Qué es la dirección asistida: cómo funciona, tipos y mantenimiento
La dirección asistida representa uno de los avances más útiles y que mayor confort han trasladado al conductor durante la conducción. Una evolución clave para hacer más fácil la forma de conducir.
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Publicado: 27/02/2024 17:00
El sistema de dirección de un vehículo permite al conductor, a partir de una serie de mecanismos, dirigir las ruedas directrices para controlar la dirección a la que quiere dirigirse. La dirección asistida, lo que permite, es hacer que ese giro, realizado con el volante, sea más fácil y cómodo.
En sí, la dirección asistida es un sistema que ayuda al conductor a girar o maniobrar sin esfuerzo. En otros tiempos, girar el volante, sobre todo al aparcar, consistía en una tarea casi hercúlea, debido a la dureza que imponía el sistema de dirección.
Hace no mucho, maniobrar con una mano en el volante y la otra en la palanca de cambios era una práctica casi imposible, de ahí que no seamos conscientes de los beneficios de la dirección asistida hasta que no hemos tenido la oportunidad de probar un vehículo sin esta tecnología.
La dirección asistida hace que las maniobras al volante de un vehículo sean más fáciles, cómodas y seguras, reduciendo el esfuerzo que debemos hacer sobre el volante. Ya no solo para maniobrar a baja velocidad al aparcar, por ejemplo; también es útil e importante al desviarse para evitar obstáculos inesperados en la carretera. Así pues, proporciona también seguridad y agilidad.
Cómo funciona una dirección asistida
El tipo de dirección asistida más habitual es la hidráulica: el sistema está compuesto por un circuito hidráulico que consta de una bomba de dirección y una unidad de control, que se encarga de gestionar la dirección en función de la fuerza que ejerza el conductor directamente sobre el volante.
Esta bomba de dirección funciona gracias a la fuerza que le llega desde el cigüeñal a través de la correa de accesorios: el aceite circula por el circuito y se distribuye de un lado a otro gracias a una válvula de control. Cuando se gira hacia una dirección, un lado del cilindro se va llenando de aceite, la presión aumenta y activa el pistón que se encarga de accionar los elementos mecánicos de dirección; y en consecuencia, mueve las ruedas.
Dado que no siempre la dirección necesita asistencia, cuando se circula en línea recta o al realizar ligeros movimientos de volante, por ejemplo, este aceite no está siempre en continuo movimiento, por lo que utiliza menos energía en comparación con otros dispositivos como el aire acondicionado.
Tipos de dirección asistida
Existen tres tipos fundamentales de dirección asistida. La primera la acabamos de ver:
- Dirección asistida hidráulica: funciona gracias a la energía hidráulica generada por una bomba de dirección y un actuador. Es la más común de todas.
- Dirección asistida eléctrica: conocida también como sistema EPS (Electric Power Steering), emplea un motor eléctrico en la columna de dirección para funcionar. Consume menos energía que la hidráulica, es más compacta y ligera, ya que necesita menos componentes. Sin embargo, en caso de avería, su reparación es más complicada; además, las sensaciones de conducción pueden verse limitadas. Es el sistema más actual y el más fiable.
- Dirección electro-hidráulica: el sistema puede funcionar de forma hidráulica mediante una bomba, pero también a través del motor eléctrico independiente que funciona solo cuando es necesario. Es la opción que ofrece menos problemas y que puede suponer un mayor ahorro a la larga.
Tanto la dirección eléctrica como la electro-hidráulica, al estar controladas electrónicamente, pueden generar una asistencia variable en función de la velocidad a la que circula el vehículo, lo que proporciona una conducción más cómoda.
Mantenimiento de la dirección asistida
Al igual que otros elementos del vehículo, el sistema de dirección asistida requiere de estar atentos a posibles averías y de llevar a cabo un mantenimiento adecuado, necesitando de revisiones periódicas.
En estas se revisan diferentes elementos: estado del aceite, posibles fugas, amortiguadores y presión de la bomba (en el caso de los sistemas hidráulicos), el estado de la cremallera de dirección, manguitos, la presión y estado de los neumáticos, ya que podrían generar problemas en la dirección asistida, posibles obstrucciones, entrada de aire en el sistema
No obstante, se recomienda cambiar el líquido cada dos años o cada 100.000 km, pero también cuando se perciban ciertos síntomas: cuando el líquido tenga un color oscuro, al notar cierta dureza al girar el volante, cuando el volante vibre al ralentí o cuando se perciban sonidos extraños, como ruidos o chirridos.