Video prueba Alfa Romeo Giulia Veloce 2.2 Diésel

¿Puede ser deportiva una berlina diésel, automática y con tracción total? El Alfa Romeo Giulia quiere romper todos los clichés y demostrar que la deportividad se lleva en los genes, independientemente de la configuración. Nos subimos al Giulia Veloce de 210 CV y te lo enseñamos en video

Video prueba Alfa Romeo Giulia Veloce 2.2 Diésel

16 min. lectura

Publicado: 21/02/2017 18:00

Alfa Romeo completa la gama del Giulia con la llegada a los concesionarios españoles de las versiones con los motores de gasolina 2.0 TBi de 200 y 280 CV, además del acabado Giulia Veloce. Hemos querido conocer más de cerca que ofrece este interesante nivel de equipamiento que se sitúa un escalón por debajo del radical Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio, que con sus 510 CV la berlina más rápida de Nürburgring.

El acabado Veloce está disponible con motores de 210 caballos diésel y 280 caballos gasolina, ambas exclusivamente con transmisión automática de ocho relaciones y por primera vez en la gama de la berlina italiana abandona la configuración de propulsión trasera a favor del nuevo sistema de tracción integral Q4. Para nuestra toma de contacto nos hemos decantado por la mecánica de gasóleo.

¿Por qué ésa en concreto? Porque el Alfa Romeo Giulia Veloce 2.2 Diésel rompe muchos tabúes. Un coche diésel no es tan deportivo como un gasolina. Un cambio automático no es tan deportivo como un manual. Una tracción integral no es tan deportiva como la propulsión trasera. La marca italiana quiere refutar esos tres axiomas.

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No hay duda de que el Giulia es una de los modelos más bellos del segmento

Un placer para los sentidos

Pero antes de arrancar el motor vamos a echar un vistazo a su exterior. El Alfa Romeo Giulia dispone una imagen poderosa y deportiva y llama la atención en un segmento tan clásico como es el de las berlinas del segmento D. No podía ser de otra manera, Alfa siempre ha destacado por el exquisito diseño de sus coches y esta berlina de 4,64 metros de longitud no podía ser menos.

La versión Veloce tiene elementos específicos como un paragolpes delantero con unas entradas de aire más grandes que los que se montan en los acabados estándar. Lleva unos bonitos faros bixenón direccionales de serie, aunque echamos de menos la posibilidad de montar unos faros de LED que no están disponibles ni como opción.

En la vista lateral observamos que el marco de las ventanillas está rematado en negro brillante y que las llantas son de 18 pulgadas, aunque la lista de extras nos ofrece unas de 19 pulgadas realmente espectaculares. Además, en el Giulia Veloce las pinzas de freno pueden ir en negro, rojo o amarillo, según nuestro gusto, para subrayar su carácter deportivo. Detrás, el paragolpes posterior integra un difusor y una doble salida de escape cromada.

El Pack Performance AT (2.546 euros) es interesante: añade un diferencial de deslizamiento limitado, suspensión deportiva activa y levas de cambio

Hacía cinco años que el fabricante de Turín no tenía una berlina en su catálogo, desde la desaparición del 159. Su regreso a la categoría con el Giulia ha sido por todo lo alto con un modelo que incluso se plantea rivalizar con los sedanes premium de este segmento. Esas intenciones quedan claras al acceder al habitáculo del modelo italiano, donde la sensación de calidad es enorme tanto por materiales como por ajustes. Todo ha sido muy cuidado, incluso detalles como la guantera, cuyo interior está completamente forrado.

Con el nivel de equipamiento Veloce, además, disfrutamos de algunos detalles exclusivos como las inserciones de aluminio y un maravilloso volante que está calefactado. A través del aro podemos ver el sencillo pero efectivo cuadro de instrumentos que incluye una pantalla TFT a color de 7 pulgadas del ordenador de a bordo.

