Prueba Toyota RAV4 150D, el correcto SUV japonés
En esta ocasión me pongo a los mandos de uno de los SUV más longevos del mercado. Creado allá por el año 1994, el RAV4 ha llegado a su cuarta generación con un punto de madurez, así que es hora de probar el Toyota RAV4 150D en su acabado Advance.
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Publicado: 15/03/2016 10:00
En 1994, hace ya 22 años, Toyota decidió que era hora de darle un hermano pequeño a su gran Land Cruiser. El resultado fue el RAV4, cuyas siglas significan Recreational Active Vehicle, al que se le suma un 4 para indicar la tracción total que posee, aunque no todas las versiones cuentan con ella. A día de hoy ya vamos por la cuarta generación, la misma que hace unos meses sufrió un profundo restyling, y de la que hoy te hablaré detenidamente en esta prueba del Toyota RAV4 150D en su acabado Advance.
Como ya he dicho, a mediados del año pasado, aprovechando la celebración del Salón de Nueva York, y el lanzamiento de la versión híbrida, Toyota presenta en sociedad el lavado de cara del RAV4. Un cambio de estilo que se conjuga en mayor medida con la filosofía de diseño actual de la firma japonesa, y que de hecho veremos en su nuevo SUV, el Toyota C-HR, aunque con ligeros cambios dados la perdida de tamaño con respecto al RAV4.
Los principales cambios se aplican tanto al frontal como a la trasera. En el morro vemos como los retoques no hacen ver un SUV más afilado y estético. Además se añaden los típicos nervios y detalles del diseño japonés. Y ese es uno de los grandes secretos del RAV4, es totalmente diferente a los demás, puede que su máximo rival en este aspecto sea su hermano de grupo, el Lexus NX. Un estilo que bien te gusta o bien lo odias, pero que claramente se separa de la tendencia neutra de los SUV.
Hay que reconocer que los japoneses saben hacer diseños más atractivos que los sobrios europeos
En cuanto a la trasera, también se modifica, aunque en menor medida. El cambio principal viene marcado por los faros, que al igual que los delanteros pueden ser de LED. La parte inferior del parachoques también se renueva para hacerla más estética y para que cuente con los mismos nervios que la delantera. Por lo demás todo permanece igual, no varía ni una de sus cotas, aunque sí se incluyen juegos de llantas con nuevos diseños, en un tamaño máximo de 18 pulgadas.
En cuanto a su interior, parece que Toyota ha trabajado menos esta zona en el restyling. Se conservan la mayor parte de los elementos que ya conocíamos. Una disposición que por otro lado se contrarresta mucho con el excelente trabajo de diseño exterior. Si hay alguna palabra para describir el interior del RAV4 es sobriedad. Todo el riesgo corrido en el exterior no se hace extensible al habitáculo. Además se siguen manteniendo diversos plásticos duros por todo el interior. Una elección que no termina de convencerme pues desprende un aroma de poca calidad interior.
Más cambios se centran en la tecnología disponible. Hay que decir que el RAV4 no es un dispendio de últimas tecnologías, pero sí que cuenta con todo lo necesario para conducir. Hay tres niveles de equipamiento: Business, Advance y Executive, y gracias al restyling se introdujeron tecnología como los LED de los faros, la pantalla de 4,2 pulgadas entre las esferas del cuadro, la cámara trasera con sensores de aparcamiento, el portón trasero de apertura remota, el acceso y arranque sin llave, y el sistema de infoentretenimiento Toyota Touch2 & Go, el mismo que lucen otras unidades de la familia como el Toyota Yaris o el Toyota Auris.
Gracias a él dispondremos de una gran pantalla táctil de siete pulgadas con la que poder controlar diversas funciones del coche. También tendremos un sistema de navegación rápido y sencillo, y una conectividad total con móviles, que nos permitirá la descarga de aplicaciones y a la música en streaming a través del bluetooth. Este no se encuentra dentro del equipamiento de serie del acabado Advance, el acabado de la unidad de pruebas, aunque por 600 euros es un extra a tener en cuenta.
Hay que reconocer que donde siempre ha destacado el Toyota RAV4 es en el espacio. Sus 4,6 metros de largo están más que aprovechados. El acceso es fácil y cómodo. Todas las plazas disponen de generosas cotas, tanto para las piernas como para la cabeza, incluso la plaza central trasera es cómoda, ya que Toyota ha eliminado el siempre incómodo túnel central. El maletero, por su parte, sigue contando con una de las mejores cotas del mercado. Como mínimo dispone de 547 litros, pudiendo alcanzar lo 1.735 litros si abatimos la segunda fila de asientos en una proporción de 60:40, quedando un suelo completamente plano.
Es toda una alegría ver ese maletero de grandes proporciones. Además el RAV4 sigue contando con la red elevada que permite introducir bártulos sin que estos vayan rodando por el suelo del maletero constantemente. Un detalle tonto que bien podría ser empleado por los rivales. Lo dicho, una de las mejores cualidades del RAV4.
