Prueba Toyota Proace Verso 2.0D, mucho de turismo y poco de furgoneta
Las grandes familias no tienen muchos coches a su disposición. El Toyota ProAce Verso que hemos probado esta semana es uno de esos rara avis. Un vehículo polivalente que se aleja de su origen "furgonetil" para convertirse en un turismo con todas las de la ley.
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Publicado: 26/07/2018 20:00
¿Cuál es el mejor coche para una gran familia? Pues la respuesta no es un SUV, ni siquiera una berlina familiar, la mejor respuesta es un monovolumen. Pero ¿qué forma y tamaño debe tener ese paradigma de la versatilidad sobre cuatro ruedas? Pues depende del número de infantes que correteen por la casa. En el caso de ser más de tres, el Toyota ProAce Verso te garantiza todo lo que puedas necesitar para ese gran núcleo familiar.
A día de hoy debemos reconocer que el segmento de los monovolúmenes está prácticamente muerto. Solo las grandes familias se lanzan a la compra de un gran coche porque en caso contrario todo el mundo prefiere un SUV. Uno de esos coches camperos que en realidad no consiguen igualar las capacidades ni la polivalencia de un MPV. La verdad es que un monovolumen nunca ha sido una compra pasional, pero ¿cómo de práctica es la compra de uno tan grande como el Toyota ProAce Verso?
Antes de nada decir que esta furgoneta reconvertida a familiar deriva de una joint venture con el Grupo PSA. Para aliviar gastos Citröen, Peugeot y Toyota se han aliado en la fabricación de este vehículo polivalente, que salvo ciertos detalles, podemos ver repetido tres veces con diferentes nombres: el ya mencionado ProAce Verso, el Citröen SpaceTourer y el Peugeot Traveller. Los tres son prácticamente el mismo coche, aunque hay que reconocer que son más franceses que japoneses.
Estéticamente hablando, los tres vehículos se diferencias por más bien pocos detalles. De hecho todos ellos los podemos encontrar en el frontal. Cada marca ha tratado de acoplar de la mejor manera posible su filosofía de diseño, y en el caso de Toyota ha conseguido integrar un nuevo capó, una nueva parrilla superior y un parachoques delantero con una forma ligeramente diferente. Con todo ello consigue que el ambiente furgoneta no tome tanto protagonismo.
En cuanto al resto del coche se presenta tal y como se espera de un vehículo de estas características. En el caso del ProAce Verso tenemos diferentes carrocerías, diferentes longitudes de cabina que nos permitirán dar acceso a un número diferente de ocupantes. Desde cinco a nueve plazas, dependiendo de las necesidades de cada caso. Obviamente cuantos más pasajeros queramos meter más larga debe ser la cabina. En el caso contamos con el ProAce Verso de chasis medio, con una longitud de casi cinco metros de largo, 30 centímetros más larga que la unidad más pequeña y 30 centímetros más pequeña que el ProAce Verso más grande.
En cuanto al exterior la verdad es que no podemos decir que sea uno de esos coches que entran por el ojo, Por mucho que los diseñadores se lo hayan currado, la verdad es que no creo que haya alguien cuyo sueño sea comprarse el ProAce por su diseño. No juega esa liga pasional, así de sencillo. Su juego está de puertas para dentro, donde convence de principio a fin por su cantidad de espacio y por la versatilidad que este dispone.
Dejando a un lado la fila delantera que, salvo por la posibilidad de tener tres asientos, es inamovible, las otras dos presentan una amplia cantidad de opciones. La segunda es la que más posibilidades presenta. Puede albergar o tres pasajeros juntos en una fila corrida o dos plazas individuales, pudiendo incluso montar un espacio portaobjetos que además dispone de dos mesitas auxiliares para así poder ir trabajando, como era el caso de la unidad. Así mismo estos dos asientos pueden operar de forma individual, girándose, quitándose o desplazándose longitudinalmente a nuestro antojo y de forma separada.
En cuanto a la tercera y última fila disponemos, más o menos, de los mismos beneficios que la anterior. Puede o no puede estar, así como contar con dos asientos separados o juntos o directamente tres asientos en dos módulos diferentes. Una vez más pueden desplazarse, eliminarse y girarse, pero ojo con el peso de cada uno de los asientos, sobre todo el doble trasero, porque para sacarlo del vehículo se necesitará una ayudita extra porque pesan lo suyo. De hecho el único pero que le puedo poner a la modularidad es ese.