También de serie para el Giulia Veloce es el sistema multimedia con una pantalla panorámica de 8,8 pulgadas que está perfectamente integrada en el salpicadero. No es táctil, el sistema se maneja con un mando giratorio situado entre los asientos cuyo manejo resulta bastante intuitivo. El sistema contiene toda la información del audio con radio digital, la telefonía, la navegación con mapas 3D y la cámara trasera, entre otras cosas. El sistema ofrece una buena calidad de imagen pero tiene algunos detalles que mejorar como que la pantalla produce algunos reflejos que dificultan su visualización cuando el sol directamente en ella. Además las imágenes de la cámara posterior se ven en un tamaño demasiado pequeño y no hay disponible un sistema de cámaras 360 que sí tienen algunos de sus rivales.

Los asientos son una maravilla

También es propio del Veloce sus asientos deportivos, sensacionales en todos los sentidos. Son cómodos y ergonómicos, recogen muy bien el cuerpo y están calefactados. Las regulaciones son eléctricas y además de los tradicionales reglajes en longitud y altura también cuenta con una banqueta extensible y regulación eléctrica de la zona lumbar y de los apoyos laterales. Por si fuera poco tienen un diseño precioso y están tapizados en cuero perforado. Son casi perfectos.

Eso sí, la berlina de Alfa Romeo no brilla en su vertiente familiar. Por ejemplo no hay muchos huecos donde depositar objetos y la habitabilidad es simplemente correcta. Es cierto que hay un buen espacio para las piernas tanto delante como detrás, pero sin embargo la altura no es muy grande. Algo que se nota más si equipamos el techo solar doble, que resta algunos centímetros de altura.

En las plazas traseras encuentran sitio ocupantes de hasta 1,80 m de estatura si bien el acceso no es el más cómodo del mundo porque las puertas, por su forma y tamaño, no dejan un hueco amplio para entrar. La plaza central está pensada para un uso ocasional ya que es más estrecha e incómoda que la de los extremos, y encima el notable túnel de transmisión quita mucho espacio para las piernas.

El maletero del Giulia tiene una capacidad de 480 litros, un volumen normal para una berlina de esta longitud, y la boca de carga no es muy amplia lo que puede dificultar introducir objetos de gran tamaño. Debajo del piso hay un pequeño compartimento adicional. Una vez más el esfuerzo por la calidad de Alfa Romeo queda patente mostrando el cuidado de los detalles porque todo el interior de la zona de carga está bien tapizado, incluso el interior de la tapa del maletero que en otros coches es de plástico.

Deportividad con mayúsculas

Llega el momento de ponerse en marcha y enseguida queda claro que el Veloce diésel es muy agradable y tiene una respuesta fantástica. Alfa Romeo siempre ha destacado por la deportividad de todos sus modelos, es marca de la casa, y el Giulia no podía ser menos. Los genes son los genes.

Es cierto que el 2.2 Multijet II de cuatro cilindros no es tan refinado como la alternativa de gasolina. Deja clara su condición diésel cuando lo escuchamos desde el exterior pero en el habitáculo es más discreto y su sonido pasa muy desapercibido aunque no se puede decir que el Giulia sea un coche muy silencioso por culpa de un notable ruido de rodadura siempre presente.

Colocar el botón de arranque en el volante es un guiño a la deportividad pero resulta de poca utilidad real

El primer motor diésel de la historia de Alfa Romeo hecho enteramente de aluminio impresiona por el empuje de sus 210 CV. Se sitúa en los más alto de la gama de gasóleo, superando al Giulia diésel de 180 CV que ya probamos en su lanzamiento. Da igual en qué marcha vayamos, ya desde 1.750 rpm tenemos unos soberbios 470 Nm de par. Sin posibilidad de montar una caja manual con este motor, la transmisión recurre a un cambio automático de 8 marchas con convertidor de par fabricado por el especialista ZF. Es muy suave y rapidísima, así que tiene un comportamiento realmente satisfactorio.