Prueba Toyota RAV4 150D Advance
La idea primitiva de Toyota fue crear un coche práctico a la vez que útil para un uso alejado del duro y frío asfalto. Tras esas dos décadas de crecimiento, el RAV4 sigue presentando esa base, y aunque puede que cada vez se aleje más del campo, cuestión de usos y conceptos de los compradores, sigue siendo un coche muy capaz de adentrarse en terrenos complicados, aunque eso sí, mejor si elegimos la tracción total, porque la unidad probada no disponía de ella.
La gama de motores es por el momento muy corta. Solo hay disponible una versión diésel y otra de gasolina, ésta última unida a la tracción 4x4. Ambas unidades cuentan con una potencia muy semejante, 143 CV para el diésel y 151 CV para el gasolina. Igualmente ambas unidades están asociadas a un cambio manual de seis velocidades. Pronto llegará la gran novedad de esta generación, y el motivo principal del restyling, el híbrido, que a la vez será el más potente de todos con 197 CV.
Pero centrémonos en la unidad en cuestión, en el diésel 150D, la unidad probada. Hay que decir que a priori es la elección más sabia a la hora de comprarse el RAV4. Presenta una configuración más que habitual en el segmento, pero sobre todo debe ser la elección principal por el excelente comportamiento que presenta en todo momento.
Puede que 143 CV no resulten ser muchos para un coche del tamaño del RAV4, pero la verdad es que no creo que le falte ni uno solo. He quedado gratamente sorprendido con el rendimiento que es capaz de extraerse, incluso rodando cinco personas y relativamente cargado, se muestra muy capaz y ágil. Es un motor muy elástico, a lo que se suma una relación de cambio que se antoja perfecta, pues sabe aprovechar cada caballo de potencia.
El problema llega a la hora de contener los consumos. Oficialmente Toyota homologa un gasto de 4,7 litros a los 100 kilómetros en ciclo combinado, 5,5 en ciudad y 4,3 en carretera. Bueno, en ningún momento el ordenador de a bordo se acercó a esas cifras. En términos generales la semana de pruebas concluyó con un gasto de 5,7 litros de media.
Aunque hubo momentos de exigencia, todo sea dicho de paso, la gran mayoría de los más de 1.000 kilómetros recorridos fueron de forma tranquila con una conducción real. Conste que siguen sin parecerme consumos elevados, pero la discrepancia con los datos oficiales sigue sin gustarme.
El comportamiento del RAV4 150D no tiene tacha. Se comporta como un turismo y se conduce como tal. Un rodador natural
Dejando a un lado el tema del consumo, hay que decir que se notan los 20 años de experiencia RAV4. Es un coche cómodo, un coche pensado tanto para viajar como para un uso más cotidiano. Sabe mezclar ambos terrenos a las mil maravillas. Es cómodo, es confortable, y gracias a ese gran tamaño del que antes te he hablado es un coche para "cargar y tirar millas". El único problema que le veo es que se filtra demasiado ruido a la cabina, la mayor parte de él proveniente del motor. No es muy molesto, pero es un aspecto a mejorar.
El conjunto de suspensión, dirección y frenos ha sido concebido para una conducción tranquila. No es un coche con el que puedas ir de "tramo" los fines de semana, pero sí que es un coche con el que afrontar sin ningún miedo los siempre molestos badenes o cualquier obstáculo al que te enfrentes, pues la suspensión siempre tiende a mostrar su configuración rutera y confortable. Todo sea dicho de paso, no hay modos de conducción ni parámetros configurables. El Toyota RAV4 es el mismo en todo momento.
Conclusiones
En el titular habrás podido leer la palabra correcto, y es que ese es el mejor adjetivo que define al RAV4. Es un coche sin estridencias, un coche que no pasa del simple correcto salvo en ciertos aspectos, como el espacio y el comportamiento de su motor. Es una pena que visto el exterior tan atractivo que tiene no sea acompañado por el interior, que a mi parecer se muestra demasiado sobrio. También echo en falta algo más de tecnología. Sus rivales ya montan muchos asistentes a la conducción, cosa que el RAV4 no. En ese aspecto creo que se ha quedado rezagado, y el restyling debería haber sido aprovechado para tal efecto, no solo para lanzar la versión híbrida.
Sin embargo lo correcto también abarca ciertos aspectos que me gustan. Me gusta lo sencillo que resulta. A día de hoy los coches se están volviendo demasiado complejos, y aunque sí que se podría incluir algo más de tecnología, se dispone de todo lo necesario para conducir. En cuanto a precios, hay que decir que el Toyota RAV4 parte de los 24.300 euros. Es mucho coche por ese precio, todo sea dicho de paso, pero los 36.500 euros del acabado más alto se me antojan un poco excesivos dado el empuje de otros modelos rivales. En definitiva, una compra lógica para aquel que no busque demasiada estridencia.