Dado que la unidad de pruebas montaba la carrocería media, el espacio para las maletas no es tan grande como cabría esperar. Los cinco, seis, o siete pasajeros viajarán de forma holgada, pero más vale que lo hagan no muy cargados de pertrechos. El volumen puede variar de mil maneras, en función de dónde situemos la última fila de asientos. Si lo hacemos en la posición más retrasada la capacidad de carga queda limitada a unas cuantas maletas, y si movemos, o nos deshacemos de esa fila, la capacidad de carga aumenta de forma considerable hasta los 1.000 litros.
Por este motivo si nuestro caso implica viajar siempre hasta los topes de pasajeros y carga, es posible que debamos echar mano de la unidad más grande, dado que con esos 30 centímetros extra podremos jugar en mayor medida con el espacio para ocupantes y maletas. En el caso del ProAce Verso VIP, está más pensado para ser un vehículo de representación, de desplazamientos tipo Shuttle, donde se presupone que se da preferencia al espacio del pasajero por encima del volumen de carga.
En cuanto a la carga tecnológica, la alianza con los franceses ha permitido la inclusión de muchos elementos que no suelen ser habituales en un vehículo industrial. Tal es el caso que podemos encontrar componentes tan interesantes como el Head-Up Dsiplay, las puertas laterales de apertura y cierre automático, multitud de asistentes a la conducción, asientos de piel, climatizador bizona en la fila delantera y posteriores, así como multitud de soluciones prácticas que nos harán la vida a bordo mucho más sencilla. Como ya digo, en este término es más turismo que furgoneta.
Donde sí deja claras evidencias de su descendencia es en lo referente a materiales. La cantidad de plásticos duros es muy grande en la mayor parte de las zonas del interior, salvo en unos asientos que pueden ser de piel. Son plásticos duros de buen tacto, eso sí, pero el ajuste de alguno de ellos es muy mejorable. Me gusta el toque premium que se le ha procurado dar a lo que equipamiento se refiere, pero en parte queda deslucido por esos materiales y ajustes tan toscos.
Todos los asientos se pueden quitar, aunque requiere algo de pericia primero por el sistema y segundo por el peso
Párrafos más arriba he comentado que el ProAce Verso forma parte de un tridente de vehículos compartidos con el Grupo PSA. En esta alianza los japoneses se encargan de poner parte de la gama mecánica, toda ella de naturaleza diésel. En este caso la unidad de pruebas traía consigo el motor 2.0D con 150 CV y caja de cambios manual de seis velocidades. Una apuesta muy lógica e interesante de la que ahora te voy a hablar detenidamente.
Prueba Toyota ProAce Verso 2.0D 150 CV
Bueno, partamos de la base de lo que ya se ha dicho en más de una ocasión a lo largo de esta prueba, el ProAce Verso deriva de una furgoneta, y por lo tanto su conducción es prácticamente igual a una, pero con salvedades. Unas salvedades que marcan la diferencia y que han terminado por sorprenderme bastante a lo largo de una intensa semana de pruebas.
Al tratarse de un vehículo de pasajeros, un turismo grande al fin y al cabo, se han modificado diferentes parámetros y zonas del coche para así conseguir una conducción con un toque más monovolumen. El primer cambio llega en los materiales aislantes que se encargan de filtrar los ruidos al habitáculo. He aquí mi primera sorpresa cuando una vez iniciada la marcha apenas entran en la cabina molestos e incómodos ruidos de rodadura, motor o aerodinámicos. De hecho es bastante silencioso, y en parte me recuerda al Mercedes Clase V que probé hace ya tiempo y que vale prácticamente el doble que el japonés.
Estamos ante un coche alto, y por lo tanto su puesto de conducción es bastante elevado. Eso nos permite tener una visibilidad excelente en los 360 grados del coche, adivinando, gracias a sus formas rectangulares, los límites del coche con mucha facilidad. En ese aspecto el ProAce Verso, a pesar de sus cinco metros de largo, es semejante a un coche convencional. No se siente especialmente incómodo en espacios pequeños, donde su buen radio de giro le permite moverse con bastante soltura, pero claro, otra cosa es encontrar un hueco de aparcamiento donde dejar semejante “trasto”.
