Video prueba Volkswagen Tiguan 2.0 TDI 150 DSG 4MOTION, el valor de la madurez
La segunda generación del Volkswagen Tiguan se muestra como un producto serio y maduro, donde la racionalidad limita su vertiente pasional. La combinación del motor turbodiésel 2.0 TDI de 150 CV con el cambio DSG de 7 marchas y la tracción integral 4MOTION da como resultado un SUV muy equilibrado y polivalente. Lo probamos en video.
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Publicado: 24/01/2017 09:00
La segunda generación del Volkswagen Tiguan llegó a los concesionarios españoles hace unos meses, en mayo de 2016, con el importante desafío de superar a su predecesor. En su primera generación, el SUV compacto se colocó como uno de los modelos más importantes de la marca alemana vendiendo casi tres millones de unidades. Así que su renovación tenía que estar a la altura de las exigencias para seguir siendo un coche primordial en la gama de Volkswagen.
Tras probar el Tiguan 2.0 TDI 150 DSG 4MOTION Sport he podido constatar que para conseguirlo ha evolucionado en todos los sentidos. El que primero salta a la vista es, evidentemente, su aspecto. Con respecto al modelo anterior, el Tiguan es más largo, ancho y bajo (llegando a los 4,49 m de longitud) y deja atrás las formas redondeadas de la anterior generación para dar paso a un diseño donde prevalecen los perfiles rectos y angulosos.
Todo el conjunto ha sido pensado para ofrecer un excelente coeficiente aerodinámico dentro de su segmento. Las marcadas líneas horizontales le dan una perspectiva más robusta y los detalles cromados como la contundente parrilla frontal aportan un toque elegante. Los faros Full Led con iluminación adaptativa en curva Dynamic Light Assist de este acabado Sport proporcionan una excelente luz cuando el sol se esconde.
Definitivamente el SUV alemán ha ganado en presencia y cuenta con llantas de aleación que van desde las 17 a las 20 pulgadas, siendo de 19 pulgadas las de esta unidad. El nuevo Tiguan tiene un aspecto más maduro, aunque es cierto que también es más sobrio y quizá un poco soso incluso a pesar de ser una unidad con el acabado Sport, el más completo de los tres niveles de equipamiento que ofrece la gama junto a Edition y Advance. Para ganar en personalidad hay que recurrir al paquete R-Line (desde 1.905 euros).
Dentro del Tiguan nos encontramos una atmósfera muy conocida. El diseño del salpicadero sigue los trazos de los últimos modelos de Volkswagen y eso es bueno porque en general tenemos una gran sensación de calidad, buenos materiales y ajustes, una acertada ergonomía y unos mandos y botones muy agradables al tacto. Que el diseño nos resulte familiar no significa que no haya novedades interesantes aunque éstas las encontramos principalmente en el plano tecnológico.
Para empezar destaca el fantástico cuadro de instrumentos digital Active Information Display que llevan las versiones más equipadas del todocamino de Volkswagen. En este display de 12,3 pulgadas se muestra la información de forma muy clara y atractiva, incluso aunque la luz del sol incida directamente se sigue viendo muy bien y además lo podemos configurar con diferentes diseños. Para completar los datos que se muestran al conductor es posible equipar un Head-Up Display a color.
Igualmente hay que destacar el sistema multimedia. Se trata de la segunda generación de este sistema de infoentretenimiento y utiliza una pantalla táctil de 8 pulgadas donde manejar todas las opciones de navegación, audio, telefonía y configuración del vehículo. Para los que no podemos vivir sin nuestro teléfono móvil es una alegría saber que el sistema disfruta de conectividad Android Auto, Apple CarPlay y Mirror Link para disfrutar del contenido de nuestro smartphone durante los desplazamientos.
En esta pantalla también se visualizan las imágenes del sistema de cámaras de 360º denominado Area View que es muy útil en maniobras y brinda una vista cenital del coche, además de otras en el frontal, la trasera, los laterales y varias perimetrales. Aparcar es aún más fácil si recurrimos al asistente automático de aparcamiento Park Assist 3.0 que permite estacionar de manera sencilla en línea y en batería.
En el equipamiento disponible para el Tiguan también destaca el climatizador automático Climatronic de tres zonas o el gran techo solar panorámico practicable que aporta muchísima luz al habitáculo y da mucha sensación de amplitud. Una sensación real ya que el espacio interior es uno de los puntos fuertes del todocamino alemán. Esta buena habitabilidad es una de las ventajas de la nueva plataforma modular sobre la que se asienta este modelo.
Donde destaca frente a la mayoría de modelos de la competencia es en las plazas traseras, con mucho sitio para las rodillas y la cabeza incluso para pasajeros de estatura elevada. El Tiguan también puede alardear de ofrecer mucha anchura en esta segunda fila, así que deja espacio para tres adultos. Es verdad que el túnel de transmisión es bastante voluminoso en esta zona pero aún así el pasajero de la plaza central puede viajar cómodamente.
