Prueba Volkswagen Polo 2018, menudo "Golfo" se ha hecho (con vídeo)

Como los buenos vinos el Volkswagen Polo mejora con los años. En sus casi cinco décadas de historia este pequeño ha crecido, evolucionado y madurado hasta esta sexta generación, que ya he tenido ocasión de probar. Ojito Golf que vienen empujando.

Prueba Volkswagen Polo 2018, menudo "Golfo" se ha hecho (con vídeo)

21 min. lectura

Publicado: 18/11/2017 10:00

Cumplir años es bueno, a pesar de lo que digan las buenas señoras. El Polo no oculta sus 42 años en el mercado, y la verdad es que no debe. Ya no es aquel jovencito adolescente que todos tenemos en mente, se ha convertido en un madurito muy interesante. Por fin llega a España la sexta generación, el Volkswagen Polo 2018, el cual ya he tenido ocasión de conocer y probar. Un Volkswagen Golf a escala.

Si te lo parece has acertado, este nuevo Polo se parece mucho a su hermano mayor

Pero antes de hablar del presente hay que hablar del pasado, de la historia de uno de los modelos más longevos y exitosos de Volkswagen. El primer Polo llegó en el año 1945, e inmediatamente se convirtió en un imprescindible para el día a día. Aquella época pasó y se acumulan ya seis generaciones, cada cual mejor que la anterior. No es extraño que haya acumulado más de 14 millones de unidades vendidas en todo el mundo.

La nueva generación se presenta muy cambiada con respecto a su sucesora. Lo primero que llama la atención es su considerable aumento de tamaño. Del primer al último Polo fabricado la ganancia ha sido de 37 centímetros de largo. Eso supone un segmento o segmento y medio. Para que te hagas una idea, este Polo es igual de grande que el Volkswagen Golf original de cinco puertas. La culpa, en cierto modo, la tiene la nueva plataforma, la versión más pequeña de la conocida MQB de Volkswagen.

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Esto provoca no solo un cambio en el tamaño, sino también de estilo. Los de Wolfsburgo han querido que el Polo se pareciese mucho a su hermano mayor, y lo han conseguido. Sobre todo si lo miras desde la parte delantera. El morro es más bajo que el de su predecesor, más compacto, con unos faros más estrechos unidos por una lámina que no me termina de convence la verdad. Por supuesto no pierde su aspecto juvenil.

El lateral refuerza es aspecto con muchas nervaduras. Sin lugar a dudas es la parte del coche con más empaque. Hay que destacar la línea descendente que recorre casi todo el largo y que consigue crear esa apariencia de movimiento incluso parado. Por su parte las llantas cuentan con un tamaño de entre 14 y 17 pulgadas, 18 para el caso del GTI. Por cierto si ya estás buscando la versión de tres puertas siento decirte que no la habrá. Este Polo pasará a la historia por ser el primero de todos en no poder contar con esa carrocería.

Un lateral muy estilizado, con nervaduras muy marcadas para crear efecto de dinamismo

Al llegar a la trasera uno se da cuenta que esta parte es la que menos cambia con respecto a la generación anterior. Eso sí, crea la sensación de ser un coche grande. Los faros se mantienen en un tamaño semejante, y los tubos de escape desaparecen de nuestra vista, salvo en el Volkswagen Polo GTI que los luce con orgullo. Para concluir con el apartado del diseño hay que decir que Volkswagen ofrece un paquete R Line que aporta un mayor efecto de deportividad, solo disponible a través del acabado Sport.

Pasemos al interior. De puertas para dentro el Volkswagen Polo luce tan bien o mejor que en el exterior. El segmento B siempre ha sido el gran desfavorecido en términos de calidad y equipamiento, pero los tiempos cambian y es más que evidente en el caso del alemán. Lo primero que te aborda es una sensación de calidad, como en todos los Volkswagen por encima de la media. Los materiales empleados son los que deben ser, superficies blandas en el salpicadero y más duras en el resto del coche. Si que es cierto que podrían ser mejores en algunos puntos, pero gracias a los ajustes, todo transmite un buen aspecto. Nada que criticar en este punto.

Obviamente el diseño de interiores ha cambiado. El salpicadero por ejemplo presenta una nueva forma, más compacta y robusta. En la parte de la consola lo primero que nos encontramos es la pantalla de hasta 8 pulgadas que se sitúa en la parte más alta. Gracias a ello uno desatiende menos la carretera. La parte inferior reservada para las salidas de la ventilación y el panel de control de la climatización, que por cierto ha sido rediseñado.

Centrándome en la zona del conductor debo destacar el cuadro de instrumentos digital. Es sin lugar a dudas la gran novedad del segmento. El Polo es el primero en estrenar este gadget que va camino de convertirse en indispensable de aquí en un futuro no muy lejano. Pronto el SEAT Ibiza también podrá contar con él, pero obviamente el primero tenía que ser el alemán. A fin de cuentas se trata de una versión rediseñada del Audi Virtual Cockpit que ya estamos acostumbrados a ver.