Como iba diciendo el puesto de conducción es alto, pero presenta un problema bastante molesto y que hacía mucho tiempo que no me pasaba. El volante y el asiento no están correctamente alineados, son apenas milímetros, pero los suficientes como para percatarse. Si a eso le sumamos que el HUD tampoco está centrado en el eje del conductor, el problema como ya digo se hace más molesto. No es algo que afecte a la seguridad, pero no entiendo como a día de hoy, con tanta automatización en la industria, puedan pasar estas cosas.
Alejándonos un poco de ese punto negativo, la verdad es que en ruta debo reconocer que es un coche cómodo, en gran parte por otro cambio con respecto a la tradicional furgoneta de carga; la suspensión. Los vehículos industriales presentan unas suspensiones más duras, con un tacto más seco para así poder ser manejables cuando van cargadas, los turismos no comprometen tanto el confort, y en este caso tampoco se hace. Al pasar por los badenes o por cualquiera de las irregularidades del asfalto te das cuenta que la puesta a punto, una vez más, recuerda a un turismo. Cómodo y confortable para grandes paseos.
Huelga decir que a lo que capacidades dinámicas se refiere, el ProAce Verso no es apta para un trato exigente, el centro de gravedad elevado no permite peripecias al volante y su terreno natural será las vías abiertas y sencillas. Lógico. Antes he mencionado de pasada el motor, un bloque que le sienta como un guante. La verdad es que parecen más caballos de los que se oficializan en la ficha técnica y en los datos de rendimiento. Ninguno de ellos resulta satisfactorio, pero este es uno de esos casos donde las apariencias engañan.
El bloque responde mejor de lo que en un principio puede parecer, y lo hace incluso cargado con pasajeros y maletas. Sí que es cierto que la potencia nunca viene mal, pero en este caso no se echan en falta más caballos. Solo recomendaría optar por la variante de 180 caballos si nuestros terrenos habituales incluyen puertos de montaña o zonas de grandes desniveles donde en ese caso sí que podremos notar que nos falta algo de brío en el vano motor.
Lo bueno de esta unidad, además del comportamiento intachable que tiene, es que resulta ahorradora, ¿cuánto? Pues mucho más de lo que me esperaba. Tras una semana de prueba con el ProAce Verso, tras más de 1.000 kilómetros recorridos, principalmente por autopistas y carreteras secundarias a ritmos legales, el consumo medio fijado por el ordenador de a bordo resultó ser de 6,8 litros cada 100 kilómetros. Un dato extraordinario teniendo en cuenta que durante la mayor parte del tiempo se incluyeron pasajeros y el correspondiente equipaje.
Precios. Como en todos los niveles del mercado hay diferentes escalones de gama. El Toyota ProAce Verso se sitúa en la gama generalista, por lo que el precio va acorde con ello. Toyota anuncia un precio de salida de 29.000 euros, una cifra que aumenta hasta los 50.500 euros si optamos por la unidad más equipada de la flota, la VIP, que llega siempre asociada al motor más potente de todos con caja de cambios automática de ocho velocidades.
Conclusiones
Con todo lo anteriormente escrito no puedo decir otra cosa que me ha convencido mucho el Toyota ProAce Verso. Está claro que al igual que el resto de modelos y segmentos del mercado, los monovolúmenes derivados de furgonetas han evolucionado y mejorado para alejarse de su origen industrial convirtiéndose en un turismo puro y duro, incluso en la estética. El caso del japonés es claro indicador de este cambio. También en equipamiento, que puede ser exactamente igual al de sus hermanos convencionales, pero sobre todo en espacio, donde no tienen rivales a la vista.
Es en la habitabilidad y en la versatilidad, aunque los asientos pesen una barbaridad, donde reside el secreto de este tipo de vehículos. Pero claro ahí no acaban las cosas, porque la puesta a punto también mejora gracias a un mayor grado de refinamiento y confort, acompañado por un motor sobrado de energía. Eso sí, hay pegas, y en este caso concreto debo reconocer que los materiales y algunos ajustes del interior sí que recuerdan a los de un vehículo industrial. Al fin y al cabo deshacerse de tus orígenes no es tan fácil.