácter del coche a raya. Presionando durante unos segundos el botón del control de estabilidad, se desconectan las ayudas, y es en ese preciso momento cuando vamos a poder experimentar un potencial elevadísimo de diversión, enlazando curvas pegándonos con la dirección y el acelerador para controlar las pérdidas de las ruedas traseras. Es en este preciso momento cuando entiendo que estas sensaciones casan perfectamente con el neumático escogido.
El motor no transmite tener una potencia de 200 CV y aunque no lo hemos probado en un banco de potencia, la cifra exacta no es tan importante, sino un equilibrio de conjunto y que cada marcha pueda estirarse como en prácticamente ningún otro coche. Eso es impagable, porque si de algo puede presumir con toda la dignidad del mundo el ‘Tobaru’ es de que te hace sentir como un piloto de verdad en cada marcha y en cada curva. Y si eso no lo entiende tu conocido, el del compacto sobrealimentado, entonces es que no ha experimentado lo que esta prueba ha puesto de manifiesto.
Estoy especialmente satisfecho con el color escogido y con que la unidad sea manual. Representa el carácter del coche, que en 2012 probamos y que tres años después nos volvemos a poner al volante para ver su pequeña puesta a punto. Es un modelo del cual uno no se cansa de conducir y por supuesto, a cualquier amante del automóvil le recomendaría, como mínimo que le diera una oportunidad en terreno revirado. Después de esa experiencia entiendes que es un buen ‘juguete’ para desfogarte como en pocos coches mejorando la técnica de conducción. Sería un buen aliado para escuelas de conducción y esperamos tener una nueva oportunidad en el futuro.