Qué es un eurotaxi y qué características tiene

Los taxis representan uno de los servicios públicos vitales en ciudades y poblados para el transporte de pasajeros que no pueden permitirse disponer de un coche privado y que no pueden o quieren usar el transporte público.

Sin embargo, las personas que van en silla de ruedas en su día a día tienen todavía más complicado moverse por la ciudad con la misma libertad. Aquí es donde entran en juego los llamados eurotaxis, también llamados «taxis adaptados» o «taxis accesibles».

¿Qué es un eurotaxi?

Un eurotaxi es un vehículo con licencia de taxi, valga la redundancia, pero que está adaptado para que una persona en silla de ruedas pueda subirse a este sin necesidad de bajarse de su silla.

Son vehículos habitualmente del tipo monovolumen o furgoneta: su estructura es diferente al de un vehículo convencional y ha sido adaptado para disponer de varios elementos clave para que las personas en sillas de ruedas puedan viajar de forma cómoda y, sobre todo, segura.

Por un lado, tienen una rampa para que estas personas puedan subir al interior del eurotaxi con comodidad. Por otro lado, tienen la parte trasera un espacio acondicionado con las fijaciones necesarias para que la silla vaya asegurada en todo momento.

Un eurotaxi funciona como un taxi normal: suelen tener capacidad para hasta 7 personas, o bien para 4 personas más la persona en silla de ruedas. Sin embargo, esta última tiene prioridad sobre el resto.

Características de un eurotaxi

Los eurotaxis surgen en base a dos leyes importantes en España: por un lado, la Ley 51/2003, del 2 de diciembre, sobre igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad. También tenemos que mencionar el Real Decreto1544/2007, del 23 de noviembre, que determina las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los modos de transporte para personas con discapacidad.

Para disponer de un eurotaxi, hay que cumplir una serie de condiciones burocráticas o legislativas, siendo la licencia de este tipo de taxi diferente al resto. Pero además, tiene que cumplir con una serie especificaciones técnicas de accesibilidad.

A día de hoy, aproximadamente un 5 por ciento el total de taxis se corresponden con estos eurotaxis.

Por ejemplo, a nivel de dimensiones, deben cumplir con una altura mínima libre del hueco de acceso de la silla (130 cm), así como un ancho mínimo libre de la puerta de acceso (80 cm). Deben llevar un mecanismo de seguridad para evitar el cierre adicional de la puerta o puertas de acceso mientras el usuario entra o sale del vehículo.

Debe haber también una superficie mínima de alojamiento para la silla (120x70 cm), así como una altura libre en el interior del habitáculo (140 cm). Las puertas abatibles deben tener un eje vertical de apertura de 90 grados como mínimo.

A nivel de seguridad, se debe tener un mecanismo de anclaje tanto para la silla como para su ocupante con el cinturón de seguridad, un asidero o punto de apoyo, respaldo y apoyacabezas, una rampa de como mínimo 70 cm de ancho y que no supere el 30 por ciento de inclinación, así como un escalón en el lateral para acceder al interior por las puertas laterales si el coche tiene una altura superior a 250 mm desde la calzada al umbral de la puerta.

Otros detalles de los eurotaxis

Los precios de los eurotaxis son más elevados que los taxis convencionales a la hora de su adquisición. Los más baratos pueden rondar los 40.000 euros; sin embargo, cuentan con ayudas y subvenciones de las administraciones públicas, como los ayuntamientos o incluso de organismos como la ONCE.

Al ser considerados como un servicio público y como taxi para todos, que da libertad y accesibilidad a todo tipo de personas, estas ayudas son bastante más elevadas que para los taxis convencionales.

Por ejemplo, como referencia, en la partida 2024 de ayudas del Ayuntamiento de Madrid se pueden alcanzar los 20.000 euros siempre que se adquiera un vehículo nuevo con etiqueta ECO o Cero, y hasta 10.000 euros si es uno de segunda mano. En ambos casos, con un máximo del 50 por ciento del coste sin contar el IVA.