El Tiguan es el primer SUV de la marca alemana asentado en la plataforma modular transversal MQB y la configuración interior siempre es de cinco plazas. Quien necesite más tendrá que esperar a la futura versión con carrocería alargada y siete plazas denominada Tiguan Allspace. Como muestra de su flexibilidad, la segunda fila de asientos se puede desplazar longitudinalmente hasta 18 cm así que en su posición más adelantada maximizaremos el espacio de carga.
Al maletero se accede a través de un portón eléctrico opcional que nos deja una amplia boca de carga, ideal si tenemos que introducir objetos de grandes dimensiones. Tenemos un volumen de 520 litros, una cifra muy notable para un coche de 4,5 metros de longitud. Pero ojo, si adelantamos la segunda fila de asientos como os he dicho antes ampliaremos la capacidad hasta los 615 litros.
El espacio es muy aprovechable y el piso se puede colocar a dos alturas, dejando en su parte inferior la rueda de repuesto o un compartimento. Por supuesto también podemos abatir los respaldos, cosa que podemos hacer desde unos tiradores en el interior del maletero, y así incrementar el volumen hasta los 1.655 litros.
La versatilidad por bandera
Hay siete opciones mecánicas y estamos probando el más equilibrado: el motor turbodiésel TDI de 2,0 litros y 150 CV. Da unas buenas prestaciones y proporciona un empuje muy lineal desde bajas vueltas, aunque también es cierto que le falta un poco de refinamiento y muestra un sonido un poco áspero en frío.
Esta unidad lleva el cambio DSG de 7 velocidades, una transmisión automática de doble embrague que supone una excelente elección porque funciona con mucha suavidad. Eso añade un plus de confort a un coche ya de por sí cómodo y muy agradable de conducir. A baja velocidad, por ejemplo en maniobras de estacionamiento, puede resultar un poco brusco.
Al volante estamos sentados en una posición alta y tenemos una buena visibilidad en cualquier dirección. La insonorización es buena, el tacto de la dirección y de los pedales es muy acertado y el tarado de la suspensión brinda un buen compromiso entre agilidad y comodidad. Opcionalmente puede equipar una suspensión deportiva que no resulta muy recomendable porque resta confort. También hay un tren de rodaje adaptativo DCC, siempre interesante aunque tiene un sobrecoste de 1.000 euros que quizá no merezca la pena invertir porque la suspensión de serie cumple muy bien.
No puede faltar una amplia variedad de equipamiento de seguridad como el asistente de frenada de emergencia en ciudad con sistema de detección de peatones, el control de crucero adaptativo, el asistente de cambio de carril, etc. El modelo de Volkswagen presume de ser el más seguro de su categoría según los tests de Euro NCAP. El todocamino alemán también estrena los servicios del nuevo Sistema Security & Service.
Del Tiguan hay versiones de tracción 4x2 o con el sistema de tracción total 4MOTION como este caso. Se trata de un sistema de tracción integral permanente que envía el par al eje delantero en condiciones normales pero si se detecta una pérdida de adherencia lo reparte convenientemente.
Una de las características de las versiones con tracción total es que tienen una mayor altura libre al suelo, llegando a los 200 mm por los 189 mm de las versiones de tracción a un único eje. En conjunto todo esto permite salir del asfalto con ciertas garantías, pudiendo hacer una conducción offroad con el SUV de Volkswagen siempre que no busquemos grandes complicaciones.
Si habitualmente circulamos fuera del asfalto es interesante equipar un paquete específico con una protección de bajos y un frontal que tiene un diseño diferente para ofrecer un ángulo de ataque mayor que alcanza los 25,6º en lugar de 18,3º. En la consola central tenemos un mando para modificar la actuación de la tracción, un sistema que es novedad en el Tiguan y se llama 4MOTION Active Control.
En la misma ubicación se encuentra un botón con los modos de conducción que ajustan parámetros del vehículo como la dirección, la respuesta del acelerador o la gestión del cambio. En el modo más eficiente (Eco) tenemos una función de planeo en el que la transmisión se desacopla del motor y avanzamos por inercia, algo que se realiza de forma automática con rapidez y suavidad. Esto permite ahorrar combustible ¿Y cuánto gasta el TDI de 150 CV en el Tiguan? Lo normal es que nos movamos en torno a los 6,5 l/100 km haciendo una conducción variada. No es un dato brillante sino un valor normal para un coche de este tamaño.
Definitivamente Volkswagen ha hecho un gran trabajo con esta nueva generación del Tiguan, mostrando un claro paso hacia delante en calidad y tecnología. También destaca por su buena habitabilidad y su gran capacidad de carga, unas características que lo convierten en un modelo muy polivalente.
El mayor reproche que se le puede poner es su elevado precio. Sí, es cierto, que la gama arranca en unos razonables 26.660 euros pero se trata de la versión básica Tiguan Edition que no es la que querrás tener. Merece la pena estirar nuestro presupuesto para tantear, al menos, el acabado Tiguan Advance (desde 31.780 euros) mientras que el deseable Tiguan Sport sube la tarifa hasta 39.370 euros.
Si a esto le sumamos diversos extras nos encontramos con que una unidad como la que he probado ronda los 50.000 euros, una elevada tarifa que le sitúa mano a mano con modelos premium y muy superior a la de Seat Ateca, Hyundai Tucson o Mazda CX-5 equivalentes.