La ventaja que presenta es la mucha y variada información que puede mostrar. A través de los mandos del volante, que por cierto es el mismo que el de la generación anterior, podemos movernos entre los menús cambiando el tipo de información que queremos consultar e incluso el diseño del cuadro. Por supuesto estamos hablando de un elemento opcional, ya que las unidades de serie vendrán todas con la tradicional configuración de esferas analógicas y una pantalla TFT insertada entre ambas.

La estrategia seguida por Volkswagen ha sido coger un Golf y reducirlo de escala de forma descarada

A día de hoy no nos es extraño ver como los coches son considerablemente más grandes que sus antepasados. Ya no son aquellos estrechos e incómodos vehículos que todos recordamos. Esto por supuesto supone una importante mejora en el apartado de la habitabilidad. El Polo no solo ha crecido a lo largo, sino que también lo ha hecho a lo ancho, siete centímetros más, y en distancia entre ejes, con nada más y nada menos que nueve centímetros extra.

Tanta ha sido la ganancia que ahora el Polo es un coche ideal para cuatro ocupantes. Por supuesto las plazas delanteras serán las que más gocen de este cambio, pero también las traseras. El espacio para las piernas es considerable, lo mismo que para la cabeza. Todo está más holgado, salvo la plaza del quinto pasajero. Obviamente será el que más sufra ya que el asiento es más estrecho y con el incordio de un túnel de transmisión alto. Se debe a que la plataforma MQB A0 es capaz de montar versiones 4x4. Ojo esto no quiere decir que el Polo vaya a tener una versión de tracción total, pero sí el SUV que deriva de él, el Volkswagen T-Cross que en unos meses será presentado.

Las sensaciones al natural son igual de buenas que en la pantalla, mucha calidad de acabados

Por último el maletero, un 30% más grande. De los pasados 280 litros de capacidad pasamos a la nada desdeñable cifra mínima de 350 litros. Es mucha capacidad para un coche de estas dimensiones. El suelo de carga puede ser regulado en altura, y en su defecto encontramos un inmenso hueco donde dejar muchas cosas, siempre y cuando no hayamos seleccionado la rueda de repuesto. Las cifras que maneja el Polo en cuanto a su maletero lo posicionan como uno de los mejores del segmento.

La tecnología se ha convertido en algo esencial en todo coche moderno, y más si cabe en un segmento tan juvenil como el B. Por ello Volkswagen ha introducido una serie de elementos que cabe destacar y que podrían ser más típicos de un segmento superior. Además de los ya comentados, en la lista hay gadgets como los faros Full LED, los asientos delanteros calefactables, el control de crucero adaptativo, la cámara de aparcamiento trasera, el navegador, la carga de smartphone por inducción, el arranque mediante botón, y un equipo de conectividad avanzado que incluye tomas USB y enlace para Android Auto, Apple Car Play y Mirror Link.

Gran parte de esa tecnología indexada en el nuevo Polo está centrada en la seguridad. Sistemas activos de asistencia que pretenden salvaguardar a los ocupantes. Avisador del ángulo muerto, la alerta de colisión frontal con detección de peatones, asistente de cambio involuntario de carril y la alerta de tráfico transversal son algunos de los muchos elementos que se agolpan en el interior de este pequeño.

El primer modelo del segmento B en contar con instrumentación digital. Es opcional.

Hablemos de motores. En el momento del lanzamiento el Polo vendrá únicamente con versiones gasolina. Se trata de pequeños motores de tres cilindros de un litro de cilindrada con potencias que oscilan entre los 65 y los 115 caballos. Dentro de unas semanas aterrizarán las versiones diésel con motores 1.6 TDI de 80 y 95 caballos. Por encima de todas ellas se situará una vez más el Polo GTI, que dice adiós al downsizing y monta ahora un dos litros gasolina de 200 caballos. Toda una pelotilla que nos morimos de ganas por probar.

En cuanto a transmisiones, hay que decir que de forma habitual encontraremos cajas de cambios manuales de cinco o seis velocidades. Habrá posibilidad de integrar una transmisión DSG de siete velocidades, pero solo estará disponible para las variantes más potentes, incluido en el GTI que lo traerá de serie en el momento de su lanzamiento, pero que no cundan las alarmas, llegará el día en el que también sea posible usar un cambio manual, pero habrá que esperar.

Prueba Volkswagen Polo 2018

Las diferencias entre el Golf y el Polo siempre han sido claras y definidas, pero ahora ya no lo son tanto. El segmento B ha evolucionado extraordinariamente y a día de hoy pueden ser usados para muchas más cosas que para los tradicionales viajes rutinarios de casa al trabajo. Nada más sentarse en el Polo uno se da cuenta de las buenas sensaciones que se reciben. Esa línea imaginaria que lo separaba con respecto a sus hermanos mayores ha sido borrada de forma drástica.

