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Seguro que has oído hablar de esto en varias ocasiones, pero es probable que no tengas del todo claro qué es o por qué se produce. Te contamos todos sus secretos y también la razón por la que trae de cabeza a ingenieros y pilotos.
Desde que la Fórmula 1 reintrodujo el efecto suelo en 2022, un término ha vuelto con fuerza al vocabulario de los aficionados y, sobre todo, al de los ingenieros: el porpoising.
El porpoising podría traducirse literalmente del inglés como «marsopeo» y también es conocido como «bouncing», pero para los que prefieren algo más gráfico y menos anglófilo, es el equivalente a «rebote».
Pero… ¿qué es exactamente este fenómeno? ¿Y por qué puede hacer la vida tan complicada a los equipos de Fórmula 1?
Aunque los equipos han aprendido a controlarlo mejor, el porpoising sigue siendo una variable a tener en cuenta
El porpoising es un efecto aerodinámico que provoca que un coche de Fórmula 1 rebote enérgicamente de arriba abajo a alta velocidad.
El nombre viene del inglés porpoise, que significa marsopa. ¿Por qué? Porque el movimiento del coche recuerda al de este animal cuando nada en la superficie del agua: sube, baja, sube, baja…
Este efecto no es nuevo. Se vio en los años 80, cuando el efecto suelo estaba en pleno apogeo. Pero con el nuevo reglamento de 2022, que busca aprovechar al máximo la aerodinámica inferior del coche, volvió con ganas.
Todo se debe a un juego delicado entre aerodinámica, suspensión y altura del coche. A grandes rasgos:
Y así, en bucle. Resultado: un rebote incesante a lo largo de la recta o una curva de alta velocidad, como si el piloto estuviera montado en una montaña rusa que no pidió.
Más allá de que sea incómodo (que lo es: pregúntale a Lewis Hamilton después de Bakú 2022), el porpoising tiene implicaciones serias:
El dilema está servido: cuanto más bajo va el coche, más rápido es… pero más riesgo de porpoising hay. Por eso, los equipos juegan con varios factores.
Por un lado, la altura del coche: subirlo ligeramente reduce el efecto, pero penaliza el rendimiento. Otra opción pasa por intentar absorber mejor los rebotes mediante una reconfiguración de la puesta a punto de la suspensión.
Además, los equipos que sufren el porpoisingrediseñan la parte inferior del coche para controlar mejor el flujo de aire y evitar este efecto con la mínima pérdida de rendimiento posible.
En 2022 y 2023, la FIA también intervino introduciendo medidas como el AOM (límite de oscilación aerodinámica) y cambios en el reglamento de altura mínima del difusor para 2023. Aunque los equipos han aprendido a controlarlo mejor, el porpoising sigue siendo una variable a tener en cuenta.
Es un claro ejemplo de cómo en la Fórmula 1 cada avance técnico trae nuevos desafíos… y de cómo incluso un coche de más de 15 millones de euros puede acabar botando como una pelota de playa si no se cuida el detalle.
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