El Alfa Romeo Giulia Veloce es el primer Giulia con el nuevo sistema de tracción Q4. La tracción integral permanente no merma el dinamismo de la berlina italiana porque en condiciones normales el sistema envía todo el par al eje trasero permitiéndonos deslizar la zaga si nos queremos poner exigentes. Sólo si se detecta una pérdida de adherencia se reparte automáticamente con el eje delantero para garantizar la tracción, la estabilidad y la seguridad.

Hablando de seguridad, también hay que señalar que es uno de los puntos fuertes del Giulia. Tiene 5 estrellas en los tests de choque de Euro NCAP y ha sido el modelo que ha conseguido la nota más alta en lo que se refiere a protección de los ocupantes. La sensación de seguridad es grande porque aporta mucha confianza al conductor con una capacidad de frenada soberbia y un aplomo y agilidad excepcionales.

Cambiar el comportamiento del coche es tan sencillo como girar el selector Alfa DNA

Una agilidad inusitada en este segmento. El Giulia se siente ligero y la dirección es rapidísima, la más directa de la categoría. Con este motor diésel se pasa de 0 a 100 km/h en sólo 6,8 segundos y es tremendamente fácil ir rápido. La diversión y la emoción tras el volante están garantizadas.

Hay una cosa que resulta desconcertante y es que en el volante se ha integrado el botón de arranque, algo que no tiene ninguna utilidad práctica. Lo que todos queremos tener en el volante son las funciones que más manejamos durante la conducción y éste no es el caso del botón de arranque, que es necesario mientras se conduce. Desde luego habría sido más ventajoso colocar en el volante el mando de los modos de conducción -que está en la consola- para seleccionar el perfil que nos interese en cada momento y trasladar a la consola el botón de arranque.

Hablando de los modos de conducción. El sistema es similar al resto de modelos de la marca italiana, se llama Alfa DNA y sólo tiene tres configuraciones lo cual es ideal porque no necesitamos más: uno para gastar poco, otro para correr mucho y una opción intermedia. Las diferencias entre un modo u otro son muy notables y afectan a la respuesta del acelerador, la dirección, la caja de cambios y la suspensión.

El primer Giulia nació en 1962 y el modelo actual es su sucesor espiritual

En este último caso, la suspensión, sólo cambia si tenemos la suspensión activa, que es opcional. Merece la pena y además hay un paquete que la incluye junto con un diferencial de deslizamiento limitado, una configuración perfecta para devorar curvas. También en este pack se incluyen unas enormes levas de cambio de aluminio fantásticas por su funcionamiento y tacto aunque sobresalen demasiado y a veces molestan un poco a la hora de tocar las palancas que están detrás -por ejemplo a la hora de poner los intermitentes-.

El Giulia Veloce Diésel está a la venta por 51.650 euros, lo que supone un ahorro de 3.850 euros respecto al Veloce de gasolina. Es un precio razonable porque el equipamiento de serie es muy completo (tapicería de cuero, llantas de 18 pulgadas, navegador, ...) e incluye el cambio automático y la tracción total, elementos por los que hay que abonar una cantidad extra en algunos de sus rivales ¿Conseguirá hacerse con un hueco en el mercado? El público dictará sentencia.

Lo que está claro es que la marca italiana no quiere olvidar sus raíces, su ADN, y eso es motivo de celebración. Se nota que el Giulia está hecho para disfrutar de la conducción. No destaca como coche familiar porque para Alfa Romeo el protagonista absoluto es el conductor: todo está pensado para bombardear sus sentidos, para que disfrute al volante, para que experimente unas prestaciones contundentes, para que se saboree todas las emociones de la conducción espirituosa. El Alfa Romeo Giulia Veloce enamorará a los entusiastas de las auténticas berlinas deportivas. Pura diversión.

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