El cambio de plataforma y el aumento de tamaño han hecho que el Polo sea un coche mucho más maduro en su conducción. El aplomo es mucho mayor, lo mismo que la calidad de rodadura y la rumorosidad. Tanto es así que ahora el Polo sirve incluso para esos viajes largos que antes podían echar para atrás. A esta nueva generación no le importan los kilómetros, se los come uno detrás de otro sin ningún problema. Es un coche muy cómodo.

Adelantándome al mercado he tenido ocasión de probar una de las dos variantes diésel que van a llegar. En concreto he tenido la posibilidad de ponerme tras el volante de 1.6 TDI de 80 caballos con cambio manual de cinco velocidades. Cambia esa cara de disgusto, se que puede parecer muy poca potencia, pero la sorpresa que me he llevado es mayúscula. No te voy a engañar, en un principio pensé que estaba conduciendo la variante de 95 caballos, con eso te digo todo.

Al pesar poco más de 1.000 kg, no se necesitan grandes potencias para mover al Polo

Pero no, la ficha técnica no me mentía, y este pequeño es capaz de moverse increíblemente bien con solo 80 caballos. El motor es de sobra conocido, un voluntarioso bloque de cuatro cilindros que desempeña el papel con actitud sobrada. Resulta algo perezoso a bajas vueltas, por debajo de las 1.500 vueltas no esperes respuesta alguna, pero por encima de ese rango empuja de forma progresiva y lineal. Eso sí, como era de esperar, el diésel pierde en el apartado de refinamiento con respecto a los de gasolina, siendo algo más ruidoso que éstos.

La caja de cambios acompaña a la perfección, de hecho es la encargada de aprovechas hasta el último centímetro de poder del pequeño motor. Las relaciones están perfectamente escalonadas, e incluso en quinta velocidad es capacidad de recuperar de forma razonable. Eso sí, rodando por autopista a velocidades sostenidas he echado en falta una sexta velocidad. No es que el coche la pida como el comer, pero creo que no estaría de más para poder bajar las cifras de consumo.

En cuanto al tren de rodaje debo decir que me ha gustado mucho. En una carretera de curvas se destaca por su agilidad, aunque puede que el Ibiza le gane en este apartado gracias a su configuración ligeramente más deportiva. La dirección transmite una buena información y guía sin problemas al coche. El chasis es capaz de soportar mucha más potencia y rendimiento absorbiendo cambios de dirección de forma rápida y natural. Y la suspensión por su parte peca de blanda, prioriza el confort sobre el dinamismo puro. Debido a esto el Polo tiene una conducción más confortable que su homólogo español.

Existen cuatro modos de conducción: Eco, Normal, Sport e Individual. La diferencia entre uno y otro no es excesivamente notable, no al menos en la versión de cambio manual. Sobre todo se nota en el cambio de la dureza de la dirección y en la respuesta del acelerador, más esponjoso en el modo Eco y más reactivo en el modo Sport. Por lo demás, como ya dicho, no hay grandes diferencias. El coche va muy bien en cualquiera de ellos.

Los modos de conducción se seleccionan a través de un botón situado al lado de la palanca del cambio

Elegir entre una variante diésel o gasolina va a depender muy mucho del tipo de uso que le vayamos a dar al coche. Si nuestros recorridos serán más urbanos, con pocos kilómetros al año, yo recomendaría alguna variante de gasolina sobre todo por refinamiento. Si por el contrario somos unos trotamundos los diésel nos ayudarán a pasar menos por la gasolinera ya que se muestran más eficientes.

Por último hablar de los precios. Uno no se puede olvidar que estamos ante una de las referencias del segmento. El Polo tiene un precio de salida, sin descuentos, de 14.470 euros para la variante Edition 1.0 de 65 caballos. El tope de gama será el 1.0 TSI de 115 caballos con el cambio DSG y acabado Sport, 20.165 euros. En cuanto al GTI, a finales de mes esperamos poder disponer de los precios oficiales, pero éstos van a rondar los 27.000 euros, repito que sin descuentos.

Conclusiones

Quién pudiera cumplir así los 45 años. El Volkswagen Polo 2018 se presenta en excelentes condiciones. Si bien antes un comprador de Golf ni miraba al Polo, ahora puede que éste atraiga a más de un comprador. La evolución es tremenda gracias al cambio de plataforma. De ahí en adelante los cambios introducidos no han hecho más que mejorar lo que ya era bueno, y mira que era difícil de conseguir, pero así es. Notable alto para él.

El Polo ha ganado en todos los sentidos con esta nueva generación. La competencia lo tiene difícil

Entre las muchas cualidades del nuevo Polo me quedo con su habitabilidad, con su tecnología y con su conducción. Puede que sea un pelín más burgués que el Ibiza, pero resulta más cómodo y confortable. ¿Qué mejoraría? Pues sin lugar a dudas la gama de motores. Personalmente se me hace escasa de potencia, y eso que reconozco que los 80 CV de la unidad probada van de maravilla. Aun así metería algo intermedio y más próximo al GTI, un 1.6 TDI de 115 caballos, o un 1.4 TSI de 150, por ejemplo.

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