Subaru Outback 2015, presentación (III): Comportamiento y valoración
La última entrega de nuestra toma de contacto con el Subaru Outback 2015 la hacemos analizando su comportamiento dinámico. Probamos el Outback bóxer diésel de 150 CV con cambio Lineartronic. Llevamos al extremo sus capacidades fuera del asfalto, un territorio donde el nuevo Outback se defiende mejor que muchos SUV. A la venta desde 29.900 euros.
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Publicado: 05/03/2015 08:00
Ya acomodados a bordo del Subaru Outback 2015 es hora de comprobar cómo se comporta en carretera… y fuera de ella. Nos ponemos tras el volante de una unidad con el motor turbodiésel 2.0 TD de 150 CV asociado a la transmisión automática CVT Lineartronic.
Inmediatamente nos damos cuenta de que en el habitáculo las vibraciones son imperceptibles y la sonoridad resulta muy contenida. La arquitectura bóxer del motor y una generosa insonorización del habitáculo son los principales responsables de estas cualidades.
En carretera
Los 150 CV que desarrolla este motor son suficientes para mover con soltura la carrocería del Outback a ritmos moderados. Sin embargo, la potencia no parece sobrar y con todas las plazas ocupadas y el maletero lleno es posible que echemos en falta más brío a la hora de realizar adelantamientos en carreteras de un carril por sentido.
Las versiones de gasolina cuentan con los modos de conducción SI-Drive, que permiten seleccionar un modo automático (Intelligent) y otro deportivo (Sport) variando la respuesta del acelerador y de la transmisión. Esta función no está disponible para la mecánica de gasóleo, ni siquiera de forma opcional.
Da la sensación que las fuerzas del motor bóxer se ven atadas por el cambio Lineartronic. Esta caja de tipo CVT se encarga de eliminar cualquier tipo de alegría innecesaria para convertir cualquier patada al pedal del acelerador en un movimiento suave y progresivo.
El motor bóxer diésel es muy suave pero le falta nervio
Uno de los inconvenientes de las transmisiones CVT es que no hay una relación directa entre la aceleración y el sonido producido porque las revoluciones del motor no suben sino que se sitúan permanentemente en un rango óptimo. Sin embargo el Lineartronic acaba con esa situación desconcertante simulando siete relaciones prefijadas (seis para el motor 2.5i) cuando se pisa el acelerador a fondo. Esta acción también puede hacerse realizando los cambios con las levas o desde la misma palanca. Este comportamiento es todo un acierto.
La dirección electromecánica tiene un buen guiado aunque sus suspensiones sobreelevadas no están pensadas para tomar curvas cerradas con agresividad, en autopista goza de un gran aplomo. Aún así el Outback denota bastante agilidad gracias al sistema de tracción total permanente Symmetrical AWD con reparto de par activo (Active Torque Vectoring, ATV) entre los ejes delantero y trasero. El reparto de la tracción es del 60:40 en condiciones normales y puede llegar al 50:50.
Las versiones con cambio manual de seis velocidades de este modelo tienen una configuración de tracción diferente, empleando un sistema de tracción a las cuatro ruedas con una distribución inicial del par de 50:50 y un acoplamiento viscoso como diferencial de deslizamiento limitado.
El confort de marcha es elevado y la seguridad también si se equipan los sistemas de seguridad preventiva EyeSight. Bajo esta denominación se engloban unas tecnologías que benefician de dos cámaras a color estereoscópicas con sensores CMOS que detectan e identifican lo que sucede delante del vehículo, ya sean otros vehículos, peatones u obstáculos. De este sistema se valen el sistema de frenado precolisión, los sistemas de advertencia de salida o desvío de carril y el control de crucero adaptativo con función de asistencia en embotellamientos.
Fuera del asfalto
La versatilidad del Subaru Outback se completa con unas suspensiones altas que ofrecen 200 mm de altura libre al suelo. También cuenta con unos ángulos bastante generosos, con 25º de ángulo de entrada, 23º de ángulo ventral y 25º de ángulo de salida. De serie calza neumáticos mixtos y opcionalmente se puede equipar el Outdoor Pack con protecciones adicionales en los paragolpes y los laterales y una rueda de repuesto en lugar de kit antipinchazos.
El Outback carece de reductora aunque para suplir esta ausencia dispone de un sistema X-Mode que mejora la tracción mediante una gestión específica del motor, la transmisión, los frenos y el sistema de tracción total. También activa automáticamente el control de descenso de pendientes (HDC).
En la presentación pudimos comprobar las habilidades del Outback fuera del asfalto en una sensacional ruta que pondría en apuros a muchos todocaminos del mercado. A pesar del maltrato al que fue sometido, el familiar japonés sorprendió por su comportamiento offroad, superando los obstáculos sin crujidos ni sonidos mecánicos extraños ¿Tiene sentido comprarse un SUV?
Conclusiones
El Subaru Outback mejora en todo a su predecesor. Ha dado un paso enorme en refinamiento, presentando unos acabados más lujosos y un gran confort de marcha. Un gran salto que se ha dado manteniendo un atractivo precio de venta. Por los 29.900 euros que cuesta la versión de acceso se consigue un producto que deja muy buenas sensaciones y además muy equipado.
El modelo japonés también presume de tecnología y seguridad, además de una excelente habitabilidad. Aunque sin duda uno de sus grandes valores es la versatilidad. Es tan elegante como una gran berlina, tan espacioso como un familiar y tan campero como un SUV. Y es que sus capacidades fuera de carretera van más allá de lo imaginable para este tipo de vehículos.
Es una compra acertada, sin duda, aunque para atraer a un mayor abanico de clientes le vendría bien una gama más amplia de motores con la que sí cuenta parte de su variada competencia. El propulsor bóxer diésel parece una buena opción aunque le falta un poco de brío. Merece la pena adquirir una versión con la transmisión automática Lineartronic porque se gana en confort y, sobre todo, porque así se puede contar con todas las funciones del sistema EyeSight.